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Idioma griego antiguo



Lengua muerta

Indoeuropeo
  Greco-armenio (?)
    Helénico

El griego antiguo (autoglotónimo: Ἀρχαία Ἑλληνική γλώσσα, Arkhaía Hellēnikḗ glṓssa) se refiere a la lengua hablada en Grecia durante la Antigüedad. Originalmente dividido en varias ramas dialectales, durante el periodo helenístico predominó una variedad común del idioma denominada: koiné. Desde la Edad Media dio lugar a una lengua llamada: griego moderno.

El griego antiguo es la lengua de muchas grandes obras literarias, entre ellas los poemas homéricos y el Nuevo Testamento. Ha tenido una gran influencia en muchas de las lenguas modernas de la actualidad, a través, principalmente, del latín.

El griego pertenece al grupo de lenguas indoeuropeas, que derivan de una lengua madre que era hablada en una gran extensión de territorio de Europa y Asia antes del segundo milenio a. C. Una de las teorías sobre la formación del griego lo explica por inmigraciones masivas que llegaron hasta el sur de los Balcanes en torno al siglo XX a. C. Estos inmigrantes indoeuropeos habrían tomado algunos elementos de las lenguas de los pueblos prehelénicos que hablaban los habitantes que ya se encontraban allí cuando ellos llegaron.[1]

En la Edad del Bronce fueron surgiendo diversos dialectos del griego, aunque no se conoce con precisión ni cómo se produjo la fragmentación ni cómo estuvieron distribuidos en este periodo. Es a partir de la época histórica (siglo VIII a. C.) cuando se puede establecer un panorama de la distribución dialectal.[2]​ Si bien estos dialectos eran mutuamente comprensibles había diferencias fonológicas y gramaticales sistemáticas entre ellos.

Entre las variantes griegas registradas se encuentran:

El subdialecto jónico se hablaba en la región de Jonia, las islas del centro del Egeo y la isla de Eubea. El subdialecto ático se hablaba en la región del Ática. Con mucha diferencia es el dialecto más usado en la literatura griega arcaica y clásica.

Dialecto griego que sustituyó al arcado-chipriota en la mayor parte del Peloponeso. Probablemente se introdujo en la península griega desde los Balcanes durante las emigraciones de los dorios (en torno al 1150 a. C.). Se hablaba también en las islas Cícladas del Sur, la de Creta, las colonias dorias de Asia Menor, Sicilia e Italia.

Originario de la región de Tesalia y Beocia, fue llevado por colonos a la región de Eolia. Fue la lengua en la que escribieron sus poemas Alceo y Safo, y Teócrito, en tres de los Idilios. Se piensa que los hablantes de eólico representan la segunda ola migratoria de griegos (helenos) desde Europa central.

El dialecto arcado-chipriota desciende de la lengua que se hablaba en el Peloponeso durante la época micénica. Perduró en la región de Arcadia, que se vio libre de la llamada invasión doria, y fue llevado a Chipre por colonos arcadios. No se usó en obras literarias.

En el periodo helenístico triunfó una variedad del griego que había evolucionado a partir del dialecto ático. Esta variedad del griego, denominada koiné, se extendió por amplias zonas del Mediterráneo oriental y perduró a lo largo de la época romana y durante los primeros siglos del periodo bizantino.

En esta sección se describe básicamente la forma estandarizada de griego antiguo conocida como griego clásico o griego ático.

La siguiente tabla recoge los sonidos consonánticos del griego clásico y sus grafías.

En cuanto a las vocales existe oposición de cantidad.

El griego clásico es una lengua flexiva y fusionante que posee tanto flexión nominal (declinación) como flexión verbal (conjugación).

Los nombres y adjetivos en griego clásico distinguen formas según tres géneros (masculino, femenino y neutro), tres números (singular, dual y plural) y cinco casos (nominativo, vocativo, acusativo, genitivo y dativo-ablativo). Desde el punto de vista de la declinación del nombre, los nombres se agrupan en tres tipos principales o "declinaciones" (con algunos subtipos en cada tipo principal), donde la adscripción de un nombre a uno de estos tres tipos depende fundamentalmente del tema o fonema final de la raíz.

El verbo presenta una complejidad morfológica aún mayor que el nombre. La conjugación distingue entre cuatro modos propiamente dichos (indicativo, subjuntivo, optativo e imperativo), además de formas no personales como el infinitivo y el participio. Además según el modo pueden llegar a distinguirse hasta seis tiempos verbales (presente, pasado imperfecto, pasado perfecto, pasado pluscuamperfecto, futuro y aoristo) que realmente combinan; estos tiempos en realidad son combinaciones de lo que en lingüística se denomina propiamente tiempo gramatical y aspecto gramatical. Además de todas las distinciones anteriores el griego clásico distingue entre tres voces (activa, pasiva y media o medio-pasiva).

El alineamiento morfosintáctico del griego es como el de la mayoría de lenguas indoeuropeas antiguas de tipo nominativo-acusativo. También muestra como estas una tendencia al orden básico SOV a pesar de que usa preposiciones y frecuentemente presenta estructuras con núcleo inicial (en lugar de núcleo final y postposiciones como frecuentemente sucede en las lenguas SOV).

El orden sintáctico es de todas maneras bastante libre y muy dependiente de factores pragmáticos y estilísticos. Aunque ciertos determinantes como los artículos preceden siempre al nombre o las adposiciones preceden siempre al nombre (es decir, son preposiciones).



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