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Psicología humanista



Se denomina Psicología humanista a un movimiento de la Psicología que surge en el siglo XX y se desarrolla fundamentalmente en las décadas de los años 50 y 60.

Nace en Estados Unidos con el lanzamiento del manifiesto Bugental, como reacción al psicoanálisis y conductismo más ortodoxo que imperaban en la práctica psicoterapeútica en aquel entonces. Sin embargo, esta corriente no se ha considerado nunca a sí misma como competitiva con las otras dos sino con vocación de complementarlas.

El conductismo (Watson, Hull, Skinner) se basaba en la idea de que la conciencia humana, en el caso de existir, era una dimensión de la persona que no se puede medir, y por consiguiente quedaba fuera del campo de su interés, ya que la psicología sólo debía analizar la conducta mediante el estímulo y la respuesta. El psicoanálisis, desde un punto de vista radicalmente contrario, defendía que la conducta observable (es decir, cuantificable) del ser humano tiene sus raíces en un nivel no cuantificable al que se denomina inconsciente. Lo que podemos medir no es, por consiguiente, lo que mejor nos puede explicar esa conducta.

Ambos coincidían, no obstante, en el determinismo de dicha conducta.

La psicología humanista nace como reacción a esta simplificación del ser humano, proveniente de ambas teorías, y busca comprenderlo a través de los estudios integrales de los mismos. Tal y como expresó Maslow, pionero de la psicología humanista, frente a la concepción aséptica de los experimentos y la invisibilidad del experimentador, defendida desde el conductismo, defiende que al hombre sólo se lo puede conocer en su humanidad a través de la humanidad del hombre que lo estudia; dicho de otra manera, el individuo que se siente respetado y querido durante un experimento, actúa con más naturalidad que el que se siente manipulado.

La Psicología humanista se caracterizó por apoyarse en concepciones del ser humano de profundas raíces filosóficas (con antecedentes que van de Sócrates a la fenomenología y la filosofía de la existencia y existencialismo[1]​), con raíces en Kierkegaard, Nietzsche, Heidegger, Merleau-Ponty y Sartre.

Pretende la consideración global de la persona y la acentuación en sus aspectos existenciales (la libertad, el conocimiento, la responsabilidad, la historicidad), cuestionando una concepción de la psicología que, desde la vocación de reconocerse como una ciencia natural, reducía al ser humano a variables cuantificables (conductismo), o centrada tan solo en aspectos negativos y patológicos del ser humano (psicoanálisis). Es decir: tanto el psicoanálisis como el conductismo, se basaban, principalmente, en tratar al ser humano como animal, cosa que es, pero no solamente (el psicoanálisis se centraba en los instintos y el conductismo en los mecanismos de acción, reacción y refuerzo.)

Por ello, uno de los teóricos humanistas más importantes de la época, el psicólogo estadounidense Abraham Maslow (1908-1970), quien había incursionado en el conductismo, denominó a este movimiento la Tercera Fuerza, para mostrar lo que se proponía con esta corriente: integrar las formas (aparentemente opuestas) en que se expresaba el quehacer psicológico de la época (conductismo y psicoanálisis) y dar un paso más allá de las mismas.

El pensamiento que influyó en el surgimiento de esta corriente es muy amplio y podría resumirse como el que generaron todos aquellos que se han resistido a reducir la Psicología y el estudio de los seres humanos a una mera ciencia natural. Sin embargo, se pueden sistematizar sus influencias en varios grupos principales:

Dentro de esta corriente, los enfoques teóricos y terapéuticos son tan diversos que no es posible plantear un modelo teórico único. Lo que sí se puede extrapolar de estas diversas teorías y enfoques son una serie de principios y énfasis (Kalawski, citado por Bagladi):

Los postulados básicos de la Psicología Humanista fueron definidos por Bugental en 1964 y recogidos posteriormente en multitud de publicaciones:

