El término ensueño describe el proceso de soñar,lenguaje coloquial, el término sueño, porque en realidad lo que describe el término ensueño es el proceso introductorio al sueño conocido como duermevela, trasueño o soñarrera (en francés, rêve).
aunque suele utilizarse más frecuentemente, enLos sueños son manifestaciones mentales de imágenes, sonidos, pensamientos y sensaciones en un individuo durmiente, y normalmente relacionadas con la realidad. Para la psicología, los sueños son estímulos esencialmente anímicos que representan manifestaciones de fuerzas psíquicas que durante la vigilia han sido reprimidas o se hallan impedidas de desplegarse libremente. Soñar es un proceso mental involuntario en el que se produce una reelaboración de la información almacenada en la memoria, generalmente relacionada con experiencias vividas por el soñante el día anterior. Los recuerdos que se mantienen al despertar pueden ser simples (una imagen, un sonido, una idea, etc.) o muy elaborados. Los sueños más elaborados contienen escenas, personajes, escenarios y objetos. Se ha comprobado que puede haber sueños en cualquiera de las fases del dormir humano. Sin embargo, se recuerdan más sueños y ellos son más elaborados en la llamada fase REM (siglas en inglés de Rapid Eye Movement) o, en español, MOR (movimiento ocular rápido), que tiene lugar en el último tramo del ciclo del sueño.
El acto de soñar no solamente ha sido confirmado en el Homo sapiens. Otros animales también pasan por la fase de sueño REM. Parece que los mamíferos son los animales con mayor probabilidad de soñar debido a su ciclo del sueño similar al humano. El animal que más tiempo pasa en fase de sueño REM es el armadillo.
El adjetivo correspondiente a ensueño-sueño es «onírico» (del griego ónar, ‘ensueño’). Por analogía con el ensueño –que cumple a menudo fantasías del durmiente– se llama también «sueño» a cualquier anhelo o ilusión que moviliza a una persona. La disciplina encargada del estudio científico de los sueños se conoce como onirología. Según las afirmaciones de la parapsicología, si el sueño anticipara eventos futuros o exhibiera eventos pasados desconocidos se podría hablar de una premonición.
En muchas culturas se atribuye un valor profético al sueño, concebido como un mensaje cifrado de origen divino que es necesario desentrañar. Esta creencia se encuentra, por ejemplo, en la Biblia (donde José interpreta los sueños del Faraón: Génesis 41:1-36). En Grecia la oniromancia fue una actividad habitual: aún hoy se conserva un manual de interpretación de sueños, el de Artemidoro, del siglo II d. C., conocido como Onirocrítica. Puede verse en él un catálogo de los sueños más frecuentes de los hombres antiguos, de su antiguo psiquismo, coincidentes en bastantes cosas con el del hombre moderno, pero no en otras.
Sin embargo, uno de los filósofos de la Grecia antigua, Heráclito (h.540-h. 480 a.C), sostuvo hacia el 480 a. C. que los sueños no tienen significado alguno fuera de los pensamientos de la persona que los evoca. En este sentido, Heráclito se anticipó por muchos años al pensamiento científico que intenta explicar en qué consiste el proceso del sueño en los organismos humanos y animales.
A principios del siglo XX, Sigmund Freud retoma la cuestión desde una perspectiva racionalista con su obra La interpretación de los sueños (1900). Esta obra se convirtió en uno de los libros más influyentes del siglo XX. Al principio tropezó con una enconada resistencia, pues el psicoanálisis representaba un enorme reto para la tradición occidental. Los trabajos de Freud llamaban la atención sobre las zonas marginales del ser humano: la irracionalidad y el sexo. Freud muestra que el inconsciente (y no la conciencia) es la parte de nuestra psique que ordena todo nuestro pensar y sentir. Según sus palabras: "El yo no es el señor de su propia casa". El análisis de los sueños es para él la vía regia de acceso al inconsciente. Los psicoanalistas posteriores, ortodoxos o no, persisten en este posicionamiento.
Para el psicoanálisis es importante distinguir en los sueños el contenido manifiesto y el contenido latente.
