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Offa de Mercia



Offa de Mercia u Offa I de Mercia, de quien se desconoce la fecha exacta de nacimiento, y fallecido en el 796, en el mes de julio (se duda si fue el 26 o el 29 de julio) fue rey del reino de Mercia (uno de los reinos de la Heptarquía anglosajona) entre el año 757 y la fecha de su defunción.[1]

Durante su reinado, con una duración de casi 40 años, es de destacar, por un lado, la introducción en el sistema monetario del penny (o penique en castellano), que ha seguido en uso hasta la actualidad, así como la muralla de Offa, un muro defensivo ante las tribus celtas del actual Gales y Cornualles, parte de cuyos restos son aún visibles más de mil años después. Por otra parte, dominó la mayor parte de la Inglaterra situada al sur del río Humber.

Su largo reinado marcó fuertemente el devenir de Inglaterra, hasta el punto de que fue el primero en ser denominado King of the English o Rex Anglorum, es decir, rey de Inglaterra,[2]​ el primero de los anglosajones en adoptar dicha denominación. La importancia de su figura en la época en que vivió se pone de manifiesto por el hecho de que mantuvo con Carlomagno, rey de los francos, negociaciones acerca del posible matrimonio de sus hijos respectivos, aunque finalmente dichas negociaciones no dieron fruto.[3]​ De este modo, Offa poseyó dentro de la isla de Gran Bretaña. de una indiscutida supremacía ante el resto de reyes de la Heptarquía anglosajona.

Finalmente, la figura de Offa y la red de relaciones entretejidas con las principales potencias políticas de la Europa de su época marcan el fin de lo que la historiografía contemporánea conoce como los "siglos oscuros" de la Historia de Inglaterra.[1]

La principal fuente acerca de la persona del rey Offa de Mercia la constituye la Crónica Anglosajona, creada en el siglo X y redactada en idioma anglosajón, el antecedente del actual idioma inglés, de la que han llegado hasta nosotros varias versiones manuscritas con textos discordantes, puesto que cada una de sus copias era en muchas ocasiones objeto de una actualización independiente y diferenciada. También aparece en el manuscrito Vitae duorum Offarum.

A dicha fuente cabe añadir diversa documentación y cartas de la época de su largo reinado, calcadas del modelo que suponían los documentos emanados de la cancillería de los carolingios, modelo que inspiró igualmente su reforma monetaria, que desembocó en la creación del penique.

Por lo demás, las propias obras ejecutadas durante su reinado, alguna de ellas de notable envergadura, como es el caso de la muralla de Offa, ponen de manifiesto una saneada situación económica del reino, capaz de acometer obras continuadas de importancia, a la vez que muestran la capacidad administrativa y organizativa de la Corte y del propio soberano.

Frank Stenton, autor de la Inglaterra anglosajona publicada en 1943, ha sido uno de los historiadores británicos que más claramente han contribuido a demostrar la pujanza de Mercia durante estos años en los que las fuentes conservadas son particularmente escasas.

Según la Crónica Anglosajona, que constituye la fuente básica de informaciones sobre su persona, el futuro rey de Mercia, Offa, era hijo de Thingfrith, a su vez un descendiente de Eowa, hermano de Penda, y que fuera el séptimo rey de Mercia.

Offa accedió al trono de Mercia tras sostener un enfrentamiento con Beornrad, que se había proclamado rey del país tras el asesinato del anterior rey, Ethelbaldo,[1]​ quien además era primo del propio Offa.

En el año 770, continuando con la política de expansión perseguida por sus antecesores, logró que tanto el reino de los sajones de Wessex como el reino de los jutos de Kent pasasen a ser tributarios del reino de Mercia. En el 776 volvió a derrotar a los sublevados sajones de Wessex, en las cercanías de Oxford. Tras esta última victoria, obligó al rey de Wessex a declararse vasallo del reino de Mercia, a la vez que casaba con el rey a una de sus propias hijas (a otra de sus hijas la casó con el rey de Northumbria).

De hecho, algunos documentos de su reinado muestran cómo ni siquiera se mencionaba ya, en el 774, la existencia de ningún rey de Kent. Concretamente, se trata de documentos de concesión de tierras en el reino de Kent efectuados por el propio Offa, lo que demuestra su dominio sobre el antiguo reino. Además, la Crónica Anglosajona menciona cómo en la batalla del 776 contra los sajones de Wessex, los hombres del reino de Kent combatieron bajo los estandartes de Offa de Mercia (aunque ello, como agudamente hace notar Frank Stenton, no evidencia el dominio en el período posterior a la propia batalla), y un documento del 784 menciona a Ealhmund de Kent como rey de Kent. Por lo demás, en el 796, año de la muerte de Offa, una revuelta en Kent proclamó nuevo rey de Kent a Eadberto III Praen, lo que muestra la fragilidad del dominio de Mercia sobre Kent.

Por lo que respecta al Reino de Sussex, aunque los régulos de la parte occidental del reino parecen haber reconocido casi desde el principio la autoridad de Offa, los de la parte oriental parecen haber opuesto una mayor resistencia, que Offa doblegó con las armas en una campaña en los años 771 y 772, por lo que a los reyes de Sussex desde ese momento sólo se les conocería como duques de Sussex.

