San Ovidio fue un santo siciliano que vivió en Portugal.
Según una hagiografía del siglo XVI,[cita requerida] Ovidio era un ciudadano romano de origen siciliano, a quien —aproximadamente en el año 95— el papa Clemente I envió al pueblo de Bracara Augusta (actual Braga, en Portugal). Allí fue el tercer obispo, sucesor de Basilio y de Pedro de Rates.
Según el texto, bautizó a santa Marina de Aguas Santas y a sus hermanas (Librada, Victoria, Germana, Quiteria, Eufemia, Marciana, Genibera y Basilia) después de que estas fueran abandonadas por su madre. Finalmente, hacia el año 135 habría recibido el martirio por su fe cristiana.
El texto afirma que en sitios arqueológicos lusitanos desaparecidos, Ovidio se veía ataviado con vestimentas de obispo o de ermitaño, lo que atestiguan una veneración desde antiguo. Existe un sepulcro en la catedral de Braga que tradicionalmente se considera que contiene los restos del santo.
Su nombre proviene del latín Sanctus Auditus, que en portugués se convirtió en Santo Ovídio. Sin embargo sus devotos lo llaman «São Ouvido» (‘san Oído’). A raíz de este nombre, sus devotos creen que el santo es el patrono de los sordos. Incluso se generó un ritual en su sepulcro: sobre la base de su tumba en la catedral hay dos agujeros: los sordos meten los dedos en esos huecos y luego se tocan las orejas con los dedos.
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