La definición más tradicional, didáctica y breve, es que la oración es el «conjunto de palabras que expresa un juicio con sentido completo y autonomía sintáctica».[cita requerida] Su fin es destacar el hecho de que la oración, práctica- o pragmáticamente, es el fragmento más pequeño del discurso que comunica una idea completa y posee autonomía e independencia (es decir, podría sacarse del contexto y seguir comunicando).
Una definición más exacta es la de que se trata del constituyente sintáctico independiente más pequeño capaz de informar o expresar por medio de un idioma la realización de un enunciado, esto es, revelar con palabras el contenido de una proposición lógica, un mandato, una petición, una pregunta o acto ilocutivo o de habla que incluya algún tipo de predicado o desarrollo sintáctico estructurado de sentido completo, como por ejemplo en Ese profesor ha enseñado bien la gramática a sus alumnos.
La oración se efectúa en un contexto y situación determinados y, con frecuencia, con el apoyo de otros códigos de signos no lingüísticos concurrentes, como los gestos.
Según la fonología, las oraciones están delimitadas prosódicamente por pausas y una entonación determinada. La pausa inicial suele señalarse en la escritura con una mayúscula y, la final, con un punto o, más raramente, con coma o punto y coma.
Se diferencia de las frases en su completitud descriptiva y en que poseen estructura compleja o analítica, ya que expresiones como ¡alto!, buenos días, sí, no y las llamadas proformas poseen un sentido completo, pero no pueden denominarse oraciones a causa de su estructura simplificada o sintética o de su carácter sustitutorio.
Por otra parte, se usan a veces también los términos cláusula, suboración, proposición (no en sentido lógico, sino gramatical) o nexus para designar un constituyente sintáctico semejante a la oración en su estructura, pero dependiente sintácticamente (las más de las veces a través de un nexo) de otra unidad oracional mayor en que se inserta o con la que se une o ayunta, respecto a la cual carece también de independencia semántica y fonológica, como en “Ella me dijo que ese profesor había enseñado bien la gramática a sus alumnos”, donde el nexo “que” une y subordina a la cláusula posterior (... ese profesor [...] alumnos) la anterior (“Ella me dijo...”) formando una unidad superior compuesta de ambas cláusulas (o proposiciones, suboraciones, nexus) denominada por esto oración compuesta. Esta falta de autonomía es la principal diferencia de la cláusula, suboración, proposición o nexus respecto de la oración, que es una unidad completa e independiente, ya que la cláusula necesita o reclama relacionarse con otras cláusulas dentro de la oración compuesta y principal.
Debe tenerse en cuenta que, técnicamente, términos como enunciado, proposición y oración no son completamente sinónimos, ya que el primero se refiere más a aspectos pragmáticos, el segundo más a lógicos y semánticos y solo el último a puramente gramaticales.
El concepto de «oración» es paradójicamente uno de los que más revisiones ha sufrido en los modelos gramaticales desde la aparición de la lingüística moderna y en particular la moderna teoría de la sintaxis. Tradicionalmente los gramáticos trataron la oración como una unión de «sujeto + predicado».
pero ese análisis semánticamente simplista ha sido abandonado en sintaxis moderna, entre otras cosas porque no aclara la estructura interna, no permite hacer generalizaciones interesantes y parece ignorar las evidencias que llevaron a la hipótesis de endocentricidad generalizada. Además el esquema “sujeto + predicado” no puede explicar oraciones interrogativas como:
Porque en ella la estructura claramente es más complicada, y el sujeto está rodeado de constituyentes sintácticos que la gramática tradicional considera parte del predicado. Tampoco la relación entre una oración en voz activa y en voz pasiva queda capturada por una atribución convencional al sujeto y al predicado:
El análisis sujeto predicado simple no puede aclarar porqué en (2a) María es parte del predicado, pero en la oración (2b) que tienen el mismo contenido proposicional es el sujeto, sin recurrir a argumentos circulares.
Los primeros análisis sintácticos en términos de constituyentes inmediatos de Leonard Bloomfield trataron la oración como una construcción exocéntrica en la que ninguno de los dos constituyentes básicos en sintagma nominal sujeto y la frase verbal eran el núcleo principal de la misma, y ambos digamos constituían elementos jerárquicos del mismo nivel. En el modelo de Noam Chomsky de 1986 por el contrario el sujeto se trataba como el especificador de un sintagma de tiempo:
Este sintagma de tiempo sería una categoría funcional cuyo núcleo sería la inflexión de tiempo normalmente asociada a un verbo léxico conjugado a un [verbo auxiliar]. Además este análisis respalda la hipótesis de endocentricidad generalizada.
En cambio en el análisis del funcionalismo lingüístico no existe una definición formal de oración, sino que existen patrones recurrentes fonológicos, sintácticos y semánticos que permiten definir prototipos de oración, ver más abajo.
En gramática tradicional, las categorías gramaticales eran vistas como unidades discretas. Esto implica dos cosas fundamentales: las categorías poseen límites precisos, o sea, un elemento pertenece a una categoría si posee las propiedades o características que definen a esta como tal, y, debido a esto mismo, los miembros de una categoría son equivalentes entre sí.
Sin embargo, el funcionalismo lingüístico entiende la oración como un continuum dentro del cual una serie de rasgos o propiedades, cuyo fin es identificar no la pertenencia sino la gradación, confluyen y tienden a coincidir según una determinada probabilidad. Esto provoca que dentro de una categoría existen miembros que pueden llegar a ser mejores ejemplos que otros a los cuales se les llama prototipos.