En el 779, en la batalla de Bensington, en el actual Oxfordshire, las tropas de Offa derrotaron a las de Cynewulf de Wessex, recuperando de nuevo el dominio sobre el Reino de Wessex. En el 786, tras hacer asesinar a Cynewulf, Offa puso en el trono de Wessex a Beorhtric de Wessex, prefiriéndolo a Egberto de Wessex, quien pertenecía a una dinastía tradicionalmente enemiga de la de Mercia. En el 789, Beorhtric desposó a Eadburh, hija de Offa.[1]

En el año 794, tras el asesinato de Aethelbert II de Anglia Oriental, Offa se apoderó igualmente del Reino de Estanglia.

Para terminar, hacia finales de su reinado, en el 792, pactó una alianza matrimonial con el Reino de Northumbria,[1]​ entregando a otra de sus hijas como esposa a Etelredo I de Northumbria.

Aunque tradicionalmente los reinos de los anglosajones sostenían constantes luchas contra los galeses, en tanto que descendientes de los britanos existentes en la isla de Gran Bretaña a la llegada de los invasores anglos, sajones y jutos, Offa no emprendió campañas contra ellos, limitándose a erigir un amplio muro defensivo, la Muralla de Offa. La construcción corresponde aproximadamente al año 777, y se trata de una obra inspirada en otros antecedentes en la propia isla de Bretaña, levantados por el Ejército romano, como el Muro de Adriano o el Muro de Antonino Pío.

Con una longitud aproximada de unos 240 km, la obra defensiva se levantó entre el estuario del río Dee al norte y el río Wye al sur, probablemente aprovechando construcciones anteriores, protegiendo esencialmente la frontera con el reino galés de Powys. Hay que hacer constar, sin embargo, que la atribución a Offa de esta construcción es obra de un monje, Asser, y que modernamente algunos dudan de la corrección de dicha atribución. El material utilizado para la construcción del muro fue el adobe.[1]

A pesar de lo anteriormente indicado, Offa mantuvo una batalla con los galeses en Hereford en el 760, y Offa emprendió campañas contra ellos en el 778, el 784 y el 796.

En el año 789, Carlomagno, el carolingio rey de los francos, inició conversaciones con Offa tendentes a pactar el matrimonio entre un hijo de Carlomagno y una hija de Offa, seguida de una contrapropuesta de Offa, que proponía a su vez el matrimonio de su hijo Ecfrido y una de las hijas de Carlomagno. Al parecer, Carlomagno habría considerado la respuesta de Offa como una grave afrenta, por lo que impuso represalias comerciales, cerrando temporalmente los puertos francos al comercio del reino de Mercia.

Por el mismo motivo, Carlomagno acogió a varios exiliados anglosajones, entre ellos a Egberto de Wessex, quien recuperaría el trono del reino de Wessex tras los sucesivos fallecimientos de Offa, Beorhtric de Wessex.

Aparte de la obra de saneamiento e impulso económico que se produjo durante su reinado, como queda de manifiesto con la reforma del sistema monetario anglosajón, basada en criterios monetarios del reino franco, pero perfeccionándolos y depurándolos, tarea que desembocó en la creación de la nueva moneda de los peniques que colaboró en la expansión del comercio, hay diversos elementos de interés en la política interior de su reinado.

Encontrándose a su acceso al trono con el hecho de que el comercio de su época se hallaba en un estado sumamente embrionario, se dedicó a su potenciación y favorecimiento.

Por un lado, el mero hecho de la constitución de un poder real fuerte, que garantizaba la seguridad en las rutas comerciales, junto a la seguridad jurídica que ello suponía, bastaron por sí mismos para inducir entre los comerciantes y mercaderes la tranquilidad que el comercio requiere.

Pero, además, efectuó cambios en el sistema monetario, que desembocaron en la creación de una nueva moneda, el penique (o penny). Se trata de un hecho sumamente importante puesto que, además, era la segunda vez en la Historia de Inglaterra en la que un soberano británico acuñaba moneda, tras un único precedente anterior en el reino de Kent, aunque en este caso la moneda acuñada estuvo vinculada a parones continentales, de influencia franca.[1]

Puesto que había entrado en conflicto con Jænberht, Arzobispo de Canterbury, logró del papa Adriano I la creación de una nueva archidiócesis, la Archidiócesis de Lichfield, con sede en Lichfield, en su propio reino, con lo que los eclesiásticos de su reino dejarían de depender de la archidiócesis con sede en Canterbury.[1]​ Se enfrentó sin embargo a diversas oposiciones, expresadas en un concilio celebrado en el 787 en la ciudad de Chelsea. Al parecer, la creación de la nueva diócesis se logró debido a la amistad que en esos momentos mantenía el rey Offa con Carlomagno.[1]

Por otra parte, para contribuir al fortalecimiento del reino, intentó poner en marcha para su reino un proyecto similar al que estaba llevándose a cabo en el Reino franco por parte de Carlomagno, apoyándose en la obra de Alcuino de York: la creación de escuelas para la formación de los clérigos bajo la supervisión de los más acreditados sabios del momento.[1]

Durante la última fase de su reinado, a partir del 787, Offa asoció al trono a su hijo Ecfrido, como medio de facilitar la pacífica sucesión del mismo. Sin embargo, tras la muerte de Offa en el 796, su hijo Ecfrido le sobrevivió tan sólo cinco meses, falleciendo por lo demás en circunstancias poco claras. Por este motivo, el reino de Mercia entró en un período de decadencia, por lo que se considera que a partir del año 825 la supremacía en la Heptarquía anglosajona pasó a manos del reino de Wessex.[1]




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