Enrique de Trastámara cumple los años el 13 de enero.
Enrique de Trastámara nació el día 13 de enero de 1334.
La edad actual es 690 años. Enrique de Trastámara cumplió 690 años el 13 de enero de este año.
Enrique de Trastámara es del signo de Capricornio.
Enrique de Trastámara nació en Sevilla.
Enrique II de Castilla, también conocido como Enrique de Trastámara, llamado «el Fratricida» o «el de las Mercedes» (Sevilla, 13 de enero de 1334-Santo Domingo de la Calzada, 29 de mayo de 1379), fue rey de Castilla, el primero de la Casa de Trastámara.
Fue el cuarto de los diez hijos extramatrimoniales de Alfonso XI y de Leonor de Guzmán. Producto de un embarazo gemelar, fue el primero de los hijos de la pareja en llegar a la vida adulta al igual que su hermano, al que sobrevivió. Enrique y su hermano mellizo o gemelo Fadrique Alfonso de Castilla, nacieron en el Alcázar de Sevilla, aunque algunos autores sitúan su nacimiento en el castillo de Cabra, propiedad de su madre Leonor de Guzmán. Prohijado en su nacimiento por Rodrigo Álvarez de las Asturias heredó al año siguiente, a la muerte de este, su señorío del condado de Noreña. Su padre le concedió más tarde el condado de Trastámara y los señoríos sobre Lemos y Sarria, en Galicia, y las villas de Cabrera y Ribera, con lo que le constituyó un grandísimo e importante patrimonio en el noroeste de la Península. Es la cabeza de la nueva dinastía que surge de la rama principal de la de Borgoña-Ivrea, la dinastía Trastámara.
Mientras vivió Alfonso XI, su amante Leonor consiguió títulos y privilegios en número exagerado para sus hijos tenidos con el rey. Ello fue la causa del descontento de numerosos nobles, y sobre todo de la reina legítima, María de Portugal, y del infante heredero, Pedro, más conocido como Pedro I el Cruel o el Justiciero. Estos tuvieron ocasión para la revancha cuando Alfonso XI murió inesperadamente de peste en el asedio de Gibraltar, en marzo de 1350. Ni siquiera habían enterrado al rey y ya muchos seguidores de Leonor y de sus hijos les dieron de lado, y Enrique y sus hermanos huyeron y se desperdigaron, temerosos de las medidas que pudiera tomar su hermanastro, el nuevo rey.
Aunque Leonor y sus hijos llegaron a un acuerdo con Pedro I para integrarse pacíficamente en su corte, la situación siguió siendo inestable. Enrique y sus hermanos Fadrique, Tello y Sancho protagonizaron numerosas rebeliones desde el inicio del reinado. Además, para afianzar su posición y conseguir aliados, Enrique contrajo matrimonio con Juana Manuel de Villena, hija de Don Juan Manuel, adelantado mayor de Murcia y Señor de Villena, el noble más poderoso del reinado anterior. En 1351 el monarca (o su consejero Juan Alfonso de Alburquerque, hombre de confianza de María de Portugal), convencido de que la amante de su padre era la instigadora de las sublevaciones, ordenó que Leonor fuera encarcelada y finalmente ejecutada en Talavera de la Reina.
Después de esto Enrique huyó a Portugal. Perdonado por Pedro I y vuelto a Castilla, se sublevó en Asturias (1352). Se reconcilió con su hermano solo para rebelarse contra él en una guerra larga e intermitente que terminó con la huida del conde de Trastámara a Francia, donde entró al servicio de Juan II de Francia. Poco después Enrique y sus hombres pasaron a militar en las filas de Pedro IV de Aragón, en la guerra que este mantuvo contra Castilla (1358). Durante este conflicto fue vencido y apresado en Nájera (1360), pero fue liberado (con la ayuda de Juan Ramírez de Arellano, entre otros) y se exilió en Francia.
Atacado Aragón de nuevo, Enrique acudió en su ayuda, pero a cambio de que se le apoyara para destronar a su hermano Pedro. El ataque combinado de Enrique y de sus aliados castellanos, aragoneses y franceses (las compañías de mercenarios de Bertrand Du Guesclin) consiguió expulsar a Pedro, que se refugió en Guyena. Enrique fue proclamado rey en Calahorra (1366), pero a cambio tuvo que conceder a sus aliados títulos y riquezas sin medida, como pago por la ayuda recibida. Ello le valió el sobrenombre de el de las Mercedes.
