Ribadesella (en asturiano Ribeseya) es un concejo de la comunidad autónoma del Principado de Asturias. Limita al norte con el mar Cantábrico, al este con Llanes, al sur con Cangas de Onís y Parres y al oeste con Caravia. Fundada por Alfonso X el Sabio. Fue uno de los principales puertos asturianos del siglo XIX. Cuenta con una población de 5730 habitantes según el padrón a 1 de enero de 2018.
El concejo cuenta también con numerosas empresas dedicadas al deporte de aventura, como piragüismo, espeleología o escalada. El primer sábado de agosto después del día 2 se celebra el famoso Descenso Internacional del Sella, donde acuden deportistas de todo el mundo y se celebra una gran fiesta declarada de Interés Turístico Internacional.
También este concejo destaca por la variedad turística que ofrece, sobre todo por las actividades que rodean a la cueva de Tito Bustillo, famosa por sus pinturas prehistóricas y por las huellas de dinosaurio.
Ya desde los tiempos prehistóricos del paleolítico, el territorio de Ribadesella estuvo colonizado por la especie humana, como así lo demuestran los importantes descubrimientos hallados en diversas cuevas y abrigos naturales localizados en distintos puntos del concejo, destacando sobremanera la cueva de Tito Bustillo, que nos deja unas impresionantes representaciones del arte rupestre, estando cubiertas sus paredes por diversos grabados que nos muestran figuras de animales y signos que nos sitúan en la edad magdaleniense.
Las primeras referencias que tenemos escritas datan del siglo I antes de Cristo y son del griego Estrabón, que nos habla de la ría de "Noega" que separaba “a los Astures de los Cántabros”. Las gentes de Ribadesella de la época llevaban el nombre de Salaenos y dominaban Colunga, Arriondas y Llanes.
Tras la victoria Romana, estos deciden dividir a la población por el río Sella, incluyendo a la gente astur en Lusitania y a la cántabra en la Tarraconense.
La fundación formal de la villa se hace en el siglo XIII bajo mandato del rey Alfonso X el Sabio, con la unión de los territorios de Leces y Meluerda, uno a cada lado del río, y se forma el ente municipal que perdura hasta nuestros días. La nueva población es dotada de una carta puebla de derechos civiles y de un gobierno tutelado por la corona.
Durante la Edad Media la villa vivía un momento de esplendor gracias a los astilleros que se nutrían de la madera que se hacía bajar por el Sella, y al comercio marítimo, especialmente de la sal (indispensable para la salazón de los pescados). Sin embargo, la actividad más rentable era la captura de los salmones en el Sella, controlada por los “Mareantes”, y las cazas de las ballenas que invernaban en esas aguas. A consecuencia de esto se deriva la Casa de las ballenas que perdura en la villa hasta el siglo XIX.
En el plano político, Ribadesella pasó a ser una plaza muy disputada gracias a sus innumerables fuentes de riqueza y por su estratégica situación geográfica. Es aquí cuando la casa Quiñones se adueña de la villa en tiempos de Juan II, volviéndose a incorporar a la corona en tiempos de los Reyes Católicos que desalojan a la familia Quiñones de sus posesiones.
En el siglo XVI tiene lugar un acontecimiento histórico para la villa como es la llegada del emperador Carlos I de España, a raíz de la cual se festeja el acontecimiento durante dos días seguidos. Es en esta etapa cuando se fortifica el recinto de la ermita de la Guía para defender el puerto de pueblos enemigos. Es una época de relativa tranquilidad en lo referente a la seguridad.
Durante el siglo XVII se intentó crear en Ribadesella el puerto principal de Asturias, además de enlace con la meseta, presentando un proyecto de carretera por Ponga, pero por influencias de Jovellanos, finalmente recayó en el puerto de Gijón que proyectaba la carretera de Pajares para el acceso a la meseta por León. No por esto se estancó la villa, pues Carlos III donó 100.000 reales para las obras de ensanche y mejora del puerto que serían finalizadas un siglo después.
La invasión francesa paraliza los trabajos y Ribadesella fue utilizada como cuartel de retaguardia y avituallamiento por el general Francisco Ballesteros, cayendo derrotado por las líneas del general galo Bonet en 1810 y sufriendo de nuevo el pueblo los rigores de otra ocupación.
