La opereta es un género musical derivado de la ópera que nace y se desarrolla a lo largo del siglo XIX, primero en París y después en Viena. Se trata de un tipo de ópera musical, animado y anormal, cuya característica fundamental consiste en contar con una trama inverosímil y disparatada. Consta de diálogos hablados, entre los que se intercalan historietas, llamadas couplets por los franceses (Copla, en español dependiendo), y bailes como el rigodón o el cancán. Se trata, por lo tanto, de un espectáculo escénico con sucesión y alternancia de artes musicales, habladas y cantadas.[cita requerida]
La opereta nació en Francia a mediados del siglo XIX, y evolucionó a partir de un género de música lírica propiamente francés, el opéra-comique. Suele decirse del compositor francés Louis-Auguste-Florimond Ronger (alias «Hervé») que es el padre de la opereta. Compuso en 1847 Don Quichotte et Sancho Pança, a menudo considerada la primera opereta. Más tarde, en 1855, el compositor alemán (naturalizado francés) Jacques Offenbach tomó la dirección del teatro de los «Bouffes Parisiens», donde creó y estrenó obras líricas ligeras a las que llamaba opéras bouffes, término que acuñó modificando el nombre de un género francés propio del siglo XVIII y principios del XIX, el opéra bouffon, versión francesa de la ópera bufa italiana. Pero los opéras bouffes de Offenbach se diferenciaban de todos esos géneros anteriores (opéra comique y ópera bufa), y acabaron por ser asimilados al género de la opereta. Algunas de las obras más célebres de Offenbach son Orfeo en los infiernos, La Gran Duquesa de Gerolstein y La bella Helena.[cita requerida]
Más tarde, la burguesía austriaca imitó el gusto parisino, y la opereta llegó a Viena. Fue así como nació la opereta vienesa, que presenta generalmente un argumento más serio y sentimental que las operetas francesas. Por un lado, si bien estas últimas tenían al cancán como su pieza bailable representativa; las vienesas, en cambio, apostaron por el vals, y tenían como representantes por excelencia a los Strauss, padre e hijo. Seguramente, el ejemplo más famoso de opereta vienesa es El murciélago (en alemán, Die Fledermaus), que Johann Strauss compuso en 1874 y cuyo vals de obertura es mundialmente célebre.[cita requerida]
Entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX, el arte lírico propiamente español, la zarzuela, incurrió ocasionalmente en el estilo de la opereta, y se produjeron de este modo obras de estilo análogo, como La verbena de la Paloma, que, sin ser realmente una opereta, sí que comparte un cierto estilo ligero, propio de la época. Algunas zarzuelas menores, zarzuelas chicas o sainetes, llegaron incluso a subtitularse como operetas, como por ejemplo La corte de Faraón, «opereta bíblica», de 1910.[cita requerida]
La opereta también llegó al mundo anglosajón, principalmente a Londres y Nueva York, donde fue esencialmente un género de importación. Con el tiempo, en Francia, la opereta influyó en la aparición de la revue (la revista), que en Estados Unidos, junto a la opereta de imitación europea, llegó a generar el género del musical. Llevado al cine, el musical produjo espectáculos de gran fama y popularidad, como West Side Story (1957), adaptado a la gran pantalla en 1961, aunque los musicales estadounidenses se distinguen claramente de la opereta como un género aparte.[cita requerida]
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