Manzanares es un municipio y una ciudad española de la provincia de Ciudad Real, en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha. Tiene una población de 17 962 habitantes (INE 2020). Se encuentra en la comarca natural de La Mancha, a orillas del río Azuer —afluente del Guadiana— y situado en el centro-sur del país. Dista 171 km al sur de Madrid y 51 al este de Ciudad Real capital.
Por su importancia histórica-artística, Manzanares es uno de los municipios más importantes de la región.
Históricamente se enmarca como cruce de comunicaciones norte-sur, este-oeste y viceversa, valiéndole el apelativo de «encrucijada de caminos». Su gran término territorial, así como los numerosos sucesos históricos acontecidos, pone de manifiesto la importancia de esta localidad en anteriores siglos. Se encuentra en un territorio llano, propio de la comarca de La Mancha a la que pertenece, por el que discurre el río Azuer. Al suroeste se levanta una pequeña sierra, la Sierra Pelada, que hace de límite con el Campo de Calatrava. Está a 661 metros sobre el nivel del mar. Es un importante cruce de caminos de la Autovía del Sur y de la A-43.
Manzanares se creó hacia la primera mitad del siglo XIII tal y como cita la Relación topográfica de Felipe II (año 1579), conservada en la biblioteca del Monasterio de El Escorial, según la cual se cree que la villa se fundó unos trescientos cincuenta años atrás y añade que «...en ella hay un castillo que es más antiguo que la misma villa.»
El castillo fue construido por la Orden de Calatrava para asegurar el dominio de su emplazamiento una vez deslindados los términos con la de Santiago en 1239. Por entonces, era un emplazamiento estratégico que debía defender el empalme de las Cañadas Reales de Cuenca y Soria, las cuales eran las mejores vías de comunicación en su tiempo con el río Azuer.
Según la anteriormente citada Relación topográfica, la villa tomó su nombre del castillo, el cual al calor del Romanticismo del siglo XIX paso a denominarse de «Pilas Bonas», nombre erróneo que nos ha llegado hasta hoy. En el municipio hay así mismo vestigios de antiguas poblaciones, como las Cuevas del Moro cercanas a la Plaza de Toros y el viejo Torreón de Moratalaz.
El término de Manzanares constituyó una encomienda de la Orden de Calatrava, cuyo titular o comendador residía en el castillo y administraba las rentas de la Orden de su término. El espacio donde se asienta la ciudad fue reconquistado por Martín Martínez, quinto maestre de la Orden de Calatrava, a principios de 1198, edificándose entonces el castillo como punto de control del territorio, y a partir de 1239 se erigió y pobló la villa junto a la fortaleza, siendo amurallada en 1352 por el maestre Juan Núñez de Prado, obra que fue realizada por sus habitantes en cinco años; a cambio, el maestre condonó a la villa ciertos impuestos.
A partir de ese momento, Manzanares constituyó una de las encomiendas más ricas y prosperas de la Orden Calatrava, siendo llamada por tal motivo «la Encomienda Loca». Es por este motivo que muchos nobles y miembros de la Familia Real quisieron hacerse con el control vitalicio de la misma, por las cuantiosas rentas que aportaba.
Manzanares fue ocupada varias veces en el curso de la Guerra de la Independencia; en cuyo periodo fue nombrada la villa capital de La Mancha. Destaca en este tiempo la figura del párroco Pedro Álvarez de Sotomayor que ofreció su vida a cambio de la de sus feligreses.
En la localidad fue redactado el denominado manifiesto de Manzanares. El texto corrió a cargo de Antonio Cánovas del Castillo y fue firmado por Leopoldo O'Donnell el 7 de julio de 1854. Este exigía unas reformas políticas y unas Cortes Constituyentes para hacer posible una auténtica «regeneración liberal». El 7 de julio de 1854 el general en jefe del Ejército Constitucional, Leopoldo O'Donnell, conde de Lucena, se pronunció contra el Gobierno en las cercanías de Madrid (Vicalvarada). La politización del levantamiento se logró a través de un manifiesto, redactado desde Manzanares por el joven Antonio Cánovas del Castillo, futuro artífice de la Restauración Borbónica. El manifiesto fue una llamada a los españoles, en el cual se pidió la continuidad del Trono, pero sin camarillas que lo deshonraran, al mismo tiempo que se habló de cosas muy caras a los progresistas: mejorar la ley electoral y la de imprenta, y rebajar los impuestos. La documentación sobre el pronunciamento de este manifiesto puede encontrarse en la Sección Local y de Documentación de la Biblioteca Lope de Vega del mismo municipio.
