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José María Córdova



José María Córdova Muñoz (Concepción, Antioquia, Virreinato de Nueva Granada, 8 de septiembre de 1799 - El Santuario, Antioquia, 17 de octubre de 1829) fue un militar colombiano que participó en la Guerra de Independencia de Colombia, Perú y Bolivia. Durante ellas sirvió en las tropas de Emmanuel Serviez, José Antonio Páez, Simón Bolívar y Antonio José de Sucre. Es conocido como El héroe de Ayacucho por su desempeño en esa batalla decisiva.[1]

Antes de los 30 años ya era general en el ejército patriota.

José María Córdova nació en Concepción, en dicha época parte de Rionegro (de allí que existan algunas polémicas sobre su lugar de nacimiento). Es en ese lugar fue donde su familia se había mudado 10 años antes al ser nombrado. Hijo de Crisanto de Córdova y Mesa, pequeño comerciante activo en el oriente antioqueño que también había sido alcalde pedáneo y mayordomo de fábrica, y de Pascuala Muñoz Castrillón, el matrimonio tuvo otros cuatro hijos: Salvador, Vicente, Venancia y Mercedes. Posteriormente, su familia pasó a vivir en San Vicente y, más adelante, a Rionegro. Córdova en su niñez solo tuvo la educación básica de la época y la de acompañar a su padre a los viajes de negocio.

A inicio de 1814 ingresa en el ejército a la Escuela de Ingenieros Militares del Estado Libre de Antioquia que para ese entonces, funcionaba en la casa de la Maestranza en Rionegro, hogar de don Juan del Corral, bajo la tutela del coronel Francisco José de Caldas, del abogado José Félix de Restrepo y del militar francés Emmanuel Roergas de Serviez, posteriormente la escuela es trasladada a Medellín, en esa institución se empezó a interesar por la causa revolucionaria.

A inicios de 1815, José María Córdova marchó en la tropa del Batallón Antioquia al mando de Serviez con el grado de subteniente hacia el sur para apoyar al ejército independentista que luchaba en el Cauca. Su primera acción militar fue en la Batalla del Río Palo en 1815, donde se desempeñó destacadamente, por lo que el hasta entonces subteniente fue ascendido en el mismo campo de batalla a teniente efectivo. Luego de la derrota en la Batalla de la Cuchilla de El Tambo, en 1816, junto a un reducido número de hombres encabezados por Serviez y Francisco de Paula Santander se replegó hacia los llanos Orientales colombianos.

Córdova luchó en Venezuela a órdenes de José Antonio Páez; participó en la batalla del Bajo Apure, planeada por Páez para apoderarse de la caballería del ejército realista. Tras la batalla, Serviez fue asesinado en noviembre de 1816, presuntamente por órdenes de Páez. Córdova, que estimaba a Serviez, intentó fugarse del campamento, pero fue arrestado y acusado de deserción. Cuando un consejo lo condenó a muerte, un grupo de oficiales encabezados por Juan Nepomuceno Moreno intercedió por él. Córdova fue perdonado y obligado a incorporarse de nuevo al ejército.

Córdova viajó a Guayana en 1817 y Simón Bolívar lo incorporó a su Estado Mayor en junio de ese año.

En 1819, como parte del ejército que Simón Bolívar logró reunir junto con las fuerzas ya organizadas de Francisco de Paula Santander (tras encontrarse en Tame -Arauca-), haciendo parte del batallón cuya división era comandada por José Antonio Anzoátegui, emprendió la Campaña Libertadora de Nueva Granada. Inició su travesía en territorio venezolano, para adentrarse luego en la Nueva Granada (actual Colombia), atravesó la cordillera Oriental por el páramo de Pisba y libró las batallas del Pantano de Vargas y la de Boyacá (7 de agosto de 1819).

Después de la batalla de Boyacá, las tropas republicanas se dirigieron a Santafé, la capital. Al amanecer del martes 10 de agosto, en el Puente del Común, supo Bolívar que el virrey Juan Sámano había huido la víspera rumbo a Honda. De inmediato despachó en su persecución al general José Antonio Anzoátegui y al teniente coronel José María Córdova con alguna infantería y varios escuadrones de caballería. Llegaron a Honda el viernes 13 de agosto y allí les informaron que Sámano y su séquito se habían embarcado el martes anterior rumbo a Cartagena. Desde el puerto sobre el Magdalena, Córdova se dirigió a Bolívar solicitando la comisión de libertar la provincia de Antioquia. El correo que llevaba aquel oficio se cruzó en el camino de Honda a Santafé con un posta que traía del cuartel general de Bolívar el nombramiento de Córdova de gobernador de dicha provincia.