De esta manera, para establecer la definición de la oración, se propone una caracterización de su prototipo y no un conjunto de condiciones necesarias y suficientes para identificarla. Los principales aspectos que se toman en cuenta para definir el ámbito de la oración son los siguientes:
El análisis de la estructura interna de las oraciones que ha hecho la escuela generativista ha ido variando con el tiempo desde las “reglas de reescritura sintagmática” en que la oración se analizaba como una construcción exocéntrica en la que se unen un sintagma nominal, que en esencia se comportaba como un sujeto, con un sintagma verbal, y sobre los que luego más tarde actuaban desplazamientos sintácticos, pasándose de una estructura profunda a una estructura superficial. A la hipótesis de “endocentricidad generalizada” que trataba en pie de igualdad las categorías funcionales y las léxicas. En este modelo se presupone que las oraciones en esencia se ajustan al esquema estructural:
Donde SN sería en sintagma nominal sujeto, Cº la partícula que introduce una oración que podría no existir, SX sería un especificador del sintagma complementante (en las oraciones interrogativas paricales estará ocupadado por el pronombre interrogativo y su complemento). Tº sería un verbo auxiliar o un verbo en forma finita (que aparece solo en algunas oraciones), SV el sintagma verbal que en la gramática tradicional se identificaba con el predicado. Cada uno de estos sintagmas constituyentes además podía tener su propia estructura interna.
Los términos oración, cláusula, enunciado y proposición son usados informalmente como sinónimos, aunque conviene usar cada término para un conjunto de aspectos diferentes. En principio, el término proposición se refiere al contenido lógico-semántico de una oración, aunque el uso del término es usado de manera ligeramente diferente por diferentes autores. El término enunciado se refiere a una unidad pragmática, que frecuentemente coincide con el contenido oración sintáctica, pero no siempre. Los términos oración y cláusula se usan con un sentido eminentemente gramatical, siendo esencialmente sinónimos. Ocasionalmente cláusula es más usado para referirse a una oración que forma parte de una oración compuesta más grande.
En algunas gramáticas se prefiere el término oración transpuesta dentro de una oración compleja, antes que hablar de oración principal o de oraciones subordinadas.
Otros incluso prefieren hablar de oraciones subordinadas inyectadas o incrustadas, si bien en estas no incluyen a las oraciones comparativas ni a las que establecen una relación de causa y consecuencia. En gramática tradicional es común clasificar las oraciones. Estas se pueden clasificar atendiendo a criterios sintácticos, semánticos y pragmáticos.
La gramática tradicional trata las oraciones desde un punto de vista de componentes inmediatos y distingue en primer lugar entre oraciones simples y oraciones complejas o compuestas.
Tradicionalmente, estas oraciones se han denominado subordinadas y principal a la oración de la que forma parte. Las oraciones subordinadas carecen, por sí solas de significación y se ligan a las principales mediante conjunciones subordinantes.
Este enfoque difiere grandemente de los enfoques más formales, y en cierto modo más aplicables a la generalidad de lenguas del mundo. En estos enfoques lo más importante no es la cualidad de los elementos de unión en las oraciones compuestas, sino el tipo de estructura jerárquica que se da entre las diversas partes de dicha oración.
Dentro del enfoque funcionalista las oraciones se clasifican en:
Se llaman a veces también predicados directos y no se pueden dividir en sujeto-predicado, sino que tienen su propia categorización según el tipo de información que comunican. Las interjecciones, las exclamaciones, los vocativos, las respuestas a preguntas o los imperativos desnudos son oraciones unimembres por ejemplo. En cambio en el análisis generativista este tipo de actos de habla no se considera que tengan estructura sintáctica.
Son aquellas que poseen dos miembros (o constituyentes sintácticos) y por lo tanto, pueden ser analizadas estructuralmente según sus partes. Se reconocen dos grandes grupos:
Según el tipo de sintagma nominal que hace de sujeto las oraciones se pueden clasificar en:
Según la forma del sintagma verbal o en particular el número de verbos flexionados las oraciones se pueden clasificar en simples o compuestas:
Una oración subordinada (o secundaria) es una oración que depende de la proposición principal. Es decir, la oración subordinada es una oración que es a su vez un constituyente sintáctico de otro sintagma que no es oración. Y por tanto, la oración subordinada no tiene una autonomía sintáctica (si es considerada sola) y es “subordinada” por otra, siendo locuciones adverbiales o conjunciones. La oración subordinada puede ser explícita (verbo conjugado en un modo definido) o implícita (el verbo está conjugado en un modo indefinido). Algunas oraciones también pueden tener dos o más conjunciones, sean disyuntivas, copulativas, etc.
Las oraciones coordinadas tienen relación de igualdad jerárquica, es decir, están en el mismo del árbol sintáctico. Se puede decir que son dos oraciones que se han unido en condición de igualdad, manteniendo su estatus la una respecto de la otra. Las oraciones formadas por dos o más oraciones simples coordinadas se conocen como oraciones compuestas por coordinación (especificando además el tipo de esta coordinación, que viene marcado por el nexo, pudiendo ser de todos los tipos que se muestra en los ejemplos. El nexo de este tipo de coordinación se conoce como conjunción.
Algunos ejemplos de oraciones compuestas formadas por coordinación:
Las oraciones subordinadas establecen una relación de dependencia respecto de otra oración, es decir, jerárquicamente están dominadas por otra oración llamada oración principal. Las oraciones formadas por una oración principal y una o más oraciones subordinadas se conocen como oraciones complejas u oraciones compuestas por subordinación (especificando además el tipo de esta, que viene también marcado por el nexo), pudiendo ser de todos los tipos que se muestra en los ejemplos:
Según la fuerza ilocutiva o posibilidad de asignarles un valor de verdad:
Según lo dicho (Qué es lo dicho), o también el tipo de verbo (más concretamente su semántica o bien su morfología):
Conviene tener presente que:
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