A mediados de los años 1990 se produjo la independencia de los Llanos del Caudillo, escindiéndose por lo tanto de su término municipal una pequeña parte.
Población de derecho (1842-1897, excepto 1857 y 1860 que es población de hecho) según los censos de población del siglo XIX. Población de derecho (1900-1991) o población residente (2001-2011) según los censos de población del INE. Población según el padrón municipal de 2020 del INE.
Distancia a otras localidades: Ciudad Real: 55 km; Madrid: 175 km; Toledo: 134 km; Albacete: 163 km; Jaén: 159 km; Córdoba: 219 km; Bolaños de Calatrava: 27 km;Argamasilla de Alba: 29 km; Tomelloso: 40 km; Valdepeñas: 28 km.
Su actividad económica se basa principalmente en la industria, tiene un polígono industrial de gran extensión en comparación con el resto de poblaciones limítrofes, en el cual se encuentran industrias como la factoría de acumuladores Tudor, hoy en día Exide Technologies, de carácter internacional; inaugurada en mayo del 1978 y que da trabajo a unos 400 empleados, también hay otras empresas importantes como la empresa de aperitivos Tosfrit o de cinturones Miguel Bellido. En cierto modo, esto se debe a la buena comunicación que dispone la localidad, aunque también Manzanares es el centro de una rica comarca agrícola de vid y cereales, así como de producción y transformación de productos alimenticios autóctonos: vinos y quesos.
Hospital Virgen de Altagracia. Uno de los primeros centros hospitalarios de la región de renombrada fama y tradición ha acogido y sigue acogiendo un gran número de pacientes a diario de la localidad y poblaciones cercanas.
Manzanares cuenta con un importante patrimonio que incluye, entre otros, el Castillo de Pilas Bonas, la iglesia parroquial de la Asunción —ambos monumentos declarados Bienes de Interés Cultural en 1979 y 1991, respectivamente—, la Ermita de la Vera-Cruz, una serie de casas solariegas con patios de columnas y una variada oferta museística. Asimismo, Manzanares ha sido galardonado con dos reconocimientos gracias al esfuerzo municipal por promocionar el turismo de la localidad: el Premio a la Mejor Iniciativa Turística de Castilla-La Mancha (Premios Regionales de Turismo, 2018) y destino novel del Sistema Integral de Calidad Turística Española en Destinos (SICTED), reconocido por el Gobierno de España en la edición Fitur de 2019.
Se trata del templo más grande de toda la Diócesis de Ciudad Real, ya que a la imponente nave central de 1200 m² se suma el espacio de cinco capillas de gran tamaño y otras dependencias como sacristía, ante-sacristía, archivo o la propia torre. Fue declarado Bien de Interés Cultural, con la categoría de monumento, el 8 de octubre de 1991.
El edificio preside la plaza principal de la localidad con su magnífica portada escultórica, proyectada por el cantero vizcaíno Alonso Galdón, la cual está considerada como la mayor y mejor muestra de la escultura monumental del Renacimiento en todo el Campo de Calatrava y cuenta con un extraordinario repertorio iconográfico. La construcción del edificio va desde el siglo XV al XVIII, pasando por diversas fases de mejoras y ampliaciones hasta configurar el edificio actual. También ha contado con diferentes restauraciones a lo largo del tiempo, especialmente tras la Guerra Civil, cuando fue incendiada. La grandiosidad y empaque del conjunto se completa con otros elementos singulares, destacando el balcón de la antigua capilla de Santa Teresa, labrado en 1663, o la torre de campanas barroca, principal símbolo de la identidad del municipio.
Antigua ermita y humilladero del siglo XVI, que, en 1638, acogía las imágenes del Santísimo Cristo arrodillado con la Cruz a Cuestas y otro en la Columna, y tenía como titular al Santísimo Cristo Crucificado. Ha sufrido diversas restauraciones a lo largo de los siglos, siendo la más importante la llevada a cabo en 1883 por el arquitecto Francisco de Cubas, quien dirigía por entonces las obras de la Catedral de la Almudena de Madrid. En dicha obra se reformó la fachada principal, aumentando del campanario y las agujas con que este terminaba. La ermita fue incendiada el 21 de julio de 1936, quedando solamente en pie el antiguo presbiterio, a partir del cual se levantó el resto del edificio en 1940. En 2002 se culminó con la reformación de la fachada exterior, empleándose piedra caliza del páramo de Campaspero procedente de la cuenca del Duero. Asimismo, también se añadieron las imágenes del Sagrado Corazón de Jesús y de la Virgen de Belén a cada lado de la espadaña que la corona.
