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Parque de la vaguada de Las Llamas



El Parque de Las Llamas (oficialmente Parque atlántico de Las Llamas) es un parque urbano de 11 hectáreas situado en la ciudad de Santander en la comunidad autónoma de Cantabria (España). La primera fase de este espacio verde fue abierta al público el 11 de mayo de 2007, quedando por ejecutar aún 426 000 m² previstos, hasta casi el límite con La Albericia. Cuando esté finalizado será el parque con mayor arbolado de la ciudad de Santander.[1]

El equipo encargado de redactar su diseño estuvo encabezado por los arquitectos catalanes Enric Batlle y Joan Roig.

La etimología del nombre llama se refiere a los humedales, pues en Cantabria se denomina así a la tierra plana cuya superficie se inunda de forma permanente o intermitente.[2]​ Proviene de la palatalización cántabra de la palabra latina lama que significa cieno o lodo y que se conserva como tal en castellano. Otros humedales existentes o desaparecidos en Cantabria tienen también este nombre, como La Llama en Penagos o en Torrelavega.[3]

La Vaguada de Las Llamas es un espacio natural de más de 800 000 metros cuadrados, que previo al proyecto del parque urbano, era una zona pantanosa y lacustre utilizada en parte para la actividad agraria y que también se veía afectada por el vertido de escombros.

Durante el siglo XIX se situaba en esta zona una fábrica de loza que se proveía con la turba obtenida en la vaguada.[4]​ Hasta principios del siglo XX, y así aparece reflejado en la cartografía histórica, la vaguada estaba ocupada por una de las dos principales rías del municipio de Santander,[5]​ poseía un complejo de dunas costeras y su ladera norte, situada a la solana, se utilizaba para el cultivo de la vid. Con el desarrollo urbano de la Segunda Playa de El Sardinero se cortó, o mejor dicho se soterró, el desagüe natural de la ría al abra de El Sardinero, interrumpiéndose, por consiguiente, la dinámica mareal que venía afectando al espacio.

A partir de entonces los únicos accesos a la zona consistían en pequeñas y difíciles sendas que imposibilitaban el uso público y disfrute del humedal por parte de los ciudadanos. Su total abandono propició el vertido incontrolado de residuos, así como el relleno de un área importante del humedal con escombros provenientes de la construcción. Por otro lado, se producía el vertido de aguas residuales urbanas sin ningún tipo de tratamiento previo que contribuían a la degradación de la calidad de las aguas naturales y con ellas de todo el ecosistema en su conjunto.

Los terrenos fueron obtenidos por el Ayuntamiento de Santander de los propietarios particulares mediante gestión urbanística, principalmente a través de permutas, desde el Palacio de Deportes de Santander hasta la Bajada de Polio. Las obras comenzaron en el año 2006.[6]

La obra es de estilo vanguardista, al igual que el Palacio de Deportes de Santander, ubicado justo al lado del mismo y que el Escenario Santander, posteriormente integrado en su extremo Oeste. El proyecto constituye un gran parque urbano, principal pulmón verde de la ciudad, que contendrá una gran cantidad de especies arbóreas cántabras y ribereñas del océano Atlántico.

El parque dispone de tres aparcamientos y de un carril-bici de 2,5 kilómetros de longitud. Además contará con diversos equipamientos desde un gimnasio, un anfiteatro, un museo y un jardín botánico que representará toda la flora mundial desde la Antártida hasta el Polo Norte. Se puede acceder al parque desde las inmediaciones del Palacio de Deportes de Santander, del campus universitario, de la avenida de Los Castros o desde la avenida de la Constitución.

Desde el Palacio de Deportes hasta el carrizal que recorre el centro de la vaguada, se encuentra un estanque, cuya lámina de agua tiene una profundidad de entre 60 y 90 centímetros. En torno a él hay un graderío, una cafetería y ludoteca, una solana de madera, amplias zonas de juego y deportivas y espacios verdes con 2400 árboles, terrazas con jardineras.

Al lugar se han trasladado también los restos de los antiguos muelles del siglo XIX de la ciudad, hallados durante las obras de mejora y remodelación del aparcamiento subterráneo de la plaza de Alfonso XIII.

El aumento continuado de la riqueza y abundancia de especies de aves ha sido constante desde su creación. En el humedal se ha registrado una media de más de 75 especies de aves cada año, además de que 20 especies han llegado a nidificar. El éxito en su recuperación viene reflejado en que gran cantidad de especies migratorias hacen un uso estacional del humedal, consolidándose una importante comunidad de aves acuáticas, y que incluso haya cierta saturación de determinadas especies (fochas comunes, ánades reales o gallinetas).[7]

Entre las principales especies vegetales destacan en la actualidad la presencia de carrizo, espadañas y lirios, especies asociadas a aguas lacustres. Y es que su principal atractivo, la laguna, ensancha un carrizal de 45.000 metros cuadrados donde habitan ánades, pequeñas aves insectívoras y limícolas como el carricero común, el rascón europeo, la gallineta, buitrón, mosquitero, agachadiza, garza real, martín pescador, abubilla, golondrinas, bandadas de estorninos y gaviotas. En el agua pueden verse anfibios, como sapos y tritones.

