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El secreto de sus ojos



El secreto de sus ojos es una película argentina de drama y suspenso de 2009 dirigida por Juan José Campanella, basada en la novela La pregunta de sus ojos de Eduardo Sacheri, quien coescribió el guion junto a Campanella. Es protagonizada por Ricardo Darín y Soledad Villamil. Coprotagonizada por Pablo Rago, Javier Godino, Mario Alarcón y Mariano Argento. También, contó con las actuaciones especiales de Guillermo Francella y José Luis Gioia.

La película, una coproducción realizada con capital local y de España, logró ser la película argentina de mayor éxito de 2009 y una de las más taquilleras de la historia del cine argentino, con más de dos millones y medio de espectadores. En 2010 se convirtió en la segunda película argentina en ganar el Óscar a la mejor película extranjera, después de La historia oficial (1985).[2][3]

En 1999, Benjamín Espósito (Ricardo Darín), un agente judicial retirado, decide escribir una novela acerca de un asesinato ocurrido en 1974, en cuya investigación se había involucrado. A continuación ocurre un flashback: en junio de 1974, Benjamín Espósito empieza a investigar el crimen de una joven, Liliana Colotto de Morales (Carla Quevedo), brutalmente violada y asesinada dentro de su casa en un barrio de la ciudad de Buenos Aires. Su esposo, ahora viudo, Ricardo Morales (Pablo Rago), queda devastado por la tragedia; Espósito le promete encontrar al asesino y llevarlo ante la justicia. Este es ayudado por su asistente, Pablo Sandoval (Guillermo Francella) y la nueva jefa del departamento Irene Menéndez-Hastings (Soledad Villamil), una joven de origen acomodado. El rival de Espósito en el tribunal, Romano, acusa a dos trabajadores inmigrantes para deshacerse del asunto; Espósito tras descubrir que ambos habían sido torturados para que se declararan culpables se enzarza en una pelea con su colega en los pasillos del propio juzgado.

Pronto, Espósito encuentra una pista al mirar unas viejas fotos de la joven asesinada, que le fueron dadas por Morales: en muchas de las fotos encuentra a un hombre, identificado como Isidoro Gómez (Javier Godino), que miraba a la víctima de forma sospechosa. Espósito investiga a Gómez, y determina que vive y trabaja en la ciudad de Buenos Aires, pero no logra localizarlo. Espósito y Sandoval entran ilegalmente en la casa de la madre de Gómez en Chivilcoy, ciudad donde no solo nació él, sino también la víctima, Liliana Colotto. Durante el allanamiento encuentran unas cartas que el sospechoso le escribió a su madre. Sandoval las roba, y Espósito se entera cuando van de regreso. De vuelta a la Capital Federal, la "visita" solo les causa problemas con sus superiores, y no logran conseguir ninguna evidencia en las cartas. Además, Gómez sigue en libertad debido a una descuidada llamada telefónica a su madre por parte de Morales, quien desesperadamente quería encontrar al asesino de su esposa. Tras estos sucesos, la investigación del homicidio de la joven es cerrada.

Tiempo después, en 1975, Espósito se encuentra a Morales en una estación de trenes en Retiro y descubre que durante todo un año Morales había estado yendo a distintas estaciones de tren en Capital Federal para tratar de encontrar a Gómez cuando este vuelve del trabajo. Conmovido por la determinación de Morales y el amor de este por su difunta mujer, Espósito logra convencer a Irene de que reabra la investigación. Mientras, emborrachándose en un bar, Sandoval hace un descubrimiento: un conocido suyo del bar identifica varios nombres mencionados en las cartas –sin conexión aparente– como jugadores de fútbol pertenecientes a Racing Club de Avellaneda. Después de identificarlo como fanático de Racing, Espósito y Sandoval van a un partido entre ese equipo y Huracán, con la esperanza de encontrar a Gómez.

Mientras vigilan a los asistentes de un partido que se juega en el estadio de Huracán, Espósito y Sandoval localizan a Gómez entre la multitud, pero un gol repentino causa el barullo suficiente para que huya. Una persecución comienza en la que Gómez casi escapa, pero es finalmente atrapado gracias a la asistencia de la policía cuando en la persecución ingresa accidentalmente a la cancha, chocando contra un jugador de Racing. Espósito e Irene entonces lo someten a un interrogatorio falso e ilegal en la oficina, en la que Irene logra que Gómez confiese el crimen tras herir su orgullo masculino. Gómez es juzgado y condenado, pero apenas un mes después Romano, el rival de Espósito, logra que liberen al asesino y lo contrata como sicario de la facción de derecha de su partido político para vengarse de Espósito. Espósito e Irene tratan de revertir esto, pero la intervención de Romano no se lo permite. A Espósito le toca la dura tarea de informar a Morales que el asesino de su mujer seguirá libre, dato que deja al hombre destruido.