Mientras tanto, Pedro I organizó una invasión de Castilla desde los dominios ingleses al norte de los Pirineos. Eduardo, príncipe de Gales (conocido como el Príncipe Negro), puso a su disposición un gran ejército de caballeros y de arqueros. Pedro I derrotó a Enrique en la batalla de Nájera, librada el 3 de abril de 1367. Enrique retornó a Francia, protegido por Carlos V. Desde el castillo de Peyrepertuse reorganizó sus ejércitos y, ayudado por los sublevados de numerosas ciudades castellanas y por los franceses de Bertrand Du Guesclin, venció a Pedro en la batalla de Montiel el 14 de marzo de 1369. Pedro I, ya prisionero, fue asesinado a manos de Enrique, que subió definitivamente al trono de Castilla con el nombre de Enrique II.
Antes de verse consolidado en su trono y poder transmitírselo a su hijo Juan, Enrique tuvo que derrotar a Fernando I de Portugal, a quien venció en dos de las llamadas Guerras Fernandinas, y después a Juan de Gante, I duque de Lancaster, casado con la infanta Constanza de Castilla, hija de Pedro I. En su conflicto con los ingleses de Eduardo III de Inglaterra, Enrique II fue aliado de Carlos V de Francia, a cuya disposición puso la flota castellana, pieza fundamental en el asedio de la Rochelle, en cuya primera fase el almirante Ambrosio Bocanegra derrotó completamente a la escuadra inglesa. Además, el futuro almirante de Castilla Fernando Sánchez de Tovar saqueó toda la costa del sur de Inglaterra.
Enrique II recompensó a sus aliados, enajenando grandes extensiones de territorio de realengo, pero supo también defender los intereses del reino de León y Castilla. Así, negó al rey de Aragón todas las cesiones territoriales que le había prometido en los tiempos difíciles. Para pagar a las Compañías Blancas y a los otros mercenarios que le habían ayudado adulteró la moneda, hecho que hizo perder en el resto de reinos la confianza en el dinero castellano.
En política interior, inició la reconstrucción del reino, protegió a los judíos tras haberlos perseguido en la guerra civil, aceleró la transformación de la administración real y convocó numerosas Cortes. Asimismo, incorporó definitivamente al patrimonio real el señorío de Vizcaya tras la muerte de su hermano Tello de Castilla. En política exterior, fue favorable a Francia frente a Inglaterra.
Enrique II de Castilla falleció el 29 de mayo de 1379 en Santo Domingo de la Calzada. Fue sucedido en el trono castellano por su hijo, Juan I de Castilla.
Después de su defunción, el cadáver de Enrique II de Castilla fue trasladado a Burgos, después a Valladolid, y posteriormente a la ciudad de Toledo, donde sería sepultado en la Capilla de los Reyes Nuevos de la Catedral de Toledo, donde sus restos mortales reposan en la actualidad. El sepulcro del rey está colocado sobre la sillería del coro, en el lado de la Epístola, y es un sepulcro adosado de estilo plateresco. La caja del sepulcro está adornada con los escudos de Castilla y León, y en la parte baja del interior del lucillo de enterramiento están colocados tres paneles decorados con trofeos, y sobre los tres paneles dos niños que aparecen sujetando la cartela que contiene el epitafio del monarca:
Sobre el sepulcro está colocada la estatua yacente que representa a Enrique II, realizada en alabastro policromado. El monarca, vestido con los atributos reales, sujeta con su mano izquierda la espada y el talabarte adornado con leones y castillos. En la mano derecha el monarca empuña el cetro, cuyo extremo superior reposa en los tres almohadones que sostienen la cabeza del monarca. El rey calza chapines y sus pies reposan sobre un león acostado.
En la Catedral de Santo Domingo de la Calzada están sepultadas las entrañas del monarca.
Enrique II contrajo matrimonio el 27 de julio de 1350 con Juana Manuel de Villena, señora de Villena, Escalona y Peñafiel e hija del célebre magnate y escritor Don Juan Manuel y de Blanca Núñez de Lara, con quien tuvo tres hijos:
Tuvo varios hijos fuera de matrimonio, algunos de los cuales menciona en el testamento que otorgó el 29 de mayo de 1374:
Al final de su reinado ostentaba los títulos de rey de Castilla, Toledo, León, Galicia, Sevilla, Córdoba, Murcia, Jaén, el Algarve y señor de Molina.
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