Córdova se vio abocado a enfrentar un gobierno provincial erizado de problemas de toda índole, como la situación de orden público, el contrabando de aguardiente, la corrupción de los funcionarios y el sistema de espionaje de los realistas, entre otros. Todo esto tenía sumida a la provincia en un estado de desconcierto.

El 30 de septiembre de 1819, un mes después de la llegada del gobernador, Faustino Martínez le escribió al virrey Sámano, radicado en Cartagena, pidiendo su ayuda, y le informó que «aunque [los republicanos] han alistado mucha gente, se hallan sin más armas que la lanza y faltos de pertrecho y municiones, de suerte que si vuestra excelencia manda algún refuerzo la provincia será reparada al momento».[2]​ Estos informes, unidos a los que posteriormente enviaría Miguel Santa María, alentaron a Sámano a orquestar una segunda reconquista desde Cartagena y otros puntos estratégicos del virreinato.

Una de las primeras medidas tomadas por Córdova fue la de nombrar gobernador civil de la provincia de Antioquia a José Manuel Restrepo, en obediencia al decreto firmado por Bolívar el 17 de agosto de 1819, que dejaba en manos del gobernador civil los asuntos judiciales y de baja policía, en tanto que los gobernadores y comandantes generales de la provincia ejercían el mando de armas, la alta policía y todas las funciones gubernativas.[3]

El 16 de octubre de 1819, Córdova formó en Rionegro el 2º Batallón de Cazadores de la Nueva Granada, compuesto de cuatro compañías, de cien hombres cada una, provenientes de los cantones de Antioquia, Rionegro, Medellín y Marinilla. Los oficiales del cuadro “son jóvenes de familias distinguidas, de educación, y que prometen ser excelentes oficiales”. Cuarenta días más tarde le propuso al ministro de la guerra, doctor Alejandro Osorio, un uniforme “que no sea costoso ni complicado para el cuerpo de mi mando”: «chaqueta de paño azul con cuello y bota colorada, calzón blanco de lana u otro género fuerte, gorra de vaqueta copa de sombrero […], gorro de cuartel de manga, la parte que abraza la cabeza colorado y el resto azul. […] Los oficiales, chupa azul con cuello, bota y vuelta colorada, calzón blanco ajustado, bota por encima del calzón, gorra fina como la del soldado, gorro azul de bomba, todo con cabos amarillos. […] Tengo el cuerpo vestido con este uniforme excepto gorras, y tengo repuesto para dar otro vestido a cada soldado».[4]​ Varios dibujos contemporáneos que reposan en el Archivo Nacional muestran a los soldados llevando alpargatas, por ser un calzado tan económico como práctico para cruzar arroyos y lodazales. Y aun cuando Córdova señala en su carta que las botas forman parte del uniforme de los oficiales, era habitual que en los pasos difíciles todos usaran abarcas o alpargatas, e incluso que marcharan descalzos. Las botas de charol, importadas de Inglaterra, se reservaban para desfiles, ceremonias o bailes.[5]

Dice el diario de José Manuel Restrepo que la bandera del Batallón de Cazadores se bendijo en Rionegro el domingo 26 de diciembre de 1819, una bandera que tal vez sería semejante a la del regimiento de Artillería de Venezuela que se conserva en el Museo del Ejército Nacional de Londres.[6]

La caída de Córdova del caballo El Inca el 28 de diciembre de 1819, se produjo “corriendo toros en la plaza”. De hecho, la palabra que usa Córdova es más evasiva: “habiendo toros”. Puede deducirse que el gobernador y comandante militar había aprovechado la fiesta que culminaba con la quema de la efigie del rey Herodes, fiesta que por ende había adquirido un fuerte tinte político, para exhibir sus habilidades en la práctica del coleo llanero.[7]

Según el testimonio del gobernador civil Restrepo y del mismo Córdova, a raíz del accidente el gobernador Córdova perdió el sentido durante más de ocho horas y permaneció quince días en estado crítico, sin poder levantarse. Estuvo alejado del gobierno aproximadamente durante tres semanas, del 28 de diciembre de 1819 al 16 de enero de 1820.