Su interior está presidido por un enorme retablo ojival, obra del imaginero gaditano Luis Ortega Bru y datado en 1965. Realizado en madera policromada, se compone de tres grandes altorrelieves (Coronación de espinas, Crucifixión y Anunciación) y una decoración vegetal profusa en las zonas intermedias de este que imita el periodo gótico florido. En el centro del retablo se encuentra, además, la imagen titular de Jesús del Perdón, patrón de Manzanares y talla realizada en 1942 por el escultor vasco Quintín de Torre, que vino a sustituir a la anterior, destruida durante la Guerra Civil. El retablo fue remodelado en el año 2002, concretamente, en el paso interior existente para realizar el tradicional besapié de la imagen titular, con la instalación del rodapié, zócalo, pasamanos y techo en madera tallada y policromada.
En el antiguo presbiterio de la ermita —hoy Capilla del Santísimo y decorada con pinturas murales en la bóveda— se sitúa el primitivo retablo, realizado en 1920 y que acogía, hasta 1935, la imagen de Jesús del Perdón durante los Novenarios de septiembre en su honor (que todavía se celebran), en la iglesia parroquial de la localidad. El conjunto se completa con tres imágenes titulares neobarrocas de Ortega Bru: la Virgen de la Esperanza, San Juan Evangelista y el Cristo de la Vera-Cruz. En 2016 se sumó una Virgen de la Misericordia del imaginero Manuel Téllez Berraquero.
Asimismo se encuentra en esta capilla la imagen del Santísimo Cristo Resucitado y anteriormente también se situaba una imagen de Nuestra Señora de la Cabeza, ahora trasladada a un nicho cerca del altar mayor.A lo largo de su historia, la ermita ha ido acogiendo diversas cofradías con sus respectivas imágenes.Sebastiani y pedirle misericordia para la población. El militar concedió el perdón y desciñéndose del fajín verde que portaba, lo puso en la cintura de la imagen en señal de acatamiento, de ahí el nombre de «Jesús del Perdón» que tomó desde entonces el venerado patrón.
Actualmente, la Ermita de la Vera-Cruz cobija la Cofradía del Santísimo Cristo Resucitado y especialmente, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Perdón y María Santísima de la Esperanza. Esta fue fundada en 1690 como queda constatado en el acta del Libro de Fundación de la Hermandad. El nombre de Jesús del Perdón lo recibió la imagen del Cristo Arrodillado en la histórica jornada del Viernes Santo de 1809 cuando, ante la iniciativa del párroco Pedro Álvarez de Sotomayor, se sacó dicha imagen hasta la Ermita del Cristo de las Agonías, ante la inminencia del ataque por parte de las tropas francesas para recibir al generalEl auténtico fajín francés que el patrón luce en sus salidas procesionales se conservaba en la Cripta-Museo de la ermita, existente bajo la nave centra, desde que fuera rehabilitada y acondicionada en 1988,Francisco Salzillo, y otros ejemplos de textiles, platería u orfebrería, como dos vinajeras del platero córdobes José de Góngora, ejecutadas entre 1753 y 1758.
pero tras la remodelación del suelo llevada a cabo en 2018 pasó a instalarse en una urna de la nave principal. En dicha cripta se exhiben asimismo algunos tesoros de la Hermandad, como el citado Libro de Fundación, el estandarte y juego de potencias de la antigua imagen titular, imaginería de artistas tan diversos, desde Ortega Bru hastaAntigua ermita dedicada a la Virgen de Gracia, cuya construcción se remonta a 1493.Alcalá de Henares. También se encontraba en la ermita un retablo con la imagen de San Marcos. El 11 de julio de 1909 se inauguró el nuevo retablo mayor presidido por la Virgen de Gracia, obra de entalladores locales. La ermita fue incendiada durante la Guerra Civil, quedando únicamente en pie la portada, que había sido construida recientemente debido a las obras de ampliación del edificio.
La imagen de la Virgen de Gracia había sido traída a Manzanares en 1512 por el párroco Martín Sánchez Manzanares, desdeA partir de la década de 1970 se levantó, en su lugar, un nuevo y moderno templo parroquial de estilo eclético o posmoderno bajo el diseño de Eduardo Gascón. Estuvo finalmente abierto al público en 1975. Se trata de un edificio bajo con planta cuadrangular y en forma de abanico. Posee un estilizado campanario con una torre de 20 metros de altura rematada por una cruz y un amplio porche delantero, finalmente rematado en un conjunto de madera que alcanza la plaza del Gran Teatro.
