María Cristina de Habsburgo-Lorena (1742-1798) cumple los años el 13 de mayo.
María Cristina de Habsburgo-Lorena (1742-1798) nació el día 13 de mayo de 1742.
La edad actual es 281 años. María Cristina de Habsburgo-Lorena (1742-1798) cumplirá 282 años el 13 de mayo de este año.
María Cristina de Habsburgo-Lorena (1742-1798) es del signo de Tauro.
María Cristina de Austria (Maria Christina Johanna Josefa Antonia; Palacio Imperial de Hofburg, 13 de mayo de 1742 - Viena, 24 de junio de 1798) fue una Archiduquesa de Austria, hija de los emperadores María Teresa I y Francisco I. Gobernadora de los Países Bajos, contrajo matrimonio con Alberto de Sajonia, duque de Teschen y Virrey de Hungría.
Era la favorita de su madre con quien compartía el mismo día de cumpleaños. Cristina era muy inteligente y hermosa, y tenía grandes dotes artísticas. La parcialidad cariñosa que la emperatriz le mostró causó intensos celos en sus hermanos y hermanas, especialmente en el emperador José II. Se llegó a rumorear que su primera esposa, Isabel de Parma, se convirtió en su amante, y nombró a su segunda hija como ella.
María Cristina, también conocida como Mimi, fue la hija predilecta de María Teresa, quien lo demostraba sin tapujos. No solo era muy bella, si no que además tenía una inteligencia clara y grandes dotes artísticas.
El favoritismo de su madre causaba un hondo resentimiento entre sus hijos y fue todavía más allá al permitirle a María Cristina ser la única de sus hermanos en escoger a su marido, cosa rarísima para la época y principalmente para su una mujer de su estatus social. Esto incluso contradiciendo la voluntad de su difunto padre, quien la quería como esposa de su primo, el príncipe Benedicto de Saboya, uno de los hijos de Carlos Manuel III de Cerdeña.
Maria Cristina era una mujer muy inteligente, y que sabía cómo manipular a sus padres, especialmente a su madre. La repentina muerte de su padre, Francisco I, y la depresión que superó Maria Teresa después de su viudez, significaba que María Cristina fue capaz de convencer a su madre vulnerable y sentimental a permitirle que se case por amor y no por razones de Estado. Ella fue la única hija a la que le autorizó esto. Ella eligió a su primo segundo el príncipe Alberto de Sajonia-Teschen, que no tenía ni una gran riqueza, ni un trono para ofrecer, por lo que la pareja fue nombrada Gobernadores de los Países Bajos Austriacos, se le hizo a él Archiduque, gobernador de Hungría y a ambos se le concedió el ducado de Teschen. El matrimonio fue descrito como feliz.
La pareja logró solamente tener una hija, María Teresa de Sajonia-Teschen, que nació el 16 de mayo de 1767 y murió al día siguiente. Más tarde se convirtieron en padres adoptivos de su sobrino el Archiduque Carlos, hijo de Leopoldo II y María Luisa de Borbón, de quien era muy amiga. Las cartas que se enviaban testimonian el acogedor clima familiar que rodeaba a la Emperatriz.
María Cristina y su familia se establecieron en Bratislava en 1766, después que María Teresa le encomendó el cargo de Gobernadores de Hungría.
María Cristina poseía un carácter extremo y bipolar, ya que mostraba un inmenso cariño y ternura para quienes le caían en gracia, y por otra parte era sumamente severa y crítica con quienes le eran antipáticos. Debido a este comportamiento lunático y sumado al favoritismo que tenía su madre por ella, sufrieron muchos de sus hermanos. Principalmente María Antonieta y Leopoldo, con quienes era especialmente cruel e hiriente. Leopoldo además tenía una razón más de resentimiento, ya que se rumoreaba en la época que la gran amistad que tenía con su esposa era más bien una relación lésbica.
Inteligente y diplomática, María Cristina sabía aprovecharse de la debilidad de María Teresa para sacarle el máximo provecho; le escribía seguido, le daba la razón y estuvo siempre a su lado.
María Cristina murió de tifus y sus restos descansan en la Cripta Imperial de Viena, junto a los de su esposo y su pequeña hija. Tras su muerte, su marido hizo erigir en su honor un espléndido monumento, obra de Antonio Canova en la iglesia de los Agustinos.
Una de sus hermanas, la archiduquesa María Amelia, también estaba enamorada de un príncipe menor, Carlos de Zweibrücken, pero estaba casada a la fuerza con Fernando I de Borbón-Parma y no con el hombre que amaba. La suerte de María Cristina, el que se le permitiera casarse con el hombre que amaba, amargó a las otras hijas de María Teresa, que ya resentían el favoritismo de su madre. No solo fue capaz de casarse con su príncipe a elección, sino que también María Teresa les proporcionó una gran dote y le entregó a la pareja el Ducado de Teschen.
María Amelia, la hija más afectada, quedó separada de su madre por el resto de la vida de la Emperatriz, aunque María Antonieta le escribía cartas desde Francia. María Cristina no gozaba de la misma proximidad con María Antonieta o con sus otras hermanas, María Ana, María Carolina, María Isabel y María Amelia quienes intercambian no solo cartas, sino también vestidos, retratos y otros regalos.
A su hermano Leopoldo, no le agradaba por su forma de regañar, su lengua afilada y, sobre todo, su hábito de confiar en la emperatriz, lo que indicaba claramente que María Cristina utilizó su influencia primordial con su madre para criticar a sus hermanos, a crearles problemas, y a tratarlos sin amabilidad. Ella usó la preferencia y la debilidad que su cuñada, Isabel, tenía por ella, para ejercer cierta influencia sobre su hermano y heredero de su madre, José.
Los hermanos de Maria Cristina, especialmente sus hermanas, nunca se reconciliaron con ella, incluso después de la muerte de su madre. Los problemas de carácter de Cristina además del hondo resentimiento creado por María Teresa, dio como resultado que tras una discusión nunca más volviera a tener contacto con su hermana María Amelia. La Reina María Antonieta, su hermana menor, la ignoró cuando visitó Francia, y en su estadía en Versalles fue tratada como cualquier otra visita de Estado. A su vez, cuando se le informó a María Cristina que María Antonieta había sido guillotinada en 1793 dijo simplemente y a sangre fría que su hermana nunca debió haberse casado.
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