Córdova comandó el batallón de Cazadores de Antioquia y el 12 de febrero de 1820 derrotó en el Combate de Chorros Blancos, en Antioquia, a los españoles que pretendían apoderarse de Bogotá y abrir un corredor estratégico desde Cartagena hasta Quito y Lima.

Luego del Combate de Chorros Blancos, Bolívar le encomendó la toma del río Magdalena, arteria fluvial del país. Para ello el 3 de junio de 1820 ocupó Magangué, el 20 de junio recuperó Mompox. Sin embargo, quedaba por liberar la ciudad de Cartagena de Indias y las sabanas de Corozal. Para cumplir con este objetivo Bolívar planeó una acción conjunta en que participaría el coronel Mariano Montilla, el almirante Luis Brión, el entonces coronel José Prudencio Padilla y el capitán Córdova. En agosto de 1821, Padilla, Jacinto Lara y José María Carreño lograron apoderarse de Santa Marta. Luego de la toma de esta ciudad, Montilla sitia la ciudad de Cartagena y, junto a José María Córdova, somete a sus defensores el 10 de octubre de 1821.

Durante las campañas del Sur en 1822, a Córdova se le encargó unirse a las tropas del general Antonio José de Sucre, acantonadas en Ecuador. Sellaron la independencia de esta nación con la célebre batalla de Pichincha. Participó en la campaña de Pasto contra el General Realista pastuso Agustín Agualongo.

El general José María Córdova tomó parte en la batalla de Ayacucho en Perú, batallando en el ejército patriota de Sucre, más tarde gran Mariscal de Ayacucho. La acción de Córdova fue decisiva para vencer al virrey José de la Serna, a la sazón comandante del ejército realista español. Esta contundente victoria condujo de inmediato a la independencia del Perú y a la creación de Bolivia, y marcó el final del dominio español en América del Sur. Durante esta batalla, Córdova pronunció la famosa arenga: «¡Soldados, armas a discreción; de frente, paso de vencedores!».[cita requerida]

Córdova fue en adelante llamado «Héroe de Ayacucho» por su valor y decisivo papel en el campo de batalla.[cita requerida]

Córdova había expresado claramente su oposición y descontento con la proclamación del general Simón Bolívar como dictador de la Gran Colombia el 27 de agosto de 1828 y estaba bajo investigación por la conspiración de la "Noche Septembrina" del 25 de septiembre de 1828. Por lo tanto, Córdova estaba dispuesto a organizar una revuelta contra Bolívar en Antioquia.

En 17 de septiembre de 1829, un mes antes de fallecer, Córdova le escribió a Bolívar indicándole que no estaba dispuesto a traicionar sus juramentos ni faltar a su deber. Le recordó:[8]

Así, Córdova reunió un ejército de antioqueños y se levantó en armas contra Bolívar, como también lo hicieron en el sur de Colombia José María Obando y José Hilario López.[8]​ En respuesta a dicha insurrección, en Santa Fe de Bogotá el Consejo de Gobierno organizó un ejército de ochocientos hombres del batallón Rifles, con varios oficiales extranjeros como Carlos Luis Castelli, al mando del general de brigada irlandés Daniel Florencio O'Leary. De Cartagena salió otro contingente al mando del general Mariano Montilla.[9]​ Del lado de Córdova estaban Salvador Córdova, Manuel Antonio Jaramillo, Braulio Henao, Francisco Escalante, José Manuel Montoya y Anselmo Pineda.[10]​ Las personalidades presentes en ambos bandos serían figuras representativas durante el siglo XIX, por tanto, la Guerra del Santuario, fue la primera guerra civil (1829), en la historia de la república, dado que puso de manifiesto los diferentes proyectos de Estado entre las élite regionales que intentaron resolver el conflicto por la vía bélica y su resultado determinaría el curso del siglo que vio nacer las repúblicas americanas. José María Arango, testigo de la batalla, la describió así:[11]

El 16 de octubre Córdova hizo marchar su tropa desde El Peñol, por donde él esperaba a O'Leary. En la noche supo Córdova que O'Leary venía por Granada hacia El Santuario de Antioquia, donde ya había algunos para recibirlo. Córdova llegó a un lugar llamado El Salto en El Santuario a las 8 de la mañana, con sus tropas cansadas después de un torrencial aguacero. Córdova organizó a su fuerza en tres alas: la izquierda encabezada por su hermano Salvador; la derecha por Benedicto González y el centro por él mismo.

