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Justa entre las Naciones



Justos de las Naciones (en hebreo: חסידי אומות העולם ; transcrito como Jasidei Umot Ha-Olam) es una expresión del judaísmo empleada para referirse tradicionalmente al conjunto de aquellas personas de confesión no judía o extranjeros, a los que también denomina gentiles o noájidas, que merecen consideración y respeto por observar una conducta moral acorde con los Siete preceptos de las naciones y a los que, según esta creencia, les espera una recompensa Divina.

Tras la constitución del Estado de Israel, esta expresión también designa de manera oficial a un programa de reconocimiento y distinción aprobado mediante una ley de 1953 por el Knéset o Parlamento israelí. Desarrollado a partir de 1963 por Yad Vashem, Institución creada para honrar a las víctimas y los héroes del Holocausto o Shoá, con el objeto de rendir el máximo honor a aquellas personas que, sin ser de confesión o ascendencia judía, prestaron ayuda de manera altruista y singular a las víctimas, por su condición de judíos, de la persecución emprendida por el régimen nacionalsocialista del Tercer Reich alemán y otros afines en Europa con anterioridad y durante la Segunda Guerra Mundial.

Estas personas reciben el título de "Justo de las Naciones" o "Justo" que se les otorga, junto con otros privilegios, en nombre del Estado de Israel y del "pueblo judío", en forma de un diploma certificado y de la denominada "Medalla de los Justos" en la cual, una inscripción remite a una frase del Talmud que simboliza la fe en la Humanidad:

Hasta el 1 de enero de 2019, un total de 27.362 personas de 51 países distintos habían sido declaradas "Justas de las Naciones"[1]​ siendo cada uno de sus nombres registrado por el Yad Vashem e inscrito en el "Muro de Honor del Jardín de los Justos" en Jerusalén. En 2010, el Memorial de Yad VaShem ha reconocido a unos 28 000 “justos”.[2]

Según una de las tradiciones del judaísmo, la mayoría de los preceptos y obligaciones que contiene la Torá o sus comentarios, deben ser observados solamente por los creyentes judíos a quienes se les supone haberlos recibido por transmisión de sus antepasados familiares. Estas obligaciones, que se recopilan en los 613 mandamientos o mitzvot, no afectan en principio a los no judíos, quienes tienen que seguir reglas de conducta menos detalladas pero que, si respetan particularmente los 7 mandamientos noequitas, la tradición permite su reconocimiento, siendo entonces llamados Noájidas o gentiles y a quienes según la religión judía, les espera una recompensa divina.

Uno de los ejemplos de gentiles es personificado en la figura bíblica de Job o la de Melquisedec.

Según la Halajá,[3]​ los 7 preceptos divinos que deben ser observados por los no judíos son:

Estos preceptos fueron según la tradición enunciados por mediación divina en tiempos del patriarca Noé a toda la Humanidad tras sobrevivir al Diluvio y por ello, son considerados como esenciales por los rabinos, si bien existen otros ordenamientos que incumben a los no judíos pero de menor imperativo en su seguimiento.

Según educan los rabinos, las sociedades que violan deliberadamente estos preceptos no pueden sobrevivir y se exponen a su decadencia y destrucción como ilustra el episodio de Sodoma y Gomorra, de manera que su supervivencia es mantenida por la voluntad divina en defensa del Bien de los "Justos" que viven en el seno de la sociedad.

Durante la Edad Media, el término "Justos" fue difundido por las obras literarias generalmente con el sentido de designar a aquellos que muestran consideración hacia los judíos. El Sefer Ha Zohar califica como "Justos" a todo no judío que se comporta con justicia.[4]

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, los procesos de Núremberg expusieron a la luz pública el detalle de los graves crímenes y abusos masivos emprendidos por el régimen nacionalsocialista en contra de las personas de religión o ascendencia judía en Europa, fenómeno conocido como Holocausto o Shoá. Poco después de la constitución de Israel como Estado independiente en 1948, la necesidad de conmemorar a los "mártires" de tales acontecimientos abrió un debate en la sociedad del nuevo país durante los primeros años de la década de 1950 que adquirió una dimensión política cuando en marzo de 1953, el gobierno presidido por David Ben Gurion presentó ante el Knéset o Parlamento de Israel el proyecto de Ley titulado "sobre la conmemoración de los mártires y héroes - Memorial de Yad Vashem". Tras el debate, el proyecto resultó ampliado a la cuestión de los no judíos que por su comportamiento merecían un reconocimiento equivalente a la consideración tradicional de "Justos de las Naciones". La Institución Memorial de Yad Vashem quedó finalmente constituida según la Ley de 19 de agosto de 1953 siendo sus objetivos definidos en el artículo I.

