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Elecciones presidenciales de Argentina de 2015



Las elecciones presidenciales de Argentina de 2015 se llevaron a cabo en primera instancia el 25 de octubre de 2015 mediante una primera vuelta[3]​ y el 22 de noviembre en una segunda vuelta.

En la Argentina, las elecciones presidenciales y legislativas a nivel nacional, son por voto directo de carácter universal, secreto y obligatorio, tanto las primarias como las generales. En el caso de las elecciones presidenciales, se considera a todo el territorio nacional como un único distrito, mientras que las legislativas son 24 distritos (las 23 provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires).

Los candidatos fueron elegidos en las elecciones primarias abiertas, obligatorias y simultáneas que se realizaron el 9 de agosto de 2015, provenientes de las alianzas electorales y partidos políticos que alcanzaron en las mismas un piso de 1,5 % de los votos válidos.

Debido a los resultados del proceso del 25 de octubre se programó una segunda vuelta o balotaje el 22 de noviembre ya que ninguna fórmula obtuvo en las elecciones generales más del 45 % de los votos positivos, o más del 40 % de los votos positivos con una diferencia de al menos 10 puntos porcentuales con respecto a la segunda fórmula, en cantidad de votos positivos.[4]​ Por ello los dos candidatos presidenciales más votados, Daniel Scioli del Frente para la Victoria (37,08 %) y Mauricio Macri de Cambiemos (34,15 %) se enfrentaron en una nueva elección.

En el balotaje resultó elegida la fórmula integrada por Mauricio Macri como presidente y Gabriela Michetti como vicepresidenta.[5]

De acuerdo a lo establecido en la Constitución nacional y las leyes electorales, simultáneamente con las elecciones presidenciales se realizaron elecciones para el Congreso Nacional (130 diputados, 24 senadores) y elecciones de parlamentarios al Parlasur (43 parlamentarios).

Fue la primera vez que los argentinos nativos y por opción, menores de edad con 16 años cumplidos, pudieron emitir sufragio para presidente, un derecho adquirido a partir de las elecciones legislativas de 2013 de manera voluntaria,[6]​ con una participación del 80 %.[7]​ Fue la tercera ocasión en la que ninguno de los candidatos obtuvo la mayoría de votos requerida para ser elegido en primera vuelta, pero fue la primera vez que la segunda vuelta se realizó efectivamente. La primera vez fue en marzo de 1973 y la segunda en 2003. En ambas uno de los candidatos se retiró antes de la segunda vuelta. En este caso, al igual que sucedió en 2003, resultó elegido el candidato que quedó segundo en primera vuelta.[8][9]

Las reglas electorales fundamentales que rigieron la elección presidencial fueron establecidas en el texto constitucional definido a partir de la Reforma constitucional de 1994. Fueron las mismas reglas que en las elecciones de 1995, 1999, 2003, 2007 y 2011.

Las principales reglas electorales para la elección presidencial fueron:

Para esta elección se volvió a aplicar la Ley N.º 26.571, que había introducido en 2011 las internas primarias abiertas, que fueron denominadas PASO (Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias), para elegir los candidatos de cada alianza. Como en cada elección, los locales de votación están abiertos al público entre las 8:00 y las 18:00.

Estos candidatos recibieron al menos el 1,5% de los votos válidos en las elecciones primarias y pasaron a las elecciones generales. Como fueron las dos fuerzas más votadas en las elecciones generales pasaron a la segunda vuelta.

Estos candidatos recibieron al menos el 1,5% de los votos válidos en las elecciones primarias y pasaron a las elecciones generales, pero no fueron las dos fuerzas más votadas para pasar a la segunda vuelta.

Estos candidatos recibieron al menos el 1,5% de los votos válidos en las elecciones primarias, pero perdido internamente.

Estos candidatos no recibieron al menos el 1,5% de los votos válidos en las elecciones primarias para pasar a las elecciones generales.

Las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) se realizaron el 9 de agosto. Con este sistema, todos los partidos realizan elecciones primarias en las mismas elecciones generales. Todas los partidos deben participar, tanto los partidos con facciones internas como los partidos con una sola lista de candidatos. Los ciudadanos pueden votar por cualquier candidato de cualquier partido, pero solo pueden emitir un voto. El candidato más votado de los partidos que obtengan el 1,50% o más de los votos válidos podrá presentarse en las elecciones generales.