En 1865 se construye el primer puente de madera sobre el río Sella, que sería sustituido por uno de hierro en 1898 diseñado por José Eugenio Ribera, siendo este destruido durante la guerra civil española en 1937 y reconstruyéndose definitivamente en 1940 en hormigón, que es como lo conocemos en la actualidad. Durante las décadas de los 60 y 70 se urbaniza el Arenal de la playa de Santa Marina quedando configurada la villa tal como hoy la conocemos, donde la construcción de viviendas, el turismo, el consumismo, las nuevas costumbres y las tecnologías hacen de la villa riosellana una villa moderna.
Desde el punto de vista geográfico, Ribadesella se enmarca dentro de una faja estratigráfica que se desarrolla, casi en su totalidad, dentro del terreno carbónífero, con la única excepción de una zona meridional que presenta una alineación de capas de caliza y margas cretáceas. A ambas márgenes de la desembocadura del río Sella, el subsuelo se marca con sus aluviones, prolongándose en dirección oeste una vez vierte sus aguas al mar. Siguiendo en esta dirección, encontramos arenisca, espato, pudingas y margas irisadas del jurásico y triásico.
Como ya se dijo líneas arriba, el relieve del concejo presenta dos partes claramente diferenciadas. La zona interior del concejo presenta alineaciones montañosas de caliza y cuarcita en las que destacamos la sierra de Escapa, cuya altitud máxima es el pico Mofrechu de 897 metros y desde donde se pueden ver estupendas panorámicas de la desembocadura de la ría y de los picos de Europa; la sierra de las Pandas, con el pico de Jorao de 749 metros; la sierra del Fito y la sierra de las Coronas, cuyo techo es el pico Jabarico (465 m).
La franja costera es estrecha y de un relieve mucho más suave, formado sobre calizas carboníferas con la única excepción de la parroquia de Berbes. Su línea costera es abrupta a excepción de las playas del concejo (Vega, Playa de Santa Marina y Playa de La Atalaya). Otras playas a tener en cuenta son Playa de Arra, Playa de El Portiello, Playa de Tereñes, y Playa de Aberdil, por sus peculiaridades, sobre todo geomorfológicas.
De entre sus playas, destaca por su extraordinaria belleza la playa de Guadamía, que sirve de frontera entre los concejos de Llanes y Ribadesella, en el pueblo de Cuerres. Se trata de una gran ría, rodeada de vegetación, que, en pleamar, asemeja una piscina, pero en bajamar deja un gran espacio de arena.
No obstante el accidente más destacado de la geografía riosellana es el río Sella que divide al concejo en dos mitades formando un estupendo estuario en su desembocadura. Otros ríos importantes son los del Acebo (que desemboca en la playa de Vega), el San Miguel, el San Pedro (un afluente del Sella) y el río Guadamía, que hace de frontera con el concejo vecino de Llanes.
Su clima presenta los mismos rasgos que todos los concejos marítimos de la región, caracterizándose por tener unas condiciones benignas en todo el territorio, con unas temperaturas suaves y templadas, y un porcentaje de humedad bastante alto. Así, la temperatura media anual se sitúa en torno a los 16 °C, siendo predominantes los vientos de dirección norte, presentándose con una mayor frecuencia los del nordeste.
Debido al clima suave y húmedo del concejo, y gracias, sobre todo, a las últimas repoblaciones, abundan las coníferas y los eucaliptos, siendo escasa la superficie ocupada en relación con el total.
El concejo de Ribadesella está formado por 9 parroquias que incluyen un total de 38 núcleos de población:
El 18 de mayo de 2010, en virtud al Decreto 46/2010, de 18 de mayo, el gobierno del Principado de Asturias hace oficiales los nombres tradicionales asturianos para los núcleos de población del concejo. La aprobación del topónimo Ribeseya fue cuestionada por tres filólogos (Fernando Álvarez Balbuena, Ramón de Andrés y Ramón Sordo Sotres) que participaron en el trabajo de campo que sirvió de base para fijar los nombres elegidos.
