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Fernán Sánchez de Castro



Fernán Sánchez de Castro (1240-Pomar, Aragón 1275). Hijo ilegítimo de Jaime I el Conquistador, su padre le concedió la Baronía de Castro en 1250, que ostentó junto con el señorío de Pomar.

Nació en 1240, fruto de una relación extramatrimonial de Jaime I con Aldonza de Antillón.[1]​ El rey creó para él la Baronía de Castro en el año 1250, título que ostentarán sus sucesores a partir de él. Sus abuelos paternos fueron Pedro II de Aragón y su esposa, la reina María de Montpellier. Fue hermanastro de Pedro III de Aragón, de Jaime II de Mallorca y de Violante de Aragón, esposa de Alfonso X de Castilla, entre otros.

Fernán Sánchez de Castro participó junto a su padre en la fallida Cruzada en Tierra Santa del año 1269, y fue uno de los pocos miembros de la expedición que consiguieron llegar a San Juan de Acre, junto con su hermanastro Pedro Fernández de Híjar, barón de Híjar, hijo ilegítimo como él de Jaime I el Conquistador. También consiguieron llegar con ellos a San Juan de Acre Galcerán de Pinós, junto con otros caballeros aragoneses y catalanes, después de sobrevivir a una tempestad que dispersó toda la flota.

En el año 1274, aún en vida de su padre, y mientras su hermano, el futuro Pedro III de Aragón, se encontraba en el Reino de Navarra para desposarse con Juana I de Navarra, algunos nobles catalanes, entre los que se encontraban Ramón Folc V de Cardona, Jofre III de Rocabertí y su hijo Dalmau VI de Rocabertí, Arnau Roger de Pallars Sobirá y Hugo V de Ampurias, reforzados por miembros de la alta nobleza aragonesa como Artal de Luna, Pedro Cornel, Ximeno de Urrea y Ferriz de Lizana, se aliaron con la intención de aumentar sus bienes y privilegios. Al frente de toda esta facción nobiliaria se hallaba Fernán Sánchez de Castro, cuya madre, Blanca de Antillón, se proponía enemistar al rey Jaime el Conquistador con su hijo y heredero, el infante Pedro.

Jaime I se comprometió con su hijo, el infante Pedro, a que los castillos de la madre de Fernán, Aldonza de Antillón, fueran devueltos a su propietaria. El infante Pedro entró en Aragón y atacó el castillo de Antillón, donde tenía su residencia Aldonza de Antillón, y al que Fernán Sánchez de Castro se dirigió rápidamente para intentar levantar el sitio, pero fue derrotado y hubo de huir al actualmente desaparecido castillo de Pomar, que el infante Pedro, su hermanastro, se propuso tomar al asalto. Viéndose perdido Fernán huyó disfrazado de pastor mientras sus hombres se enfrentaban a los de su hermanastro, pero fue capturado cuando intentaba atravesar el río Cinca. El futuro Pedro III ordenó la muerte de su hermanastro, disponiendo que fuera ahogado. Tal hecho sucedió en una noche de 1275.[1]

Se ignora dónde fue sepultado Fernán Sánchez de Castro, aunque se han barajado distintas hipótesis a lo largo del tiempo. A finales del siglo XIX, Teodoro Creus Corominas, en su obra sobre el Monasterio de Santes Creus titulada Santes Creus, descripción artística de este famoso monasterio, aseguraba que los restos de Fernán Sánchez de Castro se encontraban, antes de 1835, en una tumba de madera situada frente al panteón del rey Jaime II de Aragón, y que posteriormente, fueron destruidos en 1835, al mismo tiempo que eran profanados los sepulcros reales del Monasterio de Santes Creus. Lamentablemente, esta teoría no es verificable hoy en día.

La segunda hipótesis sobre el paradero final de los restos de Fernán Sánchez de Castro es que es suyo el famoso sepulcro gótico que se halla en el interior de la Ermita de San Salvador del municipio de Selgua, en la Provincia de Huesca. Dicho sepulcro ha sido atribuido también a Armengol III de Urgel, y a un miembro de la familia Eril, quienes fueron señores de Selgua.

El sepulcro atribuido a Fernán Sánchez es obra de mediados del siglo XIII, Y es el único elemento que se conserva en la actualidad de la primitiva ermita de San Salvador de Selgua, que fue destruida durante la Guerra de la Independencia. El sepulcro sufrió graves daños durante la Guerra Civil Española, y todas sus figuras fueron decapitadas y la mayor parte de sus relieves destruidos. El sepulcro se encuentra cobijado por un arcosolio, y descansa apoyado sobre columnitas. En el arcosolio aparecen arquivoltas de puntas de diamante, entrelazos y arquillos. Sobre el sepulcro rectangular se encuentra la estatua yacente, que representa a un caballero revestido con cota de malla y casco, al estilo de la época. El cuerpo del caballero se encuentra protegido por un pavés de tamaño considerable, que apenas permite observar la pequeña espada que empuña el yacente.

Hay diversas efigies en el tímpano del arcosolio y sobre este aún continúan los relieves; dos ángeles aparecen acompañando al cielo el alma del difunto, y otros dos forman contraste en los costados del monumento, que se haya rematado por una cornisa, donde entre adornos de carácter gótico destacan algunas metopas decoradas con gusto mudéjar. Este monumento sepulcral es uno de los más notables de Aragón y, ciertamente, la ermita que lo cobija se halla cerca del lugar donde Fernán Sánchez de Castro encontró la muerte, por orden de su hermanastro. Asimismo, es una pieza más que notable del patrimonio artístico de la comarca del Cinca Medio.

En 2004, se restauró por completo el sepulcro. Dicha acción de restauración fue llevada a cabo por el Centro de Estudios de Historia de Monzón (CEHIMO), y estuvieron respaldados por la aportación económica de Ibercaja y por el Ayuntamiento de Monzón.

No ha sido posible hallar ningún tipo de documentación que precise para quién fue construido el sepulcro ni en qué período, aunque pos sus características es posible datarlo en la segunda mitad del siglo XIII, lo cual se corresponde con la fecha de defución de Fernán Sánchez de Castro, que tuvo lugar en 1275.

Fernán Sánchez de Castro contrajo matrimonio con Aldonza Jiménez de Urrea,<ref name="XESTA"> y fruto de ese matrimonio nació:




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