Carl Gustav Jung, discípulo heterodoxo de Freud, sostenía que los sueños eran un órgano de información y de control. Los símbolos oníricos son, según este autor, transmisores de mensajes instintivos a las partes racionales de la mente del ser humano, y resulta necesario interpretarlos para comprender el lenguaje de los instintos. Jung no creía, como sí lo hacía Freud, que los sueños fueran un ropaje que oculta otra cosa. Los sueños eran para Jung información y comunicación de ideas expresadas dentro de los límites de un medio. Tras estudiar unos ochenta mil sueños, llegó a la conclusión de que estos son relativos a la vida del observador. Este organiza sus imágenes oníricas en un centro llamado sí mismo, el cual tiene la función de ordenar y legislar toda la vida psíquica, ora consciente ora inconsciente, a través de numerosos sueños que tienen lugar en la vida de la persona. Jung interpretaba, pues, el sueño como único y relativo al soñador. Para comprenderlo, debía examinarse el cuadro onírico como meollo del estudio y el análisis.[cita requerida]
Existen también técnicas de análisis cuantitativo de los sueños. La más utilizada es la creada por Hall y Van de Castle en 1966.
Es una técnica que se utiliza en la investigación de los sueños y permite comparar los sueños de distintos grupos de personas o la evolución de los sueños de una persona. La utilización de esta metodología ha permitido verificar que no hay diferencias muy notables entre los sueños de personas pertenecientes a distintas culturas. Mediante otra técnica de análisis cuantitativo se ha verificado que cuando aumenta la ansiedad de la persona que duerme aparecen en el sueño determinados personajes característicos. Además de la persona que sueña, estos personajes son los agresores psíquicos, el personaje auxiliar, los agresores físicos, espectadores y víctimas. Los agresores psíquicos utilizan el lenguaje verbal o los gestos para intimidar, por ejemplo un profesor que no permite al soñante hacer un examen por no estar en la lista. Los personajes auxiliares tienen la función de ayudar al soñante cuando algo negativo ocurre en el sueño. Por otra parte, los agresores físicos pueden ser personas o animales.Desde una perspectiva distinta a la terapéutica, el surrealismo preconiza también la observación de los sueños. Las revistas del movimiento ponen de moda la anotación de las fantasías nocturnas. En su obra Los vasos comunicantes (1932), André Breton expone su visión del fenómeno y, al mismo tiempo que reconoce la aportación de Freud, polemiza con él por encontrarla insuficiente. Soñar con jirafas puede tener diferentes significados, especialmente después de encontrar símbolos de este animal en diferentes culturas, se asociaba dicho suceso a la concurrencia de diversos sucesos negativos en la vida de esa persona, tales como enfermedades sin importancia, alteraciones sexuales en el género y sobre todo un tiempo indefinido de mala suerte.
El modelo de sistema nervioso que formuló Sigmund Freud está plasmado en su artículo «Proyecto para una psicología científica», de 1895, aunque publicado en 1954. Es un aspecto relevante que un artículo tan importante para una teoría sobre el entendimiento humano no haya sido publicado en los albores mismos de las hipótesis freudianas.
Freud suscribía la creencia de que el cerebro puede explicarse a partir, pero no solo a partir de su estructura física, por lo que manifestaba, contrariamente a como suele creerse, una postura propensa al fisicalismo. Característicamente, las hipótesis de Freud tras la interpretación de los sueños se infieren de estos supuestos. Consideraba a las neuronas unidades diferenciadas que, cuales recipientes de descarga de energía provenientes del sistema nervioso, propiciaban los impulsos y deseos descargados mediante una realización consciente. Conjeturó, entonces, que aquellos impulsos no descargados adecuadamente, eran sobrellevados inconscientemente en los sueños.
Las ciencias cognitivas y la moderna neurociencia niegan que este modelo tenga validez empírica. En particular, los psiquiatras Allan Hobson y Robert McCarley, a partir de las evidencias fisiológicas a disposición de la investigación, propusieron una teoría racionalmente plausible. El cerebro, sostienen ambos científicos, es un generador de estados oníricos. Cuando se activan regiones implicadas en los sueños, se desencadena información que el cerebro trata de ordenar a través de un proceso fisiológico. La región implicada es el pontino. Cuando una persona sueña, células nerviosas del bulbo raquídeo llamadas pons son cuarenta veces más activas. Se propone que son las responsables de iniciar el conocido MOR (Movimiento Ocular Rápido) o REM (en inglés) y las imágenes oníricas (a través de la activación de los centros visuales del cerebro).
