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República de China del Kuomintang



La República de China (chino tradicional: 中華民國, chino simplificado: 中华民国, pinyin: Zhōnghuá Mínguó) fue la denominación adoptada por el Estado soberano en Asia Oriental que entre los años 1912 y 1949 ocupó los territorios de la China moderna, reclamando territorios en Mongolia, Tíbet, Taiwán y pequeñas regiones en el Sudeste Asiático, norte de la India, oeste de Asia Central y el sur de Siberia. Fue fundado después de que la dinastía Qing, la última dinastía imperial, fuera derrocada en la Revolución de Xinhai. El primer presidente de la República, Sun Yat-sen, sirvió solo brevemente antes de entregar el puesto a Yuan Shikai, exlíder del ejército de Beiyang. Su partido, entonces dirigido por Song Jiaoren, ganó las elecciones parlamentarias celebradas en diciembre de 1912. Song fue asesinado poco después, y el ejército de Beiyang dirigido por Yuan Shikai mantuvo el control total del gobierno en Beijing. Entre finales de 1915 y principios de 1916, Yuan intentó reinstaurar la monarquía, aunque renunció poco después de disturbios populares. Después de la muerte de Yuan en 1916, los miembros de las camarillas del antiguo ejército de Beiyang reclamaron su autonomía y se enfrentaron entre sí.

En 1925, el Kuomintang de Sun estableció un gobierno rival en la ciudad sureña de Guangzhou (Cantón) junto con el incipiente Partido Comunista de China. La economía del norte, sobrecargada de apoyar al aventurero caudillo militar, colapsó en 1927-28. El general Chiang Kai-shek, que se convirtió en presidente del KMT después de la muerte de Sun, comenzó su campaña militar de la Expedición del Norte para derrocar al gobierno en Beijing. El gobierno fue derrocado en 1928 y Chiang estableció un nuevo gobierno nacionalista en Nanjing. En abril de 1927, masacró a los comunistas en Shanghái, lo que condujo a los comunistas a una rebelión armada, marcando el comienzo de la guerra civil china. En 1945 en los finales de la Segunda Guerra Mundial, la isla de Taiwán (antigua Formosa) sería desocupada por Japón y pasaría a control chino, otras zonas anteriormente ocupadas por japoneses como Manchukuo, territorios colonizados por occidentales como el Hong Kong británico y Macao portugués o que declararon su independencia como el Reino del Tíbet jamás estuvieron bajo el control efectivo de la República china hasta la victoria de los comunistas en 1949.

Hubo industrialización y modernización, pero también conflictos entre el gobierno nacionalista en Nanjing, los comunistas, los caudillos remanentes y el Imperio de Japón. La construcción de naciones pasó a segundo plano en la guerra con Japón cuando el Ejército Imperial Japonés lanzó una ofensiva contra China en 1937 que se convirtió en una invasión a gran escala. Después de la rendición incondicional de Japón en 1945, la lucha se reanudó rápidamente entre el KMT y los comunistas, con ambas partes recibiendo asistencia extranjera debido a la fricción en curso entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. En 1947, la Constitución de la República de China reemplazó la Ley Orgánica de 1928 como la ley fundamental del país. En 1949, los comunistas establecieron la República Popular China, derrocando al gobierno nacionalista en el continente, que se retiró a Taiwán.

En las últimas décadas del siglo XIX, la sensación de debilidad de la China imperial, agravada por las derrotas militares frente a las potencias extranjeras, como en las guerras del opio, llevó a muchos sectores de la pequeña burguesía china a plantear la necesidad de reformas políticas que permitieran a China lograr el desarrollo económico y social que habían alcanzado las potencias occidentales y, especialmente, Japón, país asiático al que muchos chinos veían como modelo a imitar.

Japón había logrado un desarrollo económico destacado tras la restauración Meiji, y muchos intelectuales defendían la necesidad de que la dinastía Qing, que gobernaba China, emprendiera también las reformas necesarias para avanzar hacia un modelo de monarquía constitucional, que permitiría mantener la tradición imperial adoptando al mismo tiempo un sistema político moderno, imprescindible para afrontar la revolución industrial y tecnológica en la que China se había quedado rezagada. Frente a estas corrientes, otros reformadores, más radicales, propugnaban la necesidad de derrocar a la dinastía Qing, a la que por su origen manchú muchos veían como una dinastía extranjera, y proclamar una república.

