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Martin Buber



¿Qué día cumple años Martin Buber?

Martin Buber cumple los años el 8 de febrero.


¿Qué día nació Martin Buber?

Martin Buber nació el día 8 de febrero de 1878.


¿Cuántos años tiene Martin Buber?

La edad actual es 146 años. Martin Buber cumplió 146 años el 8 de febrero de este año.


¿De qué signo es Martin Buber?

Martin Buber es del signo de Acuario.


Martin Buber (Viena, 8 de febrero de 1878 - Jerusalén, 13 de junio de 1965) fue un filósofo y escritor judío austríaco-israelí. Es conocido por su filosofía de diálogo y por sus obras de carácter existencialista. Sionista cultural, anarquista filosófico, existencialista y partidario de "una tierra para dos pueblos" buscando el diálogo entre judíos y árabes en Palestina.

Martin (en hebreo: Mordechai) Buber nació el 8 de febrero en Viena en el seno de una familia de eruditos judía. Sus padres se divorciaron y no tuvo otra salida que pasar gran parte de su niñez en la casa de sus abuelos Salomon Buber y Adela Buber, situada en Leópolis (en la actualidad Ucrania). Buber era políglota: en su casa se hablaba yidis y alemán, en su infancia aprendió el francés y el hebreo, y en la escuela secundaria aprendió polaco.

En 1896, Buber se fue a estudiar a la Universidad de Viena, y en 1898 se unió al movimiento sionista, participando en diversos congresos. En 1899 asistió al Tercer Congreso Sionista, tomando influencias de Ahad Haam, y se fue a estudiar a Zúrich. Allí, Buber conoció a Paula Winkler, de Múnich, la que pronto se convertiría en su esposa, y dos años más tarde, tendría dos hijos: Rafael y Eva.

En 1901 empezó a editar una revista de clara tendencia sionista: "Die Welt" (El Mundo), pero a Theodor Herzl no le agradaban para nada las ideas políticas y sociales de Buber, por lo que este tuvo que abandonar la revista.

En 1904, Buber se dedicó plenamente al estudio y a la escritura, y dio a conocer al público su tesis: Beiträge zur Geschichte des Individuationsproblems. Un par de años más tarde, tradujo una serie de textos y cuentos del autor Rebe Nachman de Breslov al alemán, y tuvo una buena aceptación.

En la época entre 1910 y 1914, Buber estudió y escribió sobre textos místicos. Durante la Primera Guerra Mundial, ayudó a establecer la Comisión Nacional Judía para mejorar la condición de los judíos que vivían en la Europa del Este. En 1916 fundó un periódico: Der Jude ("El Judío"), aquel mensual solo duró hasta 1924.

En la época que transcurre desde 1923 hasta 1933, Buber fue un profesor reconocido en la Universidad de Fráncfort. También trabajó conjuntamente con Franz Rosenzweig para traducir la Biblia hebrea (Antiguo Testamento) al alemán. Entre los años 1926 y 1928 edita una publicación titulada Die Kreatur (La Criatura).

En 1933, después del ascenso de Hitler al poder, fundó la Oficina Central para la Educación Judía Adulta, que fue de mucha importancia y de gran ayuda después de la prohibición de asistencia de los judíos a las escuelas públicas, a pesar de que el partido nazi obstruyó todo lo posible esta organización.

En 1938 emigró a Jerusalén, donde enseñó filosofía social en la Universidad Hebrea de Jerusalén, llegando a ser jefe del Ihud, un movimiento que apoyaba la cooperación entre árabes y judíos. En 1946 publicó su trabajo Paths in Utopia, en el que detalló sus puntos de vista y, sobre todo, su teoría de la Comunidad de Diálogo.

En 1951 recibe el Premio Goethe de la Universidad de Hamburgo, y en 1953 es obsequiado con el Premio Paz de la Cámara del Libro alemana. En 1963 recibe el Premio Erasmus.

Ich und Du (Yo y Tú), escrito en 1923, es la obra de más éxito por su idea de la filosofía del diálogo. En su obra, el autor plasma las relaciones entre el Yo-Tú y Yo-Ello. El Yo-Tú detalla las relaciones entre el hombre y el mundo, describiéndolas como abiertas y de mutuo diálogo. En la relación Yo-Ello se debe interactuar necesariamente con el Yo-Tú. Pero este no es el objetivo, el propósito principal es, sin embargo, la relación entre el hombre y la eterna fuente del mundo, representada por Dios. Buber apoya que la presencia de Dios puede encontrarse en la existencia diaria.

El pensamiento de Buber constituye un aporte al amanecer de un nuevo humanismo. En contra de un mundo que se ha vuelto inhabitable para el hombre, Buber vio necesario resaltar los valores fundamentales de la vida humana y contribuyó a marcar claramente el origen y el destino de toda la existencia humana. La solidaridad, el respeto por el otro, la tolerancia, la no discriminación y el amor por el prójimo son aquellos valores indispensables que los seres humanos deben recuperar para alcanzar su destino: la comunión con Dios. Solo el camino del amor y de la tolerancia, vivida en todos los ámbitos de la vida humana (en la familia y en las instituciones civiles) permitirá que el hombre se plenifique (Ure, 2001).

Esta visión de comunicación lleva implícita la noción de verdad. Esto quiere decir que, a partir del verdadero encuentro intersubjetivo, los seres vinculados en comunicación no deben mentirse con las palabras. En lo interpersonal hay verdad de encuentro y por ello debe haber manifestación –en los mensajes– de sinceridad. Buber indica una realidad que no ha sido suficientemente abordada por la filosofía clásica. Muestra un camino al iniciar un diálogo con el ser que fundamenta la comunicación interhumana. Estas experiencias de comunicación yo-tú son muy significativas para el que las vive; resultan difíciles de transmitir en palabras, sobre todo en su significado más profundo; marcan un sentido, una dirección en la vida, dan una claridad en el camino de cada uno y una vitalidad para seguirlo (Meca, 1984).

Las ideas de Buber ayudan a mirar de otro modo la enseñanza de los valores, ¿cómo pensar en impartir cualquier escala axiológica, si no fuera dialógicamente? El logos, sacramento de muy delicada administración, solo se enseña en diálogo. Para el desarrollo de una axiología dialogada es necesaria la plena confianza en el maestro (Díaz, 2002). Solo puede enseñar y formar quien inspira confianza. No obstante, los conflictos entre maestro y discípulo no son evitables, ni deben ser evitados por principio, pero en el momento en que se presentan han de servir para que el alumno vencido asimile la derrota y encuentre en el maestro la palabra de cariño necesaria. Si el vencido es el profesor, la humildad se impone, sin caer en el masoquismo que destruya la necesaria confianza del alumno. Siempre es necesario compromiso en la verdad de la persona.

Según Buber el deber llama al judío a conectarse con el mundo, el ser humano es el cocreador con Dios en componer el mundo.



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