La llanura Chaco-Pampeana es una extensa planicie sudamericana. Comprende parte de Argentina, Bolivia, Brasil, Uruguay y Paraguay.
Se caracteriza por un relieve de formas bastante planas, sin formaciones sobresalientes. Presenta un suave declive desde el oeste hasta el este. La llanura presenta zonas más altas hacia el oeste; zonas bajas y deprimidas como el Gran Pantanal hacia el norte y sectores con ondulaciones como la Pampa ondulada.
Se ubica en la zona centro y noreste de la Pampa, Argentina, hasta el Chaco paraguayo y boliviano. Extendiéndose por Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia.
En algunas zonas las aguas superficiales tienen un escurrimiento lento o directo, pero a veces forman bañados, esteros o lagunas; esto sucede, por ejemplo, en el centro y este de las provincias argentinas de Chaco y Formosa, en la cuenca de los ríos Dulce y Salado, en la provincia argentina de Santiago del Estero, en el sur de las provincias argentinas de Córdoba y Santa Fe y en el centro de la provincia de Buenos Aires. También existe una zanja deprimida, situada al sur del Chaco y el norte de Santa Fe, paralela a los ríos Paraguay y Paraná, que se inunda con las crecientes aguas.
El sector sur occidental de la llanura Chacopampeana es seco y templado, llueve muy poco y el terreno arenoso deja penetrar la poca agua que cae. Hay temperaturas muy diferentes entre el día y la noche, y entre verano e invierno. En verano se soportan durante el día temperaturas cercanas o iguales a los 40 °C pero las noches son frescas. En invierno el termómetro baja frecuentemente de 0 °C.
El 5 de junio de 1888 (134 años), a las 3:20, se produjo el «terremoto del río de La Plata», con una magnitud en la escala de Richter de 5,5. Su epicentro estuvo en 34° 36’ S 57° 53’ 59’’ O, a 30 km de profundidad. Afectó a todas las poblaciones de la costa del Río de La Plata, en especial a las ciudades de Buenos Aires y de Montevideo. Produjo daños leves, ya que en estas ciudades no existían edificios de altura, ni trenes subterráneos. Aun así, posteriormente a este terremoto, en ninguna de las dos capitales se han tomado medidas anti sísmicas.
El 23 de marzo de 1899 (123 años), la ciudad boliviana de Yacuiba, en el límite de la llanura Chacopampeana, fue sacudida por un fuerte terremoto que causó 3 muertos y varios heridos.
En la provincia fitogeográfica pampeana, dominan las gramíneas. En la fauna se distinguen dos regiones, una junto a la costa del Paraná, similar a la paranaense, y otra en La Pampa, con características comunes a las del complejo chaco-monte-espinal; entre los mamíferos figuran la comadreja, la vizcacha, el zorrino pampeano, el lobito de río, el ciervo de los pantanos y el venado de las pampas.
En la provincia del espinal (un arco desde el centro de Corrientes y norte de Entre Ríos hasta La Pampa y sur de Buenos Aires, por Santa Fe, Córdoba y San Luis) hay bosques de árboles grandes (xerófilos, caducifolios como el algarrobo), estepas arbustivas de espinillos y chañares, palmeras y gramíneas. La fauna es similar a la chaqueña.
El humano provocó grandes cambios al introducir la agricultura, la ganadería y la forestación. Especies como el puma, ñandú, venado de las pampas, guanaco, etc. fueron desapareciendo para ser encontrados en su hábitat natural en muy pocos lugares. Especies de menor tamaño que las anteriormente mencionadas, se han adaptado a las transformaciones generadas por el hombre. Es así que, en las aéreas rurales pueden verse mamíferos como la comadreja overa, el cuis, el zorro de las pampas, el peludo; aves como el sirirí, las gallaretas, la martineta, la perdiz copetona, varios paseriformes (entre ellos: el jilguero amarillo, el cabecita negra, el cardenal de copete rojo, el zorzal); reptiles (como el lagarto overo).
También pueden encontrarse especies que han sido introducidas por el ser humano como la liebre europea, el jabalí y el gorrión común. Hay también unas clases de plantas como quebrachos colorados, quebracho blanco, lapacho negro, palo borracho, guayacán, y otros.