Daniel Scioli fue el único candidato del oficialismo, al igual que Margarita Stolbizer y Adolfo Rodríguez Saá en sus coaliciones. Mauricio Macri y Sergio Massa derrotaron con facilidad a sus contrincantes por la candidatura presidencial de sus respectivas alianzas, mientras que Nicolás del Caño obtuvo un resultado muy ajustado contra Jorge Altamira y se convirtió en el nuevo candidato del Frente de Izquierda.

Las encuestas iniciales afirmaban que Daniel Scioli (FpV) triunfaría por amplio margen, e incluso que podría evitar un balotaje.[11]​ Sin embargo, el resultado de las elecciones presidenciales deparó una primera minoría sumamente estrecha para el candidato oficialista con solo el 37,08 %, superando por poco a Mauricio Macri (Cambiemos) que obtuvo 34,15 % y en tercer lugar Sergio Massa (UNA) con 21,39 %. Luego se ubicaron Nicolás del Caño (3,23 %), Margarita Stolbizer (2,51 %) y Adolfo Rodríguez Saá (1,64 %). El porcentaje de votantes alcanzó el 81,07 % de los electores habilitados.[12]​ Mientras que la elección fue relativamente polarizada entre Macri y Scioli (ambos obtuvieron, juntos, un 71,23 % de los votos válidos) el resultado de Massa, del 21,39 %, marcó el porcentaje más abultado obtenido por el tercer candidato más votado en la historia electoral argentina, y la primera ocasión en la que el tercer lugar superó el 20% de los votos.

Respecto de la Cámara de Senadores —según el escrutinio definitivo—, sobre 24 bancas en juego (un tercio del total), el Frente para la Victoria obtuvo 13 (ganó 4), Cambiemos obtuvo 8 y UNA obtuvo 3. El Frente Progresista perdió los dos senadores que tenía (uno socialista y otro radical) y los dos que tenía en Córdoba.

En un incidente destacable de la jornada electoral, el Canal 5 Noticias (C5N), anunció un supuesto triunfo del Frente para la Victoria "por amplia diferencia" en las elecciones presidenciales y de Aníbal Fernández, candidato oficialista en las elecciones gubernativas de la provincia de Buenos Aires, anticipándose a la boca de urna. Finalmente, mientras que Scioli no pudo evitar la segunda vuelta, la ganadora de las elecciones en Buenos Aires fue la candidata opositora María Eugenia Vidal.[13][14][15]

Las estimaciones previas con respecto a la elección para la Cámara de Diputados —según el escrutinio provisorio—, indicaban que el Frente para la Victoria obtuvo 60 diputados (perdió 17), Cambiemos obtuvo 50 (ganó 32), UNA obtuvo entre 16 y 17 bancas, el Frente Progresista (GEN, PS, Libres del Sur) obtuvo 2 (perdió 7), Compromiso Federal obtuvo 2 (perdió una) y el FIT obtuvo 1 (sin perder ninguna). Con estos resultados el Frente para la Victoria se mantenía como el bloque más grande, con 100 diputados, pero perdiendo el cuórum propio (129 diputados). El segundo bloque en importancia fue Cambiemos, con 90 diputados sumando los tres partidos que integraban la coalición: el PRO, la UCR y la Coalición Cívica.[16]

El diario La Nación señaló las gruesas fallas de las encuestas publicadas.[11]

Daniel Scioli triunfó en diecisiete de los veinticuatro distritos, incluyendo la provincia de Buenos Aires, la más poblada del país. Mauricio Macri triunfó en cuatro provincias y en Capital Federal. Sergio Massa triunfó en Jujuy, y Adolfo Rodríguez Saá en San Luis, aunque por primera vez Compromiso Federal no obtuvo mayoría absoluta en dicha provincia (alcanzó el cuarto lugar en las provincias de La Rioja y San Juan). Ninguno de los demás candidatos logró imponerse en algún distrito.

En los días inmediatamente posteriores a las elecciones, los periódicos publicaron diversos análisis del resultado de las mismas.