El sencillo presbiterio está presidido por un moderno Cristo Crucificado, en cuya derecha aparece la imagen de la patrona de Manzanares, la Virgen de Altagracia, realizada en 1943 y cuya festividad es el 8 de diciembre. Esta devoción procede de la fundación misma de Manzanares, en el año 1229. Cuando Sancho III de Castilla donó estas tierras al abad de Calatrava, este las encomendó a varios de sus capitanes procedentes de Vizcaya, quienes tenían gran fervor por la Virgen de Altagracia. Así, en el acto mismo de fundación de la ciudad se puso bajo la advocación de esta Virgen.
Pequeña ermita construida en el siglo XVIII que acoge la imagen del mismo nombre; anteriormente estaba dedicada a San Cristóbal. Situada frente a la Plaza de Toros, es un lugar de tradición y peregrinación local cada madrugada del Viernes Santo, ya que fue el escenario del histórico acontecimiento de patronazgo de Nuestro Padre Jesús del Perdón en la jornada del Viernes Santo de 1809.
Situada en mitad de la plaza del mismo nombre y dedicada al patrón de los animales. El párroco D. Inocente Hervás y Buendía escribió acerca la ermita que:
Se trata de un edificio de construcción sencilla y sobria, a base de ladrillo, mampostería y tapial. Fue edificado en 1579, aunque ya debía existir en el siglo XV. No obstante, el templo fue restaurado y aumentado en 1788, según se puede leer en una placa situada en la fachada principal de la ermita:
En la ermita se celebra todos los años, en el 17 de enero, la fiesta del santo titular con hoguera, juegos, procesión y desfile de la animales en torno a la ermita que, según la tradición, deben de dar tres vueltas alrededor suya para obtener la protección de San Antón.
Situada en el lugar donde ya hubo otra ermita anterior dedicado al Santísimo Cristo Yacente del Santísimo Sepulcro y que fue destruida por los franceses en el transcurso de la Guerra de la Independencia, para asegurar la defensa del Castillo de Pilas Bonas. Con la restauración de 1847, se descubrió una imagen de San Blas que dio nueva advocación a la ermita.
Celebra también todos los años en febrero fiesta en honor de su titular, con hoguera y procesión y donde se da besar una reliquia de San Blas. Además se venden las tradicionales rosquillas de San Blas, santo protector de la garganta.
Ermita del siglo XVI que anteriormente estuvo dedicada a Santa Quiteria, cambiando de advocación a la Virgen de la Paz en el siglo XVIII. De rasgos populares y sencilla nave, en su interior se custodia uno de los pocos bienes culturales anteriores a la Guerra Civil, un cuadro anónimo del siglo XVII que representa la imposición de la casulla a San Ildefonso.
La ermita celebra procesión y hoguera en honor de su titular, el 24 de enero, y en ella también los pasos que la hermandad de la Oración en el Huerto saca en Semana Santa.
Popularmente conocido por el de las «Monjas de Clausura». Se inauguró en el año 1592 y siempre tuvo la protección de la familia Quesada y Tello. La fachada es de estilo barroco, del siglo XVII, y sirve de pórtico a la soledad y el recogimiento. En ella podemos apreciar una imagen de Santa Beatriz de Silva bajo el escudo de la Orden.
Desde su fundación hasta la actualidad ha estado habitado por monjas de clausura. Su exterior es de mampostería, con cadenas de ladrillo en la esquina, lo mismo que la puerta principal, que con su medio punto rebajado y composición adyacente, evoca el estilo neoclásico. El mismo paramento tiene varios rectangulares en su parte superior y a la izquierda un campanil no en uso, compañero de la espadaña interior.
Forma un conjunto sobrio y sólido, junto a la torreta rectangular de la esquina entre la Plaza de Alfonso XIII y la calle Monjas, con ventanales de medio punto enrejados y celosías, murales de mampostería y ladrillado. En el interior de la iglesia destaca la bóveda de cañón con lunetos entre arcos torales simulados, mientras que las pilastras y cornisas sostienen modillones.
El enorme retablo dorado está coronado por el Sagrado Corazón de Jesús. En el centro también encontramos a María Inmaculada, flanqueada a la derecha por la imagen de Santa Beatriz de Silva, fundadora de la Orden de las Concepcionistas Franciscanas Descalzas, y a la izquierda por la imagen de San Francisco. Debajo está el Sagrario con el Santísimo, titular del convento. Destaca el relieve de la mesa del altar, que representa la Santa Cena.
El coro es el espacio de oración desde el que las religiosas siguen la misa y cuantas celebraciones tienen lugar en la iglesia. Se caracteriza por su buena acústica. El interior del monasterio destaca por su austeridad y sencillez. También cuenta con numerosos cuadros del pintor local manzanareño Antonio Iniesta.