La llanura chaqueña se sitúa al norte del río salado del norte desde la zona montañosa del oeste hasta los ríos de Paraguay y Paraná. Se prolonga más allá del territorio argentino, por el denominado chaco paraguayo y el chaco boliviano. Comprende las provincias de Formosa, Chaco, Santiago del Estero, norte de Santa Fe y este de Salta.Con una altura de 834m
Su origen estructural es una cuenca sedimentaria cubierta por erosión de los macizos vecinos. Tiene un clima tropical con estación seca. En verano se producen las mayores precipitaciones y decrecen de este a oeste.
Esta es una de las zonas con temperaturas más elevadas en el hemisferio occidental, llegando en enero las temperaturas a los 45 °C, por contrapartida el frente del viento pampero —pese a su nombre, originado en la Antártida— dominante hacia julio puede provocar importantes descensos térmicos con temperaturas que en ciertas ocasiones apenas superan a los 0 °C, de este modo el promedio anual de temperaturas da un perfil moderado que no refleja a primera vista los extremos estacionales.
Desde el Paleozoico todo el espacio de basamento precámbrico está marcado por cuencas y terraplenes. El espesor del material de edad paleozoica sobrepasa los 1.000 metros. Los sedimentos triásicos y jurásicos tienen, por el contrario, un espesor menor. Durante el Jurásico, un período en el que comienza la desintegración de Gondwana, se forman varias subcuencas del sustrato paleozoico afectado por movimientos tectónicos. Dichas cuencas se rellenan posteriormente con gruesos sedimentos cretácicos y cenozoicos. Los espesores de las series continentales del Triásico y Terciario oscilan entre 3.000 m ( al oeste del río Paraná) y 5.000 m (en la frontera entre Bolivia y Argentina).
La parte occidental de la región:
Poco poblada, presenta un bosque tropical xerófilo en el que predominan el quebracho y el algarrobo, chañal, lapacho, yuchán, guayacán o palo santo, el tártago y el vinal, lo que ha determinado actividad principalmente forestal.
La zona central:
Aquí se encuentra el chaco deprimido con suelos arcillosos, ríos que acumulan mucha sedimentación y son causales de inundaciones, y cubierto por bosques (predominantemente quebracho y palmeras de las especies yatay, pindó y caranday), imbricados tales bosques con pastizales. Por las características del suelo (arcilloso), es frecuente la formación de esteros y bañados. La tala y “desmonte” indiscriminados de esta región han facilitado procesos de desertización y se ha producido la recurrencia de grandes inundaciones durante los meses de lluvia y grandes déficits hídricos durante el resto del año.
Zonas aledañas a los ríos Paraguay y Paraná:
Se trata de las zonas más húmedas, la formación forestal predominante es selvática con predominio de especies distribuidas más densamente. Pero tal foresta natural ha sido reducida y empobrecida a lo largo de todo el siglo xx por la tala sin renovación de las especies autóctonas. Hay mayor densidad de población y se desarrollan cultivos de algodón, maíz, soja y algunos cítricos.
La zona sur:
Entrando a la provincia de Santiago del Estero, son característicos los bañados formados por los ríos Dulce y Salado, como los bañados del Quirquincho y del Añatuya. En esta agricultura de bañados, se cultivan hortalizas y alfalfa.
En la llanura pampeana hay muchos ríos, algunos de ellos muy importantes. El río Paraná es un río que nace en las selvas de Brasil, en el corazón de América del Sur. Allí recoge las aguas de las lluvias torrenciales de la zona cálida. Cuando llega a nuestro suelo trae ya un enorme volumen de agua, que baña luego la costa de Santa Fe.
En la llanura pampeana vuelcan sus aguas en el Paraná los ríos Salado del Norte y Carcarañá.
El río Paraná es navegable en su mayor parte. El Salado del Norte y el Carcañá no son navegables. El Paraná al llegar a la provincia de Buenos Aires se divide en muchos brazos que circundan islitas: el delta. Estos brazos se unen con el río Uruguay. Unidas las aguas del Paraná y el Uruguay forman el Río de La Plata que vuelca sus aguas en el mar Argentino.