Desde que en 1910 se alcanzara el hito histórico de 8.714 habitantes, Ribadesella se ha caracterizado desde ese momento por ser un concejo migratorio y mal distribuido, pues la capital ha pasado de aglutinar al 23% del total de la población en 1910 a la concentración actual de casi el 50%, estando muchos pueblos casi desiertos. Así, en la década de los sesenta es donde más se deja ver este fenómeno migratorio, produciéndose al mismo tiempo el proceso de concentración en torno a la capital del concejo. Todo esto nos deja unas estructuras demográficas bastantes desequilibradas, con un progresivo aumento del envejecimiento, ayudado por el descenso de la natalidad, y una relación de sexos bastante más favorable para el femenino.
El padrón oficial a 1 de enero de 2017 deja constancia que la población de Concejo sigue disminuyendo, aproximándose con cifras ya inferiores a las de mediados del siglo XIX. Los datos manejados por el INE, en 2017, comparada con el año anterior, la población riosellana se distribuía de la siguiente forma:
Del total de población del Concejo, la práctica totalidad reside en núcleos agrupados y menos del 4% del padrón lo hace en forma diseminada; ninguna de las parroquias del Concejo han visto incrementado el número de habitantes, habiéndose reducido en todas menos en dos de ellas (Leces y Linares).
Los datos de la pirámide de población de 2017 se pueden resumir así:
Sigue acentuándose el envejecimeinto de la población del Concejo y los menores de 50 años ya no alcanzan ni el 50% del padrón mientras que los mayores de 80 suponen prácticamente el 10% del mismo. En este último grupo de edades las mujeres (400) ya son más del doble de los hombres (172).
Respecto a la actividad económica, el concejo de Ribadesella siempre se caracterizó por mostrarnos a lo largo de la historia una dualidad económica muy significativa: una pesquera y comercial en la capital, y otra ganadera y agrícola en el resto del concejo.
Hoy, sin embargo, la situación ha cambiado considerablemente, destacando sobre todo el sector terciario que se lleva el 57,12% del empleo gracias sobre todo a la actividad turística, siendo el comercio y la hostelería las que ofrecen un mayor número de empleos, presentando un alto grado de equipamiento turístico que le hacen convertirse, junto con el vecino concejo de Llanes, en el lugar preferido por muchas personas para disfrutar de las épocas de descanso.
El sector primario va perdiendo fuerza con el paso del tiempo, ocupando en la actualidad al 16,10% de la población activa, siendo la ganadería la actividad que mayor número de empleos genera. Básicamente se trabaja con el ganado bovino, estando su producción claramente orientada al sector lácteo. El sector pesquero, antiguo soporte de la economía del concejo, también se ha resentido hoy en día, representando actualmente a sólo un 2% del empleo local.
El sector secundario y de la construcción, ocupa el 26,78%, sobresaliendo ese último sector, que ha crecido bastante en estas últimas décadas, coincidiendo con el despegue en toda la región. Otras actividades industriales con representación son las madereras, extractivas de metales y alimentación, aunque estas últimas en claro proceso regresivo. La mayor parte de esta actividad secundaria se concentra en la villa capital y en la localidad de Llovio.
En el concejo de Ribadesella, desde 1979, el partido que más tiempo ha gobernado ha sido el PSOE (véase lista de alcaldes de Ribadesella). El actual alcalde es Ramón Canal (PSOE) quien ya gobernó hace años.
Ribadesella tiene un gran patrimonio monumental, con descubrimientos que datan ya de la edad jurásica como son las huellas de dinosaurios encontradas en los acantilados de Vega, en los de Tereñes y en la parte occidental de la playa de Ribadesella. También han sido encontrados diversos yacimientos prehistóricos, como los encontrados en las cuevas de Cueva Rosa, La Lloseta, Tenis, Les Pedroses, San Antonio, y sobre todo y destacando entre todas las de la cueva de Tito Bustillo, que nos muestran útiles varios de la época, pinturas y mobiliario prehistórico; y que está incluida en la Lista de Patrimonio de la Humanidad. De sus paredes cuelgan pinturas y grabados únicos, equiparables por su calidad a los más famosos de España y Francia, y que representan a más de un centenar de figuras de animales y signos de la época magdaleniense.
Su representación arquitectónica también es amplia y extensa, ya sean éstas edificaciones religiosas, civiles y populares. De este modo, religiosamente hablando, destaca de entre todas la iglesia de Santa María de Junco, de la época románica de nave única, planta rectangular y con ábside semicircular que va precedido de un tramo recto. En el interior podemos contemplar una buena decoración, que se centra principalmente en la cabecera. El arco de triunfo se apoya en seis columnas con capiteles en los que hay interesantes representaciones de cabezas monstruosas. En la bóveda del ábside tenemos restos de pintura de temática vegetal.
