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Hungría



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Hungría (en húngaro, Magyarország pronunciado /ˈmɒɟɒrorsaːɡ/ ( escuchar)) es uno de los veintisiete estados soberanos que forman la Unión Europea. Está situado en la llanura panónica y tiene fronteras con Eslovaquia por el norte, con Ucrania y Rumanía por el este, con Serbia y Croacia por el sur, con Eslovenia por el suroeste y con Austria por el oeste. Su capital y mayor ciudad es Budapest. Hungría es un estado miembro de la OTAN, de la OCDE, del Grupo de Visegrád y del Acuerdo de Schengen. Su idioma oficial es el húngaro, también conocido como magiar, que pertenece al grupo ugrofinés y que además es la lengua no indoeuropea con más hablantes de toda Europa.[6]

Después del paso por el territorio de pueblos como los celtas, los romanos, los hunos, los eslavos, los gépidos y los ávaros, el gran príncipe Árpád fundó Hungría en el siglo IX. Su bisnieto Esteban I accedió al trono en al año 1000 y convirtió el país al cristianismo. El Reino de Hungría existió durante cinco siglos y en algunos momentos de su historia llegó a ser uno de los centros culturales del mundo occidental.[7]​ Tras la derrota magiar en la batalla de Mohács ante los otomanos, gran parte de Hungría integró el imperio otomano durante 150 años (1541-1699). Después, Hungría se integró en los dominios de los Habsburgo y más tarde formó parte del Imperio austríaco, dentro del cual obtuvo autonomía desde 1867 como parte constituyente de la Doble Monarquía del Imperio austrohúngaro.

Hungría como parte del Imperio se desarrolló hasta alcanzar el estatus de potencia regional hasta el final de la Primera Guerra Mundial, cuando la derrota llevó a la firma del Tratado de Trianon que le supuso la pérdida de más de dos tercios de su territorio.[8][9]​ En la Segunda Guerra Mundial el país luchó en el bando del Eje y también sufrió importantes pérdidas materiales y humanas. Entre 1947 y 1989 Hungría estuvo regida por un gobierno socialista, un período en el que fue el centro de la atención mundial por la Revolución de 1956 y por la pionera apertura de su frontera con Austria en 1989, hecho que aceleró el colapso del Bloque comunista.

Desde 1989 Hungría es una república parlamentaria y se la considera un país desarrollado. Es un destino turístico importante, pues atrae a más de diez millones de visitantes todos los años.[10]​ El país cuenta con el mayor sistema de cuevas de aguas termales del mundo,[11]​ el mayor lago de Centroeuropa, el lago Balatón, y las mayores praderas naturales del Viejo continente, en Hortobágy.

Cada 15 de marzo se celebra una de las tres fiestas nacionales de la República Húngara, en conmemoración del inicio de la revolución por su independencia del Imperio austríaco en 1848, a partir de lemas como «A haza minden előtt», o sea, «La Patria ante todo».

Durante el Imperio romano, el territorio de la actual Hungría formó parte de las provincias de Panonia y Dacia. A fines del siglo IV, Roma perdió Panonia, ocupada desde entonces por tribus germanas y eslavas, y por los «pastores romanorum», pastores que hablaban un idioma derivado del latín vulgar. Odo de Deogilo, participante en la Segunda Cruzada (1147), habla de las Pabula Iulii Caesaris (Los pastos de Julio César), mientras que Ricardo escribió en su obra Ungaria Magna (1237) que Hungría era llamada antes «Pascua Romanorum». El diácono Tomás de Spalato también escribió alrededor del año 1250 que Hungría solía llamarse de ese modo, en su obra Historia Salonitana, in Monumenta spectantia historiam Slavorum meridionalium, XXVI (Scriptores III), página 42. La planicie central recibió a hunos, búlgaros (que finalmente se asentaron más al sur, en las actuales Bulgaria y Macedonia del Norte) y ávaros: pueblos nómadas provenientes de las estepas del norte del mar Negro. Los ávaros dominaron la cuenca del Danubio entre los siglos VII y VIII, hasta ser sometidos por el Imperio de Carlomagno.