La Psicología humanista considera, por tanto, que:

Tal y como afirma Jose Luis Martorell, la psicología humanista incluye a todos aquellos autores y corrientes que han desarrollado sus propuestas apuntando a una cierta concepción del ser humano, del objeto de la psicología, de la patología, de la intervención psicológica y del método para obtener conocimientos sobre todo lo anterior que se engarzan en la tradición filosófica humanista.[3]​ Entre ellas destacamos:

1.-Las propuestas de Carl Rogers (1902-1987), las cuales pueden considerarse las más influyentes y conocidas de entre las que surgieron dentro del movimiento humanista. Su enfoque terapéutico, la terapia centrada en el cliente, también es conocido como terapia no directiva. La hipótesis central de este enfoque la establece así brevemente Rogers: el individuo posee en sí mismo medios para la autocomprensión, para el cambio del concepto de sí mismo, de las actitudes y del comportamiento autodirigido; estos medios pueden ser explotados con sólo proporcionar un clima determinado de actitudes psicológicas favorable.[4]

2.- Logoterapia. Sin duda alguna, el impulsor del estudio psicológico del significado de la vida fue el psiquiatra austriaco Viktor Frankl, (1905-1997). Frankl estudio medicina en Viena, donde conoció a Freud y Adler, y se especializó en psiquiatría. Desde 1942 hasta 1945, año en que fue liberado por el ejército norteamericano, pasó por distintos campos de concentración nazis, en los que murieron sus padres, su hermano, su cuñada y su esposa, con la que se había casado unos meses antes de ser llevado prisionero. Tras su liberación, regresó a Viena y escribió El hombre en busca de sentido, donde describe la vida de los prisioneros de los campos de concentración desde la perspectiva de un observador de la naturaleza humana. Afirma que incluso en las condiciones de sufrimiento y deshumanización más extremas, es posible encontrar una razón para vivir, un significado.[5]

Esa reflexión le llevó a desarrollar la logoterapia (psicoterapia mediante el sentido). Tal y como explica el mismo Frankl Logos es una palabra griega que equivale a "sentido", "significado" o "propósito". La Logoterapia se centra en el sentido de la existencia humana y en la búsqueda de ese sentido por parte del hombre. Para Frankl, la primera fuerza motivante del ser humano, es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida. Por eso alude constantemente a la voluntad de sentido, en contraste con el principio del placer, que rige el psicoanálisis freudiano y, en contraste, también con la voluntad de poder, enfatizada por la psicología de Alfred Adler[6]​.

3.- El Análisis transaccional de Eric Berne (1910-1970), presenta un enfoque de origen psicoanalítico, que centra la ayuda terapéutica en la restauración del potencial existencial original en el ser humano, de confianza en la persona. Berne configuró un sistema de intervención psicológica basado en sus observaciones en torno a la psicoterapia de grupos, otorgándole el nombre de “Análisis Transaccional”. En 1958, comienza a trabajar en el seminario de Psiquiatría Social en San Francisco, distinguiéndose desde entonces por implicar en su quehacer un enfoque terapéutico que no se concentraba dentro del esquema de la enfermedad y de la psicopatología, sino más bien, en aspectos cognitivo-racionales y conductuales de la personalidad, orientando todo el proceso hacia la toma de conciencia de las personas en relación con su capacidad de decisión y con la posibilidad de cambiar de manera significativa el curso de su vida.

El núcleo de la psicología transaccional y de la terapia de Análisis Transaccional se centra en trabajar con los estados del yo que se producen en las relaciones personales (padre, adulto, niño), de tal manera que ciertos estados del yo pueden, en relación con otros yos, crear malestar o patologías de forma consciente o inconsciente.

