Gregorio García de la Cuesta cumple los años el 9 de mayo.
Gregorio García de la Cuesta nació el día 9 de mayo de 1741.
La edad actual es 283 años. Gregorio García de la Cuesta cumplió 283 años el 9 de mayo de este año.
Gregorio García de la Cuesta es del signo de Tauro.
Gregorio García de la Cuesta y Fernández de Celis (9 de mayo de 1741, La Lastra, Tudanca, Cantabria-26 de noviembre de 1811, Palma de Mallorca) fue un general español que participó en diversos conflictos armados, sobre todo conocido por su participación en la Guerra de Independencia española.
Es considerado el «auténtico arquetipo del militar duro, obstinado y agresivo hasta la temeridad, celoso y brutal a veces, y a veces valiente sin paliativos»
aunque también «un jefe militar honesto, aunque un tanto primario; de aquellos que ponen la acometividad, la fortaleza de carácter y el valor por encima de cualquier otra cualidad militar». Nacido en La Lastra, Cantabria, en una familia de la pequeña nobleza, Cuesta entra en el Ejército en 1758 como miembro del regimiento de la Guardia Real. Obtuvo cierto éxito durante la Guerra de la Primera Coalición, como por ejemplo en Saint-Féréol el 26 de noviembre de 1793 que le valió el ascenso a mariscal de campo. El 20 de diciembre, obliga a los franceses a evacuar Saint-Elme, Port-Vendres y Collioure. Pero las retiradas militares y las intrigas políticas le impiden ascender más en la escala militar por el momento.
Sin embargo, tras la agitación que se vive en España a consecuencia de la entrada de las tropas napoleónicas en el país en 1807 y su expansión a principios de 1808, es proclamado capitán general-presidente de Castilla en Valladolid después de los sucesos del 31 de mayo en la capital vallisoletana, en el que una muchedumbre salpicada de soldados aclamó a Fernando VII como rey, exigiendo además, frente a las casas consistoriales, el alistamiento general, la entrega de armas y la designación de un jefe.
Arrastrado por la voluntad popular, Cuesta organizó un ejército apresuradamente, pues el cuartel general francés estaba en Burgos. La noticia de la insurrección vallisoletana fue recibida en el cuartel general del Cuerpo de Observación de los Pirineos Orientales, en Burgos, la noche del 4 de junio. El mariscal Bessières, visto el evidente riesgo de ruptura de la ruta militar y de postas de Francia a Madrid, dio prioridad a despejar la vía sobre la que se cernía la amenaza de las desconocidas (por ello temidas) fuerzas de Cuesta. En consecuencia, las operaciones de los generales Merle y Lasalle en La Montaña fueron desviadas en favor del teatro meseteño, uniendo sus filas en Dueñas el 11 de junio, listos para encarar al enemigo, del cual, tras el combate de Torquemada y la entrada en Palencia, tienen una idea cabal.
García de la Cuesta logra reunir finalmente una fuerza de unos 4700 milicianos, 300 unidades de caballería regular y cuatro piezas de artillería, que sería llamada de forma grandilocuente Ejército de Castilla. Por su parte, el ejército francés preparó un destacamento al mando del general Lasalle, perteneciente al Cuerpo del ejército francés dirigido por el mariscal Bessières, que tenía órdenes de normalizar la situación en la ciudad de Valladolid, compuesto de unos 9000 hombres.
El 12 de junio, las tropas de Cuesta se despliegan en Cabezón del Pisuerga entre el puente y el camino a Burgos, frente a las tropas francesas que acechan. Sin embargo, llevado por el entusiasmo de sus hombres, Cuesta decide cruzar el puente y atacar a las fuerzas francesas, que les doblan en número. El resultado es previsible, pues la veterana caballería de Lasalle aplasta a los novatos reclutas y puede marchar hacia Valladolid.