Semanas después, Sandoval se emborracha y se pelea con otro hombre en el bar que frecuenta y Espósito lo lleva hasta su propio apartamento, mientras va a buscar a la esposa de Sandoval. Cuando Espósito vuelve al apartamento con ella, encuentra la puerta forzada, sus fotos dadas vuelta y a Sandoval tiroteado y muerto en su cuarto. Espósito después concluye que Romano mandó asesinos a sueldo para tratar de matarlo y que, al encontrar a Sandoval, este dio la vuelta a las fotos y fingió ser Espósito para salvar a su amigo. Temiendo por su vida, Espósito es forzado a exiliarse a Jujuy con los primos de Irene para evitar a los asesinos de Romano. Espósito se va de la ciudad y reside en Jujuy durante diez años, hasta volver a Buenos Aires en 1985 para encontrar a Gómez desaparecido, a Romano asesinado durante la dictadura de 1976 y a Irene casada y con dos hijos.

Regresando a 1999 (año en el que está contada la historia) y tratando de encontrarle sentido al caso, Espósito va a visitar a Morales, que se mudó en 1975 a una casa aislada en las afueras de la Provincia de Buenos Aires. Durante la visita, ambos discuten varios de los eventos que ocurrieron durante y después del caso, pero Morales se descontrola después de que Espósito le preguntara cómo hizo para sobrellevar la muerte de su mujer, y más aún la injusticia con la que finalizó su causa. Morales le cuenta a Espósito que él ya se había encargado de secuestrar a Gómez y de tirotearlo en el maletero de su coche. Siendo así, Espósito se retira. Pero tras una profunda reflexión guiada por recuerdos, detiene el coche y se dirige campo a través, de regreso a la casa de Morales, al recordar lo que Sandoval le había dicho: "Nadie puede cambiar de pasión". Espósito comprendía el afán que tenía Morales por que Gómez sufriera una estancia eterna en prisión, y no se salvara instantáneamente con la muerte. Así llegó a la conclusión de que era imposible que el damnificado le "hubiera dado el gusto" a su agresor.

Tras esperar hasta el anochecer, encuentra a Morales entrando en un pequeño granero con un plato de pequeños trozos de pan. Espósito avanza y mira por detrás de la puerta: Morales lleva ese plato a una celda de cuya oscuridad sale un hombre decrépito, quien resulta ser –viejo y maltrecho– el asesino Gómez, a quien Morales ha mantenido preso y alimentado durante 25 años, durante los cuales ni una sola vez le dijo una sola palabra. Gómez, dentro de su celda, se sorprende al ver a Espósito, dejando caer su bandeja y luego se aproxima a él, rogándole que le pida a Morales "que aunque sea le hable". Morales, con seriedad, se limita a decirle a Espósito: "Usted dijo perpetua", en referencia a la promesa de encarcelarlo que el último le había hecho.

De vuelta a Capital Federal, Espósito visita por primera vez la tumba de Sandoval. Después se dirige al despacho de Irene, dispuesto a confesarle su amor, cosa que ella siempre había esperado de él. Sonrientes y expectantes, se quedan juntos en la oficina y cierran la puerta.

La película fue aclamada por parte de los críticos y la audiencia. Está en el puesto número uno entre las mejores películas de 2009 en el sitio web Cines Argentinos, con una calificación de 8.8/10.[17]

En Argentina, la película se estrenó el jueves 13 de agosto de 2009 y en menos de un mes superó el millón de espectadores.[18]

Para noviembre de 2009 pasó los 2 320 000 espectadores, convirtiéndose en la película argentina más taquillera de los últimos 34 años, y una de las más taquilleras de la historia del cine argentino, con 2 412 592 espectadores totales,[19]​ superada luego por Relatos salvajes, de Damián Szifron.[20]

AVH lanzó el DVD al mercado doméstico teniendo también un éxito en ventas a la fecha del 28 de abril de 2010, con más de 124 000 DVDs vendidos.[21]​ El DVD incluye audio español 5.1, subtítulos en español y en inglés, tráiler del cine, ficha técnica, ficha artística, sinopsis, detrás de escena de la película (un especial de 25 minutos) y audiocomentario con el director Juan José Campanella.

También es una de las pocas películas argentinas en haberse estrenado en Blu-ray en Argentina.[cita requerida] Editada por Cameo (España) y distribuida por AVH, el Blu-ray incluye audio español 5.1, subtítulos en español e inglés, tráiler del cine, detrás de escena, imágenes del rodaje, entrevistas al equipo, elenco de actores, pase de prensa en el Festival de San Sebastián, banda sonora original y pósteres alternativos.




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