El monasterio fue reconstruido en 1944, tras la Guerra Civil.
El castillo de Pilas Bonas o de Manzanares está incluido en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Interés Histórico-Artístico realizado por el Ministerio de Cultura en el año 1979. Si bien hay todavía muchos puntos oscuros en cuanto al origen del Castillo y de la población de Manzanares, diversos historiadores coinciden en que el Castillo debió construirse en torno al año 1239, con posterioridad al deslinde de los territorios de las órdenes de Santiago y de Calatrava. Las razones para su construcción serían probablemente la proximidad al río Azuer, la existencia de pozos con abundancia de aguas o el cruce de caminos y veredas.
En torno al Castillo crecería la villa de Manzanares hasta tener entidad de población. En el Castillo estableció la Orden de Calatrava la Sede de la Encomienda de Manzanares.
En los libros de visitas de la Orden se tienen diversas noticias documentales a partir del año 1423, que nos ofrecen datos sobre la configuración del Castillo, de la existencia de la Torre Mayor o de la casa donde habitaba el clavero de la orden. Ya en visitas del siglo XVI, se describen obras para sustitución de la puerta levadiza de madera por otra de cal y canto de un solo ojo y con pretiles en sus lados. También en esta época se hace referencia en los documentos de la Orden a cuatro torreones que probablemente estarían repartidos en la cerca defendiendo las puertas.
En lo relativo a las edificaciones interiores, ya en el siglo XVI, se hace mención a los tres patios, rodeados de edificaciones y estancias con usos diversos (cocinas, almacenes, vivienda, dependencias para la guarnición, etc.). Además, en 1549 se habla de un «quarto nuevo» que bien pudiera tratarse de la edificación de dos plantas con columna. En el lado derecho existían caballerizas y al fondo en la parte noroeste cerrada con un patio exclusivo quedaba la vivienda del Comendador reformada en torno al año 1500, momento en que se construirían las elegantes galerías con columnas de piedra que todavía pueden contemplarse prácticamente en su totalidad, con reminiscencias góticas y mudéjares.
Se tienen noticias de la apertura de un pozo en el año 1564 que se añadiría al más antiguo situado en el tercer patio, así como de un Alholí realizado sobre esta misma fecha. En el año 1577 se efectuó una reforma en la parte de las caballerizas, haciendo una planta alta adosada a la muralla sureste para almacén de grano, construyendo una escalera en su extremo que conectaba con la Muralla y las Garitas de la Torre del Homenaje.
Remontándonos al siglo XVIII, se tiene conocimiento de obras para construir una «panera» y otras edificaciones en el interior de los patios, que bien pudieran ser las existentes entre el Patio Noble y el Patio Grande. Entre 1808 y 1812 fue utilizado como cuartel general de las tropas francesas en la Guerra de la Independencia y en 1836 fue un fortín acuartelado para el ejército cristino que luchaba en la Guerra Carlista.
En 1864 se produce la Desamortización, quedando en manos privadas y destinándose a vivienda, sufriendo diversas obras y transformaciones, aunque por fortuna el núcleo más importante permaneció en aceptables condiciones para su recuperación. Actualmente ofrece servicio de hospedería.
La fábrica de harinas de Manzanares es un complejo fabril situado en una de las avenidas principales de la ciudad y al lado del canal del río Azuer y el Calicanto. El edificio principal es de rasgos historicistas y eclécticos, construido a caballo entre los siglos XIX y XX con sólidos materiales, lo cual ha favorecido que llegue hasta nosotros. Esta construcción es representativa de la industrialización de Manzanares y símbolo del progreso económico y social de la ciudad en el ámbito de La Mancha durante la era de la revolución industrial, prueba de ello es que llegó a ser la tercera fábrica más grande de toda España. A pesar de ser imagen del progreso y desarrollo de Manzanares y su identidad como pueblo emprendedor y avanzado, se mantiene en un estado de abandono y dejadez que ha llevado a algunas de las partes del complejo a la ruina, sin que sus propietarios o la administración hagan nada por evitarlo.
En 2015 el Ayuntamiento compró este emblemático edificio con intención de rehabilitarlo y evitar su pérdida.
