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Ramón Carrillo



Ramón Carrillo (Santiago del Estero, 7 de marzo de 1906 - Belem do Pará, 20 de diciembre de 1956) fue un neurocirujano, neurobiólogo y médico sanitarista de Argentina, fue la primera persona que ejerció el cargo de ministro de Salud de la Nación Argentina, durante la presidencia de Juan Domingo Perón. Integró la tradición científica conocida como escuela neurobiológica argentino-germana y produjo asimismo trabajos de antropología filosófica, dejando esbozada una "Teoría general del hombre".

Nace en Santiago del Estero el 7 de marzo de 1906 y luego de cursar sus estudios primarios y secundarios en su ciudad natal, partió rumbo a Buenos Aires, para iniciar la carrera de Medicina. Cursó esta carrera de manera brillante, escuchando entre otros a Christofredo Jakob y obtuvo, al recibirse en 1929, la Medalla de Oro al mejor alumno de su promoción.

Desde estudiante se inclinó hacia la neurología y la neurocirugía, colaborando con el Dr. Manuel Balado, eminente neurocirujano de la época, con quien realizó sus primeros trabajos científicos. Ya recibido abrazó definitivamente estas especialidades y obtuvo una beca universitaria para perfeccionarse en Europa, donde trabajó e investigó junto a los más destacados especialistas del mundo, entre ellos Cornelius Ubbo Ariëns Kappers.

Regresó a Buenos Aires en plena Década Infame. Toma contacto con figuras emblemáticas de una corriente nacionalista de auge en aquella época. Se vincula con su compañero de estudios primarios Homero Manzi, y otros hombres como Arturo Jauretche, Raúl Scalabrini Ortiz y los autores teatrales y de tango Armando Discépolo y Enrique Santos Discépolo, representantes de la cultura y de las nuevas ideas nacionales; y se asocia con la escuela neurobiológica argentina activa en el Hospicio de la Mercedes y el Hospital de Alienadas, luego llamados Hospital José T. Borda y Hospital Braulio Moyano respectivamente.

En 1937 padece una enfermedad aguda, la secuela de cuya alta fiebre fue hipertensión y cefaleas progresivamente más severas. Logró sobrevivir por la dedicación clínica de su amigo de toda la vida Salomón Chichilnisky, médico y literato que comenzó cargando bolsas en el puerto para mantener padres y hermanos y, superando enormes obstáculos, llegó a catedrático de neurología, luego en el nivel de Secretario de Salud ayudó grandemente a Carrillo a levantar muchísimos hospitales públicos y gratuitos, y bastante después murió en uno de ellos.

Durante esos años Carrillo se dedicó únicamente a la investigación y a la docencia, hasta que en 1939 se hizo cargo del Servicio de Neurología y Neurocirugía del Hospital Militar Central en Buenos Aires. Este empleo le permitió conocer con mayor profundidad la realidad sanitaria del país. Tomó contacto con las historias clínicas de los aspirantes al servicio militar, procedentes de toda la Argentina, y pudo comprobar la prevalencia de enfermedades vinculadas con la pobreza, sobre todo en los aspirantes de las provincias más postergadas. Llevó a cabo estudios estadísticos que determinaron que el país sólo contaba con el 45% de las camas necesarias, además distribuidas de manera desigual, con regiones que contaban con 0,001 camas por mil habitantes. Confirmó de esta manera sus recuerdos e imágenes de provincia, que mostraban el estado de postergación en que se encontraba gran parte del interior argentino.

Con doble empleo debido a su necesidad de salario (aún era soltero, pero ayudaba a sostenerse a su madre y diez hermanos más jóvenes, cuidando de que todos lograran una carrera profesional), en 1942 Carrillo ganaría por concurso la titularidad de la cátedra de Neurocirugía de la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires. Formó allí una escuadra de bien elegidos y talentosos discípulos, entre ellos Germán Dickmann, Raúl Matera, D. E. Nijensohn, Raúl Carrea, Fernando Knesevich, Lorenzo Amezúa, Jorge Cohen, Jacobo y León Zimman, Rogelio Driollet Laspiur, Juan C. Christensen y Alberto D. Kaplan. No obstante, en brusco viraje profesional, abandonó su carrera como neurobiólogo y neurocirujano para dedicarse al desarrollo de la medicina social (sanitarismo), desde donde podía realizar y concretar sus ideas sobre salud.

Produjo entre 1930 y 1945 investigaciones originales sobre las células cerebrales que no son neuronas, denominadas neuroglía, y los métodos para teñirlas y observarlas al microscopio, así como sobre su origen evolutivo (filogenia) y sobre la anatomía comparada de los cerebros de las diversas clases de vertebrados.

