El regulacionismo de la prostitución es un modelo teórico jurídico que considera que la prostitución es un trabajo y por eso defiende su reconocimiento en el mundo jurídico.
El regulacionismo sostiene que la industria del sexo no es sinónimo de misoginia ni de desigualdad sexual y que las mujeres ingresan voluntariamente en la prostitución. Defiende el concepto de trabajadora sexual. Considera que la ausencia de regulación es lo que, en realidad, genera clandestinidad y que es esta la que expone a las llamadas trabajadoras sexuales a encontrarse más vulnerables frente a las diversas formas de violencia y opresión. El regulacionismo quiere que la prostitución sea considerado un trabajo como cualquier otro y que las prostitutas gocen de derechos como cobertura médica y jubilación, como cualquier trabajador. Para la noción de prostitución en términos de trabajo sexual, el varón consumidor de prostitución se presenta como un sujeto desexualizado y desprovisto de género, igual que cualquier otro servicio. Organizaciones como AMMAR, Colectivo Hetaira y OTRAS sostienen esta postura.
El regulacionismo considera que el trabajo sexual está mal visto por un tema moral, de puritanismo y que negarle a la actividad su condición y dignidad de trabajo es una violencia simbólica contra las mujeres que eligen vivir libremente su sexualidad. Los que apoyan el regulacionismo insisten en la capacidad de las mujeres de decidir libremente sobre lo que quieren hacer con su cuerpo y sobre su sexualidad, que el trabajo sexual es voluntario y la mujer decide en total libertad del uso que quiere hacer de su cuerpo, que no todo trabajo sexual es trabajo forzado. El regulacionismo busca la despenalización del trabajo sexual.
En la antigua Roma la prostitución fue legalizada por Rómulo solo para las mujeres extranjeras.
En el siglo XIX apareció la corriente higienista. Se trataba de médicos que sostenían que reglamentar la prostitución con el uso de cartillas de control de enfermedades beneficiaría a la sociedad al evitar los contagios de enfermedades venéreas. En España, el primer reglamento fue, en 1847, el Reglamento para la represión de los excesos de la prostitución. Juan Magaz de Jaime solicitaba un registro de las prostitutas y el uso de cartillas sanitarias. Estos médicos consideraban que la prostitución debía regularse y controlar. En este contexto, las prostitutas eran controladas por los médicos y vigiladas por los policías, en defensa de la salud del resto de la población, es decir, de la salubridad pública.
Escribe un comentario o lo que quieras sobre Regulacionismo de la prostitución (directo, no tienes que registrarte)
Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)