Querandíes es la denominación que se le dio a un grupo étnico del noreste de la región pampeana de la actual Argentina al tiempo de la llegada de los primeros colonizadores europeos en el siglo XVI. Actualmente esta denominación también aplica a personas que alegan ser sus descendientes mestizados.
Según Samuel Lafone Quevedo la palabra querandí proviene del guaraní "quirã" (sebo o manteca) y "ndi" (sufijo copulativo: "con"), por lo que significaría que está gordo o que es rico en grasa o aceite, en una posible alusión a que en su dieta diaria consumían grasa animal. Para Manuel Ricardo Trelles provendría de la palabra guaraní carandaí (palma o palmera). Otros autores, como Eduardo Madero y Vicente Fidel López, le asignan origen quechua.
Los querandíes aparecen en las crónicas históricas en 1528 y son mencionados hasta la despoblación de la primera Buenos Aires en 1540. Vuelven a aparecer en las crónicas desde 1580 cuando fue refundada Buenos Aires y Juan de Garay realizó el repartimiento de indígenas, hasta 1586 cuando Rodrigo Ortiz de Zárate los derrotó militarmente. Desde entonces no existen testimonios directos de su existencia, con excepción del censo de encomiendas de la jurisdicción de Buenos Aires y de Santa Fe de 1672, que los menciona como querandíes en Santa Fe y tubichaminíes en Buenos Aires.
Los querandíes son fuente de controversia entre los investigadores e historiadores respecto a si eran un único grupo étnico diferenciado o pertenecían a una entidad mayor, y también sobre el motivo por el cual desaparecieron de las fuentes históricas, ya sea que fueron exterminados, asimilados o cambiaron su denominación étnica.
Hasta fines del siglo XIX existían dos teorías respectos de los querandíes:
Coincide con Pedro Lozano (1697-1752), quien escribió en Historia de la conquista del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán (publicado recién en 1873):
Esta opinión fue adoptada por Pedro de Angelis en el Índice Geográfico e Histórico de 1837:
Fue también la opinión de Francisco Pascasio Moreno y Carlos Germán Burmeister y más tarde con variantes defendida por Salvador Canals Frau en Las poblaciones indígenas de la Argentina: su origen, su pasado y su presente, de 1955.
Posteriormente Félix Outes en Los Querandíes. Breve contribución al estudio de la etnografía argentina de 1897 propuso el origen guaicurú de los querandíes basándose en las investigaciones antropológicas de Alcide d'Orbigny en Voyage dans l'Amerique Méridionale (1834) y en las lingüísticas de Lafone Quevedo. La teoría se basa en la idea de que los querandíes eran altos y de complexión robusta y fuerte. Esta descripción es características de los pámpidos, como los guaicurúes, y difiere de la de los guaraníes que en general son de talla más baja.
La teoría más moderna es la de Rodolfo Casamiquela (en Rectificaciones y ratificaciones hacia una interpretación definitiva del panorama etnológico de la Patagonia y área septentrional adyacente, de 1965), quien los clasificó como el grupo más septentrional de los tehuelches, con el nombre de "tehuelches septentrionales boreales". Casamiquela basa su teoría en la interpretación de documentos coloniales, pero no se ha podido probar una concordancia arqueológica entre los querandíes y los tehuelches.
Existen muy pocos testimonios de la lengua querandí, aparte de un par de frases compiladas por el cosmógrafo real francés André Thevet en La Cosmographie Universelle de 1575, luego de participar en el viaje de Guillermo Le Testu al Brasil y Río de la Plata en 1555-1556.
Esa pequeña evidencia, aunque dudosa, sugiere una relación con el idioma gününa këna. El jesuita alemán Matías Strobel aprendió dos lenguas en el siglo XVIII que se hablaban en la actual provincia de Buenos Aires y que dijo diferían entre sí como el alemán del flamenco: una meridional que llamó serrano (se cree que el gününa küne) y otra septentrional que llamó pampa (se cree que era el querandí). Se conoce además la desinencia spen o mpen de los nombres de los caciques repartidos en Buenos Aires en 1582 y que involucra idea de filiación, aunque no hay pruebas de que ellos fueran querandíes. Nicolás del Techo en 1673 afirmó que el padre Alonso de Bárcena (1530-1597) preparó un Arte y Lexicon de la lengua querándica.