El Ayuntamiento o Palacio Municipal de Manzanares se alza sobre el lugar que ocupaba el antiguo Teatro Calderón, actual Plaza de la Constitución, y contiguo a la antigua Casa Consistorial. Al quedar esta pequeña, la Corporación Municipal, presidida por el alcalde de Manzanares, Don Agustín Serrano González, decidió aprobar la construcción de un nuevo Palacio Municipal adecuado a la época para poder realizar una buena labor en todos sus ámbitos.Renacimiento español, aunque por motivos económicos hubo que simplificar muchos adornos de la fachada. El edificio se llevó a cabo entre 1926 y 1929, contando con la supervisión de Antonio Flórez Urdapilleta —que, por entonces, estaba llevando a cabo las obras de rehabilitación del Teatro Real de Madrid—, y es una muestra de la arquitectura ecléctica y racionalista del siglo XX, impregnado de elementos clasicistas.
La construcción corrió a cargo de Alfonso Pedrero Peña, constructor de la localidad, aunque ya en 1920 el arquitecto municipal, Telmo Sánchez, había proyectado el edificio, inspirado en estilo delAdyacente al edificio se encuentra la Casa Consistorial, que, tras la construcción del nuevo Ayuntamiento, se utilizó durante muchos años como biblioteca municipal. Entre finales de 2017 y principios de 2018, ambos edificios fueron sometidos a una profunda restauración que les devolvió su aspecto original, así como el descubrimiento del antiguo «pozo del concejo» debajo de los soportales del consistorio.
Tiene la fachada encalada y la puerta, que da entrada a un patio interior, está formada por dintel y pilastras que los sustentan. Lugar para devotos de la imagen que puede verse en el balconcillo de madera.
Es un claro ejemplo de innovación arquitectónica de 1929, pero actualmente muy reformado y nada tiene que ver con el original.
Visitada en numerosas ocasiones por el rey Alfonso XIII con motivo de sus cacerías, amigo del marqués. En la fachada puede verse su pórtico sencillo de piedra, la decoración de su puerta, la majestuosidad de su rejas y balconcillos metálicos, aupados éstos sobre ménsulas y cobijados por cornisas. Su patio interior se compone de columnas de piedra y arcadas de medio punto rebajado construidas en ladrillo, con planta superior también de columnas pétreas sobre balaustrada.
La importancia de los moradores que han pasado por esta casa queda de manifiesto en el hecho de que absorbió una ermita aledaña, la de San Sebastián, que se encontraba en la esquina de la calle de Carmen con la calle Maestro D. Cristóbal. En ésta es visible un arco de lo que sería puerta lateral de la iglesia. Aún está en pie, la cruz y veleta que coronaba la fachada principal de la ermita, retranqueada y oculta por una construcción anexa para aprovechar la actual alineación de la calle. Su titularidad es privada.
Merecen visitarse su patio interior y las bodegas, hoy todo restaurado por el Ayuntamiento. En ella pernoctó Santa Teresa de Jesús el 15 de febrero de 1575 y también nació en ella una ilustre poetisa del siglo XIX, llamada Francisca Carralero, la «Ciega de Manzanares». En el interior tienen su sede numerosas asociaciones de Manzanares, como la asociación de folclore «Manuel de Falla» «Lazarillo, teatro de cámara y ensayo», la asociación cultural y grupo de Folk «Airén» o la Coral Polifónica «Mater Asumpta» entre otras, que con sus amplias actividades dan vida a este antiguo edificio. En su interior se encuentra el Museo Manuel Piña.
Un espacio para mostrar y difundir la obra de este diseñador manzanareño. Manuel Piña fue una de las figuras más relevantes de la moda española desde finales de los años 70 hasta principios de los 90 del pasado siglo, siendo considerado uno de los fundadores de la Pasarela Cibeles y arquitecto de la Marca España. Las colecciones del Museo son donaciones de la familia del creador, así como aportaciones de colaboradores y amigos. El museo expone vestidos y complementos, fotografías y vídeos, y además se aloja en un espacio singular, las antiguas bodegas de una casa solariega, dentro del Centro Cultural Ciega de Manzanares.
La localidad del Manzanares apuesta por dar a conocer la amplia tradición que la localidad posee a cerca de la elaboración de este manjar. Por este motivo, y para dar a conocer este preciado producto, se optó por la idea de instalar en la localidad el único museo en todo el mundo dedicado únicamente al queso manchego.
En este espacio (localizado en una de las típicas casas solariegas de la localidad) podemos encontrar artilugios utilizados para la elaboración del queso, como una quesera procedente de la Edad del Bronce y paneles informativos a lo largo de todo el recorrido de este paseo por la historia de la localidad. Además, esta casa-museo alberga exposiciones dedicadas a pintores y artistas de la localidad, siendo renovadas cada cierto tiempo, así como la colección permanente de arte, con obras galardonadas en los Certámenes de Pintura y Escultura de Manzanares.
