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Iglesia de Notre Dame de Laeken



La Iglesia de Notre Dame de Laeken es una iglesia católica de estilo neogótico del siglo XIX que se encuentra al extremo de la Avenida de la Reina, en Laeken (Bruselas). Construida por orden del rey Leopoldo I para inhumar los restos de su esposa, la reina Luisa María de Orleans (a quien recuerda el nombre de la avenida), desde entonces sirve de panteón de la familia real belga.

Solo se puede conjeturar el origen de la iglesia de Laeken, que quizá ya era una hacienda privada en la época carolingia. Según un erudito del siglo XV, la habría consagrado el papa León III (795 a 816), al pasar por Laeken en compañía del emperador Carlomagno. Otro erudito, Quentin Hennin, párroco de Laeken en el siglo XVI, afirma que fue fundada por dos vírgenes en memoria de su hermano, duque de Germania, muerto en una batalla contra los infieles «a la vista de Bruselas».[1]​ Los autores contemporáneos piensan que la primera de estas historias es la más probable, pero sigue siendo difícil de verificar.

Es cierto que en el siglo XIII existía una iglesia gótica en el centro del municipio de Laeken, cuya construcción está unida a una curiosa leyenda. Todas las mañanas, los obreros que habían comenzado a levantar los cimientos encontraban destruido su trabajo del día anterior. El cuarto día, se escondieron para sorprender a los responsables, pero se encontraron con la Virgen, Santa Bárbara y Santa Catalina. La Virgen dejó en el lugar un hilo que indicaba la orientación y las dimensiones que debían darse al templo. En 1633 fue robado ese hilo, que era objeto de veneración, y al que se atribuían poderes milagrosos. El culpable de esta profanación fue descuartizado y quemado en la Grand Place de Bruselas. Además del hilo, en el santuario se veneraba una estatua de Nuestra Señora, a la que la tradición y numerosas leyendas atribuyen también varios milagros.

En el siglo XVII, el patrocinio activo de la archiduquesa Isabel Clara Eugenia añade notoriedad al lugar y convierte la iglesia en centro de peregrinación. Organiza grandes procesiones que partían de la catedral de Bruselas y que terminaban en la iglesia de Laeken. Después, la archiduquesa descansaba en el Castillo de Coensborgh antes de regresar en carruaje. Las ilustraciones de la época muestran una iglesia coronada por una torre central cuadrada, prolongada a un lado por una capilla dedicada a Santa Bárbara, y ya rodeada de un pequeño cementerio.

A partir de 1781, María Cristina de Habsburgo-Lorena y Alberto de Sajonia-Teschen, últimos gobernadores de los Países Bajos Austríacos, hacen construir cerca de la iglesia de Laeken el castillo de Schoonenberg (o de Beaumont), que utilizan como residencia de verano. Más tarde, el castillo se convierte en propiedad de Napoleón Bonaparte y después de Guillermo de Orange, que lo amplía. Leopoldo I, primer rey de los belgas, lo elige como residencia privada. Con el nombre de castillo de Laeken, hoy sigue siendo la residencia de los soberanos belgas.

Aunque murió en Ostende en 1850, Luisa María de Orleans deseaba ser enterrada en Laeken. Para honrar la memoria de su esposa, Leopoldo I proyecta una nueva iglesia, más grande, en Laeken. Por real decreto del 14 de octubre de 1850, el gobierno autoriza la

construcción del edificio y organiza un concurso, cuyo reglamento estipulaba que la iglesia debía tener un aforo de al menos 2000 personas, y que su precio no debía sobrepasar los 800 000 francos.[2]​ En 1852, el jurado elige el proyecto presentado por un tal Paul Du Bois, pseudónimo de Joseph Poelaert, que entonces era un joven arquitecto de 34 años. Inicialmente, el proyecto elegido era un edificio bastante simple de ladrillo, con bandas de piedra, cuya fachada estaba rematada por una sola flecha con el tejado de pizarra. En 1853, el jurado propone modificar el proyecto para hacerlo más monumental, con una fachada neogótica dotada de tres flechas. Esto implicaba sobrepasar el presupuesto inicial, que acabó siendo el primero de una larga serie. El propio Leopoldo I colocó la primera piedra del nuevo edificio en 1854. En 1865, Poelaert, absorbido por el proyecto del palacio de justicia de Bruselas, abandonó la dirección de la obra. Le sucedieronn varios arquitectos: Auguste Payen, Antoine Trappeniers, Louis de Curte y Alphonse Groothaert. La iglesia, aunque se consagró en 1872, no se terminó hasta 1909, después de una larga interrupción de las obras.

Será Leopoldo II, deseoso de embellecer el lugar, el que encargará a un arquitecto de Múnich, el barón Heinrich von Schmidt, terminar la fachada principal, los porches monumentales y la torre central.

Por razones urbanísticas, la fachada de la iglesia debía estar orientada hacia el centro de Bruselas, por lo que el coro no se orienta hacia el este, como suele ser habitual, sino hacia el noreste.

La estación de metro más cercana es la de Bockstael (línea 6).



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