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Milosevic



Slobodan Milošević (pronunciado /milóshevich/, Acerca de este sonido pronunciación ; en alfabeto cirílico serbio: Слободан Милошевић, pronunciado /sloˈbodan miˈloʃevitɕ/) (Požarevac, Serbia, 20 de agosto de 1941-La Haya, Países Bajos, 11 de marzo de 2006), fue un político serbio. Ocupó la presidencia de Serbia desde 1989 hasta 1997 y de Yugoslavia desde 1997 hasta 2000. Slobodan Milošević fue el primer presidente electo de Serbia y el fundador del Partido Socialista de Serbia.

Slobodan Milošević nació en la localidad serbia de Požarevac en el seno de una familia acomodada que procedía de Montenegro. Su madre era maestra, su padre era teólogo y, según algunas fuentes,[¿cuál?] Slobodan llegó a consagrarse como sacerdote ortodoxo sin llegar a ejercer.

En 1953 se afilió a la entonces Liga de los Comunistas de Yugoslavia, nombre con el que se conoció al Partido Comunista de Yugoslavia a partir de 1952. Estudió Derecho en la Universidad de Belgrado, donde se licenció en 1964. En ese momento es en el cual inicia su actividad profesional en la administración de la República Socialista de Serbia, y más concretamente en el ayuntamiento de la entonces capital yugoslava de Belgrado, primero como asesor del alcalde y luego como jefe del servicio de información municipal.

En 1965 se casó con Mirjana Marković, que provenía de una familia partisana y ocupaba la cátedra de Teoría Marxista en la Universidad de Belgrado.

En 1968 se pasó al mundo empresarial, en el que ocupó puestos de responsabilidad en la empresa autogestionaria, característica del régimen económico yugoslavo, basado en el llamado socialismo autogestionario. Comenzó a trabajar en la compañía energética estatal Technogas, en donde en 1973 fue nombrado director general. Diez años después de abandonar el consistorio de Belgrado, en 1978, accedió a la dirección del mayor banco de Yugoslavia, el Banco Unido de Belgrado (Beogradska Banka).

Tras la muerte de Tito en 1980, Milošević comenzó a abrirse paso en el mundo de la política. Aunque aparecía como un hombre de carácter introvertido, en 1983 fue elegido miembro del Presidium del Comité Central de la Liga de los Comunistas de Serbia y, al año siguiente, presidente del Comité Municipal en Belgrado. El 15 de mayo de 1986 sustituye a Ivan Stambolić en la presidencia del Comité Central de la LCS, siendo reelegido en 1988. En mayo de 1989 era elegido presidente de la República Socialista de Serbia. Este rápido recorrido, que en siete años lo elevó desde los puestos meramente técnicos fuera del mundo político a la presidencia de la república autónoma más importante de Yugoslavia, fue sorprendente para todos. Milošević reunía un perfil de técnico burócrata.

Su rápido ascenso político coincidió con una radicalización del nacionalismo que se operaba en la sociedad serbia, en los momentos en que el socialismo perdía fuerza: ese mismo año decide transformar la sección serbia de la Liga de los Comunistas de Yugoslavia en el Partido Socialista de Serbia. Bajo su dirección, se inició una afirmación institucional de la identidad serbia, en detrimento de las demás minorías nacionales yugoslavas. El 28 de junio de 1989, en plena efervescencia nacionalista, Milošević se presentó en Kosovo Polje, el escenario de la Batalla de Kosovo, en el 600º aniversario de la derrota contra los turcos, donde, ante una multitud de un millón de personas, pronunció el célebre Discurso de Gazimestán, una exaltación nacionalista que trajo graves consecuencias futuras y que muchos analistas consideran el "pistoletazo de salida" a las Guerras Yugoslavas.

En este contexto pactó con Franjo Tuđman, entonces presidente de Croacia, el Acuerdo de Karađorđevo para el reparto de Bosnia (ya orientada a la independencia) entre serbios y croatas.[2]​ También, desde su nueva posición de poder, decide anular todas las concesiones autonómicas a Kosovo y modificar la Carta Magna para conceder más poder ejecutivo al presidente. En la oposición, algunas voces empiezan a elevarse contra la amenaza nacionalista (Círculo de Belgrado), pero el 20 de diciembre de 1992 Milošević es de nuevo reelegido como presidente, esta vez en elecciones con sufragio universal directo.

Ya al poco de su llegada al poder a finales de los 80, se empezaba a especular del peligro que suponía para el futuro de Yugoslavia la actitud de Milosevic y la importante amenaza de que la federación Yugoslava acabara rompiéndose en varios países enfrentados entre sí o Milosevic gobernando con una muy dura dictadura militar la federación, siendo los serbios "ciudadanos de primera" y el resto de etnias inferiores.[3][4][5]​ A principios de 1990, antes de que comenzara el drama balcánico exclamó a sus colaboradores en una reunión: "Habrá guerra, naturalmente"[6].