Sin embargo, no fue hasta 1963 cuando, como consecuencia del impacto social del proceso emprendido contra Adolf Eichmann en Jerusalén que se dio a conocer a la opinión israelí casos relevantes de judíos ayudados por otras personas, momento aprovechado por el Yad Vashem para aplicar activamente la disposición de la ley de 1953, constituyendo una Comisión permanente, presidida por el jurista Moshe Landau, que también había presidido la sala que procesó a Eichmann, y el Dr Arieh Kubovy, director del Yad Vashem, y emprendiendo desde entonces la búsqueda sistemática e identificación de los "Justos".[5][6]​ Poco después, durante los años 1970, la Comisión fue dirigida por un superviviente de la Shoá, Moshe Bejski y quedaría constituido el Departamento de los Justos del Yad Vashem.

El Yad Vashem estima que tal reconocimiento de "Justos" cumple con objetivos a la vez educativos pero también morales y políticos:[7]

Desde 1963, una comisión presidida por un juez del Tribunal Supremo de Israel es la encargada del proceso de reconocimiento de una persona a la distinción de "Justo".

La comisión sigue un protocolo en aplicación de diversos criterios que regulan el método de información y documentación, si bien, es basándose en testimonios directos y entrevistas con testigos directos que se fundamenta principalmente el dossier de reconocimiento en el que a término se debe poder confirmar:

Una vez que la persona es reconocida como "Justa" se le entrega a ella o a sus representantes una medalla y certificado en una ceremonia pública a la que asisten las autoridades y representantes de las personas a las que le prestó ayuda. El nombre del "Justo" es después grabado en el muro de honor del "Jardín de los Justos" que se encuentra en las dependencias del memorial Yad Vashem aunque inicialmente, se procedía a la plantación de un árbol costumbre que tuvo que abandonarse por falta de espacio. Cada "Justo" recibe una pensión económica equivalente al salario medio de Israel mientras que sus parientes pueden beneficiarse de las ayudas sociales y sanitarias del Estado. En caso de grave dificultad, la "Fundación judía para los Justos" basada en Nueva York puede movilizar las reservas del Fondo Anne Frank, depositados en Basilea, para ayudar a la persona especialmente, en los gastos médicos. También se facilita al "Justo" y su familia el acceso a Israel para fijar su residencia.[9]

Por otra parte, la ley autoriza también al Yad Vashem a otorgar la ciudadanía honoraria al Justo o si ha fallecido, la ciudadanía conmemorativa del Estado de Israel.

Hasta el 1 de enero de 2007, el Yad Vashem había registrado a 21.758 "Justos" de 42 países diferentes entre las que destacan los nacionales de Polonia (6.004 Justos), Países Bajos (4.767), Francia (2.740), Ucrania (2.185) y Bélgica (1.443) que acumulan entre ellas a más del 75% de los registrados.

El perfil de los "Justos" es diverso si bien destacan las personas distinguidas por actuar en nombre de imperativos religiosos, como aquellas que pertenecían a las diversas iglesias cristianas pero también otras que actuaron por motivos humanitarios o que aun perteneciendo a organismos del Estado represor se opusieron a las instrucciones de sus superiores, como gendarmes, policías y militares.

También han sido reconocidos como "Justos" diversos funcionarios y miembros de los cuerpos diplomáticos:

También han sido numerosos los alemanes que pusieron su vida en peligro al desobedecer las leyes de su propio país, en tanto que militares o civiles empleados en los países ocupados como Oskar Schindler cuya historia fue llevada al cine en la célebre película La lista de Schindler en 1993, la del capitán Wilm Hosenfeld, plasmado en la película El pianista, e Irena Sendler que ayudó a salvar a más de 2500 niños judíos de la muerte,[12][13][14]​ y que fue llevada al cine en la película The Courageous Heart of Irena Sendler.

No solamente personas individuales han sido reconocidas como Justas sino también colectivos o incluso naciones en especial:

Entre las distintas formas de prestar ayuda por parte de los "Justos", Yad Vashem destaca las siguientes:

En cualquier caso, el registro del Yad Vashem se encuentra abierto y en continuo proceso de ampliación al considerar que son innumerables los casos de Justos que no pueden ser identificados por falta de testimonios.



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