Las fuentes históricas coinciden en ubicar a los querandíes a la llegada de los europeos en el siglo XVI, en un área de distribución aproximada que comprendía —por el norte— el sur de la provincia de Santa Fe desde el río Carcarañá —por el sur— todo el norte de la provincia de Buenos Aires hasta aproximadamente el río Salado —por el este— el río Paraná y el Río de la Plata y —por el oeste— el pie de las Sierras Grandes.
Según Ruy Díaz de Guzmán en Historia Argentina del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata de 1612:
Azara escribió que:
Estos relatos fueron tomados por De Angelis:
Trelles refutó estas opiniones afirmando que los querandíes no aparecen en el repartimiento de indios de Buenos Aires realizado por Garay en 1582, porque vivían en la jurisdicción de Santa Fe cerca del río Carcarañá, y no en las inmediaciones de Buenos Aires que ocupaban los pampas.
Del análisis de las crónicas históricas surge que querandíes fueron un pueblo nómade, ya que practicaban un modo de producción cazador-recolector que evitó que fueran sedentarios. El modo de vida nómade que le imponía la caza como principal actividad obligó a que deambularan por la pampa siguiendo a sus presas.
Estaban adaptados ecológicamente al bioma de la pampa templada por lo que sus límites septentrionales se encontraban en el ecotono con la región del Gran Chaco y los pastizales pampeanos ubicados al sur.
Antropológicamente eran de complexión robusta, fuerte y de piel oscura. Los varones iban desnudos o bien usaban un taparrabo confeccionado de fibra vegetal o cuero. Las mujeres se cubrían con un delantal de paño que le llegaba hasta las rodillas. Para protegerse del frío cubrían sus cuerpos con mantas fabricadas con cueros de nutrias.
Fueron grandes corredores lo que los convirtió en hábiles cazadores lo que les permitió la captura, a la carrera, de animales como los venados pampeanos, ñandúes, e incluso guanacos.
A través del uso de morteros de piedra lograron elaborar harina de pescado. Completaron su dieta, que era eminentemente carnívora, con la recolección de frutos estacionales.
Su economía también conoció el trueque, que practicaban con otros pueblos de la región, siendo la principal mercancía de intercambio el cuero.
En la carta fechada el 10 de julio de 1528 que el participante de la expedición de Sebastián Caboto, Luis Ramírez, escribió desde el puerto de San Salvador, mencionó por primera vez a los querandíes llamándolos querandis:
Al retornar a España en 1530 los oficiales de la expedición también relataron el encuentro:
Sobre el viaje que Diego García de Moguer realizó en el río Paraná en 1528 escribió en su Relación:
En el Diário da Navegação da Armada que foi à terra do Brasil em 1530 escrito por Pero Lopes de Souza durante la expedición portuguesa de su hermano Martim Afonso de Sousa, menciona al incursionar por el río Paraná a la altura de río Arrecifes el 11 de diciembre de 1531:
En otra parte menciona:
El cronista de la expedición del adelantado Pedro de Mendoza, Ulrico Schmidl, describió a los querandíes que encontraron al arribar al Río de la Plata en 1536 en su obra Viaje al Río de la Plata, llamándolos carendies:
El encuentro pacífico con los querandíes rápidamente se tornó belicoso por lo que Pedro de Mendoza organizó una expedición militar al mando de su hermano, Diego de Mendoza, que fue derrotada en las márgenes de la laguna de Rocha (Esteban Echeverría) el 15 de junio de 1536:
Pietro Manthossa, nuestro capitán, luego que supo del hecho por boca del alcalde (quien con este objeto había armado cierto alboroto en nuestro real), envió a Diego Manthossa, su propio hermano, con 300 lanskenetes y 30 de a caballo bien pertrechados: yo iba con ellos, y las órdenes eran bien apretadas de tomar presos o matar a todos estos indios carendies y de apoderarnos de su pueblo. Mas cuando nos acercamos a ellos había ya unos 4.000 hombres, porque habían reunido a sus amigos.
