Un morabito (en árabe, مُرابِط [murābiṭ], también llamado مربوط [marbūṭ]; compárese con la etimología de almorávide, literalmente 'el que está guarnecido') es un líder y maestro religioso musulmán en África Occidental, e (históricamente) en el Magreb. Los morabitos (casi que en su totalidad hombres) son a menudo estudiosos del corán o maestros religiosos. Otros pueden ser hombres santos errantes que viven de limosnas, Murshids ("Guías") sufíes o líderes de comunidades religiosas. En general, el morabito es una persona considerada especialmente pía a la que popularmente se atribuye cierta santidad. La misma palabra designa, por extensión, bien el lugar donde vive un morabito (una especie de ermita), situado en despoblado, o la tumba de un personaje de estas características, que es objeto de veneración popular.
El culto a los morabitos suele denominarse, en español, morabitismo o marabutismo (término este último tomado del francés maraboutisme).
El término proviene del árabe murābiṭ, que originalmente designaba a un hombre que vivía en una rábida (del árabe clásico ribāṭ (رباط), a través del árabe dialectal de al-Ándalus, rābiṭa), significando literalmente 'el que está guarnecido'.
Las tariqah musulmanas (hermandades religiosas sufíes) son una de las principales formas de organización del islam de África Occidental y, con la difusión de las ideas sufíes en la zona, el papel del morabito se combinó con las prácticas locales a lo largo de Senegambia, el valle del río Níger y Futa Yallon. En estas regiones, los creyentes sufíes siguen a un morabito, conocido en otros lugares como un "Guía" murshid. El término 'morabito' también fue adoptado por los funcionarios coloniales franceses que lo usaban para referirse a la mayoría de imanes, maestros musulmanes o líderes seculares que apelaran a la tradición islámica.
En la actualidad, los morabitos pueden ser hombres santos errantes que sobreviven con limosnas, maestros religiosos que acogen a jóvenes talibes en escuelas coránicas, o distinguidos líderes religiosos y eruditos, tanto dentro como fuera de las hermandades sufíes que dominan la vida espiritual en Senegambia. Los morabitos son considerados sabios, habiendo estudiado durante su jubilación los diversos aspectos del Islam. A menudo actúan como consejeros para los aldeanos. Se supone que su vida ermitaña y alejada de los demás les da la distancia necesaria, así como el desapego que les permite obtener una gran autoridad moral. Generalmente no piden dinero por sus acciones, pero existe la obligación moral tácita de atender a sus necesidades, que, por ser ascetas, se reducen a comida y bebida, además de vestido. Se prohíben a sí mismos pedir un salario.
En las hermandades musulmanas de Senegal, los morabitos se organizan en elaboradas jerarquías; el más alto morabito de los Mourides, por ejemplo, ha sido elevado a la categoría de califa o principe de los creyentes (Amir al-Mu'minin). Tradiciones más antiguas del norte de África, como la Tijaniyyah o la Qadiriyyah, basan sus estructuras en el respeto hacia los maestros y líderes religiosos que, al sur del Sahara, a menudo se denominan morabitos. Aquellos que se dedican a la oración o al estudio, ya sea en comunidades, centros religiosos o deambulando por la sociedad en general, se denominan morabitos. En Senegal y Malí, estos morabitos dependen de donaciones para vivir. A menudo, existe un vínculo tradicional por el que una familia por generaciones da apoyo económico a un morabito específico. Los morabitos normalmente visten túnicas tradicionales de África Occidental y llevan una vida sencilla y ascética.
Ahmadou Bamba (1853-1927), también conocido como "el siervo del mensajero", fue un líder religioso morabito en Senegal y fundador de la gran Hermandad Mouride (Muridiyya. Véase cofradías musulmanas de Senegal). Bamba fue un místico y líder religioso que escribió una cantidad prodigiosa de poemas y tratados sobre meditación, rituales, trabajo y estudios del Corán. Políticamente, Ahmadou Bamba lideró una lucha pacifista contra el colonialismo francés sin librar una guerra directa contra los franceses como lo habían hecho varios prominentes morabitos de Tijaan.
La difusión en el África subsahariana del papel del morabito entre los siglos VIII y XIII creó en algunos lugares una mezcla de roles con aquellos de sacerdotes y teólogos preislámicos. De ahí que muchos adivinos y autodenominados guías espirituales asuman el nombre de "morabito" (práctica rechazada tanto por los musulmanes ortodoxos como por las hermandades sufíes), siendo en cambio una suerte de chamanes. En África subsahariana, el uso del término se ha extendido a sacerdotes, cazadores tradicionales o brujos de ritos animistas tradicionales, como los del vudú o la religión yoruba, que cobran por usar sus supuestos poderes para curar a sus pacientes de dolencias o ayudar en cualquier otra acción social con ayuda de talismanes y explicaciones de la infelicidad. Aunque este uso es abusivo, en tanto se relaciona con prácticas que tienen muy poco que ver con el islam, este uso se ha vuelto común.
