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Restauración de la monarquía francesa



¿Qué día cumple años Restauración de la monarquía francesa?

Restauración de la monarquía francesa cumple los años el 18 de abril.


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Restauración de la monarquía francesa nació el día 18 de abril de 824.


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La edad actual es 1199 años. Restauración de la monarquía francesa cumplirá 1200 años el 18 de abril de este año.


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Restauración de la monarquía francesa es del signo de Aries.


Tras la caída de Napoleón Bonaparte en 1814, los aliados restauraron a la Casa de Borbón en el trono francés. El periodo que sobrevino se llamó la Restauración, caracterizada por una aguda reacción conservadora y el restablecimiento de la Iglesia católica como poder político en Francia. Pero los gobiernos de Luis XVIII (entre 1814 y 1824) y Carlos X (1824-1830) debieron aceptar algunas realidades surgidas con la Revolución francesa, como la monarquía constitucional, el parlamentarismo, la redistribución de la tierra realizada durante las convulsiones de fin del siglo XVIII y la desaparición de los antiguos gremios artesanales.

Este período estuvo caracterizado por una profunda transformación de la vida política y social en Francia, que transcurrió más en el seno social que en la superficie del Estado. Los sectores monárquicos buscaron liquidar todo vestigio de la Revolución francesa, mientras que la burguesía trató de superar un período de 25 años de catástrofes y re elaborar un programa político y económico viable que, a la vez, recuperase algunos elementos útiles de la revolución.

La Cámara de Diputados de este período osciló entre fases dominadas por los ultramonárquicos y otras por los liberales. Los monárquicos llegaban con la intención de barrer con las herencias de la Revolución de 1789, pero la burguesía en su conjunto no estaba dispuesta a perder un parlamento donde podía luchar por sus intereses, y fue así que Luis XVIII solo pudo asumir gracias a suscribir una constitución otorgada (Charte octroyée). Se mantuvieron las elecciones de diputados (que no existían antes de 1789) pero con voto censitario, muy restringido. El rey fue acompañado por el duque de Richelieu como primer ministro hasta 1818, luego por Élie Decazes.

En general, los opositores a la monarquía no estuvieron en la arena política, pero proliferaron diarios y revistas donde el liberalismo procesó su ideología y empezó a plantarse un programa para el futuro: Le Censeur, Le Censeur Européen, el Journal des Débats, el Moniteur y el Constitutionnel.

Los partidarios de Napoleón Bonaparte fueron una minoría muy activa, que en gran parte se integró al carbonarismo en los años 20. La cabeza visible de este grupo era Lafayette. Otros liberales, como Benjamin Constant, buscaron encontrar una salida legal para la consecución de un gobierno liberal. Los liberales llamados «doctrinarios» (Pierre-Paul Royer-Collard, François Guizot) eligieron la táctica de acercarse a la monarquía y participar en puestos secundarios del gobierno de la Restauración para superar el estado de dispersión del liberalismo.

Los sectores conservadores, monárquicos y vaticanistas tuvieron sus ideólogos en Louis de Bonald, también legislador, y en René de Chateaubriand, quien actuó más como literato que como político. Por su parte Joseph de Maistre, más vinculado a Saboya que a Francia, defendió la idea de un regreso al Antiguo Régimen de monarquía absoluta y se opuso a las concesiones liberales que Luis XVIII deslizó en su constitución de 1815.

En el comienzo del gobierno de Luis XVIII la Cámara de diputados estaba dominada por los ultramonárquicos, feroces defensores del gobierno real que pretendían aumentar su poder. La crisis de los Cien Días de Napoleón (de mayo a julio de 1815) originará una ola de terror blanco contra los republicanos, que amenazó la estabilidad del reino. Luis XVIII se vio obligado en 1816 a disolver esa Cámara demasiado excesiva, que le reclamaba cada vez más poder, pero conservará a sus ministros.

Los liberales ganaron entonces las elecciones, lograron frenar el terror legal y establecieron leyes más permisivas referidas a la libertad de imprenta y de pensamiento, pero en 1820 el asesinato del duque de Berry, sobrino y eventual heredero de Luis XVIII, marcó un nuevo cambio de rumbo de la monarquía que re implantó la censura y la persecución.

La Cámara volvió a ser conservadora y se votaron en los años 1820 leyes antiliberales, sobre las libertades individuales, la prensa, el sufragio, la religión y los emigrados. Se reprimieron motines entre 1821 y 1823 en unidades militares, dirigidos por los Carbonarios. Este período está dominado por el conde de Villèle, primer ministro desde 1821 hasta 1827.

En la década, los liberales fueron ganando posiciones en la Cámara de diputados, lo que les permitía rechazar algunas de las leyes más conservadores propuestas por los ultramonárquicos, y aprobar una ley contra la censura a la prensa. El rey Carlos X reemplazó a Villèle como primer ministro por el vizconde de Martignac. A la vez, en 1829, este último es reemplazado por Jules de Polignac.

El reinado de Carlos X se caracterizó por un creciente conflicto entre el poder y la oposición liberal, que había ganado un lugar en la política pero, sobre todo, en la prensa.

Aún debaten los historiadores sobre las causas que llevaron a la caída de Carlos X. Se considera que entre 1827 y 1830 una serie de crisis económicas, combinadas con el auge de la oposición liberal en la Cámara de los Diputados, hizo caer a los conservadores pro-borbónicos.