Los sucesores de Carlomagno organizaron una serie de ducados en la mitad oeste y norte de la cuenca, mientras que el Imperio bizantino y Bulgaria ejercieron cierta autoridad sobre el sur y el este de la región. El Ducado de Croacia se independizó en el año 869 y Moravia luchó tenazmente contra los carolingios, hasta la aparición de los magiares, pueblo de origen fino-ugrio (emparentado con fineses, estonios, carelios, udmurtos, etc.). Estos organizaron, al oeste del bajo Don, una federación de tribus (integradas por diversos clanes y dirigidas por un jefe hereditario), llamada On-Ogur (Diez Flechas), que dio origen al nombre húngaro, por lo que su reino se acabó conociendo como Hungaria, que posteriormente derivó en «Hungría».

Entre los primeros en llegar estuvieron los hunos, que construyeron un poderoso imperio bajo Atila el Huno. Atila fue considerado como un gobernante ancestral de los húngaros, pero este argumento ha sido rechazado hoy día por la mayoría de los estudiosos. Después que el reino de los hunos se desvaneció, los germanos ostrogodos y lombardos llegaron a Panonia, y los gépidos ocuparon la parte oriental de la cuenca de los Cárpatos durante unos cien años. En el año 560 los ávaros fundaron el janato de Avar,[12]​ un Estado que mantuvo la supremacía en la región durante más de dos siglos. Su poder militar queda demostrado por las frecuentes batallas y victorias sobre todos sus vecinos. El janato de Avar se vio debilitado por las constantes guerras y la presión externa. Finalmente, el gobierno de los ávaros terminó cuando el janato fue conquistado por el Imperio de Carlomagno en occidente y los búlgaros con Khan Krum en el este. Ninguno de los dos, ni otros fueron capaces de crear un Estado duradero en la región, y en el siglo IX la tierra estaba habitada solo por una escasa población de eslavos.[13]

Los magiares (húngaros) recientemente unificados, guiados por Árpád, comenzaron a establecerse en la cuenca de los Cárpatos a partir del 895. De acuerdo a los lingüistas los húngaros tendrían su origen en una antigua población ugrofinesa que habitó originariamente las zonas boscosas situadas entre el río Volga y los montes Urales. El rey Arnulfo I de Baviera invitó a los húngaros a ocupar las tierras de Svatopluk al este del río Danubio. En 894, mientras que Simeón de Bulgaria atacó al imperio bizantino, Svatopluk cuestionado Arnulfo invadiendo Panonia.[14]​ Tanto Arnulfo como León VI el Sabio buscaron la ayuda de los húngaros, quienes estaban en condiciones de atacar a los búlgaros y los moravos de la parte posterior.[14]​ Arnulfo mantuvo la alianza con los húngaros hasta su muerte en 899.[14]

La tradición sostiene que Hungría fue fundada por siete tribus magiares (húngaras) que emigraron desde la región de los montes Urales cerca del límite de Europa y Asia hasta el territorio actual en el siglo VIII. Estas fueron guiadas por siete jefes: Álmos, Előd, Ond, Kond, Tas, Huba y Töhötöm. Un par de décadas después de haber llegado a las tierras del Danubio, Árpád —el hijo mayor de Álmos— se convirtió en príncipe y líder absoluto de las tribus, que hicieron un pacto de sangre para simbolizar una unión indivisible. Así comenzó la historia de la nación húngara y la dinastía de los Árpád.

El tataranieto de Árpád fue Esteban I (r. 1000-1038), hijo del príncipe Géza. Esteban había nacido como pagano con el nombre de Vajk y posteriormente fue bautizado con su nombre cristiano. Esteban sabía que si su nación quería sobrevivir, debía ser reconocida como un reino cristiano y estar bajo la tutela del Papa. Así, comenzó su lucha contra el paganismo tras haber sido coronado rey de Hungría en el año 1000. El principal adversario de Esteban fue un familiar suyo llamado Koppány, que deseaba la corona de Hungría y repudiaba el cristianismo. Cuando este murió, Esteban ordenó que fuera descuartizado y que las partes de su cuerpo fueran enviadas a ciudades importantes como muestra de lo «poco conveniente» que podría ser el paganismo.

