La Red Stay Behind es un operativo llevado por organizaciones secretas en un país, listas para actuar en caso de que un enemigo atacara su territorio. En este caso, los operarios pasarían a formar la base de un movimiento de resistencia o a actuar como espías detrás de las líneas enemigas. Las operaciones pueden cubrir pequeñas zonas o tener capacidad de poder reaccionar ante la conquista de todo un país.
Las Redes Stay Behind, incluyendo movimientos partisanos y de resistencia, tuvieron un tamaño significativo durante la Segunda Guerra Mundial, liberando por ellos mismos vastos territorios de países ocupados por el Eje, como Italia, Yugoslavia o la Unión Soviética, o manteniendo ocupadas a numerosas tropas alemanas en la retaguardia.
Durante la Guerra Fría, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos patrocinaron numerosas Redes Stay Behind en muchos países europeos con la intención de activarlos en caso de que los países del Pacto de Varsovia los atacaran o que algún partido comunista de estos países llegara al poder democráticamente. Según Martin Packard, estos grupos «fueron financiados, armados y entrenados en actividades de resistencia encubierta, incluyendo asesinatos, provocación política y tácticas de desinformación». A lo largo de los años se encontraron muchos escondites de armas ocultas en Italia, Austria, Alemania, Holanda y otros países, a disposición de estos ejércitos secretos. La más famosa de estas operaciones de la OTAN fue la Operación Gladio, cuya existencia fue reconocida por el Primer Ministro italiano Giulio Andreotti el 24 de octubre de 1990.
En algunos casos, estos operativos se desvían de su propósito declarado y se convierten en activos contra elementos en sus propios países que consideren «subversivos» -en lugar de esperar y luchar contra una invasión directa, alegan estar luchando contra «una subversión silenciosa en su país».
La Red Stay-Behind fue mencionada en 1976 en el informe de la comisión de investigación parlamentaria de EE.UU. sobre la CIA presidido por el senador Frank Church. Informaciones más precisas fueron dadas para conocimiento público en 1978 por el antiguo jefe del stay-behind y exdirector de la CIA, Wiliam Colby, en su autobiografía.
Numerosos detalles han sido publicados en 1982 por el coronel Alfred H. Paddok, antiguo comandante del 4.º. Grupo de Acción Psicológica. En el mismo 1982, el responsable de la Oficina de Investigaciones Especiales, John Loftus, reveló las condiciones de reclutamiento de los stay-behind entre los agentes nazis. El periodista e historiador Gianni Flamini describió sus acciones en Italia en su monumental obra (1981 a 1984). La redefinición de las acciones del stay-behind fue analizado durante un coloquio organizado en 1988 por el United States National Strategy Información Center (Centro Nacional de Información Estratégica de los EE. UU.).
A pesar de la abundante bibliografía y documentación de este movimiento, dicha información está cortada y da una imagen tergiversada del sistema. Documentos del Departamento de Estado de EE. UU. desclasificados y publicados han completado la información respectiva, dando a conocer la existencia de un dispositivo global de injerencia en la vida democrática de los países aliados. Esta red de espionaje fue mucho más amplia de lo que se pensaba, incluso los stay-behind no fueron los únicos en participar.
La Red Stay Behind fue penetrada por la Stasi desde los 1970s. Heidrun Hofer, una secretaria que trabajaba en el Departamento IV del BND de Múnich, el servicio a cargo de la dirección de la red stay-behind fue contactada y empezó a trabajar para la Stasi.Ya desde los 1960s la Stasi identificaba un tipo especial de agentes del servicio secreto de la RFA. La Stasi los llamaba «agentes» (Überrollagenten), se preparaban para una invasión de los ejércitos del Pacto de Varsovia y que habían sido entrenados para la realización de acciones subversivas tras las líneas enemigas.
La existencia del stay-behind fue oficialmente reconocida en Alemania, Austria (red Schwert), en Bélgica, en Dinamarca, en España, en Francia (Rosa de los vientos), en Grecia (Vellón rojo), en Italia (Gladio), en Luxemburgo, en Noruega, en Holanda, en Portugal, en el Reino Unido, en Suecia, en Suiza y en Turquía. Ninguna investigación fue llevada a cabo dentro de las instituciones de la Unión Europea, a pesar de la gran cantidad de información y de los numerosos índices que dejaban pensar que los stay-behind controlaban los engranajes esenciales de la unión pan-europea.
En el momento del escándalo que desencadenó Andreotti, en 1990, el canal de televisión privado RTL conmocionó a la opinión pública alemana al revelar en un reportaje sobre el Gladio que exmiembros de la temida Waffen-SS habían sido después miembros de la red stay-behind alemana.
Incluso se planificaron acciones de subversión dentro de las fronteras alemanas.
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