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Máximo Santos



Máximo Benito Santos Barbosa (Pando, Canelones, 15 de abril de 1847Buenos Aires, 19 de mayo de 1889) fue un militar y político uruguayo, Presidente de la República entre 1882 y 1886.

El nacimiento de Máximo Benito Santos se inscribió en la Parroquia de la Inmaculada Concepción de Pando. Su familia se había radicado en la zona rural de Pando. Fue el sexto hijo del matrimonio de Joaquín Santos y María Aldina Barbosa, quienes habían contraído matrimonio en Cerro Largo, donde habían nacido sus primeros hijos. María Aldina Barbosa tenía ascendientes brasileños. Tanto el padre de Santos como sus hijos utilizan indistintamente el apellido Santos como "de los Santos". De hecho, en la partida del matrimonio de Santos con Teresa Mascaró celebrado en la Iglesia de San Agustín de La Unión el 3 de julio de 1872, Santos figura como Máximo de los Santos.

Antes de comenzar su carrera militar Santos estuvo empleado en un comercio, luego como capataz en una tropa de carros. Se enroló voluntariamente en el ejército. Su amistad con Lorenzo Latorre lo llevó de Sargento a Teniente Coronel del 5º de Cazadores. Fue Teniente 2º, Teniente 1º y Capitán. Santos alegó sus servicios en el Batallón Sosa y que los ascensos se le habían conferido en campaña por los Generales Borges, Suárez y Enrique Castro, en su servicio combatiendo la revolución de Timoteo Aparicio.

Fue Ministro de Guerra bajo el gobierno de Francisco Antonino Vidal Silva. Luego de la renuncia de este por razones de salud, Santos fue elegido presidente de la República el 1º de marzo de 1882, a los 35 años de edad, para un período de cuatro años. Al finalizar su mandato fue elegido como su sucesor Francisco Antonino Vidal Silva, pero este renunció nuevamente el 24 de mayo de 1886, permitiendo que Santos, en su carácter de presidente del Senado, asumiera nuevamente la primera magistratura.

La única forma era hacerse elegir presidente del Senado y que luego el Presidente de la República renunciara (no existía por ese entonces el cargo de vicepresidente). Pero los senadores se elegían por cincunscripción departamental y los principales caudillos colorados ya se habían postulado por sus departamentos, por lo que Santos no tenía chance de llegar al Parlamento. Entonces, por la ley Nº 1.854 del 30 de diciembre de 1885, se creó el departamento de Flores a partir del territorio que pertenecía a la 3ª Sección Judicial del departamento de San José. Vidal fue elegido senador por Flores en 1885 y, en 1886, presidente de la República (elección indirecta). Santos, su suplente, quedó como presidente del Senado. Luego de la renuncia de Vidal a la presidencia en 1886, Santos accedió nuevamente a la presidencia. La continuidad de Santos había sido preparada sin pudores entre este y Vidal.

Si bien integraba el partido colorado, Santos era independiente y debido a ello no contó con ningún apoyo corporativo: se enfrentó a la Iglesia, a los masones, a los aristócratas (doctores) y a la oposición, e incluso a sectores de su propio partido. No obstante logró en su mandato cambios profundos que prepararon al incipiente país para transformarse en un Estado moderno.

La gran "reelección" de Santos era resistida por partidarios de los tres partidos existentes entonces, que se levantaron en armas el 30 de marzo de 1886. En Buenos Aires se creó una "Junta Revolucionaria" con representantes de los tres partidos. Por el colorado actuaba Lorenzo Batlle, por el Partido Blanco actuaba Juan José de Herrera y por el Partido Constitucional Martín Aguirre. También participaron Gonzalo Ramírez y el coronel Gaudencio, Jefe Político de Montevideo durante el gobierno de Pedro Varela. Entre el 30 y el 31 de marzo se llevó a cabo la batalla, por unos denominada del Quebracho, y por otros de Punta de Soto. Los revolucionarios fueron aplastados por las fuerzas gubernamentales leales a Santos al mando de Máximo Tajes. Los revolucionarios sufrieron 200 muertos y más de 600 prisioneros. A este alzamiento se lo conoce como la Revolución del Quebracho.[1]

Por orden de Santos, y a pesar de que la costumbre de la época era la ejecución, Tajes perdonó a los prisioneros y heridos, hombres de los tres partidos, entre los que figuraba un distinguido conjunto de personalidades destinadas, con el tiempo, a ocupar la presidencia, como José Batlle y Ordóñez y Juan Campisteguy.

