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Retina



La retina de los vertebrados es un tejido sensible a la luz situado en la superficie interior del ojo. Es similar a una tela donde se proyectan las imágenes. La luz que incide en la retina desencadena una serie de fenómenos químicos y eléctricos que finalmente se traducen en impulsos nerviosos que son enviados hacia el cerebro a través del nervio óptico.

La retina tiene una estructura compleja. Está formada básicamente por varias capas de neuronas interconectadas mediante sinapsis. Las únicas células sensibles directamente a la luz son los conos y los bastones. La retina humana contiene 6.5 millones de conos y 120 millones de bastones. Los bastones funcionan principalmente en condiciones de baja luminosidad y proporcionan la visión en blanco y negro, los conos, sin embargo, están adaptados a las situaciones de mucha luminosidad y proporcionan la visión en color.[1]

El nombre retina es el diminutivo de la palabra en latín rete que significa ‘red’, ya que quien la descubrió, Herófilo de Calcedonia, la describió como una pequeña red.

La retina procede de una evaginación bilateral del prosencéfalo llamada vesícula óptica primaria, que tras una invaginación local se transforma en la vesícula óptica secundaria con forma de copa. Cada copa óptica permanece conectada con el cerebro mediante un tallo, el futuro nervio óptico. En el adulto, la retina está formada por una capa epitelial pigmentada externa, el epitelio pigmentario, y una lámina interna, la retina neural o retina propiamente dicha, que contiene elementos semejantes a los del cerebro, por lo que puede considerarse como una parte especialmente diferenciada del sistema nervioso central.

La retina es una capa delgada y parcialmente transparente, está en contacto con la cara interna de la coroides y con el humor vítreo. En su superficie se pueden observar diversas estructuras:[2][1]

También puede dividirse macroscópicamente en dos zonas:

La retina contiene diez capas paralelas que son, comenzando por la zona más superficial, hasta la más interna:[3]

La retina tiene tres tipos de células:[1]

A fines del siglo XIX e inicios del siglo XX el español Santiago Ramón y Cajal hizo cortes histológicos de la retina y observándolos en la platina de un microscopio óptico describió los principales tipos de células que la componen: fotorreceptoras, células bipolares, células horizontales, células amacrinas y células ganglionares. En 1952 el alemán Stephen Kuffler estudiando la visión nocturna de los gatos registró la presencia y actividad de células ganglionares que reaccionan individualmente a los estímulos luminosos e incluso a la falta de luz. En el 2007 King-Wai Yau detectó la presencia de células ganglionares planas en las retinas de peces. Es de notar que muchos animales de hábitos nocturnos (felinos, cánidos, peces predadores como los tiburones, peces abisales, etc.) poseen una estructura llamada Tapetum lucidum tras la retina. El tapetum lucidum funciona como un espejo que refleja hacia la córnea la luz que ha pasado a través de la retina, mejorando de esta forma la visión en la oscuridad.

La retina puede afectarse por diferentes enfermedades que en ocasiones disminuyen considerablemente la capacidad visual. Algunas de las más usuales son:



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