El río de La Plata tiene muy poca profundidad, que dificulta la navegación.
En la provincia de Buenos Aires hay varios ríos que desembocan en el río de La Plata o en el mar Argentino: el Riachuelo, el Salado del Sur, El Sauce Grande, el Quequén grande y el Colorado son los principales. El Colorado nace en la Cordillera de Los Andes y atraviesa el territorio argentino de este a oeste. Desemboca al sur de la provincia de Buenos Aires. Forma el límite sur de la llanura pampeana: la separa de la patagónica. La laguna Mar Chiquita, en Córdoba, es la más grande de la llanura pampeana.
En la Llanura Chaqueña Los ríos Paraguay y Paraná bañan el borde oriental de la llanura chaqueña. Son navegables en toda la región. Los ríos Pilcomayo y Bermejo son afluentes del Paraguay. El Pilcomayo viene de Bolivia y forma el límite norte entre Argentina y Paraguay. En verano aumenta su caudal por las lluvias. Se desborda y forma pantanos. El Bermejo nace también en Bolivia, cruza por el norte de Salta y divide las provincias de Chaco y Formosa. Ninguno de los dos es navegable. El río Dulce nace en Tucumán con el nombre de Salí, y atraviesa luego Santiago del Estero. El río Salado del Norte cruza la llanura chaqueña por Santiago del Estero y el norte de Santa Fe.
Las ciudades de Santa Fe se localiza muy cerca de la confluencia de los ríos Salado y Paraná. La crecida del nivel del río Paraná, que es un fenómeno recurrente, ha ocasionado inundaciones en forma reiterada. En el año 2003, el río Salado experimentó una crecida extraordinaria que provocó una de las catástrofes más grandes de los últimos años. Se plantearon entonces grandes interrogantes.
El estado, en estas situaciones, tiene un papel muy importante para atenuar los efectos de una catástrofe y proteger a las personas más vulnerables. Las instituciones públicas dedicadas a la investigación y desarrollo contaban con la información que hubiera podido advertir a la población sobre la crecida del río Salado. A pesar de ello, el agua que fue ocupando las calles de la ciudad encontró una población localizada en áreas expuestas y desprovistas de los medios necesarios para prevenirse.
La ciudad de Buenos Aires está atravesada por una serie de arroyos que se encuentran entubados debajo de las calles y avenidas. Cuando las lluvias provocan el aumento del caudal de esos arroyos, se desbordan, inundando los sectores circundantes.
Tanto en los casos de Santa Fe como en la Ciudad de Buenos Aires, se produce un evento natural, aunque normal dentro del sistema hídrico, es un fenómeno extraordinario y se convierte en una amenaza para la vida cotidiana. En ambos lugares hay sectores de la población más vulnerables, porque están localizadas en las áreas más expuestas. Las medidas de prevención y de contingencia dependen de las decisiones políticas.
Las inundaciones en Buenos Aires, aunque causan graves daños, no provocan catástrofes de la magnitud de las de Santa Fe. La gravedad de las inundaciones en Buenos Aires no recibe en su magnitud sino en su repetición. La frecuente periodicidad con la que se producen las crecidas de los arroyos entubados convierte al riesgo en permanente. En Buenos Aires las inundaciones afectan periódicamente el desarrollo normal de las actividades de la ciudad, provocan daños en edificios, comercios, e inconvenientes en el tránsito.
El trigo constituye una producción fundamental para el país y es de la región pampeana de donde surge aproximadamente el 98 % del ingreso total.
El maíz se distribuye extensamente en el territorio argentino, especialmente en el sur y en el noroeste, pero la mayor concentración de cultivo corresponde a la pampeana a onduladas debido a sus favorables condiciones del clima, como son las tardías de verano y otoño.
En ambos casos, se ha logrado una eficiente selección de semillas que ha determinado el aumento en el tonelaje de las cosechas. En el caso del maíz supera al aumento de la superficie cultivada, debido a la mayor productividad por hectárea. También las máquinas cosechadoras conllevan a un significativo mejoramiento de la producción. También la región mantiene la más alta proporción de cultivo de avena, centeno, cebada y lino. Se utiliza la semilla de lino como aceite industrial y su fibra para tejidos, siendo la primera producción casi exclusiva.
