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Pinilla del Valle (Madrid)



Vista de la localidad y el embalse de Pinilla

Pinilla del Valle es un municipio y localidad española de la Comunidad de Madrid. Se sitúa en el valle del Lozoya, en la zona noroeste de la provincia, y tiene una población de 196 habitantes (INE 2021). El término municipal, que se encuentra entre los de Alameda del Valle y Lozoya, es una estrecha franja que atraviesa el valle desde el cordal que divide las provincias de Madrid y Segovia hasta la Cuerda Larga.

El origen toponímico de Pinilla del Valle cuenta con dos teorías: una de ellas hace referencia a los muchos pinos que había en la zona; la otra, a una planta viscosa de la familia de las labiadas que desprende un olor parecido al pino, llamada pinillo, la que también habría abundado por aquella zona. A esto se le suma del Valle, que hace referencia al valle del Lozoya, al cual pertenece.

El escudo heráldico y la bandera que representan al municipio fueron aprobados el 29 de marzo de 2001. El escudo se blasona de la siguiente manera:

La descripción textual de la bandera es la siguiente:

La localidad se encuentra en el norte de la Comunidad de Madrid a una altitud de 1093 msnm.[2][3]​ El término municipal tiene una superficie de 25,84 km².

Pinilla del Valle posee un clima típico de montaña, con inviernos fríos y veranos templados. Las precipitaciones son mayores que en el resto de la Comunidad de Madrid y, gracias a ello, disfruta de una rica vegetación.

A orillas del embalse abundan los álamos, los bosques de fresnos y los de rebollos. En el piso superior aparecen los robledales y los pinares que sirven de frontera entre las dos Castillas. En las laderas de la montaña hay multitud de prados abiertos para el pasto de la ganadería.

En la cueva de Pinilla se han encontrado vestigios arqueológicos del Paleolítico y de la Edad de Bronce. El conocido como yacimiento de Calvero de la Higuera, junto al de Navalmaíllo y al de la cueva de la Buena Pinta están permitiendo conocer mejor el poblamiento neandertal en la Península ibérica. Cada verano se abre al público el recinto para presenciar las labores de excavación, codirigidas por Juan Luis Arsuaga, Enrique Baquedano y Alfredo Pérez. La mayoría de los restos arqueológicos encontrados se exponen actualmente en el Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid, en Alcalá de Henares.[4]

La finalización de la campaña veraniega en el yacimiento de Pinilla del Valle (Madrid) alimentó de titulares a los medios de comunicación. ¡Los neandertales empleaban ya palillos para los dientes! Los adelantaba Juan Luis Arsuaga, al dar cuenta del hallazgo de los restos de una varón que habitó en la llamada Cueva de Buena Pinta hace más de 63 000 años: "Se trata de la segunda y tercera muela del lado izquierdo de la boca de un mismo individuo del que, por el momento, podemos anticipar varias características: que tenía entre 30 y 35 años (por el desgaste de las piezas dentales), morfología de neandertal y, como anécdota, que usaba palillos (el surco encontrado entre las caras de ambas muelas indica que a menudo utilizaba un elemento punzante como profilaxis bucal)". Pero más allá de la anécdota, la verdadera noticia estribaba en el descubrimiento del primer fósil en la región madrileña en los últimos 25 años. Los anteriores, que databan de la década de 1980, tenían una edad considerablemente superior: cerca de 90 000 años.

Su poblamiento definitivo, no obstante, comienza en la Edad Media a raíz de la reconquista por parte de los reyes de Castilla del valle de Lozoya. Históricamente, en 1119, casi la totalidad de la Sierra Norte fue adscrita a la Villa de Buitrago. Posteriormente, Pinilla del Valle fue integrada en el Sexmo de Lozoya que junto a todo el Valle del Lozoya perteneció a la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia. En cuanto al poblamiento hay muy poca documentación de esta época. Debió realizarse por caballeros segovianos y estar culminado en el siglo XIV. El primer documento oficial en que se menciona a Pinilla del Valle es el Catastro de Ensenada de 1750. Allí se le caracteriza como realengo perteneciente a Segovia y una población de 70 vecinos. En el siglo XIX, en 1833, se culmina el proceso de nueva división provincial y judicial del territorio nacional. Los pueblos de El Valle, hasta entonces pertenecientes y estrechamente vinculados a Segovia, son adscritos a la provincia de Madrid. Es en el primer tercio del siglo XX cuando aparecen nuevas edificaciones en el casco, con características diferentes a las tradicionales, respondiendo a modelos arquitectónicos más urbanos. El número de habitantes aumenta ligeramente hasta la mitad del siglo para empezar a descender, en un éxodo constante, en un proceso que no se detiene hasta los años 80.

