51.000 (en Argentina) [2]
mataco-guaicurú
Mataco
El idioma mataco, wichí o weenhayek es la lengua de los pueblos cazadores amerindios y recolectores del bosque seco tropical del sur de Bolivia y del norte de Argentina. Sus hablantes pertenecen a una entidad lingüística llamada 'mataco', o últimamente en Argentina 'wichí', que en total suma unos 40 000 individuos que hablan idiomas o dialectos similares o relacionados (Alvarsson y Claesson, 2012).
Es uno de los idiomas oficiales de la provincia del Chaco en Argentina. Desde la promulgación del decreto supremo N.º 25894 el 11 de septiembre de 2000 el weenhayek es una de las lenguas indígenas oficiales de Bolivia, lo que fue incluido en la Constitución Política al ser promulgada el 7 de febrero de 2009.
Según los datos proporcionados en Crevels y Muysken (2009: 15) y Crevels (2012: 171), en Bolivia, el weenhayek cuenta con 1929 hablantes
En cuanto al grupo étnico, Alvarsson y Claesson (2012) señalan que los ’weenhayek subsisten principalmente de la recolección, la pesca y la caza. Durante siglos, estas actividades eran, además, complementadas con la migración por el trabajo, que les permitía obtener alimentos básicos, tales como el maíz, y, en el último siglo, dinero en efectivo y bienes de consumo occidentales. Sin embargo, como indican los autores, después de la mecanización de los molinos de caña en Argentina en los años sesenta, estas migraciones han cesado casi totalmente y han sido reemplazadas por trabajo espontáneo como jornaleros.
Alvarsson y Claesson (2012) señalan, además, que a pesar del desorden social y la conversión a una versión indianista del pentecostalismo, la cultura ’weenhayek parece ser sorprendentemente resistente. Así, la mitología tradicional sigue siendo ampliamente conocida, incluso entre los niños. Este saber popular constituye, probablemente, uno de los factores más importantes para la preservación de una identidad ’weenhayek particular.
Los ’weenhayek estuvieron bastante aislados hasta el siglo XIX, aunque debido a las visitas ocasionales y las migraciones de trabajo estacionales, llegaron a tener conocimiento de primera mano sobre otras culturas y civilizaciones, tales como la cultura inca. A pesar de estos contactos, los weenhayek mantuvieron una cultura soberana e independiente en su hábitat tradicional. Sin embargo, como señalan Alvarsson y Claesson (2012), a finales del siglo XIX la influencia del exterior cobró impulso. En 1866, los misioneros franciscanos fundaron la misión de San Antonio de la Peña a orillas del río Pilcomayo, dedicada exclusivamente a los ’weenhayek y orientada a introducir una especie de “educación formal”. Sin embargo, después de algunos años esta misión fue abandonada. En el siglo XX, ocurrieron hechos que afectaron seriamente a los weenhayek, siendo el más devastador el conflicto de cuatro años de duración entre Bolivia y Paraguay en los años treinta, conocido como la guerra del Chaco. Esta guerra fue desastrosa para la situación sociocultural de los weenhayek. Como señala Alvarsson, después de la guerra, los weenhayek quedaron ‘libres’ de nuevo, aunque en realidad este término tenía entonces otro matiz, asociado con ‘conquistados’ y ‘pacificados’.
Como señalan Alvarsson y Claesson (2012), el ’weenhayek es miembro de las lenguas mataco. Si es que debe ser considerado un ‘dialecto’ o un ‘idioma’ separado es meramente una cuestión de definición. Debido a que existe cierto grado de inteligibilidad entre las variedades lingüísticas adyacentes y no existe ninguna frontera nacional involucrada, las variantes del mataco serían clasificadas normalmente como ‘dialectos’. Sin embargo, como señalan los autores, los hablantes de las áreas alejadas no se entienden entre sí, por lo tanto, se genera una situación en la que no existe ni un ‘mataco estándar’ ni un ‘idioma materno’ con dialectos como variantes de ese idioma particular. Por esta razón, los autores prefieren describir la situación de las lenguas mataco, siguiendo la propuesta de Braunstein, como una 'cadena lingüística', esto es, como conjuntos discretos y contiguos con variaciones constantes y sistemáticas; así, si es que segmentos contiguos hablan dialectos o variantes inteligibles, éste no es el caso de los segmentos más alejados (Braunstein, 2003:19, citado en Alvarsson y Claesson, 2012).
El sistema consonántico del weenhayek se caracteriza por ser bastante extenso y complejo (Alvarsson y Claesson, 2012). Por un lado, se registran 16 consonantes simples, como se observa en el cuadro 1, pero además existen veintiséis consonantes complejas que se caracterizan por presentar un componente laríngeo. Con las oclusivas y africadas se produce, entonces, una serie paralela de sonidos glotalizados y otra serie paralela de sonidos aspirados, como se aprecia en el cuadro 2:
En cuanto al sistema vocálico, se distinguen los siguientes seis fonemas (Alvarsson y Claesson, 2012):
A continuación se mencionan algunas características del weenhayek en cuanto al léxico y clases de palabras (Alvarsson y Claesson, 2012):
En cuanto a las características morfológicas del weenhayek, se puede señalar lo siguiente (Alvarsson y Claesson, 2012):
En cuanto a las características sintácticas del weenhayek, se puede señalar lo siguiente (Alvarsson y Claesson, 2012):
El idioma wichí no ha sido estudiado extensamente y los investigadores no se ponen de acuerdo en cuanto al número de dialectos. Por lo general se distinguen dos dialectos principales según la ubicación geográfica: el del Pilcomayo y el del Bermejo. Dentro de cada uno de ellos se distinguen dos variedades: los phomlheley (arribeños) y los chomlheley (abajeños), configurando los cuatro dialectos que generalmente se atribuyen al idioma wichí.
Antonio Tovar en 1984 mencionó la existencias de tres variedades dialectales principales:
El dialecto del Teuco o abajeño del Bermejo fue señalado por Ana Gerzenstein en 1991 para el área a la vera del río Bermejo o Teuco.
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