Gracias al cultivo de oleaginosas, la Argentina dejó de importar aceite de mesa. Parte de ese resultado se debe a los cultivos de algodón del Chaco; asimismo, han contribuido otros cultivos que prosperan en la pampa como el girasol y el maní. La soja ha tenido una enorme difusión a partir de la década de 1990 debido a su gran valor y aplicabilidad diversa; sustituyendo otras producciones que tenían una menor rentabilidad inmediata. Menor importancia adquiere la producción de frutales de la región, con respecto a los cereales.
La horticultura, de gran valor económico, y bajo agricultura intensiva, se da generalmente en las zonas suburbanas de las grandes ciudades debido al carácter perecedero de sus cosechas, que requieren, también, gran cantidad de trabajo rural especializado. La zona pampeana produce el 35 % del total nacional. Se dan casi todas las variedades de huerta y en algunas especies, como la papa, la producción llega al 90 %. Con la ocupación agenda, ya sea para la obtención de madera o para abrir paso a la instalación humana en el área de mayor densidad de la Argentina, pone de manifiesto la acción antrópica en detrimento del recurso.
En la pampa la ganadería ha influido sobre la agricultura, al destinar grandes extensiones de tierra al cultivo de plantas forrajeras que sustenten aquella actividad. Y es la región pampeana la que reúne entre el 90 y 95 % de la producción nacional.
En suma, la agricultura pampeana representa las dos terceras partes del país. Consecuentemente el P.B. está representado por la agricultura en un 7 % y la ganadería en un 5 %.
El área pampeana presenta las mejores pasturas para criar vacunos, de los que se obtiene carne y leche para las grandes ciudades y exportación. La tecnología mejoró los pastos, las razas y los sistemas de cría, renovando la producción. Desde los tiempos coloniales, la ganadería de vacunos, equinos, ovinos y porcinos ha sido la actividad económica fundamental. Esta zona geográfica es la principal en la cría de vacunos para carne y lechero.
En la provincia de Santa Fe se encuentra la cuenca lechera más importante del país. Le siguen las cuencas de Córdoba, Buenos Aires, Entre Ríos y La Pampa. El ganado en esta región es de altísima calidad ya que se cría a campo, esto quiere decir que los animales se alimentan directamente del pasto, esto es posible por las grandes extensiones de tierra, el pasto blando, el clima templado. El ganado vacuno argentino está libre de aftosa y otras enfermedades, por lo que se inserta muy bien en los mercados europeos. Se distinguen tres zonas de especificación, con el objetivo de la productividad: zona de cría, zona de engorde y zona mixta.
Las razas con cría intensiva son Duro Jersey, Poblando China y Berkshire. La mayor parte de la carne de cerdo se consume en el país, ya sea fresca o conservada en jamones como materia prima.
Los pastizales pampeanos son aptos para la cría de ganado vacuno, que abunda en las provincias de Salta y Chaco. Se crían allí el cebú y sus cruzas vacunas, que resisten mejor las altas temperaturas. En segundo lugar figuran los equinos. Al sur de Santiago del Estero, donde el clima es más templado y los pastos más duros, se cría el ganado ovino. Comparada con la de la llanura pampeana, la ganadería chaqueña ocupa un lugar secundario.
El cultivo principal es el algodón. Esta planta textil se cultiva especialmente en Chaco, Formosa y norte de Santa Fe. Hoy es la mayor riqueza de aquellas dos provincias del norte. La siguen en importancia la caña de azúcar, el maíz, el tabaco, el maní, el arroz, la mandioca, el girasol y el lino. Los árboles frutales de clima cálido prosperan en casi toda la región chaqueña: naranjos, limoneros, mandarinos, etc
A fines del siglo XIX comenzó la explotación de los bosques de quebracho y algarrobo, que fue desarrollada a gran escala por empresas europeas. De estos árboles, se obtenían maderas para leña y el tendido del ferrocarril y una sustancia llamada tanino, usada para el tratamiento de los cueros. Esta actividad permitió que se tendieran vías ferroviarias, se instalaran industrias y surgieran pueblos habitados por los trabajadores del bosque. Pero las empresas forestales, a las que se les cedieron millones de hectáreas, talaban los árboles sin plantar nuevos ejemplares, y el bosque comenzó a desaparecer. A partir de 1940 decayó la extracción de tanino en la zona, ya que estas mismas empresas comenzaron a obtenerlo en plantaciones africanas, y, se descubrieron sustancias sintéticas que lo reemplazaban. Las áreas deforestadas fueron ocupadas por colonos que se dedicaban al cultivo de algodón.
