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Música tradicional



La música tradicional o música folclórica es la denominación para la música popular que se transmite de generación en generación por vía oral (y hoy en día también de manera académica) como una parte más de los valores y de la cultura de un pueblo. Así pues, tiene un marcado carácter étnico o de raíz. Dentro de las músicas tradicionales, hay algunas que han trascendido más allá de su origen, como el flamenco, la jota, el tango, la música country, la samba, la cumbia colombiana y, en general, muchos de los ritmos latinos que han mantenido cierta entidad propia con el tiempo y se han vuelto algo más que un baile.

Otros nombres con los que se conoce a este tipo de música son música étnica, música regional, música típica, y música popular[1]​ o música folk, denominaciones estas dos últimas que pueden inducir a confusión al tener ya otro significado.

La música folclórica se la denomina también con el apelativo de "música popular" (y de hecho, con anterioridad al siglo xix podrían considerarse sinónimos). El término música popular remite a la música que se creaba, interpretaba y transmitía por el pueblo y los músicos populares. Además de ese significado que remitía a un uso más rural de la música popular en la actualidad también se entiende por música popular aquellos géneros más actuales de difusión urbana que también se crean, interpretan y transmiten de manera popular: desde la música considerada moderna, habitualmente vinculados a la cultura urbana, que más atraen la atención del gran público, si bien en la actualidad el término música popular puede referirse a la música de mayor difusión o popularidad.

A partir de la década de los 50, 60 y 70 del siglo XX surgió en numerosos países un interés o revival por la música folclórica que condujo a la formación y difusión de diversos conjuntos musicales de este género. Algunos de ellos produjeron formas modernizadas de esta música que se conocen bajo el nombre genérico de música folclórica contemporánea, o más abreviadamente música folk. Esta música, aunque comparte en esencia la estética (y también los escenarios) con la música más tradicional, se alinea en muchos aspectos (como las vías de difusión y comercialización, o el tratamiento de los derechos de autor) con la moderna música popular.

La música tradicional o folclórica se ha mantenido viva, desde los tiempos de la industrialización, fundamentalmente en el ámbito rural, no siendo hasta mediados del siglo xix que comenzó a aparecer un interés en el mundo académico por el estudio de este arte popular.

- Son creaciones anónimas. Aunque en su origen tuvieron un autor determinado, no se recuerda quién fue o cómo se llamaba, lo que importa es la música en sí. No existen tampoco por tanto unos derechos de autor.

- Es aceptada de forma general por la comunidad. Lejos de representar la personalidad de un artista o de un grupo social determinado como puede ocurrir en otros géneros, la música tradicional representa a todos los miembros de la comunidad a la que pertenece.

- Ejerce una función social determinada. Se utilizaba para acompañar diversas tareas, como las labores del campo, las celebraciones, los juegos, etc. El estilo de la música solía variar según fuera la tarea a la que típicamente acompañaba.

- Se transmite oralmente. Los músicos aprenden esta música oyéndosela tocar a otros, y repitiéndola de memoria. En el proceso introducen a veces variaciones, ya sea o no de forma intencionada. No existe una versión "auténtica" que el autor dejara fijada en una partitura o una grabación.

Son todas ellas características específicas de la música folclórica que rara vez se encuentran en las otras dos grandes tradiciones musicales como son la música culta y la música popular. Cabe señalar no obstante algunos cambios en este sentido en las últimas décadas con la incorporación de la música tradicional a los circuitos comerciales y a las enseñanzas académicas.

En cuanto a los aspectos puramente formales de la música folclórica (como puedan ser la melodía, la instrumentación, la armonía o el ritmo), estos difieren notablemente según el género, la región y la cultura a la que pertenezca, siendo escaso el parecido por ejemplo entre una muiñeira gallega, un fandango andaluz, o una polca centroeuropea.

El estudio de los géneros y las características de las distintas músicas folclóricas que hay en el mundo forma parte de una ciencia que recibe el nombre de etnomusicología.




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