Un ferviente defensor del cristianismo fue el rey caballero San Ladislao I de Hungría (r. 1077-1095), cuyo culto floreció tras su canonización en 1192. En su época Croacia y Dalmacia fueron anexadas a Hungría, consolidándose también el poder real y la situación interna del reino.

Una vez desaparecida la familia real húngara, la Casa de Árpad en 1301, el príncipe napolitano Carlos Roberto de Anjou reivindicó el trono como único descendiente por vía materna de los reyes húngaros. Comenzó entonces la Edad de Oro del reino, aplicándose numerosas reformas económicas. Hungría pasó a ser el mayor proveedor de oro y plata en Europa en su época, y a dominar comercial y militarmente su entorno. Luego de la pérdida del poder en Hungría por la Casa de Anjou en 1387, Segismundo de Luxemburgo se convirtió en rey húngaro por vía de matrimonio. Como rey checo y posteriormente emperador germánico, Segismundo obtuvo cada vez más adeptos, y concentrándose siempre en Hungría, impulsó el arte y la arquitectura gótica.

Hungría se convirtió gradualmente en un reino vasto e independiente, donde florecería la cultura y se daría un importante progreso económico, sobre todo de la mano de Mátyás (Matías Corvino), que conquistó Moravia, Bohemia y Silesia y posteriormente trasladó la corte húngara a Viena. Así, Matías fue una figura de gran relevancia para el renacimiento en Hungría y la lucha armada contra los turcos, a los que se intentaba repeler desde hacía décadas (por ejemplo, su padre,[15]​ el regente húngaro Juan Hunyadi, hijo de un noble de Valaquia, dirigió incontables campañas contra los turcos).

La época dorada finalizó con la derrota húngara de Mohács en 1526 y la ocupación turca de Buda (hoy parte de Budapest). A la muerte de Luis II en la batalla de Mohács, la nobleza húngara eligió rey a Fernando de Habsburgo, hermano del emperador Carlos V, vinculándose así Hungría a la Casa de Habsburgo durante casi cuatrocientos años.

En 1529 fracasó la ofensiva turca contra Viena. Durante la dominación otomana de gran parte de Hungría, esta fue administrada por algunas grandes familias, y las revueltas serían constantes, al igual que en Transilvania. A finales del siglo XVII, los Habsburgo reconquistarían Hungría (Budapest en 1686 y en 1699 Transilvania). Durante los siglos XVIII y XIX, Hungría formó parte de los territorios administrados por los Habsburgo (Imperio austríaco a partir de 1806).

Tras las victorias imperiales de finales del siglo XVII, Hungría y Transilvania pasaron a formar parte del Imperio de los Habsburgo, ocasionando varios conflictos entre la nobleza magiar, poderosa y de espíritu independiente, y las tendencias centralistas de Viena.

En 1848, estallaron rebeliones en todas partes del imperio, y en Hungría escritores como Sándor Petőfi tomaron las calles y guiaron las multitudes contra los austriacos. Pronto se estableció un gobierno provisional que fue derrocado por el emperador Francisco José I con el apoyo en Hungría de las minorías que estaban sometidas a los húngaros (especialmente croatas y rumanos) y por la intervención rusa. La rebelión fracasó, y entre 1849 y 1866 se reimplantó una política centralista y autoritaria.

Tras la derrota austríaca de 1866 contra Prusia en la Guerra de las Siete Semanas, Hungría se convertiría finalmente, en 1867, en una parte autónoma del Imperio austrohúngaro. Una comitiva húngara encabezada por Ferenc Deák fue enviada a Viena, donde se firmó el Compromiso austrohúngaro. En este tratado se otorgaban a Hungría instituciones políticas propias, gobierno y ejército propios y el parlamento tendría su sede en Budapest. Hungría (territorios de la Corona de San Esteban) se constituyó en la segunda entidad de la nueva monarquía, con plena independencia excepto en asuntos militares, exteriores, monetarios y aduaneros. El káiser pasó a ser simultáneamente «rey apostólico» de Hungría. La política interna húngara se caracterizó por apostar por la magiarización de las minorías (croatas, serbios, eslovacos, ucranianos y rumanos), la centralización administrativa (solo Croacia conservó cierta autonomía) y el mantenimiento de un régimen tendiente al autoritarismo (sufragio censitario reducido, discriminación de las minorías, etc.). A diferencia de la parte austríaca, Hungría se mantuvo esencialmente rural y agraria bajo el dominio de una numerosa y poderosa nobleza que controlaba gran parte de los recursos del Estado.