En el diario Página/12 de Buenos Aires, Sebastián Abrevaya destacó la existencia de «dos países» aludiendo a la paridad entre los dos principales candidatos que deben dirimir el balotaje, que el FpV amplió su número en la Cámara de Senadores,[19]​ y que perdió el cuórum en la Cámara de Diputados.[16]​ Washington Uranga y Eduardo Aliverti, del mismo diario, indicaron fallas o carencias de Scioli, considerando que no pudo captar los votos de sectores que no pertenecen al Frente para la Victoria porque no le creían capaz de mantener la mayoría de los logros ciudadanos conquistados en las gestiones precedentes[20]​ o que no lo votaron, sobre todo los bonaerenses, porque su gestión durante ocho años en la gobernación tuvo enormes deficiencias en, casi, cuanto ámbito quiera observarse.[21]Mempo Giardinelli, también de Página/12, después de aclarar que adhirió "con lealtad y absoluto desinterés" al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, afirmó que:

Luis Bruschtein, del mismo periódico, dijo que una explicación parcial reside en «el trabajo corrosivo de la corporación mediática[23]​ o que una parte importante de quienes no lo votaron provino de sectores populares que ganaron en calidad de vida estos años, de minorías sexuales o de género que fueron beneficiados por el gobierno actual, capas medias que fueron rescatadas de la extinción por este gobierno y gran cantidad de comerciantes y empresarios que prosperaron en forma considerable en estos doce años[23]​ que, en cambio, prefirieron hacerlo por lo que denomina “una fuerza política de porteños de clase alta (que) se impuso al peronismo de trabajadores y capas medias bajas».[23]​ y que una porción importante del electorado no votó a Scioli porque fue seducida por las consignas huecas de la antipolítica y la «gente común», o las cruzadas de honestidad.[23]

En el diario Ámbito Financiero de Buenos Aires, Pablo Ibáñez señaló que existió un factor interno en el FpV, que alejó votos de Scioli en su zigzagueo entre el peronismo que le pidió deskirchnerizarse, y el kirchnerismo que le reprochó no ser más explícitamente kirchnerista, poniendo el primer sector el acento en la imagen negativa de Aníbal Fernández, el preferido por Cristina Fernández como candidato a gobernador y lo que denominó "la feroz disputa interna entre La Cámpora y el PJ clásico", mientras que el segundo le imputó haber perdido votantes incluso dentro del kirchnerismo por su conducta errática.[24][25]​ Pablo Roesler, también de Ámbito Financiero, afirmó que «inflación, seguridad, narcos» son meros fantasmas que en la batalla discursiva superaron a todo lo conseguido en los últimos años con el resultado de que Scioli perdió incluso en lo que se consideraban bastiones peronistas de la Provincia.[26][27]

Entre las opiniones de los candidatos que participaron de la contienda, Aníbal Fernández, candidato por el FpV a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, afirmó que dentro del partido hubo gente que hizo hasta lo imposible para que le fuera mal y remarca que hubo traición de otros dirigentes.[28]

La dirigente de derechos humanos Estela de Carlotto consideró que "la gente se deja llevar por cantos de sirenas donde les prometen cosas que ya se están haciendo".[29]

Como consecuencia de que ningún candidato superó el 40% de los votos, se derivó a una segunda vuelta electoral realizada el 22 de noviembre, también conocida como balotaje, para definir al futuro presidente. Esta segunda vuelta se utilizó por primera vez en la historia en elecciones presidenciales del país, ya que se había llegado a esta instancia en las elecciones de 1973 y 2003, aunque no se efectuaron por la renuncia de los candidatos Ricardo Balbín y Carlos Menem respectivamente.

La campaña de la segunda vuelta estuvo fuertemente polarizada, donde Daniel Scioli apostaba por continuar las políticas kirchneristas conectando con el gobierno anterior de Cristina Fernández de Kirchner, mientras que la campaña de Mauricio Macri tenía como objetivo un cambio de estrategias y de políticas.[30]​ Macri criticó abiertamente la campaña efectuada por el Frente para la Victoria, describiéndola como una "estrategia oscura".[31]​ En este período, varios políticos kirchneristas e instituciones estatales dirigidas por el FpV (partido asociado con Cristina F. de Kirchner) publicaron mensajes advirtiendo sobre que cosas terribles podrían ocurrir si Macri era elegido presidente.[32]​ Scioli defendió dichas opiniones, argumentando que se trataba de fomentar la "conciencia política".[33]

El tercer candidato más votado, Massa, que al haber recibido más del 21% de los votos hacía de su apoyo algo trascendental para el resultado de la segunda vuelta, no mostró una actitud explícitamente favorable por ningún candidato inicialmente, aunque comenzó a demostrar señales de acercamiento a Macri, y durante la campaña de la segunda vuelta dio varias muestras de apoyo implícito.[34]​ El 28 de octubre, dijo que el resultado de la primera vuelta dejaba claro que el pueblo "ya no quiere continuidad". Sosteniendo que el presidente que gobernara el país debía ser el líder de su fuerza política, Massa calificó a Scioli como un "empleado de Cristina".[34]​ Finalmente, el 19 de noviembre, Massa declaró que la gran mayoría de su electorado probablemente votaría por Macri.[35]