No pudo entrar en territorio estadounidense en octubre de 1995 para participar en las negociaciones de paz con Croacia y Bosnia-Herzegovina, los llamados Acuerdos de Dayton. Algunos sectores consideraron que las elecciones municipales de 1996 fueron un fraude, lo que desencadenó una gran oleada de protestas, con manifestaciones diarias en Belgrado durante diciembre de ese año y comienzos de 1997.

En el contexto de la desintegración de la República Federal Socialista de Yugoslavia y las tres guerras que allí se produjeron donde se dieron episodios de ataques deliberados contra la población civil, que han sido calificados como «crímenes contra la humanidad, de genocidio y limpieza étnica», y la responsabilidad que Milošević tenía por ser presidente de Serbia, fue llamado, por algunos medios de comunicación, por buena parte de la opinión pública occidental, así como por sus adversarios políticos serbios, El Carnicero de los Balcanes.[7]

Tras su ascenso al poder, y con la caída de regímenes comunistas en Europa del Este, Milošević había potenciado un discurso nacionalista.[8][9][10][11]​ Varios autores han caracterizado como «cínico» el discurso nacionalista de Milosevic, según los cuales habría estado interesado en él como un mecanismo para mantener el poder y no tanto en la propia Serbia en sí.[12][8][9][13]​ Otros autores ven en la figura de Milosevic un «chivo expiatorio» sobre el que se habría hecho recaer a posteriori la responsabilidad de todo lo sucedido en los Balcanes durante la década de los 1990.[14]

En octubre del 2000, cuando era casi segura su caída tras fuertes protestas por el pucherazo electoral que hizo, mandó sacar los tanques a la calle para aplastar a su propio pueblo,[15]​ aunque la orden no fue obedecida por sus oficiales por el riesgo de provocar una guerra civil.[cita requerida] Intentó quedarse como simple político y dedicarse más a la familia, como si nada hubiera pasado[9]​, pero las nuevas autoridades serbias lo entregaron al tribunal de la Haya en 2001. Cuando la policía iba a su casa a llevárselo detenido se atrincheró junto con su familia con varias armas y amenazó con suicidarse y su hija efectuó varios disparos.[16]

En julio de 2016, el Tribunal Internacional de La Haya, diez años después de que Slobodan Milosevic, expresidente de la desaparecida Yugoslavia, muriera en extrañas circunstancias, lo exoneró de la responsabilidad en supuestos crímenes de guerra cometidos en Bosnia entre los años 1992-1995. La sentencia dice, igualmente, que en el curso de reuniones celebradas con serbios y funcionarios serbios-bosnios, «Slobodan Milosevic había afirmado que los miembros de otras naciones y grupos étnicos debían de ser protegidos, y que en el interés nacional de los serbios no debe figurar la discriminación en contra de otras etnias». En aquella ocasión «Milosevic declaró, además, que el crimen de los grupos étnicos debía ser combatido con energía».[17]​’[18]

En 2001 el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia solicitó la detención de Milošević al Gobierno formado por el que subió al poder Vojislav Koštunica tras ganar las elecciones, aunque Yugoslavia no había reconocido en ese momento la jurisdicción de dicho tribunal. El 1 de abril de 2001, tras dos tensas jornadas de resistencia, Milošević aceptó una entrega pactada en Belgrado y fue trasladado a La Haya, sin que se llevase a cabo en Yugoslavia un juicio sobre dicha extradición, tal y como señalaba la legislación penal yugoslava.[19]

En la ciudad de La Haya se inició un proceso legal en el que se le acusaba de crímenes de guerra, contra la humanidad y genocidio, presuntamente acaecidos durante la guerra de Yugoslavia, tal y como fijó la fiscalía, y algunos documentos y declaraciones de testigos.[20][21]

Milošević fue hallado muerto en su celda el 11 de marzo de 2006, en el centro de detención del tribunal penal en Scheveningen, en la ciudad neerlandesa de La Haya. Un oficial de la oficina de la fiscalía dijo que fue encontrado muerto a las 10:00 de la mañana del sábado y que, aparentemente, llevaba varias horas muerto. El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia dijo que padecía del corazón y su presión sanguínea era más alta de lo normal. Se esperaba que su juicio se reanudara el 14 de marzo de ese mismo año, con el testimonio del expresidente de Montenegro, Momir Bulatović.