Entre 1827 y 1830, Francia sufría una crisis económica, industrial y agraria, peor que la que dio lugar a la Revolución francesa de 1789. Una serie de cosechas peores que las anteriores subieron los precios de los alimentos básicos y del grano. En respuesta, los campesinos de toda Francia presionaron para que se rebajaran los impuestos sobre el grano con el fin de bajar los precios y salir de su mala situación. Carlos X, presionado por los ricos terratenientes, cuya economía no se encontraba tan resentida, mantuvo las tarifas. Hizo esto basándose en lo sucedido en 1816 y 1817, periodo en el cual Luis XVIII rebajó los impuestos durante una serie de hambrunas causando una bajada de los precios, e incurriendo en las iras de los terratenientes, la fuente tradicional de la legitimidad de los Borbones. Así, los campesinos de Francia se enfrentaron a un periodo muy duro de penuria y altos precios.

Al mismo tiempo, las presiones económicas internacionales se combinaron con el poder adquisitivo debilitado de las provincias que hacía decrecer la actividad económica en los centros urbanos. Esta crisis industrial contribuyó al aumento de la pobreza entre los artesanos parisinos. En 1830, muchos sectores sociales sufrían por la política económica de Carlos X.

Mientras la economía francesa flaqueaba, las tres elecciones de la década llevaron a un relativamente poderoso bloque liberal a la Cámara de los Diputados. El bloque de diecisiete liberales de 1824 creció hasta los 180 en 1827, y hasta 274 en 1830. Esta mayoría liberal estaba cada vez más insatisfecha con las políticas del centrista Martignac, y del ultra-monárquico Jules de Polignac, que buscaban proteger los limitados privilegios de la Carta de 1814. Buscaron la expansión de las franquicias, y una política económica más liberal. Pedían el derecho, como partido mayoritario, de designar al primer ministro y al Gabinete.

El crecimiento del bloque liberal dentro de la Cámara de Diputados se correspondía con el auge de la prensa liberal en Francia. En general centrada alrededor de París, esta prensa proporcionaba un contrapunto al servicio de noticias del gobierno y a los periódicos de la derecha. Se fueron haciendo más importantes en la difusión de las opiniones políticas y en la situación política del público parisino, y podían de esta forma verse como un enlace crucial entre el crecimiento de los liberales y la creciente y agitada masa de franceses golpeados en su economía.

En 1830, el gobierno de Carlos X encaraba dificultades por todas partes. La nueva mayoría liberal no tenía intención de consentir las agresivas políticas de Polignac. El auge de la prensa liberal en París, que superaba en ventas al periódico oficial del gobierno, indicaba un giro general hacia la izquierda de los parisinos. Además, la base del poder de Carlos X se encontraba muy a la derecha del espectro político, como él mismo; no podía responder a las crecientes demandas de la Cámara de Diputados, situación que pronto llegaría al extremo.

La Carta de 1814 convertía a Francia en una monarquía constitucional. Mientras el rey retenía un amplio poder sobre el poder legislativo, y era el único poder ejecutivo, solo confiaba en el Parlamento para que aceptara y diera curso a sus decretos. La Carta también fijaba el método de elección de los diputados, sus derechos en la Cámara de Diputados, y los derechos del bloque mayoritario. Así, Carlos X se enfrentaba en 1830 a un gran problema. No podía saltarse sus atribuciones constitucionales, y además, no podía mantener sus políticas con una mayoría liberal en la Cámara. Se requería una acción más contundente. Una moción de censura votada por los liberales en marzo de 1830 puso al rey en acción, y se dispuso a alterar la Carta de 1814 por decreto. Estos decretos, conocidos como las Cuatro Ordenanzas incluían:

Estas ordenanzas le costaron caras al rey. El 10 de julio de 1830, antes de que hubiera hecho esta declaración, un grupo de ricos, liberales, jornaleros y propietarios de periódicos, liderados por Adolphe Thiers, se reunieron en París para decidir su estrategia contra Carlos X. Se decidió entonces, tres semanas antes de la Revolución, que en el caso de que Carlos proclamara sus Ordenanzas, publicarían críticas muy duras contra la política del rey en un intento de movilizar a las masas. Así, cuando Carlos X hizo sus declaraciones el 25 de julio de 1830, el periodismo liberal se movilizó, publicando artículos y quejas denigrantes sobre el despotismo de las acciones reales. Comenzaba la Revolución de 1830.

Las multitudes en París también se movilizaron, dirigidas por el fervor patriótico y la penuria económica, levantaron barricadas y atacaron las infraestructuras de Carlos X. En solo unos días, la situación superó la capacidad del monarca para controlarla. Cuando la corona trataba de cerrar las publicaciones liberales, las masas radicales de París las defendían. Lanzaron también ataques contra la prensa pro-borbónica, y paralizaron el aparato coercitivo de la monarquía. Aferrándose a esta oportunidad, los liberales del Parlamento comenzaron a emitir resoluciones, quejas y censuras sobre el rey.

El rey fue depuesto 30 de julio y las Cámaras accedieron a designar al Luis Felipe, duque de Orléans como Lugarteniente General del Reino.[1]​ El 2 de agosto la revuelta obligó a Carlos X a refugiarse en Rambouillet, donde abdicó en su nieto Enrique de Artois, duque de Burdeos, y minutos más tarde, su hijo, el Duque de Angulema renunció a sus derechos. La Cámaras, que no reconocían la autoridad de Carlos X, reelaboraron la Carta constitucional de 1814, declarando el trono vacante y procediendo a elegir a Luis Felipe de Orléans como nuevo rey, y fue proclamado como Luis Felipe I, rey de los franceses el 9 de agosto.[2]​ Comenzaba la Monarquía de Julio.



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