En ausencia de jerarquía militar y política, la estrategia y la coordinación con las otras fuerzas españoles es casi imposible. Cuesta, tras la derrota de Cabezón, se retira al oeste de Castilla, dónde se le unen diversos regimientos procedentes de León, Zamora y Asturias. Además, se le une también el Ejército de Galicia, comandado por el general Blake, bajo las órdenes de la Junta de la Coruña. Reuniéndose de esta forma unos 24 000 hombres, una marcha imprudente sobre Valladolid provoca un contraataque francés. Con problemas en la organización a causa de la división en la toma de decisiones, ambos generales son derrotados en la batalla de Medina de Rioseco el 14 de julio de 1808, durante la cual Cuesta no desplegó sus tropas.
Tras negociacions con la Junta de Sevilla, Cuesta es promocionado brevemente como comandante en jefe de los Ejércitos de España. Pero es rápidamente depuesto y detenido a causa de intrigas políticas.
Tras la pérdida de Madrid a cause de la derrota en Somosierra la situación española se ha vuelto más desesperada y Cuesta es encargado de reconstituir el Ejército de Extremadura con el fin de defender la frontera meridional. Desafiando la prudencia militar de la época, Cuesta toma la ofensiva en cuanto logra reunir una fuerza suficiente y encuentra finalmente la victoria. En enero y febrero de 1809 toda la provincia de Badajoz es reconquistada a los franceses.
En un movimiento característico de la ineficacia de la burocracia española de la época, Cuesta ve negadas su solicitud de víveres y refuerzos hasta que las autoridades locales aprueban las disposiciones que ha tomado con el ejército. En primavera, una ofensiva francesa anula la ventaja del año anterior. El 28 de marzo, Cuesta —con sus 68 años, el general más antiguo, y también el de mayor edad, del ejército españolbatalla de Medellín.
— es herido y su ejército severamente derrotado en laA pesar de las conspiraciones y enredos protagonizados por muchos jefes militares, Cuesta incluido, en detrimento de la lucha contra fuerza invasora, la Junta Central nombró a Cuesta, capitán general, con mando sobre su Ejército de Extremadura y la de La Mancha, del general Venegas, con quien estuvo enfrentado Cuesta y a quien más tarde, en su Manifiesto que presenta á la Europa el Capitan General de los Reales Egércitos Don Gregorio García de la Cuesta, sobre sus operaciones militares y políticas desde el mes de junio de 1808 hasta el 12 de agosto de 1809 en que dejó el mando del egército de Extremadura, criticaría duramente —Venegas le replicaría en su Vindicacion de los agravios infundados, injustos y groseros con que el capitan general D. Gregorio de la Cuesta ha intentado manchar la reputación del teniente general y virei de Nueva-España D. Francisco Xavier Venegas, en su manifiesto impreso en Palma de Mallorca en 1811—, al igual que a la Junta Central y el duque de Alburquerque, entre otros.
Reúne entonces sus fuerzas con las de los británicos comandadas por Arthur Wellesley. La relación entre los aliados es difícil. Ambos preparan la batalla de Talavera, obteniendo una importante victoria para los aliados. Por los méritos de la batalla, Wellesley recibiría los títulos de vizconde de Wellington y vizconde de Talavera de la Reina, por su parte, Cuesta recibiría de la Junta Central de Defensa la Gran Cruz de Carlos III.
Sin embargo, tras la victoria en Talavera, se producen algunas derrotas españolas, para gran satisfacción de sus enemigos en la Corte.
Finalmente, Cuesta dimite en diciembre de 1810 a la edad de 69 años, y se retira a la isla de Mallorca, muriendo un año más tarde en 1811. Los restos mortales de Gregorio García de la Cuesta se encuentran enterrados en la catedral de Palma de Mallorca. Su epitafio reza (en la grafía de la época):
GREGORIO GARCIA DE LA CUESTA
GENERAL DE LOS EXERCITOS
Y DEL REINO DE MALLORCA
PRESIDENTE DE SU REAL AUDIENCIA
Y DE LA JUNTA SUPERIOR
CABALLERO GRAN CRUZ DE
LA DISTINGUIDA ORDEN DE CARLOS III,
REGIDOR PERPETUO DE LA VILLA
DE MADRID Y SOCIO BENEMERITO
DE LA REALES SOCIEDADES
MALLORQUINA Y CANTABRICA
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