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Mitrídates VI



Mitrídates VI (Griego: Μιθριδάτης), (132 a. C.-63 a. C.), llamado Eupator Dionysius, también conocido como Mitrídates el Grande, rey del Ponto desde el 120 a. C. hasta su muerte, en 63 a. C., en Asia Menor. Fue uno de los enemigos más formidables y exitosos de Roma, y luchó consecutivamente contra tres de los más grandes generales de finales de la República: Sila, Lúculo y Pompeyo.

Mitrídates es la adaptación al griego del nombre persa Mihrdāt, que es traducible al español como "Enviado de Mitra"[1]​, el antiguo dios del Sol iranio. En la Antigüedad se emplearon dos ortografías alternativas para anotarlo: las inscripciones griegas optaron por Mitrádates, en tanto que los romanos prefirieron Mitrídates[1]​.

Mitrídates VI era hijo de Mitrídates V del Ponto (150 a. C.-120 a. C.), llamado Evergetes.

Descendía de antepasados persas y griegos. Se reclamaba descendiente de Ciro II el Grande, de Antípatro de Macedonia, el general de Alejandro Magno, y de los diádocos Antígono I Monóftalmos y Seleuco I Nicátor.[2]

Mitrídates creció en la ciudad póntica de Sinope,[3]​ siendo el primer hijo de Mitrídates V y Laodice VI. Su padre era descendiente de los primeros monarcas del Ponto, y su madre era una princesa seléucida, hija de Antioco IV Epifanes.

Cuando su padre fue asesinado en 120 a. C., envenenado en un banquete,[4]​ abandonó el reino, dejando el gobierno a su madre, Laodice VI, y a su hermano menor, Mitrídates Cresto. Ni él ni su hermano estaban en edad de gobernar, y la madre actuó como regente,[5]​ desde el 120 hasta el 116 o el 113 a. C.

Mitrídates volvió al Ponto entre 116 y 113 a. C., depuso a su madre y a su hermano, y los puso en prisión,[6]​ donde posiblemente murieron.[6]​ Poco después se casó con su joven hermana de dieciséis años, Laodice del Ponto.[7]

Empezó a reinar en el año 112 a. C., cuando tenía él unos veinte. Rodeado de consejeros griegos y contando con un poderoso ejército, retomó de inmediato la política expansionista de su padre.

A Mitrídates se unió también gran parte de Grecia: los griegos, que en el pasado habían sorteado el peligro de la invasión de los persas, se aliaron ahora con los orientales gobernados por un rey que reivindicaba sus raíces persas. Fue ambicioso, y trató de conquistar muchos reinos, incluido Bitinia, lo cual le llevó a un conflicto con la República romana, en plena expansión.

Tras conquistar el oeste de la península de Anatolia en el año 88 a. C., Mitrídates VI ordenó la matanza de los ciudadanos romanos que ahí vivían. Provocó la matanza de 80 000 ciudadanos, hombres, mujeres y niños, y atrajo con ello la ira de Roma. Tras la primera guerra mitridática, entre el año 88 a. C. y el 84 a. C., Lucio Cornelio Sila venció a Mitrídates y lo expulsó de Grecia, pero después tuvo que volver a Italia para enfrentarse a la revuelta de Cayo Mario. Esto permitió a Mitrídates firmar una paz temporal, durante la cual pudo prepararse para continuar la contienda conocida como Tratado de Dárdanos.

Mitrídates reagrupó a sus fuerzas, y cuando Roma quiso anexionarse Bitinia, atacó con un ejército aún mayor, llevando a la segunda guerra mitridática en los años 83 a 81 a. C. Se enfrentó primero a Lucio Licinio Lúculo, y después a Cneo Pompeyo Magno, quien finalmente lo derrotó en la tercera guerra mitridática que duró entre los años 75 y 65 a. C.

Tras su derrota, Mitrídates huyó y trató de levantar un nuevo ejército, pero no lo logró. En el año 63 a. C., huyó a Panticapea, donde fue forzado por su hijo Farnaces II a suicidarse.[8]

La vida de Mitrídates VI está envuelta en relatos de tintes semilegendarios: en el año de su nacimiento y en el de su ascensión al trono, apareció en el cielo un cometa durante setenta días;[9]​ se afirma que a la muerte de su padre Mitrídates V, siendo todavía un niño, hubo de huir temiendo por su vida, llevando durante siete años una vida salvaje,[9]​ y no regresó sino para asesinar a su madre Gespaepyris y a su hermano Mitrídates Chrestos (el Ungido), pero no a su hermana Laodice, con la que se casó.

Plinio el Viejo, en su Naturalis Historia, hace referencia a su habilidad para los idiomas:

Sin embargo, la leyenda más conocida es la de su resistencia a los venenos: en un intento por protegerse de posibles envenenamientos, acostumbraba a experimentar los efectos de los tóxicos con delincuentes convictos y consigo mismo, buscando un antídoto que lo mantuviera a salvo de posibles intentos de asesinato, lo cual encontró en el mitridato, una triaca que mezclaba de sustancias vegetales y animales atribuida a su invención y que le permitió inmunizarse. Según cuenta Apiano en Historia romana (XVI, 111), cuando fue derrotado por Pompeyo, Mitrídates VI intentó suicidarse ingiriendo veneno para evitar su captura por los romanos, pero al estar inmunizado debió recurrir a uno de sus oficiales para que le provocase la muerte a espada. Dión Casio y Marco Juniano Justino, también hacen referencia a su resistencia al veneno.[11]Aulio Cornelio Celso, enciclopedista romano del siglo I a. C., recogió en su obra De Medicina la composición del Mitridato o Mithridatium.[12]

La vida de Mitrídates VI fue argumento para varias obras artísticas:

La ciudad de Eupatoria, en Crimea (Rusia), se nombra así en su honor.




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