El Imperio de Ghana (750-1068) estaba localizado en lo que actualmente es el sudeste de Mauritania y la zona occidental de Malí, al sur del Sahara, en el valle medio del río Senegal. Era conocido con el nombre de Wagadu por sus propios ciudadanos soninké, pero los europeos y árabes lo llamaron Imperio de Ghana por el título de su rey, Ghana, que significa rey guerrero. Wagadu significa tierra de rebaños (waga = rebaño, du = tierra).
El reino de Ghana surgió a partir de los relativamente pequeños asentamientos agro-pastorales del siglo IV en la región conocida como Awkar. Entre los años 750 a 800, un pueblo de lengua mandé, conocido como los soninké, unido bajo Majan Dyabe Cisse o Dinga Cisse, el primer rey guerrero, dominó Awkar (aún hoy el apellido Cisse es prominente en la política de Mauritania y Malí). Los soninké fueron entonces los fundadores del Imperio de Ghana que a partir del siglo VIII controló el comercio transahariano. Los Ghanas conquistaron numerosas ciudades y anexaron territorios vecinos. Su apogeo llegó en los siglos IX y X.
Aunque las tradiciones orales hablan sobre todo de los soninké de Wagadu, al parecer, otros soninké formaron otros reinos prestigiosos en la región, como Kaarta, Gajaaga y Gidimaxa. Cada uno de estos reinos era gobernado por el “tunka” o rey, el único que era el “propietario o maestro de la fuerza” o del poder, el “fankama”. Se cree que varios reinos que surgieron en esta parte de África tras los procesos de centralización política desencadenados por los drásticos cambios económicos ocurridos durante el siglo VIII en las regiones del Sahel y el Sahara. Fue la época de la introducción del camello y de la forma de vida árabe en la región y de una revolución comercial basada en los envíos de oro, marfil y sal hacia África del Norte, Medio Oriente y Europa a cambio de variadas mercancías. Al enriquecerse el Imperio de Ghana el comercio transahariano pudo expandirse y ganar el control de importantes rutas comerciales.
Los primeros escritos que mencionan el reino se deben a comerciantes Sanhaja del siglo VIII. Más información proviene de los comerciantes de Al-Ándalus que visitaban el país y de los Almorávides, que invadieron el reino desde el siglo XI. El académico de Córdoba Abu Abdullah al-Bakri coleccionó las historias sobre los viajes a Ghana y dio una detallada descripción del reino en 1067, época en que el ejército imperial tenía 200 mil soldados y 40 mil arqueros. El culto al emperador era obligatorio. Al morir era enterrado en una gran tumba bajo una cúpula y lo sucedía el hijo mayor de su hermana mayor. La religión se centraba en la adoración de Bida, una mítica serpiente del río Níger.
La capital fue construida en Kumbi Saleh al borde del Sahara. La mayoría de las casas eran de madera y barro pero la clase alta vivía en casas de piedra y madera. En la práctica había dos ciudades separadas por unos 10 kilómetros densamente poblados por los comerciantes.
La sección mayor se llamaba El-Ghaba y estaba protegida por una muralla de piedra dentro de la cual estaba el centro político y religioso. Allí se encontraban el palacio imperial y los bosques de árboles sagrados usados en los rituales religiosos de los soninké. Se construyó luego una mezquita para los funcionarios musulmanes.
La otra sección de la ciudad era la comercial, poblada por numerosos comerciantes árabes y bereberes que construyeron una docena de mezquitas. Los Ghanas toleraron la difusión del islam aunque nunca se convirtieron, como sí ocurrió con los gobernantes de Takrur en lo que hoy es Senegal.
Hacia el 1059, el crecimiento de la población chocó con la expansión del desierto hacia el sur, con lo que las importaciones de alimentos crecieron. El creciente poder de los almorávides les permitió atacar Ghana en 1062, acaudillados por el general Abu Bakr ibn Umar, que sitió la capital en 1067. El reino resistió más de diez años gobernado por Ghana Bassi y su sucesor Ghana Tunka Menin, con un ejército de doscientos mil hombres. Finalmente, en 1076, Abu Bakr ibn Umar conquistó la capital y forzó a sus habitantes a convertirse al islam. La dominación almorávide, empero, no sobrevivió a la muerte de Abu Bakr en 1087. Los soninké retomaron el control de la región, pero con su poder debilitado.
En 1140, el pueblo sosso del reino Kaniaga, radicalmente antimusulmán, conquistó gran parte del antiguo imperio. Diara Kante se apoderó de Kumbi Saleh en 1180 y estableció la dinastía Diarisso. Su hijo Soumaoro Kante lo sucedió en 1203 y obligó al pueblo a pagarle tributos.
En 1230, Maghan Sundiata, el príncipe de la región de Kangaba, al suroeste del actual Malí, encabezó una rebelión en favor del emperador mandé de Malí, Sundiata Keïta, contra el gobierno sosso. Ghana Soumaba Cisse, vasallo de Sosso. Después de la derrota de Soumaoro en la batalla de Kirina en 1235, el nuevo gobierno en Kumbi Saleh se declaró aliado del Imperio de Malí, al que pasó a pertenecer a partir de 1240.
La Ghana contemporánea nombrada en honor al antiguo Imperio no estaba en su territorio. Según las leyendas tradicionales, los sobrevivientes del Imperio migraron hasta la actual Ghana, cuyos pobladores conocían como comerciantes de oro.
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