La plaza de toros de Manzanares fue construida en 1900. Tras el paréntesis de la Guerra Civil, la plaza fue reinaugurada en 1944, con una corrida en la que torearon «El Estudiante», Manolete y Pepe Luis Vázquez.
Otras fechas de feliz recuerdo son la del 9 de agosto de 1963, cuando la presencia de «El Cordobés» produjo un lleno histórico; la del 20 de septiembre de 1969, con la presencia en las gradas de la actriz Ingrid Bergman con sus dos hijas gemelas, y la del 17 de julio de 1982, cuando Televisión Española retransmitió una corrida de toros por primera vez en la provincia de Ciudad Real.
Su efeméride más trágica es la muerte, el sábado 11 de agosto de 1934, del recordado y llorado torero Ignacio Sánchez Mejías, titular de una de las peñas taurinas de Manzanares a la que da nombre.
Se plantea construir próximamente un museo dedicado a la tauromaquia en la propia plaza.
Vistoso edificio de fachada encarnada con decoración inspirada en el comienzo del siglo XX. Se inauguró en 1995, sobre los terrenos que ocupaba el antiguo Gran Teatro (construido en 1911 y demolido en los años 1970); tiene un aforo para 700 espectadores y acoge los actos más relevantes del panorama cultural y social de Manzanares y exposiciones artísticas en su hall de entrada. Por su escenario han pasado los mejores actores y cantantes del panorama cultural nacional además de acoger la prolífica producción teatral que las asociaciones teatrales de la localidad como «Vaya Cirio» o «Lazarillo» realizan.
Con una extensión de 9 ha, poblado artificialmente con distintas especies curiosas de aves, como cisnes, ánades y pavos reales. En su interior se encuentra el Paseo del Sistema Solar.
Un modelo a escala de nuestro sistema solar que ocupa toda la extensión del Parque del Polígono, con representaciones físicas (esferas dentro de estructuras de acero) del sol y los ocho planetas además del Cinturón de Kuiper y la Nube de Oort, con objetivo didáctico y educativo. Ideado por el científico manzanareño Dr. Julián Gómez-Cambronero y financiado por el Ayuntamiento de Manzanares, fue inaugurado el 10 de septiembre de 2010. Ha recibido numerosísimas visitas de alumnos, desde los de primaria hasta los de bachillerato, de grupos turísticos y de asociaciones de astronomía. El «Paseo del Sistema solar», único en la región, es un espacio natural de visita obligada para los centros de enseñanza y asociaciones culturales de Manzanares y su comarca.
La Casa de Josito es un edificio representativo de la arquitectura de finales del siglo XVIII en la localidad de Manzanares. Situado en plena Plaza de la Constitución, entre el Ayuntamiento y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que se encuentra amparada por el área de protección del Bien de Interés Cultural (BIC) de la propia iglesia parroquial, desde su declaración en 1991. El inmueble es uno de los más singulares y emblemáticos de la arquitectura civil de la localidad, tanto por su originalidad como por su emplazamiento. Destaca su composición de tres plantas con un orden de huecos diferente en cada una de ellas, coronada por un torreón que hacía las veces de mirador de planta octogonal terminado con chapitel con veleta.
En su interior, hay dependencias y elementos de gran valor patrimonial y un interesante patio con columnas de hierro fundido. A pesar de estar incluido en el Catálogo de Bienes y Ámbitos de Protección del Plan de Ordenación Municipal (POM) de Manzanares su estado es de total abandono, encontrándose su interior en ruinas. Actualmente, es propiedad del Ayuntamiento de Manzanares, por lo que la restauración del edificio y puesta en servicio como edificio para dependencias del consistorio es inminente.
La Casa-Mirador de Azuer es un ejemplo arquitectónico de la casi extinta cultura de ribera en la localidad de Manzanares. Construido en el siglo XIX junto al cauce del río Azuer, se trata de uno de los monumentos más representativos de esa época en la citada localidad. Actualmente se encuentra en peligro inminente de derribo.
Al margen de la antigüedad y valor artístico y sentimental del inmueble, hay que tener en cuenta que el Mirador del Azuer forma parte de un entorno especial, formado por el Puente de los Pobres, y una serie de edificaciones del siglo XIX, como son la espléndida Fábrica de Harinas (catalogada con protección integral), el Kiosco de Música del Parterre, la Plaza de Toros (1900) y el edificio de la Curruca, una original muestra de gran interés etnográfico, que se asemeja a un molino pequeño, con dependencias anexas que comprenden noria en buen estado y aljibe.