El Imperio fue derrotado en la Primera Guerra Mundial, por lo que Hungría declaró su independencia el 1 de octubre de 1918. Con el tratado de Trianon en 1920 Hungría firmó la paz con las potencias vencedoras y perdió más de un 70 % de su territorio, que pasó a los nuevos Estados centroeuropeos. Eslovaquia y Rutenia (esto es, la Rutenia subcarpática) se unirían a Bohemia y Moravia para formar Checoslovaquia. Transilvania y parte del Bánato se juntarían a Rumanía. Croacia y Voivodina pasarían al Reino de los Serbios, Croatas y Eslovenos, futura Yugoslavia. Quedaron, no obstante, importantes grupos de población húngara en Checoslovaquia (884 000 individuos), Voivodina serbia (420 000) y Transilvania rumana (1 662 000), hoy en día también siguen siendo mayoritarios en numerosos distritos y municipios de las tres nuevas naciones.

Poco después, hubo una revolución comunista instaurándose la República Soviética Húngara, que fue sofocada tres meses más tarde por las tropas anticomunistas rumanas en la guerra húngaro-rumana. Durante este estado de anarquía, el almirante Miklós Horthy tomó el poder como regente permanente del Reino de Hungría (1920-1945), aunque impidiendo la restauración del rey Carlos IV de Habsburgo (que falleció en 1922), quien contaba con un apoyo social muy amplio.

Tras cierta presión, Horthy, el regente húngaro, estableció una alianza con la Alemania nazi y los otros miembros de las Potencias del Eje (Italia y Japón) en los años 1930, con la promesa de revisar el Tratado de Trianon. Hungría fue recompensada por Alemania con territorios pertenecientes a Checoslovaquia, Yugoslavia y Rumanía, y tomó parte activa en la Segunda Guerra Mundial, pudiendo así recuperar temporalmente unos territorios donde había húngaros (sur de Eslovaquia, Rutenia subcarpática, Transilvania septentrional y el norte de la Voivodina), y donde las autoridades húngaras pretendieron que los húngaros eran la mayoría, aunque los censos hechos por las autoridades rumanas, eslovacas o serbias mostraban lo contrario. En octubre de 1944, Adolf Hitler forzó la abdicación del no demasiado dócil Horthy, por un mayor colaboracionista pronazi húngaro, Ferenc Szálasi, con el fin de evitar así la defección de Hungría. La segunda guerra mundial afectó decisivamente a Hungría en el sitio de Budapest, donde perecieron unos 40 000 civiles además de 50 000 defensores y 70 000 atacantes del Ejército Rojo.[cita requerida]

Tras la caída de Hitler, Hungría fue ocupada por tropas soviéticas y, pese a que hubo un pequeño período liberal, en 1947 se instauró un gobierno comunista, liderado por el Partido de los Trabajadores Húngaros, estando a la cabeza de este Mátyás Rákosi. Por lo tanto el país pasaba a ser una parte importante del Bloque del Este. En 1949 Hungría ingresó en el Consejo de Asistencia Económica Mutua (COMECON) patrocinado por la Unión Soviética, del que formó parte hasta 1991.

Cuando murió Iósif Stalin en 1953, se inició —como en la Unión Soviética y toda Europa del Este (menos Yugoslavia y Albania, que habían elegido sus propias vías al socialismo)— el proceso de desestalinización, en que se aprobó un nuevo programa económico y se concedió amnistía a varios prisioneros políticos. En 1955 se firmó el Pacto de Varsovia, que era un tratado de ayuda mutua, tanto económica como militar.