Un importante santuario medieval es el de San Mamés de Cuerres, erigido en honor del joven mártir en el siglo XIV. Presenta en su interior una magnífica bóveda de piedra en la que pueden apreciarse cruces y grabados de la época. Junto a la moderna imagen del santo, tallada en madera, se encuentran San Antón y la Virgen del Rosario. Justo enfrente del santuario se localiza la Fuente de los Peregrinos, que data de la misma época.
En la localidad de Leces tenemos el templo de San Esteban, la cual conserva restos románicos, como el presbítero y dos capiteles decorados con aves. También hay que hablar de la capilla de la Virgen de la Guía, construida en el siglo XVI de estilo protorrenacentista. Fue creada por el gremio de mareantes y conserva una gran elegancia su fachada lateral, realizada en sillares bien escuadrados como fondo.
De la época barroca hay que destacar la capilla de Santa Rita en Barreu, construida en 1783, y la iglesia de San Martín de Collera. Por último reseñar la más moderna de las construcciones religiosas que es la iglesia de Santa María Magdalena en la capital, que fue construida en 1936, en la que destacan los frescos que adornan los techos pintados por los hermanos riosellanos Uría-Aza.
Por lo que respecta a la arquitectura civil, mencionamos dos torres de la época medieval situadas en Junco y San Esteban de Leces. La torre de Junco, data del siglo XIV, y es una construcción de sólida apariencia y escasa apertura de vanos. La torre de San Esteban, también presenta planta cuadrada, perteneció a la familia Ruiz de Junco.
También importante es la actual sede del ayuntamiento riosellano, antiguo palacio de Prieto Cutre, obra muy significativa del siglo XVI. Presenta una excelente y sobria fachada plateresca. Para la puerta, hueco semicircular, se han utilizado grandes dovelas. La ornamentación queda restringida a una fina moldura horizontal que circunda los vanos.
En Sebreño tenemos el palacio de los Junco, del siglo XVI, y reconstruido en el siglo XVIII. Está estructurado en planta en forma de “U”, presentando un aspecto externo diferente al de los urbanos, pues está pensado para adaptarse a las exigencias de la actividad agraria del ámbito rural.
Otra obra palaciega la encontramos en Alea, con un palacio al que se le han ido adosando nuevas construcciones, constituyendo el antiguo torreón su punto central. Del siglo XIX destacaremos los de Linares, Montoto en Torre y el de Piles en Collera. Estos dos últimos muestran similitud en algunas de sus características, como el uso de vanos de cantería, balcones bien proporcionados y división en tres plantas delimitadas por líneas de imposta. Ya en la capital podemos contemplar un conjunto arquitectónico de interés, como la casa del Collado o del Escudo, donde nació el pintor Darío de Regoyos, y la casa Ardines, así como el recientemente remodelado palacio de la familia Prieto.
Los primeros años del siglo XX traen consigo la edificación alrededor del arenal de Santa Marina con el impulso de la marquesa de Argüelles, de palacios de carácter residencial y de ostentosos chalés que representan el poder monetario de la población indiana de la época. Destacan entre estos chalés de indianos Villa Rosario, hoy convertido en hotel, con un interesante tejado de tejas vitrificadas y el de los hermanos Uría-Aza que cuenta con una colección de escultura al aire libre.
Nombrado Municipio de Excelencia Turística, ofrece a quien lo visite turismo rural y activo, gracias a su belleza natural, historia y monumentos, gastronomía, y sobre todo un gran número de celebraciones festivas, destacando de entre todas ellas el Descenso Internacional del Sella (primer sábado después del 2 de agosto), fiesta declarada de interés turístico internacional y nacida a raíz de una idea de Dionisio de La Huerta. En ella se conjugan dos vertientes diferentes: Por un lado la deportiva, congregándose en ella lo mejor del piragüismo del momento, y por otro lado la festiva, ya que atrae a miles de visitantes, tanto nacionales como internacionales, que convierten a la villa en uno de los centros turísticos más importantes de toda la región asturiana.
Además de este festejo popular otras celebraciones del concejo destacables son los siguientes:
Senda Costera: Costa de los Acantilados, de Cuerres a la playa de Arra.
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