El 17 de agosto de 1886 Santos acudió al Teatro Cibils a ver una representación de la ópera La Gioconda, de Amilcare Ponchielli, con un elenco encabezado por la diva italiana Eva Tetrazzini. La función comenzó a las 20:30. A eso de las 21, cuando el primer acto estaba en pleno desarrollo, Máximo Santos, vestido de gala, bajó del carruaje e ingresó al recinto junto a su hija Teresita. Cuando giró la cara hacia su derecha, para saludar a su amigo Tulio Freire (creador, entre otras cosas, de la banda presidencial), el joven teniente Gregorio Ortiz se acercó por el otro lado y le disparó un balazo en la cara, a quemarropa. Herido de gravedad pero sin peligro de vida, Santos se llevó las manos a la cara y tambaleó, mientras el heridor salió corriendo por la calle Ituzaingó hacia la calle Piedras. Uno de los guardias personales del presidente fue a perseguirlo, pero tropezó en su sable y cayó al suelo. El autor del atentado dobló por Piedras hacia la calle Treinta y Tres, perseguido por el teniente Gard y otros guardias; en determinado momento se detuvo un instante y disparó contra sus perseguidores, sin dar en el blanco. Al llegar a la calle Treinta y Tres, y al no ver el caballo que debía haberlo esperado para facilitar su fuga, se puso el revólver que portaba sobre la sien y se suicidó.

Santos llamó a un "Gabinete de conciliación", sin éxito. Debilitado, desmoralizado, y ya muy enfermo, el 18 de noviembre de 1886 Santos presentó la renuncia ante el Parlamento, aduciendo razones de salud. Le fue aceptada de inmediato y, ese mismo día, se eligió como presidente de la República al teniente general Máximo Tajes para terminar el mandato de Vidal (1886-1890). Santos, por su parte, se embarcó hacia Europa. Cuando intentó regresar, en 1887, un decreto firmado por su examigo Tajes le impidió desembarcar y lo desterró, con el pretexto de que su vida corría peligro. Francisco Bauzá y Juan Zorrilla de San Martín (que habían sido opositores al régimen santista) pusieron de manifiesto la ilegalidad de dicha decisión, refrendada por el Parlamento, que privaba del derecho a residir en su patria a quien no estaba acusado de delito alguno y continuaba siendo senador de la República. Pero fue inútil. Santos falleció en Buenos Aires el 10 de mayo de 1889, como consecuencia de la ruptura de un aneurisma de aorta, cuando tenía 42 años.[3]

A Máximo Santos le gustaba la buena vida y el lujo espectacular, que fueron características de su gobierno. Tal era su amor por los fastos que creó para sí el rango de capitán general, un rango habitualmente honorífico similar a mariscal de campo o general de cinco estrellas. Amasó una importante fortuna como otros gobernantes de la época y tuvo varias conquistas sociales y culturales.[4]

Se destaca en su mandato la elevación de la figura de Artigas a héroe nacional, la expansión de la Reforma Vareliana, el desarrollo del Puerto de Montevideo, la creación de la Universidad de la República, el inicio de la separación de la Iglesia y el Estado por la Ley de Conventos y la creación del Registro Civil, la devolución de los trofeos de guerra al Paraguay (por lo que una de las principales avenidas de Asunción se denomina Gral. Máximo Santos), el alambramiento de los campos y la creación de una fuerte red de batallones en el interior que permitió el desarrollo agropecuario, entre otros logros.

En 1881, antes de asumir como presidente, mandó construir una suntuosa residencia, el Palacio Santos, actualmente sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Uruguay.[5]

Su principal opositor fue José Batlle y Ordóñez, quien a través del diario El Día se encargó de destacar insistentemente todos los aspectos negativos de Santos (durante sus mandatos y posteriormente).




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