En el segundo tercio del siglo XX, tras la sequía de 1964 que obligó a imponer restricciones de agua a Madrid, el Gobierno decidió tomar el asunto del suministro de agua a la capital como una cuestión de estado. Retomando un proyecto anterior, se diseñó una presa junto al pueblo de Pinilla del Valle que retuviese las aguas del río Lozoya en la parte alta del valle, donde las precipitaciones son más abundantes y regulares.

La ejecución de esta presa de cabecera, que por las condiciones del terreno y relativa cerrada del valle aconsejaba el tipo de presa de gravedad, no presentaba ninguna dificultad y ponía su caudal regulado a disposición inmediata de los canales de conducción, al ingresar en el nudo de Torrelaguna, donde se podía conducir por cualquiera de los tres canales (Alto, Bajo y de El Atazar), asegurando un incremento de caudal regulado del orden de 1 m³/s.

Esta presa podía ser además, una pieza importante de un aprovechamiento hidroeléctrico, derivando su caudal, en lugar de por el río Lozoya, por un canal lateral hasta el arroyo de Canencia, donde podía establecerse un salto de agua para aprovechar el nivel ganado por el canal en relación al río, y verter a éste para su posterior ingreso en el embalse de Riosequillo.

Otra ventaja añadida fue que, al formar una cadena con los restantes embalses del Lozoya, se mejoraba la autodepuración de las aguas y regulación de las mismas como embalse de cabecera del sistema.

La altura del embalse estuvo determinada por la presencia de los núcleos habitados de Pinilla del Valle y Lozoya. Es por ello que se fijó una cota máxima de 1090 msnm, con la que no obstante fueron anegados doce edificios.

Por el hecho de estar situado al borde mismo del embalse de Pinilla, que retiene las aguas del río Lozoya en su curso alto y el de albergar yacimientos arqueológicos de neandertales, Pinilla del Valle se ha convertido en un pueblo turístico, actividad que constituye hoy su principal fuente de ingresos. Antes de la irrupción del turismo rural, los habitantes de Pinilla del Valle vivían de la ganadería, las huertas ribereñas y las explotaciones forestales.

     Población de derecho según los censos de población del INE.[5]

En Pinilla del Valle hay una guardería y un colegio de educación primaria, ambos de enseñanza pública.

El edificio histórico más importante de Pinilla del Valle es la iglesia de San Miguel. Situada en la plaza de la Iglesia, fue construida a finales del siglo XV aunque fue reformada en el XVIII. La iglesia tiene planta rectangular y sus muros son de mampostería rematados con cornisas de bolas. Además, destacan la Capilla Mayor -cubierta con bóveda de crucería-, dos sepulcros -uno de 1488 y otro de 1503-, una pila bautismal de piedra y la portada gótica. Fue declarada Bien de Interés Cultural por el Ministerio de Cultura en 1983.

Los días 29 y 30 de septiembre, se celebran estas fiestas patronales con verbenas, juegos tradicionales, concursos de disfraces, actuaciones folclóricas y comida popular.

Es celebrada el segundo fin de semana de septiembre. El objetivo principal que se pretende conseguir con la celebración de la Feria de los Oficios es la promoción de los recursos naturales y culturales tanto del municipio como del Valle del Lozoya. En esos días se organizan concursos, rutas para conocer los alrededores del pueblo y el mercadillo medieval, que es la atracción turística más importante de la feria.

La Cruz de Mayo se conmemora el 3 de mayo con una misa y procesión y merienda en el campo.

El tercer domingo de mayo tiene lugar esta celebración con romería a la Ermita, la misa al aire libre y actuación de grupos dulzaineros.

La ofrenda a San Pablo se celebra el 25 de enero con una merienda popular y actos religiosos.




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