Ulrico Schmidel dio una descripción de las armas usadas por los querandíes:
Los sobrevivientes, se aliaron a otros y destruyeron la recién fundada ciudad de Buenos Aires:
En la relación de Francisco de Villalta hecha en 1556 menciona respecto de la fundación de Buenos Aires por Mendoza a los querandíes como quirandres y quirandies:
Domingo Martínez de Irala en su Relación de abril de 1541 los denominó quyrandys:
La Historia general y natural de las Indias, islas y tierra firme del mar océano fue publicada por Gonzalo Fernández de Oviedo en partes entre 1535 y 1557 con una relación sobre los quiranys o tirandis:
Francisco López de Gómara en su Historia general de las Indias publicada en 1552 refirió respecto de los quirandies:
Francisco Ortíz de Vergara en su Relación a D. Juan de Ovando de enero de 1573, se refiere a los querandíes de la siguiente manera:
En una carta de 8 de marzo de 1587 Rodrigo Ortiz de Zárate relató la muerte de Juan de Garay a manos del cacique querandí Guen o Manuá:
La represión ordenada por Ortiz de Zárate luego de la muerte de Garay, habría causado la desaparición histórica de los querandíes.
Martín del Barco Centenera en su poema histórico Argentina y conquista del Río de la Plata con otros acaecimientos de los reinos del Perú, Tucumán y el Estado del Brasil (La Argentina) publicado en 1602 hizo varias referencias a los querandíes:
Ruy Díaz de Guzmán en su obra Historia Argentina del descubrimiento, población y conquista de las provincias del Río de la Plata terminada en 1612 describió a los querandíes:
El historiador jesuita Nicolás del Techo en su Historia de la Provincia del Paraguay de la Compañía de Jesús compuesta entre 1682 y 1687 refiere que los sacerdotes Alonso de Bárcena y Pedro de Añasco estudiaron entre otras la lengua quirandí hacia los años de 1590.
La grafía quirandi se confirma en la carta del padre Bárcena a su superior Juan Sebastián del 8 de septiembre de 1594:
El misionero jesuita inglés Thomas Falkner en su obra publicada en 1774, A description of Patagonia and the adjoining parts of South America, subdividió a los puelches en cuatro grandes parcialidades: taluhets, diuihets, chechehets y Tehuelhets, aclarando que los dos primeros eran conocidos por los españoles como pampas.
Falkner dice que los taluhets vivieron en los alrededores de Buenos Aires, sobre los ríos Matanzas, las Conchas y Luján, antes de ser desplazados por los españoles (There were formerly some of this nation in the district of Buenos-Ayres, on the rivers of Lujan and Conchas, and that of the Matanza; but that are now no more.). Es por eso que los historiadores infieren que Falkner incluyó a los querandíes como parte de ese grupo pámpido.
Luego de la refundación de Buenos Aires por Juan de Garay en 1580 los españoles chocaron en una escaramuza con los querandíes en el Riachuelo y luego provocaron una matanza en el lugar desde entonces llamado La Matanza. De esa forma lograron pacificar a los querandíes y repoblar Buenos Aires. El hecho fue relatado por el jesuita José Guevara en Historia del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán de 1836.
Posteriormente a la primera fundación de Buenos Aires y cuando los españoles decidieron despoblarla, los animales domésticos que dejaron —en especial el vacuno y el caballar— se fue reproduciendo libremente en la pampa. Los querandíes recurrieron al ganado cimarrón dejado por los blancos, cazando, comiendo y domesticando caballos.
Varias causas principales que llevaron los querandíes a una supuesta desaparición: el mestizaje de ellos con los habitantes de la incipiente sociedad colonial de Buenos Aires (conformada por colonizadores europeos, criollos, guaraníes que bajaron desde Asunción del Paraguay junto a los colonizadores y africanos subsaharianos esclavizados), los enfrentamientos armados con los europeos, las enfermedades contagiosas, la huida hacia tierras de los tehuelches septentrionales australes debido a los enfrentamientos con los colonizadores europeos, y a partir de esto el proceso de araucanización que tuvieron varios pueblos de la actual Argentina:
En 1675 se registraron únicamente diez querandíes encomendados. Debido a su rápida desaparición y la existencia las únicas fuentes documentales para su estudio las brindan las crónicas españolas aunque también existen evidencias arqueológicas en Flores, Barracas al Sur, Puente Chico, río de la Matanza, río de la Reconquista, Quilmes, Arroyo del Gato, La Plata y Moreno, y grandes paraderos en Chascomús, Lobos, Punta Indio, San Miguel del Monte y río Luján. Un documento de 1682 cita la existencia en 3 encomiendas en Santa Fe: una de querandíes, otra de chanás y querandíes y otra de guaraníes y querandíes.
