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Justicia Democrática



Justicia Democrática fue una asociación de jueces, fiscales y secretarios judiciales de España, que se dio a conocer en 1971 de forma anónima y clandestina durante la dictadura franquista. Agrupaba a los miembros de la judicatura de creencias democráticas (una minoría frente al aplastante sesgo conservador del resto de jueces y fiscales) y tenía como objetivos implantar el estado de derecho en España y democratizar las estructuras de la administración de justicia.[1]

En su informe de 1973, dos años antes de la muerte del dictador Francisco Franco, denunció que «la tortura se sigue empleando, aunque es difícil determinar su frecuencia y hay muchos interesados en que no se determine. En particular en la llamada lucha contra la subversión». En el mismo informe Justicia Democrática señalaba los obstáculos prácticamente insalvables a los que se enfrentaban los jueces y fiscales que querían detener a sus responsables, como le ocurrió al fiscal de Barcelona y miembro de Justicia Democrática Carlos Jiménez Villarejo que no pudo procesar al jefe de la Brigada Político Social (BPS) de Manresa y pagó su osadía con su traslado a Huesca.[1]

Fue impulsora de las asociaciones Unión Progresista de Fiscales y Jueces para la Democracia.[2]​ Durante la mayor parte de su existencia su actividad fue clandestina. Su primer y único Congreso se celebró en enero de 1977 en Madrid, todavía ilegal, a pesar de que se había aprobado la Ley para la Reforma Política, y en el verano de ese año se celebrarían las primeras elecciones democráticas. Llegó a aglutinar a unos doscientos miembros, aproximadamente el 10 por 100 de las plantillas de jueces, fiscales y secretarios judiciales de aquel momento. Fue miembro de la Junta Democrática de España y fundadora de Coordinación Democrática.

Se disolvió tras la aprobación de la Constitución de 1978.



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