Obra del escultor vasco Quintín de Torre Berástegui, llegada a Manzanares el 29 de agosto de 1942 desde Bilbao. Venerada imagen entronizada en la Ermita de la Vera-Cruz que, desde el 31 de marzo de 1809, es patrón de la «fidelísima villa de Manzanares» y «Alcalde Honorario y Perpetuo» de la ciudad desde el 8 de junio de 1957, cuando se le entregó el bastón de mando que le acreditó dicho título.
La actual imagen llegó para sustituir a la antigua costeada por Catalina Martínez en 1608, de la escuela sevillana de Juan Martínez Montañés y que fue destruida a comienzos de la Guerra Civil española; el 16 de abril de 1609 salió por primera vez en procesión «con grande admiración y alegría de todos los manzanareños». De la antigua imagen todavía queda como recuerdo algunas fotografías de comienzos del siglo XX y, especialmente, sendos grabados y litografías que, a lo largo de los siglos, supieron plasmar el «retrato verdadero» de la imagen. También es de destacar un busto homónimo de Ortega Bru, conservado en la colección particular de los herederos de Pedro González-Román, el que fuera durante mucho tiempo el hermano mayor de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Perdón.
Durante la Guerra de la Independencia y tras la batalla de Ciudad Real, las tropas francesas volvieron a ocupar Manzanares el 29 de marzo de 1809. Una vez alcanzados sus objetivos militares, el 31 de marzo regresaban más tropas galas desde Valdepeñas con el General Sebastiani al frente, según algunos historiadores.
En la población se temía venganza por los sucesos acaecidos en el hospital francés instalado en el Convento de los Carmelitas meses antes, coincidiendo con la batalla librada en Valdepeñas el 6 de junio de 1808.
El párroco Pedro Álvarez de Sotomayor, en quien recayó la responsabilidad política tras la huida del alcalde mayor, salió al encuentro de los franceses implorando clemencia. Era Viernes Santo y se acompañó por fieles que portaban la imagen del Cristo Arrodillado del Perdón.
La tradición cuenta que el general francés, como gesto conciliador, se quitó su fajín y lo entregó a la imagen de Jesús, prosiguiendo su camino sin castigar a la población.
La Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Perdón conmemoró este bicentenario con la inauguración del monumento «La mano tendida», junto a la ermita del Cristo de la Agonía, lugar en el que, al parecer, tuvo lugar aquel encuentro.
La inauguración tuvo lugar el Viernes Santo, 10 de abril, con una procesión extraordinaria por la mañana en la que Jesús del Perdón regresó doscientos años después al lugar donde se desarrolló este episodio a raíz del cual, el pueblo lo consideró su patrón. En definitiva, son muchos los documentos y tesoros guardados en las dependencias de la Ermita de la Vera-Cruz, donde se cobija la imagen, que, a lo largo de la historia, permiten valorar la importancia social que para Manzanares, su historia, su vida diaria, sus costumbres y la religiosidad de sus gentes sugiere la imagen de Nuestro Padre Jesús del Perdón. Miles son los que cada viernes visitan la ermita, se acercan a la imagen. Miles son los que cada viernes besan el pie de Jesús del Perdón en reconocimiento de sus favores y cariño que le profesan.
Son fines de esta Hermandad los primigenios de su origen con igual fervor y devoción que inspiró la adorada imagen de Nuestro Padre Jesús del Perdón a los habitantes de Manzanares desde 1608 y la devoción y veneración a la Santísima Virgen de la Esperanza.
Desde que en 1684 S. S. el papa Inocencio XI concediera indulgencia y gracias a la Cofradía, se reconoce a la Hermandad toda una actividad encaminada a ensalzar la religiosidad cristiana a través de las gentes de nuestra localidad. Este se puede considerar el primer documento que demuestra la fe cristiana que tiene Manzanares.
Guardado como tesoro se encuentra el manuscrito fundacional de la Hermandad y el fajín del General Sebastiani, muestras de nuestra historia que sin duda deja rastro en todas las gentes que la viven. Quizás esta vivencia es la que se transmite de generación en generación y que lleva a todos los manzanareños desde el mismo momento de nacer a postrarse delante del Altar Mayor de la ermita, o a los pies de Nuestro Padre Jesús del Perdón el día 14 de septiembre para que lo acoja como hermano, que pareciera que ser de Manzanares y hermano de Nuestro Padre Jesús del Perdón es una misma cosa.
Son platos típicos de Manzanares la caldereta de cordero, las gachas, las migas y el tiznao, además de los dulces que se preparan especialmente para ciertas festividades, como el cochinillo que se cocina para San Antón, la Paloma en la fiesta de la Virgen de la Paz, la rosca utrera o nuégados y las flores, que se preparan en Semana Santa.
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