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Mariano Benlliure



Mariano Benlliure Gil (Valencia, 8 de septiembre de 1862-Madrid, 9 de noviembre de 1947) fue un escultor español, considerado como el último gran maestro del realismo decimonónico.

Mariano Benlliure nació en el barrio del Carmen, de Valencia, concretamente en el nº16 de la calle Baja, en el seno de una familia de amplia tradición artística, aunque humilde. Su padre fue Juan Antonio Benlliure Tomás (1832-1907). Realizaba trabajos de decoración de viviendas dibujando falsas perspectivas, elementos de jardín, jarrones, guirnaldas…, una pintura ornamental muy del gusto de la alta sociedad de la época. Entre sus hermanos mayores destacaron los pintores Juan Antonio y José Benlliure.

Mariano fue un creador muy precoz, pues desde muy niño dejó muestra de su don para la escultura. No empezó a hablar hasta la edad de siete años; dijo de él mismo 'He sido mudo hasta los siete años en que comencé a decir algunas palabras. Luego tartamudeé mucho tiempo y tengo dificultad para hablar, incluso cuando me enfado soy más torpe de expresión [...]'. Con apenas cinco años acudía junto a su hermano Pepe al estudio de Francisco Domingo, joven pintor que por aquellos años descollaba apartándose de la tradicional tendencia clasicista y academicista a favor de la corriente realista. A los nueve años Mariano se inició como tallista bajo la tutela de su hermano Pepe, en Madrid. Sus primeros concursos y exposiciones tuvieron lugar antes de cumplir los diez años. Hizo su primera obra importante en Zamora, a la temprana edad de quince años, en 1878. Allí, la misma persona para la que trabajaba temporalmente su padre, le encargó un paso procesional, 'El Descendido', para la Real Cofradía del Santo Entierro de esa ciudad.

El que sería uno de los más famosos escultores españoles de todos los tiempos comenzó a cultivar en su juventud una materia en la que ocupa un lugar destacado: la tauromaquia, con representaciones en bronce de las distintas suertes y protagonistas del toreo. A los trece años participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1876 presentando un grupo escultórico de cera llamado La cogida de un picador.

Su dedicación principal, sin embargo, era entonces la pintura, que siguió cultivando en París al lado de su maestro Domingo Marqués. En 1879 fue a Roma, donde, fascinado por Miguel Ángel, abandonó los pinceles para dedicarse exclusivamente a la escultura.[1]​ Declarada desierta la Primera Medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1884, Benlliure recibió la Segunda por "Accidenti!", un tema novedoso con un monaguillo que se quema con el incensario, lo que significó un paso fundamental en su carrera. En 1887 se estableció definitivamente en Madrid, donde, en la Exposición Nacional de dicho año, obtuvo la primera medalla por la estatua del pintor Ribera. Su nombre pronto adquirió fama. Los bustos y monumentos públicos que realizó son numerosos, entre otras razones porque ganaba casi todas las convocatorias públicas. Caracteriza su estilo un naturalismo detallista y minucioso, un impresionismo espontáneo, de modelado nervioso, tan rápido y vivaz que queda patente en el barro la huella manual del artista. En este orden alcanzó una maestría prodigiosa. Alfonso XIII le encargó trabajos para la Casa Real. Obras importantes suyas son los monumentos de Castelar, Gayarre, Agustina de Aragón, María Cristina de Borbón, San Martín, Velázquez, Fortuny, Joselito y Pastora Imperio. Cultivó además la imaginería religiosa. Ha dejado una producción vastísima, dominando un amplio abanico de técnicas. Alternó sus estancias en Roma con viajes a París y obtuvo primeras medallas en las Exposiciones Internacionales de Berlín, Múnich, Viena y París.

En 1887 alcanzó la Primera Medalla con la estatua del pintor José Ribera y en 1895 obtuvo la Medalla de Honor en la Exposición Nacional por la escultura del poeta Antonio Trueba, instalada en Bilbao, ciudad para la que también hizo la estatua de su fundador, Diego López V de Haro. Recibió ilustres condecoraciones extranjeras, como la de la Legión de Honor, de Francia, y la medalla especial del emperador Francisco José. En 1900 ganó en la Exposición Universal de París la Medalla de Honor en Escultura por un conjunto de obras entre las que destacan el Mausoleo de Gayarre, el relieve Retrato de la Familia Real y el busto del pintor Francisco Domingo. En 1910 consiguió el Gran Premio en Escultura en Buenos Aires. Al año siguiente el Pabellón Español de la Exposición Internacional de Roma le dedicó una sala en la que destacó el grupo taurino monumental El Coleo. En España recibió a Medalla de Oro del Círculo Bellas Artes de Madrid en 1924 por el busto La lección. Fue presidente de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles durante el periodo 1929 - 1947. Además, fue director de la Academia de España en Roma, Director General de Bellas Artes y Director del Museo de Arte Moderno de Madrid, así como miembro de diversas Academias de Bellas Artes en Madrid, Valencia, Zaragoza, Málaga, San Lucas de Roma, Milán, Carrara y París, y recibió innumerables condecoraciones como la Legión de Honor francesa, Comendador de la Orden de la Corona italiana o la Gran Cruz de Alfonso X de España. En 1947 se acuñaron las primeras monedas de pesetas con la efigie de Franco, grabadas por el propio Mariano Benlliure.[2]

Casado con la famosa tiple Lucrecia Arana,[3]​ formó una de las parejas más populares del momento. Gozó de reconocimiento en vida y de una situación económica saneada. Puede decirse que fue el escultor oficial de la Restauración y por su taller madrileño de la calle José Abascal pasaron todos los personajes públicos de ese periodo. Hizo una gran vida social, dejándose ver con frecuencia por cosos taurinos, teatros y tertulias culturales. Fue propietario, entre otros bienes, de la finca de Collado Villalba que hoy ocupa el Colegio de Santa María de los Hermanos Maristas. Tras su fallecimiento en Madrid, sus restos fueron trasladados a Valencia con todos los honores. Sus restos reposan en el cementerio del Cabañal,[4]​ junto a los de sus padres, según planeó el propio artista. Su tumba, de gran modestia considerando las grandes creaciones funerarias que hizo para otros muchos, solo consta de una sencilla cruz tendida en el suelo y unos altorrelieves con las cabezas de sus padres y su propio busto.

Cabe destacar que Hellín estuvo a punto en dos ocasiones de perder la singular imagen que realizó Mariano Benlliure; una de ellas fue el mismo escultor que una vez concluido el trabajo del Cristo no quiso desprenderse de la imagen e intentó quedarse con ella. La segunda ocasión fue el papa Pio XII que mandó un comunicado a Hellín para traspasar la imagen del Yacente al Vaticano al precio que fuese. Sin duda Hellín dijo un "no" a las dos propuestas, ya que es una verdadera figura de anatomía.



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