Grandes cambios se producían en el país: en 1943 es derrocado el régimen del presidente Castillo y asumió otro gobierno militar. En este contexto Carrillo conoció en el Hospital Militar al coronel Juan Domingo Perón, paciente con quien compartía largas conversaciones. Es precisamente el coronel quien convence a Ramón Carrillo de colaborar en la planificación de la política sanitaria de ese gobierno. Poco después, a los 39 años de edad, Ramón Carrillo prestó servicios brevemente como Decano de la Facultad de Medicina. Le tocó intermediar varios meses en un fiero conflicto universitario altamente politizado entre izquierdas y derechas.[cita requerida]

En 1946 Perón llegaría a la presidencia, por vía democrática, y confirmó a Carrillo al frente de la Secretaría de Salud Pública, que posteriormente se transformaría en el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social de la Nación. Además de acompañarse con Chichilnisky, Carrillo quiso llevar como su segundo a su gran amigo y compañero de estudios médicos el científico Braulio Moyano, uno de los mejores discípulos de Christofredo Jakob, pero Moyano se sintió incapaz de servir a la sociedad desde semejante rol y prefirió permanecer como científico. Quien a tal fin abandonó la ciencia y dejó el hoy hospital Borda fue, en cambio, un discípulo de Moyano y hermano del flamante ministro, el Dr. Santiago Carrillo. La esposa de Perón, Evita, coordinó su accionar con el de Carrillo y contribuyó a consolidar su obra técnica.

Su gestión se caracterizó por dar prioridad al desarrollo de la medicina preventiva, a la organización hospitalaria, a conceptos como la "centralización normativa y descentralización ejecutiva". Desde la gestión de Carrillo se comenzaron a cumplir normas sanitarias incorporadas en la sociedad argentina como las campañas masivas de vacunación (antivariólica y antidiftérica) y la obligatoriedad del certificado para la escuela y para realizar trámites. Se implementaron campañas masivas a nivel nacional contra la fiebre amarilla, las enfermedades venéreas y otros flagelos.[1]​ También se destaca la creación de EMESTA, primera fábrica nacional de medicamentos; y el apoyo a los laboratorios nacionales por medio de incentivos económicos para que los remedios pudieran estar disponibles para la mayoría de la población.

Durante su gestión se inauguraron casi quinientos nuevos establecimientos sanitarios y hospitales (lista incompleta, cubriendo sólo el periodo 1946-1952)[2]​ como el Hospital de Roque Sáenz Peña, Chaco, Hospital de Jobson-Vera, Santa Fe, Hospital de Pinto, Santiago del Estero; Hospital de Chos Malal, Hospital de Valcheta, Río Negro, el Hospital de Cruz del Eje y el Instituto de Gastroenterología, Hemoterapia y de Dermatología de Capital Federal.[1]​ Las estructuras de varios hospitales que comenzó a construir durante su gestión fueron abandonadas tras su alejamiento del Ministerio y nunca fueron habilitadas, muchas fueron derribadas o abandonadas. Como ejemplo de ello, el Elefante Blanco tenía como objetivo ser el hospital más grande de toda Latinoamérica, pero nunca se llegó a cumplir, ya que, luego de que Carrillo dejara el Ministerio el edificio quedó abandonado. Similar fue el destino de la ampliación del Hospital Borda, que se dejó sin uso[3]​ hasta 2004, año en que se la derribó. En 2005 su hermano Arturo Carrillo, logró terminar de producir un libro que exponía la magnitud de sus logros y sacrificios. Aumentó el número de camas existentes en el país, de 66.300 en 1946 a 132.000 en 1954.

Llevó adelante una campaña para erradicar el paludismo, dirigida por los doctores Carlos Alberto Alvarado y Héctor Argentino Coll; la enfermedad se consideró erradicada en sólo dos años. Hizo desaparecer prácticamente la sífilis y las enfermedades venéreas. Disminuyó el índice de mortalidad por tuberculosis de 130 por 100.000 a 36 por 100.000.[1]​ Terminó con epidemias como el tifus y la brucelosis. En tanto que la mortalidad infantil bajó del 90 por mil en 1943 al 56 por mil en 1955.[cita requerida]

Carteándose con Norbert Wiener, el llamado "creador de la cibernética", Carrillo la aplicó al arte de gobernar con el nombre de cibernología, creando un Instituto de Cibernología o Planeamiento estratégico en 1951.

En 1954 Perón le pidió la renuncia debido al enfrentamiento que sostenía Carrillo con el vicepresidente Alberto Teisaire.