El ideólogo republicano más importante de los últimos años de la dinastía Qing fue Sun Yat-sen, quien ya en 1895, tras haber fundado la Sociedad para la Regeneración de China (興中會, xīngzhōnghuì), intentó organizar una revolución contra la dinastía Qing en la ciudad sureña de Cantón. La sublevación fracasó y Sun Yat-sen se vio obligado a huir de China, en un exilio que lo llevaría a Estados Unidos, Canadá, Europa y Japón en los años siguientes.

A pesar de las reformas institucionales llevadas a cabo por la dinastía Qing, el descontento con el sistema seguía aumentando, y se haría especialmente grave en los últimos años del siglo XIX y la primera década del XX, en que China cosechó aún más reveses militares. Particularmente grave para la conciencia china fue la derrota en la primera guerra sino-japonesa, que concluyó en 1895 con la firma del Tratado de Shimonoseki, por el que China perdía su influencia sobre Corea, que pasaba a ser protectorado japonés, y perdía también la soberanía sobre la isla de Taiwán (antigua Formosa), convertida en territorio japonés.

Este descontento creciente provocó el aumento del número de seguidores del movimiento republicano de Sun Yat-sen, a la sazón exiliado en Japón, que había fundado una nueva organización republicana, la Sociedad de la Alianza (同盟會, tóngménghuì).

Los acontecimientos que llevaron a la caída de la dinastía Qing, la llamada Revolución de Xinhai, se desarrollaron entre el 10 de octubre de 1911, fecha en que se produjo la insurrección conocida como Levantamiento de Wuchang, y el 12 de febrero de 1912, cuando el último emperador, Puyi, abdicó definitivamente.

Xīnhài (辛亥) es el nombre del año 1911 en el calendario agrícola chino tradicional, y la revolución que acabó con varios milenios de historia imperial se desencadenó por una explosión fortuita en la ciudad de Hankou el 9 de octubre de aquel año. Hankou es una de las tres ciudades que constituyen la triple metrópoli de Wuhan, punto estratégico en el centro de China, y en ella había una intensa actividad revolucionaria clandestina, así como un gran número de tropas del reformado Nuevo Ejército del estado Qing. Aquel 9 de octubre, un grupo de revolucionarios se encontraba manipulando explosivos que iban a ser utilizados en atentados antimonárquicos, cuando una explosión inesperada provocó varios muertos y heridos. Los intentos de rescate de los heridos pusieron a las autoridades locales al corriente de las actividades y de las identidades de muchos implicados, y aquel mismo día se llevaron a cabo diversas ejecuciones sumarias.

Sin embargo, el ejército Qing en Wuhan estaba ya infiltrado por muchos activistas republicanos que, tras el accidente, temían ser descubiertos. Estos decidieron lanzarse a la ofensiva antes que esperar la reacción de las autoridades leales a la corte Qing, y el 10 de octubre se sublevaron contra el poder imperial en Wuchang, la parte de Wuhan al sur del Yangtsé. La rebelión comenzó en el Octavo Batallón de Ingenieros de Wuchang y, al final del día, toda Wuchang estaba en manos de los rebeldes. Al día siguiente, 11 de octubre, Hanyang, la tercera ciudad de Wuhan, cayó en poder de los rebeldes, y el 12 de octubre ocurría lo propio en Hankou.

De esta manera, en apenas tres días, Wuhan, la triple metrópoli del Yangtsé, estaba en poder de un ejército rebelde al servicio de la causa republicana, a pesar de la falta de organización del movimiento. La fecha del 10 de octubre, el «doble 10» (雙十 / 双十 Shuāng Shí), se convertiría en la fiesta nacional de la República de China y, aún hoy, se conmemora como tal en Taiwán.

La corte Qing reaccionó rehabilitando al poderoso militar Yuan Shikai, que gozaba de un gran prestigio en el Ejército de Beiyang, el ejército del norte, para organizar la ofensiva contra los rebeldes. Sin embargo, el 22 de octubre, las tropas del Nuevo Ejército en las provincias de Shaanxi y Hunan se amotinaron y se pusieron del lado de los rebeldes de Wuhan. A finales de octubre, otras tres provincias, Shanxi, Jiangxi y Yunnan, se sumaban también a la rebelión.

Mientras la rebelión avanzaba, los altos mandos del ejército exigieron a la corte que aceptara una serie de reclamaciones, las doce reclamaciones, para reducir el poder del emperador y establecer un sistema parlamentario. Entre estas reclamaciones estaba el nombramiento de un nuevo gobierno encabezado por un primer ministro. La debilitada corte manchú, consciente de que el poder se le escapaba de las manos, aceptó todas estas reclamaciones, y Yuan Shikai fue nombrado primer ministro del Imperio Qing.