Desde antes de mediados del siglo XVIII hubo una importante actividad comercial y de intercambio de productos entre los habitantes nativos de las llanuras pampeanas y las sierras de la actual provincia de Buenos Aires, los de la Patagonia septentrional y los de ambas márgenes de la cordillera de Los Andes. Existían dos ferias muy importantes en el Cayrú y en Chapaleofú. En estas ferias, llamadas "ferias de los ponchos" por los jesuitas de la época que las registraron (como Thomas Falkner), se intercambiaban diversos tipos de productos: desde productos ganaderos y de la agricultura hasta vestimentas tales como ponchos. El Cayrú se hallaba en la parte más occidental de la Sistema de Tandilia (en territorio del actual partido de Olavarría) y Chapaleofú hace referencia a las inmediaciones del arroyo homónimo, situado en el actual partido de Tandil, ambos municipios o partidos se sitúan en el interior de la actual provincia de Buenos Aires. Es así como, a partir de estos movimientos de personas para el intercambio de productos se produjo, desde antes de mediados del siglo XVIII comienza a haber cierto intercambio cultural entre distintos pueblos que habitaban desde la pampa húmeda, pasando por la Patagonia septentrional y hasta la zona inmediata a la Cordillera de Los Andes (tanto en su margen oriental como occidental) hasta la costa del Océano Pacífico. Este es el comienzo del intercambio cultural y los movimientos migratorios, entre los distintos pueblos entre los cuales cabe mencionar a los tehuelches, los querandíes, los ranqueles y los mapuches.
La influencia mapuche tiene su origen en lo anteriormente mencionado, ya que partiendo de fines de comercio y alianzas, se terminó produciendo una gran influencia cultural sobre los tehuelches y otros pueblos, al punto que se la denomina "mapuchización" o "araucanización" de las Pampas y la Patagonia. Gran parte de los tehuelches (de los cuales los querandíes eran el subgrupo más norteño o sepntentrionak) adoptaron muchas de las costumbres y el idioma mapuche, mientras los mapuches adoptaban parte del modo de vida tehuelche (tal como lo de vivir en tolderías) y con ello se difuminaron las diferencias entre ambos grupos, al punto que sus descendientes se refieren a sí mismos como mapuche-tehuelches.
La Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI) 2004-2005, complementaria del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001 de Argentina, dio como resultado que se reconocieron y/o descienden en primera generación del pueblo querandí 736 personas en Argentina.
El Censo Nacional de Población de 2010 en Argentina reveló la existencia de 3658 personas que se autoreconocieron como querandíes en todo el país.
Existen lugares ancestrales que son reivindicados como parte del legado de los querandíes. Uno de ellos es Punta Querandí, sitio público de una hectárea que conserva restos arqueológicos (encontrados en 2004) de mil años de antigüedad, considerado un lugar sagrado por parte de organizaciones indígenas del Gran Buenos Aires, que lo conservan. El predio está ubicado entre el canal Villanueva y el arroyo Garín en el paraje de Punta Canal, en las afueras de la localidad de Dique Luján, partido de Tigre en la provincia de Buenos Aires.
En 2001 el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL), dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, alertó por la destrucción de sitios arqueológicos indígenas a causa de los emprendimientos de barrios privados. Los yacimientos en peligro contienen enterratorios humanos, restos de cerámicas, instrumentos de hueso y otros materiales.
Punta Querandí pretende ser anexado al Complejo Villanueva (11 barrios náuticos privados) por parte de la desarrolladora inmobiliaria EIDICO. Esto implicaría la destrucción del lugar arqueológico existente, protegido por ley. Por esta razón está siendo defendido por indígenas, ambientalistas, docentes, vecinos y periodistas.
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