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Guerra peruano-boliviana



La Guerra entre Perú y Bolivia, denominada también como Guerra peruano-boliviana o segunda invasión peruana a Bolivia, fue un enfrentamiento bélico entre Perú y Bolivia en los años 1841 y 1842.

En 1841, Agustín Gamarra, presidente del Perú, intenta anexar Bolivia (la ex Audiencia de Charcas colonial), lo que costó la vida al presidente peruano el 18 de noviembre de 1841. El Ejército de Bolivia, al mando del general José Ballivián, ocupó las provincias peruanas de Moquegua, Puno, Tarapacá, Tacna y Arica.

El desalojo de las tropas bolivianas en el sur del Perú se lograría por la mayor disponibilidad de recursos materiales y humanos del Perú. Al final de la contienda se firma el Tratado de Puno el 7 de junio de 1842.

Después de la estrepitosa caída de la Confederación Perú-Boliviana en 1839, el Presidente del Perú Agustín Gamarra quería evitar a toda costa que el mariscal boliviano Andrés de Santa Cruz retorne nuevamente a Bolivia y retome el poder, pues veía que Santa Cruz era un peligro para la existencia misma del Perú. Entonces decide tomar contacto con el general boliviano José Ballivián que en ese momento se encontraba viviendo en la ciudad de Puno en el Departamento de Puno.

Cabe mencionar que José Ballivián era muy amigo de Agustín Gamarra desde hace muchos años y también compartían las mismas ideas, pues ambos rechazaban rotundamente el retorno de Santa Cruz a Bolivia. Después de la caída de la confederación, en Bolivia había tomado el poder el general cruceño José Miguel de Velasco convirtiéndose de esa manera en el nuevo Presidente de Bolivia. En un principio, José Ballivián lo apoya pero luego se molesta con él al no ser elegido como Vicepresidente de Bolivia, entonces Ballivián decide realizar un levantamiento militar contra el gobierno de Velasco para derrocarlo del poder, pero no tiene éxito ya que su revuelta es aplastada por el Ejército de Bolivia.

Luego de que su levantamiento fuera desbaratado y para salvar su vida, Ballivián decide entonces salir de Bolivia el 13 de julio de 1839 para autoexiliarse en el Perú. Pero Ballivián no fue a la ciudad de Lima ya que no quería estar muy lejos de su patria y por eso decide entonces elegir a la ciudad de Puno (muy cerca a Bolivia) como su exilio en donde viviría por alrededor de dos años hasta septiembre de 1841. Mientras tanto el Presidente del Perú Agustín Gamarra estando ya muy susceptible de una inminente llegada de Andrés de Santa Cruz a Bolivia, decide tomar contacto con el general Ballivián que en ese momento se encontraba viviendo en territorio peruano y ambos quedan de acuerdo que con ayuda del ejército peruano, Ballivián tomaría el poder en Bolivia.

En 1841, en Bolivia se vivía una total anarquía y caos ya que existían tres gobiernos. Gamarra entonces decide aprovechar la situación de crisis política boliviana y ordena al Ejército del Perú que empiece a concentrar todas las tropas en la ciudad de Puno con la intención de invadir Bolivia.

Pero cabe mencionar que Gamarra empezó a desconfiar de Ballivián y lo manda a apresar, pero en cambio, Ballivián que en ese momento se encontraba en territorio peruano, presenciando la gran cantidad de tropas que se concentraban en Puno y enterado de los planes de Gamarra de querer arrestarlo, entonces logra escapar exitosamente de Perú antes de ser aprehendido. El 22 de septiembre de 1841, Ballivián ingresa a territorio boliviano después de haber estado viviendo por dos años en territorio peruano desde 1839. Cinco días después y estando en la milenaria población de Tiahuanaco, Ballivián junto a algunos de sus seguidores más, se autoproclama como el nuevo Presidente de Bolivia el 27 de septiembre de 1841. Ante la inminente invasión peruana a Bolivia, la opinión pública boliviana de esa época empezó a ver Ballivián como "El Salvador" de Bolivia y todo el país se unió en torno a su figura.

Las tropas peruanas dirigidas por el presidente Gamarra iniciaron la marcha hacia Bolivia el 1 de octubre de 1841, cruzando la frontera al día siguiente. Luego de avanzar sin encontrar resistencia, el 15 de octubre entraron a La Paz sin combatir, pero el manifiesto de Ballivián para oponerse a los invasores pronto tuvo acogida.

El 21 de octubre, en el pueblo de Mecapaca, ocurrió el combate de Mecapaca donde hubo un encuentro entre las fuerzas peruanas y bolivianas, al ser ocupado ese pueblo por una columna peruana al mando del coronel San Román, que luego fue atacado por el Batallón N° 5 y un destacamento de coraceros. Los peruanos, tomados por sorpresa, se rehicieron y obligaron a sus enemigos retirarse en desorden.