Estas reformas suponían un intento de establecer una monarquía constitucional en China que pudiera contentar a los conservadores y a los sectores reformistas. A pesar de este intento, la revolución seguía su avance imparable, apoyada en un gran apoyo popular. El 3 de noviembre, la provincia de Jiangsu se sumaba a la rebelión republicana. Sichuan, el 22 de noviembre y Shandong, el 12 de diciembre, se unían a la lista de provincias rebeldes. En la capital de Jiangsu, Nankín, aún se mantenían tropas leales al gobierno imperial, que serían derrotadas definitivamente a comienzos del mes de diciembre.

En diciembre, Sun Yat-sen volvía de su exilio, tras haber pasado por Europa para recabar apoyos para la causa republicana. El 30 de diciembre, en Nankín, se proclamaba la República de China, que oficialmente comenzaría el 1 de enero de 1912. El año 1912 se convertía para China en el año 1 de la república, adoptando el modelo occidental de años solares con semanas de siete días, en lugar del sistema tradicional chino de años lunares con semanas de diez días. Sun Yat-sen pasaba a ser el primer presidente de la República de China.

Sin embargo, Sun Yat-sen era consciente de la debilidad militar de la nueva república. La mayor parte del ejército se mantenía leal al poder imperial de Pekín, y Yuan Shikai mantenía su poder e influencia sobre el Ejército de Beiyang, asentado en el norte de China. Sun se vio obligado a negociar con Yuan Shikai, a quien ofreció el cargo de presidente de la república. Yuan, presionado por numerosos sectores del ejército, favorables a reconocer el nuevo orden republicano, aceptó, y forzó la abdicación del niño emperador Puyi, ocurrida finalmente el 12 de febrero de 1912.

Sun Yat-sen había accedido a ceder la presidencia a Yuan Shikai de manera temporal. La constitución provisional promulgada en marzo de 1912 estipulaba la formación de un sistema parlamentario y la celebración de elecciones parlamentarias y presidenciales en el plazo de diez meses.

Con el fin de participar en las elecciones parlamentarias, la Sociedad de la Alianza de Sun Yat-sen se convirtió en un partido político con el nombre de Partido Nacional Popular, (國民黨 / 国民党), pinyin: "Guómindang" más conocido en Occidente en la transcripción Wade-Giles: "Kuomintang" (KMT). Sun Yat-sen delegó las labores de organización del partido en su joven colaborador Song Jiaoren, que entonces contaba con treinta años de edad.

En las elecciones parlamentarias de 1913, en las que tenían derecho a voto unos cuarenta millones de chinos, hombres mayores de veintiún años y con un cierto nivel de educación y de riqueza, el KMT logró unos excelentes resultados, con 269 de los 596 escaños de la cámara baja, y 123 de los 274 escaños del Senado para sus candidatos.

De acuerdo con la constitución provisional, Yuan Shikai debía dimitir para convocar las elecciones presidenciales, y el KMT deseaba apartar del poder a Yuan. Sin embargo, este no estaba dispuesto a dejar el poder. Song Jiaoren fue asesinado en Shanghái en el mes de marzo, poco antes de partir a Pekín para ocupar su escaño en el parlamento. Las tropas leales a Yuan Shikai se enzarzaron en combates contra facciones del ejército leales al KMT. Finalmente, las fuerzas de Yuan Shikai derrotaron a las del KMT, y Yuan obligó al parlamento a nombrarlo presidente por cinco años, tras lo cual ordenó la disolución del KMT y la expulsión de sus miembros del parlamento. A finales de noviembre, Sun Yat-sen partía a un nuevo exilio en Japón, esta vez huyendo de la nueva república dominada por Yuan Shikai.

En enero de 1914, Yuan Shikai disolvió el parlamento y nombró en su lugar una asamblea de 66 miembros, que fue responsable de elaborar una constitución que ponía todo el poder en las manos del propio Yuan.

Yuan Shikai, convertido ya en dictador de China, intentó lanzar una campaña ambiciosa de reformas para modernizar la economía china. Estas reformas abarcaban numerosos ámbitos, tales como el sistema judicial, la educación, la moneda o el sistema penitenciario. La presión de las potencias occidentales sobre China disminuyó debido al inicio de la Primera Guerra Mundial en Europa, lo cual dio un respiro al régimen chino en la siempre espinosa política internacional.