El TPIY había rechazado recientemente una solicitud de tratamiento médico en Rusia. Milošević planeaba apelar esta decisión, argumentando que su estado de salud había empeorado. Su muerte por causas naturales fue anunciada por el Partido Socialista de Serbia, aunque el abogado de Milošević, Zdenko Tomanović, declaró que Milošević sospechó la víspera de su muerte que estaba siendo envenenado,[22]​ y demandó que se llevara a cabo una autopsia en Rusia y no en los Países Bajos. Otros allegados al líder serbio sugirieron también que podría haberse suicidado. Los resultados preliminares de la autopsia sugirieron un fallo cardíaco como causa de su muerte.

La solicitud de autopsia en Rusia fue rechazada por el tribunal y su cuerpo trasladado al Instituto Forense Neerlandés, donde se autorizó la presencia de un forense de Belgrado. El informe final de la investigación concluyó que Milošević falleció por causas naturales, descartando la presencia de cualquier sustancia que pudiera desencadenar un problema de corazón.[23]

Fue enterrado el 18 de marzo de 2006 en el jardín de la casa familiar en su ciudad natal, Požarevac, después de recibir un homenaje en la avenida central de la localidad y de un solemne traslado hasta el lugar donde habrían de darle sepultura. Fue enterrado junto al árbol donde se cuenta que en su adolescencia se juró amor con su esposa, Mirjana Marković. Su lápida de mármol blanco y gris lleva escrito en oro: Slobodan Milošević - 1941-2006.

El entierro, que tenía carácter familiar según las directrices impartidas por el Gobierno serbio, congregó a dirigentes del Partido Socialista de Serbia, altos cargos del gobierno de Milošević, militares que sirvieron en las Guerras Yugoslavas, y mucha gente venida de todos los rincones de Serbia y las regiones serbias de Bosnia-Herzegovina. Su familia no pudo asistir por no tener permitida la entrada en el país. Según estimaciones periodísticas, su entierro congregó a un número no menor de 50.000 personas.

Sus enemigos políticos, los herederos del movimiento Otpor (resistencia) que contribuyeron a su derrocamiento, organizaron una manifestación cerca de la explanada frente al Parlamento Federal, donde se había levantado un templete para despedirle en Belgrado, que tuvo mucha menos repercusión que los actos de despedida del expresidente serbio.

El abogado de Milošević, Zdenko Tomanović, mostró a la televisión una copia de una carta manuscrita de Milošević supuestamente dirigida al ministro de exteriores ruso, Serguéi Lavrov. En la misma, pedía auxilio al haber descubierto, según él, una conspiración para asesinarle.

Lavrov había recordado que Milošević pidió ser trasladado a Moscú para ser sometido a un tratamiento médico, pero el TPIY le denegó la petición por el hecho de haber puesto a su disposición cualquier especialista que necesitase y por temor a que no regresara a La Haya, a pesar de las garantías ofrecidas por el Gobierno ruso. Lavrov manifestó sus sospechas diciendo que "[...] de hecho, desconfiaron de Rusia, lo que nos alarma y nos preocupa, ya que poco después Milošević murió".

Según la jefa de fiscales Carla del Ponte, "la muerte de Milošević le niega a las víctimas la justicia y hace más urgente la necesidad de capturar y extraditar a otros líderes de los Balcanes implicados en las atrocidades… usted tiene la opción entre una muerte normal, natural o suicidio".

En una entrevista al diario italiano La Repubblica, Carla del Ponte dijo estar enojada por la muerte, precisamente a pocos meses de que un veredicto fuera emitido por la corte después de un juicio de más de cuatro años. "Estoy furiosa". "En un instante todo se perdió, la muerte de Milošević representa para mi una derrota".

Según el periódico británico The Observer, la muerte de Milošević fue un duro golpe al tribunal y para aquellos que querían establecer un registro histórico autoritativo para la Guerra de los Balcanes. El ministro de exteriores de Rusia implícitamente criticó a sus captores diciendo "desafortunadamente, a pesar de nuestras garantías, el tribunal no aceptó la posibilidad de que Milošević recibiera tratamiento en Rusia".

El último presidente de la URSS, Mijaíl Gorbachov, dijo en una entrevista a la radio Ejo Moskvi que no permitirle a Milošević viajar a Rusia fue "algo inhumano". Los miembros del Partido Socialista de Serbia se expresaron en contra de esa decisión diciendo "Milošević no murió en La Haya, sino que fue asesinado".

El presidente serbio Boris Tadić dijo que el Tribunal Penal de la ONU es responsable de la muerte de Milošević, pero añadió que esto no afectaría la cooperación serbia con la corte en el futuro. "Sin lugar a dudas, Milošević había solicitado un mejor nivel de cuidado para su salud [...] ese derecho se le debe garantizar a todos los acusados por crímenes de guerra [...] ellos son responsables por lo que sucedió".

La Duma de la Federación Rusa fue aún más severa, condenando las actividades del tribunal y exigiendo su desmembramiento.




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