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Pápulas perladas



Hirsuties papillaris genitalis (comúnmente conocidas como pápulas perladas) es una condición dermatológica que se manifiesta en los hombres. Son pequeñas protuberancias hemisféricas o filiformes localizadas en la corona del glande (base del glande).[1]​ Generalmente están distribuidas circunferencialmente en una o varias hileras a lo largo de la corona del glande y el surco coronal.[1][2]​ Es raro que las pápulas se extiendan a otras partes del glande. Su tamaño varía de 1-2 mm[3]​ y suelen ser de color carne, blancas o casi transparentes, y de aspecto brillante en muchos casos.

Las pápulas perladas no son una enfermedad de transmisión sexual. Son consideradas una variante anatómica normal sin ningún potencial maligno.[2][3]

Las pápulas perladas son un fenómeno fisiológico bastante frecuente, que se observa en el 14 a 48 % de los hombres.[1][2]​ Por lo general suelen aparecer durante o después de la pubertad.[2][3]​ Su aparición no está relacionada con la higiene personal o la actividad sexual. Ciertas investigaciones sugieren que estas son de tipo hereditario.[cita requerida]

Algunos estudios médicos han mostrado que las pápulas perladas se observan con mayor frecuencia en hombres jóvenes que no han sido circuncidados. En dichos estudios se ha encontrado una incidencia del 33,3 % en hombres incircuncisos y 7,1 % en hombres circuncisos. Las pápulas persisten durante toda la vida, pero su visibilidad tiende a disminuir conforme avanza la edad.[1]

Originalmente se pensaba que las pápulas perladas eran las glándulas responsables de producir el esmegma, sin embargo el estudio histológico de las pápulas ha permitido determinar que estas son en realidad angiofibromas y no glándulas.[1][2][3][4]

Mediante técnicas de amplificación de ADN se ha demostrado que las pápulas perladas no guardan relación con el virus del papiloma humano.[5][4]

Las pápulas perladas con frecuencia son confundidas con verrugas genitales o condilomas acuminados. Incluso profesionales de salud con poco entrenamiento clínico pueden diagnosticarlas erróneamente como tales, debido a su similar apariencia.

Aunque las pápulas perladas no representan ningún riesgo de salud para el hombre o su pareja, a menudo son causa de preocupación o estrés, sobre todo en los adolescentes, por el temor a ser rechazados por la pareja.[3][6]

Se ha especulado que las pápulas perladas podrían ser vestigios evolutivos de las espinas penianas presentes en algunos primates, pero la evidencia no es concluyente.

Dado que no se trata de una enfermedad, las pápulas perladas no necesitan tratamiento médico.




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