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Gacería



Influencia castellana, francesa y gallega:
Indoeuropeo
  Itálico
    Romance
     Romance occidental
Influencia árabe:
Afroasiática
    Semítica
      Semítica occidental

El briquero o gacería es una variante lingüística con origen entre los siglos XII y XIII especialmente arraigada en el mundo profesional de los fabricantes de trillos y aperos de labranza, tratantes de ganado así como de otras actividades comerciales especialmente en la localidad segoviana de Cantalejo y municipios limítrofes y poco extendida en el resto de la provincia de Segovia, en Castilla y León, España.

El origen del briquero o gacería se enmarca entre los siglos XII y XIII, cuando se produce una de las últimas fases en la repoblación al sur del Duero. En este momento se trasladan a la zona habitantes de diferentes puntos del norte de la Península atraídos por las rebajas y ventajas fiscales impuestas por las comunidades de Villa y Tierra, principales dirigentes en la organización política y social de esta área. Aunque el origen de esta variedad lingüística está discutida, la mezcolanza de hablantes de gallego junto a los habitantes de la zona, hablantes de castellano antiguo, parece ser una de las bases del briquero o gacería.[1]

Otros autores destacan la importancia de la emigración a la zona de navarros vascoparlantes, cuya influencia es reseñable en esta variedad lingüística. Además, hay tesis que analizan la importancia del árabe, ya que muchos de los habitantes ya establecidos eran de origen mudéjar, como así revela el estudio antropológico de la zona. Estos podrían haber establecido una relación lingüística con los emigrantes de zonas de Soria y Burgos, donde la frontera árabe con la Taifa de Zaragoza y las luchas de poder entre las élites políticas castellanas, navarras y musulmanas marcaron el desarrollo de la evolución histórica de esa zona durante la Edad Media.[2]

El vocabulario aparte de una marcada carga galaico-portuguesa tiene influencias francesas, árabes y vascas. En la actualidad comprende unas 500 palabras, con una pronunciación que sigue las reglas fonéticas de la lengua castellana. No obstante, este limitado número de palabras tiene una semántica propia, de manera que la misma palabra puede adoptar diferentes significados atendiendo a la posición en la frase o las palabras que la precedan.[3]

Junto a ellas, existen términos formadas de un modo diferente derivado de una acción directa (creadas con una intención) o indirecta (por la propia evolución de esta variedad). Algunas palabras se han formado por un proceso de metátesis: la palabra castellana criba es brica en gacería (de donde procede briquero), cribo se convierte en brico, etc.

Otras se han formado por aféresis: de apanar se ha derivado panar; de otana, tana.

Algunos adjetivos comunes son:

En gacería, los nombres atrevido y atrevida se usan como pronombres para indicar alguna persona o cosa sobreentendida de la conversación. (En castellano, atrevido llega a significar 'impúdico' como adjetivo.)

La gesticulación también desempeña un gran papel, añadiendo significado a las palabras de la gacería: Los ojos hablan más que las palabras, ha escrito un escolar. Un simple gesto es bastante para cambiar el significado de una palabra.

El 14 de septiembre de 1990 Clemente Sanz Blanco del Grupo Parlamentario Popular del senado pidió al gobierno más protección y fomento en Cantalejo de la gacería.[4]

En 2018 El Adelantado de Segovia publicó un artículo de opinión pidiendo la oficialidad de la gacería "al menos a nivel provincial" para que entre en el programa educativo al igual que se hizo con el silbo gomero, declarado Patrimonio cultural inmaterial de la Unesco se protegido desde las instituciones públicas revirtiendo así su desaparición, la tesis es defendida por varias asociaciones y ayuntamientos de la provincia de Segovia.[5]



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