Estas prácticas mágicas son criticadas por los musulmanes ortodoxos, pero nunca han dejado de existir hasta el día de hoy. La reciente diáspora de africanos occidentales (a París en particular) ha llevado esta tradición a Europa y América del Norte, donde algunos morabitos anuncian sus servicios como adivinos. Se cree que un eshu de quimbanda, Marabô, llevó este papel esotérico y chamánico a Brasil. Los morabitos contemporáneos en Senegal se anuncian en televisión y tienen líneas telefónicas directas.
Las tribus alfabetizadas, en particular los moros y tuareg, a veces se denominan tribus morabíticas, como los Kel Ansar. El término morabito aparece durante la conquista musulmana del Magreb. Se deriva del árabe murābiṭ "el que está guarnecido", en referencia a estudiantes religiosos y voluntarios militares que se guarnecían en las rábidas en el momento de la conquista.
En la actualidad, la palabra morabito significa "santo" en los idiomas bereberes, y se refiere a maestros musulmanes sufíes que dirigen una logia o escuela llamada zāwiya, asociada con una escuela o tradición específica, llamada ṭarīqah, "camino" (en árabe: طريقه). La pronunciación de esa palabra varía según el idioma. Por ejemplo, se pronuncia amrabadh en el idioma bereber rifeño. Los morabitos se conocen como sidi (سيدي) en árabe magrebí. Muchas ciudades de Marruecos obtuvieron sus nombres en honor a los morabitos locales, y el nombre de esas ciudades generalmente comienza con "Sidi" seguido del nombre del morabito local. El árabe estándar moderno para "santo" es "valī" (ولي). Morabito también puede referirse a la tumba (en árabe: قُبّة qubba "cúpula") de un santo venerado, y esos lugares se han convertido en centros sagrados y lugares de reflexión piadosa.
A menudo la población local árabe-bereber, de origen campesino o montañés, les atribuye todo tipo de "milagros," lo que ha dado lugar a muchas creencias populares. El santo suele ser enterrado en un santuario llamado qubba debido a su cúpula. El verde y el blanco, símbolos de paz y bendición en el Islam, son los colores que siempre se asocian con ellos. Estos santos no tiene poder político en general, pero los sufíes lo visitan en peregrinaje (ziyara) a consultarlos o discutir asuntos espirituales.
La parcela de terreno que ocupa es variable según los sitios, pero la vegetación queda inalterada por el rigor y el respeto al lugar sagrado. Los morabitos siempre se ligan a puntos de agua, ya sean pozos, riachuelos, ramblas o fuentes, casi siempre en lugares altos y que ofrecen la oportunidad de ser enterrado junto al santo, por lo que casi siempre podemos hallar un pequeño cementerio en el entorno. Un árbol sagrado al menos preside igualmente el lugar, sobre el que se cuelgan dádivas y prendas relacionadas con la intimidad de los fieles que las depositan. El mawsim o musem (الموسم), fiesta o ritual del santón, se celebra una vez al año y a él acuden fieles de lugares en ocasiones muy lejanos.
El fenómeno de los morabitos es típico de los países del Magreb, y probablemente esté relacionado con formas de culto religioso anteriores al islam, así como con cultos semejantes en la orilla opuesta del Mediterráneo, dispensados a santos católicos. Como en este último caso, los morabitos otorgan la bendición de Dios («suerte providencial»-baraka) a las poblaciones colocadas bajo su protección y a quienes peregrinan o acuden en romería a sus tumbas. Marruecos es el centro del morabitismo, mientras que hacia el este, las tumbas de los morabitos van haciéndose menos frecuentes.
La Ermita de San Sebastián en Granada, situada junto al Alcázar Genil, es la única muestra de este tipo arquitectónico que se conserva en España.
A pesar de que se trata de un fenómeno muy extendido, una lectura rigurosa del dogma islámico sería en principio contraria al morabitismo, ya que el islam prohíbe toda mediación entre el creyente y Dios (es decir, que no hay musulmanes más "cercanos" a Dios que otros) y prohíbe asimismo el culto a cualquier persona u objeto distinto del Dios único. En los últimos años se está dando a algunos morabitos un tratamiento de choque por parte de los grupos más radicales del islamismo, destruyendo los bosquetes asociados y vendiendo la madera de los árboles centenarios para la construcción de mezquitas. En otros casos, se destruyen directamente prendiéndoles fuego[cita requerida].
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