La batalla de Ingavi acaeció el 18 de noviembre de 1841 en la localidad de Viacha, provincia de Ingavi, Bolivia. Allí se enfrentaron tropas bolivianas al mando de José Ballivián con tropas peruanas al mando de Agustín Gamarra, venciendo las tropas bolivianas, matando al general Gamarra.

La victoria del Ejército peruano no fue suficiente para hacer retroceder al ejército boliviano dando la a Ballivián y al Ejército boliviano la oportunidad de contraatacar e invadir territorio peruano, acercándose al Cuzco y amenazando con buscar la anexión del puerto de Arica. Las tropas bolivianas ocuparon las provincias de Tacna, Arica y Tarapacá.

A fines de 1841, después de la batalla de Ingavi, tropas de la Segunda División boliviana al mando del general José Ballivián ocupan el Perú desde Moquegua hasta Tarapacá. Se abren entonces diversos frentes de lucha en el sur peruano.

El 9 de diciembre de 1841, un regimiento al mando del coronel Rodríguez Magariños ocupa Tacna, otro al mando del coronel Bernardo Rojas ocupan Arica, y otra al mando del coronel José María García ocupan Tarapacá, mientras las fuerzas de José Ballivián ocupan Moquegua y Puno.

El coronel Manuel de Mendiburu, quien era comandante militar del Sur, retorna de Lima para organizar la resistencia peruana.

Con ello el ariqueño Juan Bautista Ramos, mayor del Ejército del Perú, organiza una guerrilla con los vecinos de Azapa donde se enfrentan y derrotan a las fuerzas bolivianas de Bernardo Rojas en Arica el 25 de diciembre de 1841. En Sama, el coronel tacneño José María Lavayén organiza una tropa que logra derrotar a las fuerzas bolivianas del coronel Rodríguez Magariños. En Locumba, el coronel Manuel de Mendiburu también organiza fuerzas entre quienes se encontraba Justo Arias y Aragüez en 1842.

También José Rosa Ara organiza en Tacna una columna entre soldados y campesinos peruanos y en la batalla de los Altos de Chipe (Locumba) derrotan a un regimiento boliviano.

El Ejército boliviano no contaba con tropas suficientes para mantener la ocupación. En la batalla de Tarapacá, montoneros peruanos formados por el mayor Juan Buendía, provenientes de Iquique, derrotaron el 7 de enero de 1842 al destacamento dirigido por el coronel José María García, quien muere en el enfrentamiento. Así, las tropas bolivianas desocupan Tacna, Arica y Tarapacá en febrero de 1842, replegándose hacia Moquegua y Puno.

Los combates de Motoni y Orurillo desalojan e inician posteriormente la retirada de las fuerzas bolivianas que ocuparon territorio peruano, amenazando nuevamente a Bolivia de sufrir una invasión.

Los milicias bolivianas organizadas en Huarina (16 de noviembre de 1841) y Tiquina (17 de noviembre de 1841) tratan de desgastar a la caballería e infantería proveniente de Chucuito y Huancané (con órdenes de reforzar y llevar provisiones a Gamarra); la consecuente victoria de José Ballivián en la Batalla de Ingavi y el fallecimiento (in situ) del presidente peruano Agustín Gamarra; permitieron la posterior ocupación de Puno, Tacna y Arica (entre el 9 de diciembre de 1841 y el 7 de enero del siguiente año). Aunque (por falta de recursos humanos y económicos) la ocupación boliviana en el sur del Perú se debilitó, padeciendo en los posteriores combates de Arica, Sama, Altos del Chipe, Tarapacá, Motoni y Orurillo.[3]

Se puede determinar que de las 8 batallas y combates como el Combate de Mecapaca, batalla de Ingavi, combate de Arica, combate de Sama, Batalla de los Altos de Chipe, combate de Tarapacá (1842), combate de Motoni y el combate de Orurillo las fuerzas peruanas obtuvieron 7 victorias sobre Bolivia en el campo de batalla, la única derrota fue en la batalla de Ingavi, a esto se suma que el puerto de Arica no pudo ser anexionado a Bolivia. Por lo tanto se podría acreditar que el Perú salió más favorecido en dicho conflicto.[4]

Al final de la contienda se firma el Tratado de Puno el 7 de junio de 1842. Sin embargo, el clima de tensión entre Lima y La Paz seguiría latente hasta 1847, año en que se hace efectiva la firma de un Tratado de Paz y Comercio.[5]​ Las disensiones fronterizas entre Bolivia y Perú continuarían hasta la firma del Tratado Polo-Bustamante 1909.

Luis Cavagnaro Orellana (2002). Albarracín. La portentosa heroicidad. Caja Municipal de Tacna. 



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