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Miguel Pérez Ferrero



Miguel Pérez Ferrero (Madrid, 1905[1][2]​- Madrid, mayo de 1978[1][2]​ fue un escritor, biógrafo, crítico y periodista español. Colaborador en su juventud de La Gaceta Literaria,[3]​ en su sección de cine, también trabajó en otras publicaciones periódicas.[2]​ Fue además autor de El bufón de la reina y otros poemas (1923),[1]Luces de Bengala (1925),[1]Vida de Antonio Machado y Manuel (1947), sobre los hermanos Antonio y Manuel Machado,[4]Vida de Pío Baroja, una biografía de Pío Baroja,[5]Primera andadura, biografía de Ramón Pérez de Ayala,[6]​ y Tertulias y grupos literarios,[7]​ entre otras. En el año 1947, comenzó a encargarse de la crítica cinematográfica del ABC bajo el seudónimo de «Donald».[8]

Nacido en Madrid en 1905 en el seno de una familia burguesa, cursó la carrera de Derecho en la Universidad Central, doctorándose en ella al poco de la llegada de la dictadura de Primo de Rivera. En 1923 publicaría su primer libro de poesía El bufón de la reina y otros poemas; amigo y colaborador de Ernesto Giménez Caballero, intervino activamente en la creación y trayectoria del grupo aglutinado en torno a la revista La Gaceta Literaria donde escribía críticas cinematográficas, colaborando en El Liberal y escribiendo igualmente en varios de los principales ‒todo, en El Heraldo de Madrid, de cuyas páginas literarias fue director‒ y revistas madrileñas de los primeros años de la década de 1930, de manera muy significativa, entre las últimas, en Cruz y Raya. Colaboró también con publicaciones americanas como La Nación y La Prensa de Buenos Aires y El Mercurio de Chile. También colaboró en la redacción de Milicia Popular, el periódico del Quinto Regimiento, la unidad comunista cuyo primer comandante jefe fue Enrique Castro Delgado; junto con Miguel Hernández, Luis de Tapia, Rafael Alberti y María Teresa León, los periodistas Francisco López Ganivet, Paulino García Moya y Miguel González, los dibujantes Ramón Puyol, Félix Alonso y Manolo Prieto; dirigida la publicación por Benigno Rodríguez, futuro secretario del presidente Negrín.

Debido a su afiliación política, Ferrero decidió que dejaría España ‒era miembro de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética y había firmado manifiestos y proclamas a favor de Azaña y el Frente Popular‒. Le negaron un permiso diplomático en septiembre de 1936. A finales de octubre, tras el comienzo de la batalla de Madrid, se presentó un día en el Instituto Francés de Madrid.

Ferrero permaneció allí refugiado durante siete meses hasta que en mayo de 1937 pudo finalmente marchar al exilio, huyendo en un barco desde Valencia. En París, Ferrero se alojó en el Colegio de España de la Ciudad Universitaria junto a otras destacados personalidades, como el escritor Pío Baroja, el físico Blas Cabrera, el pintor José Gutiérrez Solana o el filósofo Xavier Zubiri. Al año siguiente publicaría, en París, Drapeau de France, una crónica de sus vivencias como refugiado en el Instituto Francés de Madrid, cuyo prefacio fue una carta de Gregorio Marañón al escritor Jorge Edwards, representante de Chile en la Sociedad de Naciones.

Durante los primeros meses de 1940, en vísperas de la ocupación nazi de Francia y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial decidió volver a España, instalándose en San Sebastián gracias a la ayuda del dibujante Roberto Martínez Baldrich, director de la revista Mujeres, de cuya redacción pasaría a formar parte. No sería hasta 1944 que volvería a Madrid, nueve años después de haber abandonado la ciudad.  

En 1945 entró a formar parte de la redacción de ABC, retomando su labor como crítico cinematográfico bajo el pseudónimo «Donald», entre 1963 y 1965 pasaría a ser corresponsal en Francia, tras lo que se encargaría de la sección de colaboraciones. Asimismo trabajó de guionista y adaptó algunas obras tanto españolas como extranjeras, al tiempo que se encargaba en la década de 1960 de la crítica del reputado tercer programa de Radio Nacional de España y dirigía la sección cinematográfica de la revista Blanco y Negro. Participó como miembro de los jurados de los festivales de cine de Venecia y San Sebastián, y, ejerció de ajustador en el doblaje de El cebo (1958). Como escritor cultivo el género ensayístico y biográfico, destacando especialmente estas obras por su perspicacia analítica y por su íntimo conocimiento de los personajes retratados.  

En 1946 obtuvo el Premio Luca de Tena de Periodismo. Fue, asimismo, traductor. Miguel Pérez Ferrero falleció el 25 de mayo de 1978.




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