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Fortaleza de La Cabaña



La Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, conocida coloquialmente como La Cabaña, es una fortaleza del siglo XVIII situada en la entrada de la Bahía de La Habana, que junto a la fortaleza de La Punta y el Castillo de la Real Fuerza de La Habana defendían la ciudad frente a cualquier ataque enemigo o pirata. Se sitúa en una colina a 200 msnm junto al Castillo del Morro.

La Cabaña es la más grande edificación militar construida por España en América, cubriendo un área de 700 m de largo por 240 de ancho. Tiene forma de polígono, el cual está compuesto por baluartes, revellines, fosos, camino cubierto, cuarteles y almacenes. Tiene un diseño representativo del avance en los sistemas defensivos producidos durante el siglo XVIII, acaecidos por el desarrollo de la artillería.

Los ingleses tomaron el casi inexpugnable Castillo del Morro, principalmente gracias a que lograron capturar la loma donde posteriormente se edificaría la Cabaña, sirviéndose de esa privilegiada posición para su artillería cuando invadieron La Habana. La restituyeron junto con la ciudad en 1763 a cambio de La Florida. Empezó a edificarse en el alto litoral Este del puerto de La Habana, bajo la orientación del brigadier Don Silvestre Abarca. Los trabajos finalizaron en 1774. Actualmente es un complejo cultural y museístico. A las 9 de la noche se dispara el cañón que antiguamente anunciaba el cierre de las murallas de la ciudad como un ritual simbólico en homenaje al pasado.

En ella se alojaban las mejores unidades del ejército español en Cuba. Durante las luchas independentistas del siglo XIX, no pocos héroes cubanos, entre ellos José Martí, fueron prisioneros de sus rejas y muchos fueron ejecutados en el Foso de los Laureles.

Al triunfo de la Revolución, el comandante Che Guevara ocupó militarmente La Cabaña el 3 de enero de 1959. Allí estableció su comandancia y supervisó personalmente, en los primeros días de la revolución, muchos de los fusilamientos de partidarios de Batista acusados de crímenes de guerra.[1][2]​ Más tarde, con la partida del Che Guevara de Cuba, se convertiría en un supuesto campo de concentración en La Cabaña, donde se encerrarían y torturarían a disidentes, católicos y homosexuales[3]​ como el cantautor cubano Pablo Milanés.[4]

Con La Habana tomada y la caída de Fulgencio Batista, una columna del ejército rebelde dirigida por Cienfuegos ocupa el Campamento de Columbia, la sede del Estado mayor, mientras el Che hace lo mismo con la columna Ciro Redondo, en la comandancia militar de San Carlos de la Cabaña. La toma de estas dos instalaciones marcó la cúspide del triunfo militar de la revolución, el entusiasmo popular era enorme, pues históricamente y bajo la dictadura innumerables presos fueron encarcelados, torturados y ejecutados aquí.

Batista había defendido con furia su poder, pero marcó particularmente al pueblo la crisis política de los últimos años, por las acciones de contrainsurgentes y militares que detuvieron campesinos, estudiantes y obreros, ejecutados como escarmiento; mientras creaban una especie de leyenda de sus paramilitares impunes, para sembrar terror y desmovilizar a la población.

La saña fue brutal contra miembros y simpatizantes del Movimiento 26 de julio (M26), violaciones, desapariciones forzadas, torturas, detenciones clandestinas, etc. Los últimos meses, por cada bomba que explotaba el ejército rebelde, militares asesinaron dos presos políticos, cuyos cuerpos eran arrojados a la calle, así aparecieron una noche 98 personas en La Habana.

Con el triunfo de la revolución, el repudio a las fuerzas armadas de Batista era enorme y prevalecía el sentimiento de hacer justicia popular. El Che quedó al mando de La Cabaña, donde ocurrieron los juicios contra criminales de la dictadura. Fueron procesos terribles porque las sentencias se emitían tras los testimonios de ejecución y tortura de sobrevivientes y testigos. De aquí derivaron fusilamientos a policías o militares y penas de cárcel.[5]

En 1986 se inició la reparación de la Fortaleza de La Cabaña, y el acceso público se le dio en 1991 como componente del Parque Histórico Militar Morro-Cabaña.

En 2014 fue inaugurado el Museo “Venezuela Libre” en homenaje al Comandante Hugo Chávez. El presidente de la República Nicolás Maduro fue el encargado de dejar inaugurado el espacio donde se muestra la vida, obra y legado del Líder de la Revolución Bolivariana.

Actualmente la fortaleza es un museo que en el que se exponen documentos y testimonios del Che.

Esta fortaleza está ligada desde sus inicios a diversas costumbres y tradiciones, como el Cañonazo de las Nueve. En la época colonial se disparaba un cañonazo a las 4:30 a.m. y a las 9:00 p.m. desde la nave capitana en el puerto, para informar la apertura y cierre de los portones de la muralla que circundaba a La Habana y la puesta y retirada de la cadena que cerraba la entrada del puerto, ubicada entre los castillos de La Punta y el Morro.

Esta ceremonia se realiza hoy en día por soldados vestidos con atuendos al estilo del siglo XVIII y constituye una de las más gustadas atracciones que ofrece este recinto a sus nocturnos visitantes.

En ella se celebra también cada año la Feria Internacional del Libro de La Habana.




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