Al estar despierta una persona, los movimientos que efectúan los ojos están a merced de centros más evolucionados que los pons. Cuando se realiza un movimiento con el ojo, el cerebro es receptor de mensajes que tienen la función de controlar la percepción. Bajo el sueño, las células nerviosas del pontino transmiten información sobre los movimientos oculares hasta los centros principales del cerebro. Ahora bien, dicha información consistiría, en ocasiones, en una llana incoherencia para el sistema cerebral que, en una persona despierta, comienza el movimiento de los ojos. Consiguientemente, se concibe al sueño como una forma de ordenar información, como una función biológica que intenta otorgar sentido a esa fuente de información incoherente. El absurdo de los sueños, teorizan ambos psiquiatras, es la falla del cerebro por integrar adecuadamente su propia información. El cerebro, tras recibir la información proveniente de los ojos en el MOR, intenta compararla con la fuente de datos disponibles en la memoria a corto plazo. Está confirmado por grandes especialistas.Aunque tal teoría puede encajar con el conocimiento actual al respecto,una gran parte de la comunidad científica niega su existencia dado que no solo deja muchos cabos sueltos al respecto si no que también evita cuestionarse cualquier necesidad de los sueños.
Los sueños suponen para el ser humano un pasaje a mundos no relacionados directamente con la realidad. El primer indicio de la curiosidad humana por el sueño se remonta a la Grecia clásica, en cuya mitología aparece Hipnos como dios del sueño, hermano gemelo de la muerte no violenta (Tánatos) y hermano de las muertes violentas (Keres) y las diosas del destino (Moiras), entre otros. Se le consideraba hijo de la noche (Nyx), nacida a su vez del Caos. El sueño aparece, pues, vinculado a la muerte y la noche.
Más adelante, en diferentes escritos sobre la mitología griega, aparecen los hijos de Hipnos con una de las Nereidas, (Pasítea), llamados los oniros. Estos encarnaban cada uno de los posibles sueños, siendo liderados por Morfeo, Fobétor (o Iquelo) y Fantaso. Morfeo se aparecía solo en sueños de personalidades con forma humana, a diferencia de sus hermanos, que representaban animales, plantas o seres inanimados.
Más tarde Morfeo ha pasado a sustituir a su padre, aunque según algunos autores murió asesinado por Zeus. Morfeo presenta una temática muy atractiva para el arte: ha sido esculpido por Jean-Antoine Houdon y pintado por John William Waterhouse y Nicolas Poussin. Además, es protagonista de canciones populares, como Mister Sandman de las Chordettes, basada en su leyenda, u obras escritas como las novelas y cómics creadas por el escritor Neil Gaiman de las cuales destaca The Sandman.
Sueños residuales: Son aquellos cuyo contenido posee distintos elementos del mundo real que sucedieron durante el día.
Pesadillas: Una pesadilla tiene contenido atemorizante y/o emocional. Se tiende a despertar lleno de miedo en medio de una pesadilla, y esta sensación puede tener un impacto muy grande sobre el ánimo durante el resto del día. Las pesadillas pueden originarse en traumas o abandono durante la niñez. En general, las razones por las cuales se tienen malos sueños pueden ser: estrés, traumas, miedos, inseguridades, insatisfacciones, y problemas de salud o de relación.
Sueños curativos: La terapia de los sueños es cada vez más popular, especialmente entre las víctimas de estrés pos-traumático que sufren de recurrentes pesadillas. Estas pueden usar los sueños lúcidos – sueños en los que somos conscientes del hecho de que estamos soñando – para “controlar” sus sueños y cambiar su naturaleza negativa. Esta terapia ha sido usada con víctimas de violación o asalto sexual, quienes pudieron mejorar sus vidas diarias y nocturnas ensayando sus sueños para hacerlos cada vez más agradables.
Sueños premonitorios: Hay numerosos ejemplos de sueños que parecieron predecir eventos futuros. Algunos lo hicieron por pura coincidencia, memoria defectuosa o una voluntad inconsciente de atar los cabos sueltos de datos conocidos. Se han realizado estudios de laboratorio sobre sueños premonitorios, clarividentes y telepáticos, que no han obtenido resultados sólidos por lo que se considera una creencia pseudocientífica.