En cuanto a los demás candidatos, Stolbizer declaró que no votaría por Scioli porque representaba la continuidad, pero que tampoco apoyaría a Macri, y llamó a sus partidarios a elegir con libertad.[34]​ Del Caño, que previamente durante la campaña de la primera vuelta había declarado que llamarían al voto en blanco en caso de que se realizara un balotaje, llamó a sus partidarios a pronunciarse de ese modo el 26 de octubre, describiendo a Scioli y a Macri como "los dos candidatos del ajuste".[36]​ Rodríguez Saá también dio muestras implícitas de apoyo a Macri, del mismo modo que Massa y tal y como había hecho en las elecciones de 2003 con Néstor Kirchner.[37]​ Ya durante la campaña de la primera vuelta afirmó que "el país puede ser gobernado por un partido que no sea peronista".[38]

Finalmente, el balotaje se realizó el 22 de noviembre. Scioli aceptó su derrota al escrutarse el 70% de las mesas de votación. Para ese momento, los resultados provisionales daban a Macri una ventaja de seis puntos por encima de Scioli, con un 53% de los votos.[39]​ A pesar del llamado del Frente de Izquierda al voto en blanco, el voto válido no varió y de hecho se incrementó ligeramente con respecto a la primera vuelta, evidenciando que muchos de los votantes del FIT eventualmente optaron por emitir un voto táctico. La distancia entre ambos candidatos se redujo lentamente en las horas siguientes, con Macri obteniendo un 51.34% de los votos frente al 48.66% de Scioli, un margen un poco más estrecho al pronosticado por las encuestas.[40]​ Sin embargo, su victoria puso fin a doce años de gobierno kirchnerista.[41]

Macri logró imponerse en ocho provincias y Capital Federal, contra quince en las que logró triunfar Scioli. Aunque Cambiemos ganó las elecciones provinciales de Buenos Aires, arrebatando al justicialismo la gobernación de la provincia más poblada después de casi tres décadas, Scioli repitió su victoria de la primera vuelta en dicha provincia, aunque por un margen sumamente estrecho, lo que convierte a Macri en el primer presidente desde la restauración de la democracia que gana las elecciones presidenciales sin triunfar en la provincia de Buenos Aires, y el segundo en total desde la instauración del sufragio secreto en el país. El único antecedente fue el de Hipólito Yrigoyen, en 1916.[43]

La aplastante victoria de Macri en la provincia de Córdoba, del 71,52% de los votos, se consideró un factor clave en su triunfo sobre Scioli.[44][45]​ Se trató de la primera instancia en la que un candidato ajeno al Partido Justicialista (desde su irrupción en 1946) obtuvo más de dos tercios de los votos en cualquiera de los veinticuatro distritos electorales. El incremento con respecto a la primera vuelta fue sorpresivo debido a la reciente fundación del PRO en Córdoba y a la derrota de la Unión Cívica Radical en los comicios gubernativos. La disputa entre el peronismo gobernante de la provincia (encabezado por José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti, opositores al kirchnerismo) y el gobierno Frente para la Victoria, se consideró un factor importante en el resultado de la provincia.[46]​ Algunos analistas opinaron que el denunciado «destrato» por parte del gobierno nacional condujo al electorado cordobés a votar masivamente a Macri a modo de protesta.[46][44]

En 2017 se reveló que la constructora brasileña Odebrecht,a través de una de las empresas de su holding (Braskem SA),aportó $ 500.000 a la campaña de Mauricio Macri.[68]​En Argentina, están implicados por el caso Odebtrech desde el titular de la AFI y mejor amigo de Macri, Gustavo Arribas, hasta el primo del primer mandatario, Ángelo Calcaterr, por el soterramiento al tren Sarmiento que tuvo a esa compañía a cargo.En 2018 Brasil confirmó que Gustavo Arribas cobró 850 mil dólares en coimas en el marco del Lava Jato[69][70]​En 2017 una investigación dejó al descubierto un desvió casi 5 millones de pesos en licitaciones simuladas a la firma Reale-Dalla Torre, una consultora privada de asesoramiento y comunicación política muy ligada a Mauricio Macri, cuyos socios aportaron a la campaña de Cambiemos en 2015.[71]



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