Tras instar a Córdova a rendirse, O'Leary atacó y derrotó a los rebeldes. Herido, Córdova se retiró a una casa hospital. El general O'Leary ordenó a uno de sus oficiales de caballería, un teniente coronel irlandés llamado Rupert Hand, capturar a Córdova.[13][14][9]​ Hand mató a este en la casa donde se había refugiado.[15]

Córdova no era, según su edecán Francisco Giraldo, ni alto ni bajo; tenía un porte marcial como el de ningún otro; el óvalo de la cara era hermoso, la tez blanca y sonrosada, los ojos grandes, rasgados y chispeantes, con una mirada fija de gavilán; era lampiño y cojeaba un poco al andar; le encantaban las mujeres, los libros y el baile. Se le veía a toda hora llevando un fuete en la mano y un blanco sombrero de jipijapa. Existen más de diez documentos de la época que registran la preferencia de Córdova por esa prenda.[16]

En su escrito "20 estudios iconográficos de José María Córdova",[16]​ y muy especialmente en su análisis de las láminas 1, 2, 3, 6, 10, 11 y 12 que lo ilustran y fueron tomadas del natural, doña Pilar Moreno de Ángel demuestra que Córdova tenía el pelo y los ojos negros, al contrario de como aparece en los retratos del prócer que se pintaron en las postrimerías del siglo XIX, donde el prócer aparece de pelo rubio y ojos claros. Para confirmar su aserto, la señora Moreno de Ángel cita el testimonio de la familia del cónsul inglés James Henderson, aportado por el diplomático norteamericano Rensselaer van Rensselaer.[12]​ Según dicho testimonio, Córdova tenía cabello y ojos oscuros.

Como homenaje a sus ejecutorias y en su memoria, el departamento de Córdoba en Colombia lleva su nombre. Además, el Aeropuerto Internacional José María Córdova, ubicado en el municipio de Rionegro y que sirve al departamento de Antioquia, fue nombrado en su honor. También la institución educativa más antigua de la ciudad de Rionegro lleva su nombre, anteriormente Liceo departamental José María Córdova, ahora institución educativa José María Córdova, así como los municipios de Córdoba en el Quindío, Córdoba en Nariño y Córdoba en el Bolívar rinden homenaje a su nombre.[cita requerida]

Además, en su honor, el Centro Administrativo La Alpujarra de Medellín lleva el Nombre de "José María Córdova". De igual manera, la única fábrica estatal de armas y municiones de Colombia perteneciente a la Industria Militar Colombiana también lleva el nombre de Córdova.

Así, varios parques de municipios de Colombia llevan monumentos en su nombre como el parque de la Libertad de Rionegro, el parque de Concepción, la plaza mayor de El santuario entre otros.

Adicional a lo anterior, la escuela de oficiales del Ejército Nacional de Colombia, lleva su nombre: Escuela Militar de Cadetes General «José María Córdova».[17]

De acuerdo a una nota publicada en el periódico El Tiempo,[18]​ existe una confusión sobre la manera correcta de escribir el apellido del prócer y por ende, del departamento de Córdoba. La nota aclara que el nombre del departamento de Córdoba se escribe con B, a pesar de ser un homenaje al militar neogranadino y que de manera temporal, el departamento fue llamado Córdova, pero le fue devuelto el nombre original dispuesto en la ley de creación del departamento.[18]

Esta confusión se debe a que los primeros españoles de apellido Córdoba llegaron de Andalucía a la región de Antioquia, entre el XVII y XVIII y que por esta misma razón, el prócer fue bautizado con el apellido Córdoba, pero en su carrera militar, decidió cambiar la B de su apellido por la V de la victoria.[18]



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