Todos los seres vivos con sistema nervioso necesitan dormir. Si estudiamos la actividad eléctrica del cerebro de un sujeto mientras duerme observaremos 5 fases bien definidas:
Fase I: Somnolencia. Apenas cerramos los ojos y nos quedamos dormidos, el cerebro entra en el primer estado, esta primera fase es una especie de zona intermedia entre el estar despierto y dormido. La tensión muscular decrece y la respiración se suaviza. Suele pasar durante estos momentos que si se despierta al dormido durante esta etapa se reaccionará con rapidez.
Fase II: Sueño superficial. Las ondas del cerebro se alargan y regularizan. Se bloquean todos nuestros sentidos, si bien el sueño en esta etapa todavía no es del todo reparador.
Fase III: Sueño medianamente profundo. Las ondas cerebrales aumentan en tamaño y lentitud. Las funciones de todo el organismo en su conjunto son cada vez más lentas. En caso de despertarnos en esta fase, nos encontraríamos ciertamente desorientados.
Fase IV: Sueño profundo. Se entra en la total inconsciencia. Un electroencefalograma revelaría ondas cerebrales extremadamente largas y suaves. Es donde logramos el sueño más profundo, y por lo tanto, donde nuestro organismo puede recuperarse tanto física como psíquica-mente. En caso de haber sueños durante esta etapa, no serán como ver una película, sino juegos de formas y luces.
Mientras una persona poco a poco cae en el sueño, y pasa progresivamente por estas fases, la actividad del cerebro dibuja un patrón de ondas lentas. Pero tras seguir avanzando en la fase IV ocurre algo fascinante. El dibujo del electroencefalograma vuelve súbitamente a dibujar una tormenta de líneas sin sentido, un trazado caótico que nos indica que el paciente está despierto, pero si observamos a la persona, la vemos completamente dormida, y no solo está dormida, si intentamos despertarla nos costará aún más que en la fase IV. Es el sueño más profundo, y si conseguimos despertarla nos dirá, probablemente, que estaba soñando. Si nos fijamos en sus ojos cerrados, advertiremos que debajo de los párpados los ojos bailan con movimientos rápidos.
Fase V: el sueño REM (rapid eye movement) y en español MRO (movimiento rápido del ojo). El sueño REM o MRO es tan característico que al resto de fases se les suele llamar sueño no-REM. REM se acompaña de sueños intensos y ricos en contenido, colores y sensaciones.
Durante el REM o MRO, el flujo sanguíneo del cerebro se acelera y la respiración se hace también más rápida y entrecortada. El cerebro deja de emitir señales a la médula espinal y nuestra musculatura está quieta, lo que impide llevar los sueños a la acción. REM o MRO es el estadio de los sueños vívidos, donde si se despierta a una persona, probablemente recuerde fragmentos de sus fantasías. Luego de 10 minutos de REM se vuelve a descender en los estados del Sueño Quieto (las cuatro primeras fases). Los cuales se irán turnando cíclica-mente con las fases REM o MRO durante toda la noche.
El ciclo completo de REM y NO REM (MRO Y NO MRO) dura unos 90 minutos. En las primeras horas de la noche, predomina el REM o MRO. Por la mañana se recorre el circuito del sueño completo cuatro o cinco veces más. Está demostrado que la fase REM o MRO disminuye con el paso de los años. Al nacer, esta fase ocupa más de la mitad de nuestros periodos de sueño. Un adulto medio suele dedicar un 20-25% de su tiempo a esta fase, mientras que se va reduciendo conforme envejecemos. Cuando nacemos, tenemos solo dos de las cinco fases: sueño profundo, y fase REM o MRO. La causa es simplemente evolutiva, ya que si tuviéramos el resto, necesitaríamos mucho más tiempo para dormir y no podríamos comer tan frecuentemente como necesitamos a esa tierna edad.[cita requerida]
Se refiere a sistemas para la estimulación cerebral durante el sueño y métodos para aumentar la intensidad de los sueños o para dirigir el tema de los sueños de un sujeto.
Los métodos implican administrar a un sujeto una molécula de energía del cerebro o un hipnótico (puede ser una droga-z, benzodiazepina, un barbitúrico, un antidepresivo, o un medicamento natural del sueño) y proporcionando al mismo tiempo, durante el sueño restaurador, una estimulación sensorial. Esto con el fin de aprovechar esta dinámica para mejorar la salud neurológica.
Así, el sistema puede ser utilizado para la formación del cerebro. En algunos casos, el sistema podría inhibir la pérdida de memoria debido a la demencia, por ejemplo: el Alzheimer.
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