Sin embargo, las ambiciones japonesas sobre el territorio chino se empezaron a notar en esa época. Los japoneses, como aliados del Reino Unido, estaban técnicamente en guerra con Alemania, y aprovecharon esa situación para atacar las concesiones alemanas en la provincia de Shandong. En enero de 1915, Japón hizo públicas una serie de reivindicaciones, conocidas como las Veintiuna Reclamaciones, que exigían a China la concesión de todo tipo de privilegios comerciales a Japón. La agresividad japonesa provocó numerosas manifestaciones en China, pero Yuan Shikai, dado el estado precario de las arcas del estado, necesitadas de inyecciones de capital extranjero, hubo de ceder a gran parte de las pretensiones japonesas.

El estilo de gobierno de Yuan Shikai evolucionó hacia modelos cada vez más autoritarios, imitando en muchos aspectos la manera de gobernar de los emperadores Qing, y adoptando incluso los rituales religiosos de aquellos. En 1915, Yuan dio el paso definitivo. Apelando a un supuesto deseo popular, hizo que una Asamblea representativa nombrada por él mismo votara a favor de la restauración imperial con 1993 votos a favor y ninguno en contra. El 1 de enero de 1916, Yuan subía al trono como nuevo emperador chino. Como nombre de su reinado adoptó el de Hongxian («Abundancia constitucional»).

La restauración monárquica fue muy mal recibida incluso por algunos de sus colaboradores más cercanos. Los líderes militares de varias provincias negaron el reconocimiento al nuevo emperador, y las protestas se sucedían por todo el país. Consciente de su impopularidad, Yuan Shikai abolía la monarquía en marzo de ese mismo año, menos de tres meses después de su subida al trono, y renunciaba al poder. Humillado y abandonado por sus seguidores, Yuan Shikai moría poco después, el 6 de junio de 1916, enfermo de uremia.

Tras el fracaso de la restauración imperial de Yuan Shikai, se restauraba la república con Li Yuanhong como presidente. En junio de 1917, el general conservador Zhang Xun llevaba a cabo un golpe militar con el objetivo de restaurar la dinastía Qing. El último emperador manchú, el muchacho de once años Puyi, que había seguido viviendo con su séquito en la Ciudad Prohibida, se convertía de nuevo en emperador de China. Sin embargo, esta restauración no fue aceptada por la inmensa mayor parte del ejército, y apenas un mes después, Zhang Xun era derrotado en Pekín por el ejército leal a la república, que volvía a deponer a Puyi. En estos momentos, China carecía de un poder central reconocido y el país se encontraba dividido, en manos de jefes militares, los llamados «señores de la guerra», que controlaban distintas zonas del país.

Tras el desastre de los intentos de restauración imperial en Pekín, el país entró en una fase de fragmentación, en la que el gobierno nominal de la República en Pekín, aunque reconocido como legítimo por las potencias extranjeras, apenas controlaba una pequeña zona de la China septentrional. Los «señores de la guerra», jefes militares que ejercían el poder en distintas partes de China, eran quienes tenían el poder efectivo y controlaban la administración y la recaudación de impuestos en las zonas bajo su control.

La debilidad del Gobierno de Pekín se vio agravada al final de la Primera Guerra Mundial por las cesiones económicas y territoriales hechas a Japón, que se aseguraba el control de las concesiones hasta entonces alemanas en la costa de Shandong. Estos privilegios otorgados a Japón fueron una sorpresa para la mayor parte de los chinos, incluso del gobierno, que ignoraban los acuerdos que el gobierno de Duan Qirui, en el poder hasta octubre de 1918, había alcanzado con los japoneses. En contra de lo esperado por la opinión pública china, que veía en la derrota alemana en la Gran Guerra la oportunidad de acabar con las cesiones injustas de derechos comerciales a los alemanes, el Tratado de Versalles simplemente confirmó el traspaso de los derechos alemanes a Japón. Estos hechos provocaron un gran descontento en el país, que alcanzaría su máxima expresión en las protestas multitudinarias en Pekín el 4 de mayo de 1919.

