Mádhusudana es otro nombre del dios Visnú. Es el nombre n.º 73 en la oración Visnú-sajasra-nama (‘los mil nombres de Visnú’).
Según el comentario de Shankará al Visnú-sajasra-nama, Madhu-sudana significa ‘destructor del demonio Madhu’.
En el Bhagavad-guita (un capítulo del inmenso texto épico-mitológico Majábharata, del siglo III a. C.), el príncipe pándava Áryuna nombra varias veces a su amigo y primo Krishná como Mádhusudana.
La leyenda del asesinato del demonio Madhu en manos del dios Visnú se revela por primera vez en el Majábharata, y mucho más tarde se repite y amplía en el Kalika-purana y el Devi-bhágavata.
Al comienzo de la existencia de este universo, cuando el dios Karanodakasai Visnú estaba durmiendo un profundo sueño cósmico sobre Sesha, su cama serpiente, un tallo de loto creció desde su ombligo. En lo alto del tallo se abrió una flor de loto, en la que apareció Brahmá, el primer ser creado. Brahmá no sabía qué hacer, por lo que meditó en silencio acerca de cómo cumplir su tarea de crearlo todo.
Mientras Brahmá estaba sentado en meditación profunda, fluyó cerumen (kárṇa-srotas) de las orejas de Visnú. De esa cera nacieron dos demonios, Madhu y Kaitabha. Realizaron grandes penitencias durante miles de años. Complacida por su penitencia, la diosa Laksmí, la esposa de Visnú, se presentó ante ellos y les concedió la bendición de que solo pudieran morir cuando así lo desearan. Orgullosos de su poder recién adquirido, los demonios se hicieron tremendamente arrogantes. Atacaron al propio dios Brahmá ―quien todavía estaba meditando en su flor de loto―, y le robó los cuatro Vedas.
Aunque se enfureció, Brahmá estaba indefenso ante tales poderosos adversarios, por lo que corrió ante su único refugio, Visnú, pidiendo ayuda.
A pesar de que Brahmá hizo todo el ruido posible no pudo despertar al inmenso Visnú. Al darse cuenta de que el dios dormía por sus propias razones, Brahmá decidió orarle a la diosa Yoga Nidra (sueño yóguico), que no es otra que la propia diosa Laksmí en una forma especial para generar el sueño yóguico del dios Visnú. Como Brahmá había calculado, ella se apiadó de él y despertó al dios Visnú.
Brahmá entonces le explicó a Visnú acerca de que Madhu y Kaitabha le habían robado los cuatro Vedas y le rogó que los matara. Visnú se manifestó entonces como Jaiagriva, el avatar (‘encarnación’) caballo, y luchó contra Madhu y Katabha para recuperar las escrituras védicas. Pero gracias a la bendición de la diosa Laksmí, los dos demonios solo morirían cuando lo quisieran. Hábilmente, Visnú les dijo que así como la diosa Laksmí les había dado una bendición, ellos deberían ser amables y darle una bendición a él. Después de todo, les dijo, ellos eran tan poderosos que debían mostrar la misma cortesía a todo ser inferior a ellos.
En su arrogancia, los demonios cayeron en la trampa:
―¿Qué bendición quieres de nosotros? Obtendrás instantáneamente cualquier cosa que nos pidas.
―¡Quiero que se mueran! ―gritó el dios.
Y así el dios Jaiagriva resolvió el problema de Brahmá.
El comentarista Srídhar Suami dice que el nombre significa ‘el que vence a la miel en dulzura’. Y comenta:
El escritor y religioso Rupá Gosuami (1493-1564) inventó un pasatiempo de Krisná en su obra de teatro Vidagdha Mádhava:
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