El 28 de octubre de 1956, una revolución que pedía la retirada del Pacto de Varsovia fue respondida con una intervención militar por la Unión Soviética y la deposición y ejecución del primer ministro Imre Nagy. La represión de la revolución causó varios centenares de muertos.[16]​ A finales de los años 1980, Hungría encabezó el movimiento para disolver el Pacto de Varsovia y se encaminó hacia una economía orientada al mercado bajo el liderazgo de János Kádár, secretario general del Partido Socialista Obrero Húngaro hasta 1988, año en que dimitió.[16]​ Durante su gobierno se impulsó una política reformista, permitiéndose el establecimiento de pequeñas empresas o PyMES particulares, aunque el gobierno defendía arduamente los derechos de los trabajadores y mantenía el control político del país.[16]

Tras la disolución de la Unión Soviética en 1991, Hungría intensificó los lazos con Europa occidental, se unió a la OTAN en 1999 y a la Unión Europea el 1 de mayo de 2004. Hungría fue el país que mejor afrontó la caída de la Unión Soviética en Europa Central, ya que el país había ido acercándose paulatinamente al sistema de libre mercado hacia los últimos años del régimen socialista.

El 18 de septiembre de 2006, miles de húngaros, en gran parte llamados por el FIDESZ (o Alianza de Jóvenes Demócratas), el partido conservador mayoritario (en la oposición en ese momento) salieron a las calles enarbolando las banderas del antiguo Reino de Hungría (comúnmente identificado con los movimientos de extrema derecha), luego de que fuera divulgado un audio donde el primer ministro, Ferenc Gyurcsány, admitía que mintió en cuanto a la situación económica húngara para ganar las elecciones. En el audio puede oírse claramente que: «si la economía se mantuvo encarrilada fue por la divina providencia, la abundancia de dinero efectivo en la economía mundial y cientos de engaños», para después agregar: «es obvio que hemos mentido en el último año y medio, dos años. No hay dudas de que lo que estamos diciendo no es verdad».

Los miles de húngaros movilizados por el FIDESZ exigieron tanto la renuncia del ministro como la de su gabinete, produciéndose enfrentamientos donde la policía fue desbordada y se ocupó el edificio de la televisión estatal húngara (MTV), produciéndose algunos incendios en su interior, en lo que fueron las jornadas más violentas vistas por Hungría desde la caída del Socialismo. En las elecciones de 2010 el FIDESZ resultó elegido para encabezar el nuevo gobierno, por una mayoría abrumadora, con más de dos tercios de los votos emitidos.

La constitución húngara en vigor hasta 2011 fue adoptada en 1949, y fue modificada en diversas ocasiones, la última el 23 de octubre de 1989, cuando se proclamó la República en lugar de la República Popular existente hasta entonces. El 18 de abril de 2011 el Parlamento aprobó una nueva constitución.[17]

En la actualidad, Hungría se define como una democracia liberal parlamentaria, en la que la autoridad reside en el pueblo y la práctica del gobierno se realiza dentro del marco de un estado de derecho.

Más recientemente, en 2019, la evolución durante el gobierno de Viktor Orbán ha hecho merecedor al sistema político húngaro de su calificación como ejemplo de «autocracia competitiva» por parte de Lucan Ahmad Way y Steven Levitsky, desarrolladores del concepto de régimen autoritario competitivo.[18]

El órgano supremo del poder es el parlamento, o en húngaro Országgyűlés. De acuerdo con la constitución, cada cuatro años tienen lugar elecciones al parlamento para elegir los 199 diputados según un sistema mixto; 106 escaños son elegidos en distritos electorales individuales y 93 según los votos conseguidos por las listas elaboradas por los partidos.

El presidente de la República es elegido cada cinco años por el parlamento. Su papel es más bien representativo. El primer presidente tras la llegada de la democracia fue el escritor y traductor Árpád Göncz, que estuvo en el cargo entre el 2 de mayo de 1990 y el 4 de agosto de 2000. Desde 2012 el presidente es János Áder. El primer ministro es Viktor Orbán desde el 29 de mayo de 2010.