Paradójicamente, esta etapa de crisis política y social fue, sin embargo, una etapa de gran actividad intelectual y literaria. Precisamente las protestas del 4 de mayo de 1919 dieron nombre al llamado Movimiento del Cuatro de Mayo, como se conoce a las nuevas tendencias de pensamiento político y de expresión literaria que florecieron en estos años. Entre los pensadores más destacados del movimiento se encontraba Chen Duxiu, profesor de la Universidad de Pekín que fundó la revista Nueva Juventud, en la que se publicarían algunos de los artículos más influyentes sobre el pensamiento chino en estos años de cambio. Chen Duxiu, junto a su estrecho colaborador Li Dazhao, sería el principal responsable de la fundación del Partido Comunista de China (PCCh), formalmente fundado en Shanghái en julio de 1921 con el apoyo financiero de la Unión Soviética a través de la Komintern o «Tercera Internacional», la organización patrocinada por la Unión Soviética para difundir el comunismo en el mundo.

Otro de los pensadores más destacados de esta etapa fue el profesor de filosofía de la Universidad de Pekín Hu Shih, autor de un artículo publicado en Nueva Juventud en el que abogaba por reformar la lengua escrita china para utilizar formas basadas en la lengua vernácula y no, como se hacía hasta entonces, en la lengua clásica, totalmente diferente del lenguaje común hablado. El movimiento de reforma de la lengua escrita sería apoyado por escritores como Lu Xun, que adoptaron el estilo vernáculo y formas narrativas de origen occidental en sus obras.

En el plano político, además de la fundación del PCCh, con Chen Duxiu como secretario general, la etapa de caos que siguió a la pérdida de poder de Yuan Shikai permitió a Sun Yat-sen regresar a China, estableciéndose en la ciudad sureña de Cantón gracias al apoyo de Chen Yongming, el señor de la guerra que controlaba Cantón y Guangxi.

En Cantón, Sun Yat-sen fundó la Academia Militar de Whampoa, desde donde se formó un ejército con la idea de asumir el control de toda China bajo el mando del Kuomintang.

Tras su retorno a China en 1916, Sun Yat-sen desarrolló el Kuomintang como un partido constituido en torno a su figura por vínculos de lealtad personal. Tras establecerse en Cantón y conseguir formar un gobierno que aspiraba a unificar China, Sun recurrió a la ayuda militar y económica de la Komintern, que veía en el movimiento revolucionario de Sun Yat-sen, a pesar de no ser de ideología comunista, la capacidad de lanzar una revolución de estilo soviético. Por ello, y pese a las reticencias de Chen Duxiu, la Komintern, representada en China por su agente Borodín (pseudónimo de Mijaíl Gruzenberg), instó al aún muy débil Partido Comunista de China a colaborar con el Kuomintang.

Como resultado de esta colaboración, en la Academia Militar de Whampoa convivieron miembros del KMT leales a Sun Yat-sen con miembros del Partido Comunista de China, como Zhou Enlai, recién llegado de Francia, que ocupó el cargo de director del departamento político. El primer comandante de la Academia, sin embargo, era Chiang Kai-shek, un joven natural de la provincia de Anhui, y muy próximo a Sun Yat-sen, que más adelante se caracterizaría por su ferviente anticomunismo. Precisamente esta rivalidad entre los leales al ala nacionalista del Kuomintang y los comunistas que intentaban atraer adeptos entre los militantes del KMT, alimentaría la tensión que desembocaría años más tarde en un conflicto abierto.

En octubre de 1924, un golpe de estado en Pekín había arrebatado el control de la capital al poderoso señor de la guerra Wu Peifu, acérrimo enemigo tanto del KMT de Sun Yat-sen como de los comunistas de Chen Duxiu. Tras el golpe de estado, la capital pasó a estar controlada por Zhang Zuolin. Sun Yat-sen confiaba en poder llegar a un acuerdo con Zhang pero este era rival de Wu Peifu y además un señor de la guerra que dominaba Manchuria. Duan Qirui se convirtió en nuevo Presidente provisional de la República en Pekín, y decidió convocar una conferencia para la reunificación nacional, a la que se invitó a Sun Yat-sen, en su calidad de Presidente del gobierno revolucionario instalado en Cantón. En su viaje al norte, Sun pasó por Shanghái y, antes de ir a Pekín, se dirigió a Japón, donde cayó gravemente enfermo. Sun Yat-sen volvió a China y se instaló en Pekín, donde recibió atención médica. Al ser operado en enero de 1925, los médicos descubrieron que padecía un cáncer de hígado terminal, contra el que no pudieron hacer nada. Sun Yat-sen falleció en Pekín el 12 de marzo de 1925.



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