Entre las plantas de cultivo de la región chaqueña, el algodonero es la más importante ya que ocupa un 64 % de la producción
La producción de soja es de gran importancia económica para el país, por el sostenido ingreso de divisas que genera la exportación de los granos de soja y sus subproductos.
La principal zona productora de soja es la región pampeana abarcando las provincias de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y norte de Buenos Aires. Otras zonas cultivadas se encuentran en las provincias de Chaco, Santiago de Estero, Tucumán y Salta.
La demanda mundial de granos de soja y sus derivados adquiere importancia debido a diversos motivos. Desde 1970, el desarrollo de la ganadería intensiva requiere la incorporación de derivados de la soja como complemento en la alimentación del ganado. A esto se suma el sostenido crecimiento del consumo mundial de aceites vegetales, entre ellos el de soja.
En Chaco y Santiago del Estero, la expansión de este cultivo se realiza sobre zonas anteriormente ocupadas con bosque nativo y selva.
La etapa industrial se desarrolla principalmente en plantas aceiteras e incluye:
Existen en el país 47 plantas aceiteras que industrializan el 75 % de la soja que se produce. La mayoría de estas plantas se ubican en la zona pampeana.
Uno de los procesos experimentados en el complejo de la soja ha sido la concentración económica en la industria aceitera. Por otro lado, el sector no escapó al proceso de “extranjerización” de la industria, que se manifiesta en la compra de compañías locales por parte de grandes empresas transnacionales.
Los granos producidos en los establecimientos agropecuarios son comprados por cooperativas que los venden a los exportadores o a las empresas aceiteras. En los últimos años se ha difundido la “agricultura de contrato”, que consiste en un arreglo entre el productor y la industria, según el cual el productor produce lo que la industria la demanda (asegurándose así la venta de la producción) y la industria le provee los insumos necesarios. El 85 % de la producción de aceites y el 95 % de los subproductos se exportan. En el mercado interno la comercialización está dominada por la gran distribución minorista de las cadenas de supermercados.
El sistema urbano de la región tiene características radiocéntricas y hacia el centro principal convergen las redes de transporte. Los centros urbanos presentan una distribución homogénea y la llanura propende a la regularidad de esa distribución.
La llanura pampeana es el centro de comunicación en el país: los ferrocarriles, caminos y las vías aéreas nacionales tienen su kilómetro cero en Buenos Aires. Posee, por tanto, instalaciones portuarias, ferroviarias, grandes caminos de acceso, autopistas, una amplia red de subterráneos y aeropuertos.
Por ser el centro económico del país, las principales instituciones bancarias nacionales tienen sus casas matrices en la ciudad de Buenos Aires, y es aquí donde se centralizan las operaciones y transacciones que abarcan todo el país.
El relieve llano y la ausencia de grandes ríos interiores o de masas boscosas difíciles de atravesar facilitaron desde los orígenes de la ocupación humana de la pampa la circulación en todos los sentidos, y, consecuentemente, la integración social y económica de la región.
Las vías férreas llegaron con la expansión agropecuaria. Su tendido tampoco encontró obstáculos de consideración en la topografía de la región, permitiendo su trazado sin necesidad de obras previas de puentes, viaductos o desmontes de consideración. Un cierto número de rutas secundarias presta al sistema carretero el carácter de una verdadera red, cuya mayor densidad corresponde precisamente a la región pampeana.
La circulación fluvial de la región sigue el eje Plata-Paraná y sirve especialmente a los puertos del frente fluvial. También los puertos marítimos de todo el país sostienen un sistema de circulación estrechamente relacionado con la pampa.
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