Por otro lado también se ha producido un incremento negativo de especies invasoras o exóticas, como patos domésticos, cangrejo americano, tortuga de Florida o carpas doradas, liberadas por los ciudadanos.[8]​ Una proliferación que producen un grave perjuicio a la fauna autóctona al desplazarla.[7]

En cuanto a las especies botánicas algunas especies de árboles plantadas han sido las siguientes:

En el plano político la polémica se sitúa por el modelo de parque que se ha implantado. Desde el nacimiento del proyecto, el parque no ha dejado indiferente a nadie, y la política de Santander se ha visto en vuelta en un conjunto de discrepancias sobre qué modelo de parque implantar, lo que ha sido discutido tanto por los diferentes partidos políticos, como por asociaciones culturales y medioambientales de peso en la ciudad, tales como la Asociación para la Defensa de los Recursos Naturales de Cantabria (ARCA) fundada en 1984 y la Asociación para la Defensa de los Intereses de Cantabria (ADIC) fundada en 1976. ARCA, asociación ecologista crítica con el proyecto, afirmó que «En lugar de un modelo naturalizado, paisajístico y social, se ha introducido otro arbitrario, artificioso, rectilíneo, fundamentalmente ornamental».

Las presiones y quejas procedentes de las diversas organizaciones, motivaron que el Ayuntamiento de Santander implantara algunos cambios, como la incursión de una mayor parte de arbolado autóctono. En un principio se había estipulado que un 20 % del arbolado del parque fuese autóctono, más tarde se amplió a un 54 %.[9]

El parque de Las Llamas estaba presupuestado inicialmente en 22,5 millones de euros, pero su precio se incrementó un 39,1 % (8,8 millones de euros) para la incorporación de mejoras.[10]​ Destacan los cambios de pavimento en el aparcamiento para permitir el crecimiento de la vegetación, la modificación de las pasarelas sobre el carrizal, el incremento del arbolado autóctono, las estructuras de desagüe, la instalación de islas de vegetación en el estanque y el soterramiento de la tubería de abastecimiento. En definitiva costó 30 millones de euros hacer realidad el parque en su primera fase.[11]

El incremento del presupuesto inicial, fue también discutido por ARCA y ADIC, que tacharon de despilfarro a la labor del Ayuntamiento de Santander.[12]​ Igualmente hubo que acercar posturas entre el Ayuntamiento de Santander y el Gobierno de Cantabria para acordar que parte tendría que financiar el gobierno regional, que finalmente se fijó en 15 millones de euros, exactamente la mitad de lo que costará la totalidad del proyecto. Esta cifra puede variar, y el gobierno regional estudiará si extiende su financiación en la segunda fase del proyecto.[13]

La apertura en el mes de mayo de 2007 del parque, sin terminar la primera fase de construcción y previa a las elecciones municipales del día 27 del mismo mes, fue tachado de electoralista y de incumplir la Ley Electoral al celebrar inauguraciones durante la campaña electoral.[14]​ Un año después se inaugura el resto de la primera fase,[15]​ y Gobierno y Ayuntamiento siguen sin acuerdo sobre la configuración y la financiación de la segunda parte del parque.[16]

El consejero de Medio Ambiente del Gobierno de Cantabria, Francisco Martín Gallego, señaló diversos "defectos" del parque, que a su juicio deberían ser mejorados, como la falta de zonas de sombra, el «exceso de hormigón», el tipo de especies de los árboles y su disposición «marcial», los problemas en las conexiones transversales y la necesidad de servicios higiénicos. Citó también la postura de la Confederación Hidrográfica del Norte (CHN) sobre la modificación del cauce del arroyo debido a las obras. Igualmente afirmó que «No es el parque que yo haría. No es mi concepto de Parque Atlántico ni de principios de sostenibilidad y es claramente mejorable».[17]

La Confederación Hidrográfica del Norte abrió un expediente sobre la posible ilegitimidad de parte de las obras realizadas en la vaguada de Las Llamas. La posible modificación del cauce del arroyo debido a las obras fue la causa. La CHN notificó al Ayuntamiento de Santander la orden de demoler las obras e instalaciones realizadas en el cauce y en los cinco metros de servidumbre en ambos márgenes del arroyo Las Llamas.[18]

Ante esta situación el Ayuntamiento de Santander intentará legalizar la labor realizada en la vaguada de Las Llamas. El Ayuntamiento acusó a ARCA de magnificar la resolución y defendió que no hubo condena y sí un expediente abierto.[19]



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