Después de volver al poder en 2010, Viktor Orbán se hizo cargo de la televisión pública para utilizarla con fines propagandísticos. Los medios de comunicación privados están siendo comprados gradualmente por oligarquías cercanas al gobierno. A partir de ahora, el primer ministro está a la cabeza de un imperio mediático: un gran canal comercial, toda la prensa diaria regional, webs; casi quinientos medios en total. Este conglomerado cubriría casi el 80 % del panorama de los medios de comunicación.[19]

Partido Popular Demócrata Cristiano
Kereszténydemokrata Néppárt, KDNP

Juntos 2014
Együtt 2014

Coalición Democrática
Demokratikus Koalíció, DK

Diálogo para Hungría
Párbeszéd Magyarországért, PM

Partido Liberal Húngaro
Magyar Liberális Párt

En materia de derechos humanos, respecto a la pertenencia a los siete organismos de la Carta Internacional de Derechos Humanos, que incluyen al Comité de Derechos Humanos (HRC), Hungría ha firmado o ratificado:

El Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer ha tomado decisión en dos denuncias que involucran a Hungría:

El 12 de septiembre de 2018, el Parlamento Europeo recomendó la aplicación a Hungría del artículo 7 del Tratado de la Unión Europea [33][34][35]​ por negarse a acoger refugiados y no respetar las políticas de la UE, en lo que el PE entendió como riesgo de violación del Estado de derecho. [36]​ La aplicación del artículo podría suponer diferentes medidas, entre ellas la posibilidad de que el país perdiera su voto en el Consejo de la Unión Europea, siempre y cuando se produzca el voto unánime de todos los miembros de la UE.[37]

Budapest

Pécs

Nyíregyháza

Debrecen

Hungría ocupa la cuenca media del río Danubio, tierra llana formada por los aluviones de este río y su afluente el Tisza, que es conocida como llanura húngara y que se extiende también por el norte de Serbia, sur de Eslovaquia y oeste de Rumanía. Al oeste se destaca el lago Balatón.

El clima es continental, con inviernos fríos, veranos cálidos y precipitaciones medias. En Budapest, la media de enero es -1,0 °C, la de julio 21,9 °C y la precipitación anual de 498 mm.

Visegrád a orillas del Danubio

Castillo en Diósgyőr

Eszterháza (Castillo de Eszterházy) en ciudad Fertőd

Gran llanura húngara

Transdanubia

Estalagmita en la cueva de Baradla en Jósvafő/Aggtelek.

Hollókő

Tihany

Esztergom

Catedral de Pécs

Molino (malom)

Körös

Hungría continúa demostrando ser una economía de crecimiento moderado-alto, como uno de los miembros más recientes de la Unión Europea (desde el 2004). El sector privado es responsable de más de un 80 % del PIB. La inversión extranjera en compañías húngaras es bastante común, con inversiones por un total de más de 23 000 millones de dólares desde 1989. El sector automovilístico está en auge con la inversión de empresas tan importantes como Audi, Mercedes, GM-Opel, Suzuki, que harán aumentar su PIB. La inflación y el desempleo —ambas políticas prioritarias desde 2001— han disminuido sustancialmente; sin embargo, la tasa de suicidios permanece bastante alta. Reformas económicas como la del sistema de salud, impuestos y financiación de los gobiernos locales siguen pendientes. Su moneda es el florín húngaro (en húngaro Forint).

Hungría es una de las naciones líderes en atraer inversión extranjera directa en Europa Central y del Este, la IED entrante en el país fue de $119,8 mil millones en 2015, mientras que Hungría invierte más de $50 mil millones en el exterior. Las principales industrias incluyen procesamiento de alimentos, productos farmacéuticos, vehículos motorizados, tecnología de la información, productos químicos, metalurgia, maquinaria, productos eléctricos y turismo (en 2014, Hungría recibió a 12,1 millones de turistas internacionales). La tasa de empleo en la economía fue del 68,3 % en 2017, la estructura del empleo muestra las características de las economías postindustriales, el 63,2 % de la fuerza laboral empleada en el sector de servicios, la industria contribuyó con el 29,7 %, mientras que la agricultura con el 7,1 %. La tasa de desempleo fue del 4,1 % en septiembre de 2017, frente al 11 % durante la crisis financiera de 2008.

Más de 600 000 personas, de una población de menos de 10 millones, han abandonado Hungría desde principios de los años 2010. Como resultado, el país se enfrenta a una escasez de mano de obra. En enero de 2019, el gobierno adoptó una ley de «flexibilización», que la oposición calificó de «ley de esclavitud»: los empleadores tienen ahora la posibilidad de exigir a sus empleados que trabajen hasta 400 horas extraordinarias al año (frente a las 250 que trabajaban hasta entonces y las 144 que trabajaban a principios de la década de 1990) y que solo les paguen tres horas más tarde. La Confederación Sindical Húngara denuncia un sistema que «llevará a un deterioro significativo de las condiciones de trabajo y a un alto nivel de explotación de los trabajadores».[38]

Al año 2011, Hungría tiene una población de 9 982 000 habitantes. La esperanza de vida es de 76 años.[cita requerida] El promedio de hijos por mujer es de tan solo 1,40, una de las tasas más bajas de Europa, lo cual está provocando que su población se reduzca un 0,25 % cada año. El 99,7 % de la población está alfabetizada.