Otro concepto desarrollado por Berne es el del guión de vida. Estos guiones están basado en mensajes implantados en la infancia, los cuales constituyen un marco de referencia sobre cómo actuar, relacionarse y vivir. Esos mensajes pueden promover el éxito o el fracaso, una vida feliz o desafortunada. También se les conoce como mandatos del guion y suele ser necesario trabajarlos en terapia con el fin de identificarlos, y tomar conciencia de cuando actuamos bajo su influencia.

4.- Enfoque bioenergético de Lowen. El enfoque bioenergético de Alexander Lowen (1910-2008) con raíces en los postulados de Wilhelm Reich (1987- 1957) dentro de la corriente psicoanalítica y su propuesta del análisis del carácter. El carácter entendido como la máscara que cubre a la persona para poder convivir con los impulsos derivados de los instintos y evitar así la neurosis, pero la represión puede producir no solamente neurosis, sino además angustia y sentimientos intensos negativos producto de la tensión que procede de la dificultad de dejar expresar libremente la energía biológica. Los conflictos y tensiones se manifiestan en el cuerpo y deben tratarse mediante ejercicios que permitan liberar tensiones.

5.- El psicodrama de Jacob Levy Moreno (1892-1974). Dentro de las teorías humanistas está relacionado con la patología que surge cuando las personas admiten roles inadecuados y además los convierten en roles rígidos que van dañando a la persona. Para eliminar las patologías que se derivan de los roles que asumen las personas es necesario realizar psicodramas, o psicoterapias que permitan deshacerse de esos roles y asumir otros adecuados.

6.- La Psicoterapia Integrativa es una de las escuelas psicoterapéuticas humanistas más recientes cuya premisa central expresa que el contacto constituye la experiencia motivadora primaria de la conducta humana.

En palabras del Richard G. Erskine, principal representante de la Psicoterapia Integrativa la curación de las heridas emocionales y relacionales se produce a través de una relación terapéutica de pleno contacto.

El significado original y principal de Psicoterapia Integrativa se refiere al proceso de integración de la personalidad: ayudar al cliente a asimilar y armonizar el contenido de sus conductas, pensamiento y emociones automatizadas, a relajar sus mecanismos auto-protectores, a reestructurar creencias perjudiciales y a reencontrarse en el mundo con un contacto pleno en el aquí y ahora. Es el proceso de crear la totalidad: tomar aspectos desapropiados, automatizados y no resueltos y hacer que formen parte de un yo cohesionado.

El término Integrativa también se refiere a la integración de la teoría, a la unión de los sistemas afectivos, cognitivos, conductuales y fisiológicos para abordar la psicoterapia. Los conceptos se utilizan dentro de una perspectiva del desarrollo humano.

La Psicoterapia Integrativa es, además, un modelo que correlaciona constructos de múltiples corrientes teóricas diferentes que dan como resultado una organización única de ideas teóricas y métodos correspondientes de intervención clínica. Los conceptos de contacto-en-la-relación (Terapia Gestalt), Estados del Yo y Guion de Vida (Análisis Transaccional) son fundamentales para esta teoría integradora.

El principal cuestionamiento que se le ha hecho a las aproximaciones psicológicas de esta corriente es su falta de rigor teórico. Esto es motivado principalmente por la crítica a los modelos académicos de adquisición del conocimiento. Los psicólogos humanistas privilegiaron la experiencia directa y el aprendizaje vivencial en sus centros de formación.

La crítica que la psicología humanista hizo a la psicología de la época, en cuanto a un centramiento excesivo en la naturaleza racional humana, redundó, a la larga, en el desarrollo escaso de teoría o teorías muy vagamente fundamentadas.

Actualmente existe conciencia de esta crítica por parte de los psicólogos que se consideran humanistas, por lo que muchos han iniciado un proceso de búsqueda de fundamentos teóricos más profundos, propios, principalmente epistemológicos.[cita requerida]

Vertientes teórico-prácticas y temas usualmente ubicados dentro del humanismo:

Autores que han aportado a la psicología humanista:

Corrientes y temas relacionados:




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