El 15 de octubre de 1954 Carrillo se embarca en la motonave «Evita» rumbo a Nueva York. Allí da una serie de conferencias en la Universidad de Harvard y visita varios laboratorios, pero comienza a enfrentar dificultades económicas, ya que no recibió ninguna ayuda del gobierno argentino. A raíz de su progresiva enfermedad, en el país del norte se somete a un intenso tratamiento con el cual logra algunas mejorías transitorias. Debido a que la vida en Nueva York se le hizo demasiado onerosa, Carrillo consigue un empleo en la empresa norteamericana Hanna Mineralization and Company, que tenía una explotación en Brasil, a 150 kilómetros de Belem Do Pará.

El 1 de noviembre de 1955 llega a Brasil, y desde el primer momento se vincula con el Hospital de la Universidad local, la Santa Casa de la Misericordia, sin darse a conocer. Sin embargo, en el Hospital le dicen que no pueden emplearlo como médico, a lo que él le responde que sólo desea colaborar. En Belen Do Pará conoce a un joven médico, el doctor Jourdy, quien se convertiría en su amigo y discípulo. Los avanzados conocimientos que Jourdy había recibido de Carrillo, llamaron la atención de los profesionales del Hospital. Por esta razón, pidieron informes a Río de Janeiro sobre el doctor Carrillo, por los cuales se enterarían de su actuación científica y política. Desde ese momento Carrillo es llamado para importantes consultas, exponer en conferencias y dar clases en el Hospital de Aeronáutica y en la Santa Casa de la Misericordia.

Pese a su actividad en Belen Do Pará, en marzo de 1956 Carrillo le anuncia a su esposa que le quedan nueve meses de vida, luego de analizar un examen médico que se había realizado. Su pronóstico fue acertado, el 28 de noviembre de 1956 el doctor Ramón Carrillo sufre un accidente cerebrovascular y es internado en el Hospital de Aeronáutica, donde finalmente fallecería el 20 de diciembre de 1956 a las 7 de la mañana.[4]

Su figura y su obra fueron reconocidas por el General Lanusse, quien gestionó la repatriación de sus restos en 1972. En esta etapa fue reconocido como mentor y ejecutor de un Plan Sanitario cuidadosamente diseñado y ejecutado, impartiéndose su nombre a numerosos hospitales e instituciones argentinas vinculadas a la salud pública.

Carrillo aportó nuevas técnicas de diagnóstico neurológico (yodoventriculografía; tomografía, que por carencia en la época de medios electrónicos no pudo integrar la computación, pero fue precursora de lo que hoy se conoce como tomografía computada; su combinación con el electroencefalograma, llamada tomoencefalografía). También durante esos quince años investigó las herniaciones del cerebro que ocurren en sus cisternas (hernias cisternales) y los síndromes que ocurren tras una conmoción o traumatismo cerrado cerebral (síndromes postconmocionales); descubrió la enfermedad de Carrillo o papilitis aguda epidémica; describió las esclerosis cerebrales durante cuya investigación realizó numerosos trasplantes de cerebro vivo entre conejos, y reclasificó histológicamente los tumores cerebrales y las inflamaciones de la envoltura más íntima del cerebro (aracnoides), inflamaciones llamadas aracnoiditis.

También propuso una "Clasificación de las enfermedades mentales" que fue empleada antes de los DSM. A los treinta y seis años de edad (1942) ganó por concurso el cargo de Profesor Titular de Neurocirugía de la Universidad de Buenos Aires.

Numerosos autores coinciden en que el legado más importante que dejó el Dr. Carrillo fueron las ideas, principios y fundamentos que acompañaron este accionar.

Estas fueron algunas de las frases que describen a un hombre capaz de abandonar su admirable carrera científica, reconocida a nivel internacional, para entregarse de lleno a las necesidades concretas de su gente.

Fue amigo del médico argentino Orlando Canavesio (1915-1957) con quien crearon el Instituto de Psicopatología Aplicada (hoy Hospital Ameghino) y llevaron a cabo estudios con psíquicos y radiestesistas.

Dice Ordóñez:

El 9 de diciembre de 2005 el gobierno argentino decretó a 2006 "Año de homenaje a Ramón Carrillo", produciéndose numerosos actos de desagravio y volviéndose a publicar las ideas de medicina social que guiaron su labor.

La revista estatal Electroneurobiología, del Hospital Borda (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) cuya tradición científica integraba el biografiado, publica en línea un conjunto de artículos sobre Ramón Carrillo, incluyendo capítulos de la biografía del mismo por su hermano, con archivos de voz y numerosas fotografías. Todo el material escrito, gráfico y oral es de reproducción libre y gratuita siempre que se cite la fuente y su dirección de red: http://electroneubio.secyt.gov.ar



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