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José María Linares



José María Rufino de Linares Lizarazu (Ticala, Intendencia de Potosí, Virreinato del Río de la Plata, Imperio Español; 10 de julio de 1808-Valparaíso, Chile; 23 de octubre de 1861) fue un abogado, dictador y político boliviano, décimo tercer presidente de Bolivia desde el 9 de septiembre de 1857 hasta su caída del 14 de enero de 1861. Cabe mencionar que Linares fue el segundo civil que llegó a la presidencia de Bolivia.[nota 1]

José María Linares nació el 10 de julio de 1808 en la hacienda de Ticala (actual Municipio de Puna) de la Intendencia de Potosí (actual Departamento de Potosí), en ese año perteneciente al Virreinato de la Plata. Fue hijo de padre español y madre boliviana. Linares fue descendiente del linaje de la noble y acaudalada familia de los condes de Casa Real de la Moneda y Señores de Rodrigo en Navarra, España. Linares se educó primero en el Colegio Nacional Pichincha [cita requerida] y luego en el colegio seminario de la ciudad de Sucre.

Durante sus tiempos de estudiante, Linares llegó a obtener muy altas calificaciones destacándose en sus estudios, logrando de esa manera estar entre los mejores alumnos de su colegio.

En 1825, cuando aún todavía era muy jovenzuelo (17 años); sus profesores le hicieron rendir varios exámenes delante de los libertadores Simón Bolívar y Antonio José de Sucre cuando estos se encontraban de paso por Chuquisaca. Ambos libertadores le felicitaron al quedar admirados de la capacidad intelectual del muchacho Linares, que Simón Bolívar le regaló como obsequio una medalla de oro.

A la vez Antonio José de Sucre también había quedado impresionado por su excelencia académica y su talento, que logró influir para que Linares fuera nombrado profesor en el mismo colegio.

Años después, Linares continuo con sus estudios superiores ingresando a estudiar en la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca. Su carácter siempre fue inflexible desde su juventud, una de las características de sus actos, tanto en lo personal como en lo político.

Desde su juventud, Linares ocupó cargos políticos de lustre: diputado, prefecto de Potosí, ministro de Estado durante el tercer gobierno del presidente José Miguel Velasco, así también como ministro plenipotenciario. Sus desvelos los dedicó a estudios de las ciencias sociales. Mientras se encontraba como embajador de Bolivia en España, le toco firmar el tratado en que esa nación reconoció oficialmente la Independencia de Bolivia (desde 1825). A su regreso al país salió elegido diputado y, a poco, presidente del poder legislativo.

Cabe recordar, que en vez de retirarse de la vida pública e irse a vivir definitivamente a España, con todo el dinero que había heredado (al ser el descendiente de una familia de la nobleza española); Linares lo puso todo en su actuación política en el país. Llegó a gastar toda su fortuna en intentar y empeñarse obstinadamente en convertirse en Presidente de Bolivia hasta el extremo de morir casi en la miseria. Pero al final, su ferviente perseverancia lo llevó a subir a la presidencia del país; aunque cabe aclarar que esto después de haber financiado económicamente varios levantamientos militares y revueltas populares desde 1848, contra los gobiernos de los presidentes Manuel Isidoro Belzú y Jorge Córdova (a este último logró derrocarlo en la Batalla de Cochabamba de 1857)

Una vez que Linares derrocara al presidente Jorge Córdova en la batalla de Cochabamba, este logró subir a la presidencia después de 9 años de intento (desde 1848). Linares se convirtió de esa manera en Presidente de Bolivia, subiendo a la presidencia a sus 49 años de edad, el 9 de septiembre de 1857. Su figura paso a la Historia de Bolivia por haber sido el primer presidente civil del país.

Después de su victoria en Cochabamba, se encaminó de viaje rumbo a la ciudad de La Paz. Desde el inicio de los primeros días de su gobierno, Linares creía que lo único que había que hacer para que Bolivia progresara, era moralizar el país. Pues estaba muy convecido de que era preciso levantar la moral del país.

Las instituciones y entidades públicas, junto al pueblo mandaban a publicar en los periódicos, boletines, y actas colectivas, en donde manifestaban su adhesión y su total apoyo al nuevo presidente.

Pronto se convirtió en uno de los caudillos más importante de la política nacional. Durante su vida política fue deportado y vivió en Perú, Chile y Argentina. En 1857, mediante golpe de Estado, ascendió a la presidencia. Gobernó con rectitud e inflexibilidad. En 1857 le retiró arbitrariamente la pensión a Doña Juana Azurduy, Coronel del Ejército de Bolivia, ascendida post mortem a Mariscal Teniente coronel del Ejército Argentino. Apoyó la fuerza de su gobierno en la ética, con acciones implacables contra quienes transgredían la ley. Para hacerlo se declaró dictador, aplicó severas medidas de fiscalización. Redujo drásticamente los fondos del ejército y sus efectivos. Fue escrupuloso y austero en el manejo del erario público, con reducción de sueldos reduciendo el déficit público. Cambió la política de estado hacia el librecambismo.

El 14 de enero de 1861 fue depuesto por un golpe fraguado por sus propios ministros: Ruperto Fernández, Manuel Antonio Sánchez y el general José María de Achá.

Murió seis meses después en su exilio de Valparaíso, Chile, el 23 de octubre de 1861.



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