La composición étnica actual es la siguiente:[39]

Budapest
Budapest
Debrecen
Debrecen
Szeged
Szeged
Miskloc
Miskolc

Pécs
Pécs
Győr
Győr
Nyíregyháza
Nyíregyháza
Kecskemét
Kecskemét

Hungría es tradicionalmente un país católico con una minoría que profesa el protestantismo. Unos dos tercios de la población es católica y casi una cuarta parte es protestante; los principales grupos protestantes son la Iglesia reformada calvinista húngara y la Iglesia luterana húngara. En 1991, la comunidad judía ascendía a unos 100 000 miembros. Durante el periodo comunista, desde la década de 1940 hasta finales de la década de 1980, los órganos religiosos se separaron del Estado, aunque la oficina de Estado para Asuntos de la Iglesia controlaba sus actividades; además, se disolvieron la mayoría de las órdenes religiosas y el gobierno adquirió las propiedades de los monasterios.

Hungría es un país históricamente cristiano. La historiografía húngara identifica los cimientos del estado húngaro con el bautismo y coronación de Esteban I con la Santa Corona en el año 1000 d. C. Esteban promulgó el catolicismo romano como la religión del estado, y sus sucesores fueron tradicionalmente conocidos como los Reyes Apostólicos. La Iglesia católica en Hungría se mantuvo fuerte a través de los siglos, y el arzobispo de Esztergom recibió privilegios temporales extraordinarios como príncipe-primado (hercegprímás) de Hungría. La Hungría contemporánea, sin embargo, no tiene religión oficial. Si bien la constitución "reconoce el papel del cristianismo en la construcción de la nación", la libertad de religión es un derecho fundamental.

La cultura húngara ha evolucionado a través de los siglos recibiendo influencias turcas, latinas y germanas entre muchas otras.

Véase también: Pintura húngara - Cine de Hungría - Música húngara - Literatura de Hungría - Danza húngara

En cuanto a la arquitectura, en Hungría se pueden ver la más grande sinagoga de Europa (la sinagoga de la Calle Dohány), el baño medicinal europeo más grande (los baños Széchenyi), una de las más grandes basílicas más grandes de Europa (la basílica de Esztergom), así como la necrópolis cristiana más grande del mundo (en Pécs), aparte de las que hay en Italia. Los estilos arquitectónicos más importantes de Hungría son el historicismo y el art nouveau, en el último destacó el arquitecto Ödön Lechner.

Hungría destaca en el deporte colectivo del waterpolo, así como en el lanzamiento de martillo. También tienen mucha tradición la esgrima y la natación por la que Hungría ha conseguido muchos éxitos internacionales. La selección nacional de fútbol estuvo considerada a principios de los años 1950 como una de las mejores del mundo (el llamado Equipo de oro), logrando ser finalista del Mundial de fútbol de 1954, y siendo también la primera selección que fue capaz de derrotar a Inglaterra en Wembley, durante la fase de grupos del Mundial de fútbol de 1982 Hungría propinó la mayor goleada de los mundiales hasta la fecha a su similar la selección de fútbol de El Salvador con un contundente 10-1. La Revolución húngara de 1956 cogió a casi todos sus integrantes, entre los que estaban jugadores como Laszlo Kubala o Ferenc Puskas, jugando un partido en el extranjero, y la mayoría decidieron no regresar al país. Desde 1986 que Hungría no logra clasificarse a una Copa del Mundo.

La mejor participación de Hungría en los Juegos Olímpicos, fue en 1952 cuando obtuvo en tercer puesto en cuadro de medallas.

En cuanto al automovilismo, el Hungaroring es el circuito más importante del país, donde se celebra el Gran Premio de Hungría de Fórmula 1.



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