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Giuliano Dami



¿Qué día cumple años Giuliano Dami?

Giuliano Dami cumple los años el 14 de septiembre.


¿Qué día nació Giuliano Dami?

Giuliano Dami nació el día 14 de septiembre de 1683.


¿Cuántos años tiene Giuliano Dami?

La edad actual es 341 años. Giuliano Dami cumplió 341 años el 14 de septiembre de este año.


¿De qué signo es Giuliano Dami?

Giuliano Dami es del signo de Virgo.


Giuliano ;Dami (Mercatale in Val di Pesa, 14 de septiembre de 1683 – Mercatale in Val di Pesa, 5 de abril de 1750) fue cubiculario, ayudante de cámara y «favorito» del Gran Duque de Toscana, Juan Gastón de Médici.

Giuliano era hijo de Vincenzo Dami y de Catarina di Cristofano Ambrogi, ambos de clase baja. El hijo poseía una excepcional belleza física; inicialmente comenzó a trabajar al servicio del marqués Ferdinando Capponi, como palafrenero. Durante una visita de Capponi a la corte de los Médici, Dami impactó con su belleza al joven príncipe Juan Gastón, que inmediatamente le pidió a Capponi que le «diera» al sirviente. Dami se convirtió desde ese momento en su amante y compañero de aventuras, y lo siguió incluso tras el matrimonio del Médici con una princesa alemana, Ana María Francisca de Sajonia-Lauenburg (1697), primero a un pequeño pueblo en Bohemia, la capital del estado de la mujer del príncipe, y más tarde a Praga.

En 1708 Juan Gastón abandonó a su mujer y se volvió a Florencia, siempre acompañado de Giuliano —que para entonces era su eminencia gris— y en 1723 sucedió a su padre, Cosme III, como último descendiente de la casa de Médici.

Durante sus trece años de gobierno, a pesar de que fue capaz de tomar decisiones sabias y sensatas, Juan Gastón pasó casi todo su tiempo encerrado en sus estancias del Palacio Pitti, la mayoría en la cama, participando en festejos lujuriosos. El «regidor» de estas orgías era el fiel Giuliano, que se encargaba personalmente de organizarlas, reclutando muchachos y muchachas, generalmente de muy modestas condiciones sociales.[1]​ Estos últimos, puestos al servicio del Gran Duque, fueron llamados «ruspanti», porque eran pagados con monedas llamadas ruspi. Se calcula que en 1731 eran unos 370 y constituían un problema de orden público, porque su mal comportamiento estaba condicionado por la seguridad que les daba la protección del soberano y de su favorito.

Mientras organizaba las fiestas, Giuliano Dami buscaba el tiempo para dedicarse a su propio enriquecimiento personal, recibiendo sobornos a cambio de recomendaciones al Gran Duque o cobrando por la admisión a las orgías de la corte. También solía negociar con mercaderes y anticuarios, a los que vendía objetos de valor del Palacio Pitti, que estos a su vez volvían a revender al Gran Duque.

El poder de Giuliano Dami comenzó a desvanecerse cuando las condiciones de salud del Gran Duque empeoraron y éste comenzó a prepararse a morir como buen cristiano, acercándose a su hermana Ana Maria Luisa, implacable enemiga del antiguo palafrenero.

A la muerte del Gran Duque, el 9 de julio de 1737, Giuliano Dami, temiendo la venganza de Ana Maria Luisa y de los representantes de la nueva casa ducal de los Habsburgo-Lorena, abandonó Florencia y los nuevos amos perdieron su rastro cuando Dami volvió a su país natal, en el que pasó los últimos años de su vida, hasta su muerte.

A pesar de sus orígenes humildes, hay que reconocer que Dami supo desarrollar su inclinación hacia la belleza y a su impulso se deben obras de gran valor artístico todavía hoy conservadas, como son espléndida galería del Palacio Dami y de la Villa de Broncigliano en Scandicci, con frescos de la mano de Niccolò Pintucci, con el que le unía una sincera amistad.

En un pensamiento reciente, el mismo historiador Alberto Bruschi, que ha producido la más exhaustiva biografía de Giuliano Dami hasta la fecha, ha escrito que, en el fondo, el ‹favorito› dio a Juan Gastón lo que Juan Gastón le pedía, en lo bueno y en lo malo.

La fuente bibliográfica del siglo XVII que más ha influido sobre los historiadores contemporáneos es un manuscrito que narra la vida disoluta de los últimos Medici, con referencia explícita poco halagadora a Dami; sin embargo, tratándose del pensamiento de un solo individuo, no se puede considerar absolutamente verdadera, teniendo en cuenta que el escritor usa a menudo términos cargados de desprecio en sus relatos, con la intención de crear un resentimiento personal.[2]​ Para una lectura más actual, también se debería atribuir a Dami el mérito de haber dejado en términos de patrimonio artístico y monumental grandes legados, frente a las malévolas recensiones de sus contemporáneos.



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