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Guerra civil colombiana de 1854



La guerra civil de 1854 también conocida como Revolución de 1854, fue un conflicto civil que tuvo lugar en la República de la Nueva Granada (antiguo nombre dado al actual país de Colombia y la entonces Provincia de Panamá). Fue la respuesta popular respaldado tanto por los liberales y conservadores en contra del golpe de Estado orquestado por el general José María Melo el 17 de abril de 1854.

Entre las causas que motivaron esta guerra civil, está aquella que tenía que ver con el proyecto liberal, que proclamó la supresión de resguardos, ejidos y barreras proteccionistas para dar paso al libre cambio. Estos cambios causaron tal impacto que dividieron a los liberales en "Golgotas", que defendían el libre cambio, y en "Draconianos", principalmente artesanos, que defendían medidas proteccionistas. La segunda causa fue el enfrentamiento entre diversas fracciones del ejército, aristócratas y sectores de extracción popular. Estos últimos, liderados por Melo y buscando implantar ideas civilistas y democráticas, se aliaron con los artesanos que exigían los aranceles de protección.[3]

Para las elecciones presidenciales de 1853 se presentaron José María Obando, a nombre de los "Draconianos", derrotando al panameño Tomás Herrera, candidato de los "Gólgotas" o radicales.[4]​ Una nueva constitución fue aprobada ese mismo año, la cual inició un cambio de filosofía gubernamental para el país que reflejaba las ideas liberales tendientes cada vez al federalismo.

Durante la semana santa de 1854, con el apoyo del comandante del ejército general José María Melo, los artesanos organizados en las Sociedades Democráticas, llamados "guaches" por la élite bogotana, inconformes por políticas de representantes en el Congreso, por su rechazo a políticas que dieran protección de la producción nacional y sectores sociales de trabajadores e imponer nuevos aranceles a mercancías extranjeras, por su descontento apedrearon a los comerciantes importadores que ataviados como penitentes marchaban en una procesión.[4]

En esas circunstancias, en marzo de 1854 el general Melo fue acusado de asesinato, por la muerte del cabo Pedro Ramón Quiroz, ocurrida tres meses antes, la noche del 31 de diciembre de 1853. Según los enemigos de los artesanos y los opositores a Obando a quien Melo entonces apoyaba, al entrar en el cuartel de caballería, donde tenía sus habitaciones, el general Melo hirió involuntariamente de muerte con su espada al cabo Quiroz, á quién encontró ebrio en la escalera.[5]​ Sin embargo, el general presentó 40 testigos, incluido el presidente Obando, que afirmaron que él estaba en una reunión en las oficinas de la presidencia en el momento en que el cabo fue herido.[6]​ Según los conservadores y los liberales gólgotas, fueron las acusaciones por el caso de Quiroz, las que llevaron a Melo a la rebelión armada contra el gobierno de Obando.[4]

Para los artesanos e intelectuales draconianos partidarios de Melo, fue la inminente destitución de Obando por el Congreso, la que llevó a los artesanos armados y a Melo a proponer a Obando cerrar el Congreso y declararse dictador y, ante la negativa de Obando,[6]​ el 17 de abril de 1854 Melo tomó el poder, disolvió la Cámara, abolió la constitución y detuvo al presidente y sus ministros. Cuando se proclamó la dictadura, el país se levantó en armas.[4]

Ante continuas políticas de parte de los gólgotas entre ellas negarse a aceptar medidas para protección del mercado nacional o sectores de clases trabajadoras, además se había propuesta la reducción de efectivos en el ejército, eliminación de grados e insignias a militares, iba ocasionando descontento en varios sectores, los artesanos exigieron al presidente José María Obando que cerrara el Congreso, se proclamara dictador y estableciera un régimen de corte popular y socialista. Obando se negó y entonces los revolucionarios le dejaron en arresto domiciario y convencieron al general de las fuerzas armadas, quien era Melo para entonces para que ocupara la Presidencia.[7]

José María Melo asumió el poder ante los artesanos y soldados que estaban reunidos en la plaza de San Francisco y dictó medidas económicas que favorecieron a estos grupos. Para congraciarse con la Iglesia permitió el regreso de los jesuitas. Ante tal situación y la detención del presidente Obando, el gobierno y el Congreso huyeron a Ibagué para luchar contra de Melo, a petición de vicepresidente José Obaldía quien asumió el mando de la coalición constitucionalista,[4]​ que se formó no solamente de los oficialistas, sino de Gólgotas y de efectivos pertenecientes al Partido Conservador.

En muchas partes del país, estallaron revueltas contra la dictadura. El expresidente José Hilario López, comandante del Ejército en el sur, derrotó a los melistas de Cali, Buenaventura y Cartago.[4]​ Otros combates se produjeron en Zipaquirá, Pamplona, Bucaramanga, Vélez, Tunja, Tequendama y Cali, cercando al Ejército del Centro en el perímetro de la ciudad de Bogotá.[8]​ Melo organizó sus fuerzas en el llamado "Ejército Regenerador", que sumaba unos 11.042 efectivos.[2]

Melo permaneció en el poder durante ocho meses, pero finalmente las tropas "constitucionalistas" de Pedro Alcántara Herrán, Tomás Cipriano de Mosquera y López, ubicadas al norte y sur del país se unieron, sumando 11.000 hombres, rodeando a los 7.000 melistas que defendían Bogotá.[1]​ El 4 de diciembre del mismo año entró la alianza victoriosa a Bogotá, tras derrotar al ejército melista y sus aliados, los liberales "Draconianos" y artesanos. Estos últimos presentaron resistencia tenaz durante el asalto final a la capital, razón por la cual el partido vencedor desterró a centenares de artesanos a la zona aledaña al río Chagres en Panamá. El conflicto costó unas 4.000 vidas.[9]​ El acto de rendición se firmó en el actual parque Santander.[4]

José María Melo luego de la derrota es juzgado y depuesto por el Congreso. Mosquera pidió que Melo fuera fusilado, pero Herrán se opuso y en su lugar le impuso el exilio. Obando que se había refugiado en la residencia del nuncio, fue juzgado y destituido por el Congreso en su cargo de presidente.[4]

El general Melo era un gran jinete y amante de los caballos, por lo cual no salió de la sabana de Bogotá por el temor a que estos enfermaran durante la guerra. Muchos atribuyen su derrota al hecho de no haberse puesto al frente de sus tropas.[4]



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