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Roque A. Saldías



Roque Augusto Saldías Maninat (Valencia; Venezuela, 5 de mayo de 1892Lima, Perú; 17 de mayo de 1974) fue marino y político peruano. Vicealmirante de la Marina de Guerra del Perú. Fue presidente del Consejo de Ministros (1947-1948 y 1954-1956), así como ministro de Salud Pública, Trabajo y Previsión Social (1936-1937), ministro de Marina y Aviación (1937-1939), ministro de Marina (1948-1955) y ministro de Hacienda y Comercio (1948). Llevó a cabo profundas transformaciones en la Armada Peruana, sentando las bases de la moderna institución naval.

Hijo del capitán de navío AP Eulogio S. Saldías Peña y de Clotilde Maninat. Nació en Venezuela, donde su padre radicaba temporalmente. En 1895 su familia retornó al Perú. Ingresó a la Escuela Naval del Perú en 1908 y egresó como guardiamarina en 1912.

Fue enviado a Francia para dotar al crucero Comandante Aguirre, retomando al Perú en 1915. Sirvió en la Estación de Sumergibles (1919), formó parte del Estado Mayor General y fue segundo comandante del crucero Almirante Grau, buque insignia de la armada peruana (1930). Cursó en la Escuela Superior de Guerra Naval (1930). Al mando del Rímac viajó a Europa llevando parte de las tripulaciones para los destructores adquiridos en Estonia (1933). Fue luego comandante del Almirante Grau (1934).

Durante el segundo gobierno del general Óscar R. Benavides fue ministro de Salud Pública, Trabajo y Previsión Social (1936-1937), y de Marina y Aviación (1937-1939), así como director de la Escuela Naval y las Escuelas Técnicas (1938).

Durante el gobierno de José Luis Bustamante y Rivero asumió como presidente del Consejo de Ministros y ministro de Marina (30 de octubre de 1947), encabezando un gabinete predominantemente militar: de once ministros, solo tres eran civiles: Enrique García Sayán (Relaciones Exteriores), Luis Echecopar García (Hacienda) y Pedro Venturo (Agricultura). El presidente Bustamante buscaba entonces apoyo en las Fuerzas Armadas, ante el desgobierno ocasionado por la oposición aprista. El 27 de febrero de 1948, se reorganizó el gabinete, que se constituyó con personal íntegramente militar. Saldías conservó la presidencia del Consejo de Ministros, asumiendo el ministerio de Hacienda. En junio de 1948 planteó ante Bustamante la necesidad de colocar al partido aprista fuera de la ley, clausurar sus locales y periódicos, encarcelar o desterrar a sus líderes. El presidente se negó a tomar tan drásticas medidas, y en respuesta, el gabinete en pleno presentó su renuncia, que fue aceptada (17 de junio de 1948). Pocos meses después se produjo el golpe de Estado del general Manuel A. Odría. En el nuevo régimen instaurado (que después sería conocido como el Ochenio, ejerció nuevamente el cargo de Ministro de Marina.

El entonces capitán de navío Roque Saldías Maninat fue designado, mediante resolución suprema del 9 de diciembre de 1939, Director de la Escuela Naval del Perú por el Presidente de la República Manuel Prado Ugarteche.

Gracias a su gestión como Director de la Escuela Naval se introdujeron innovaciones importantes en el currículo de los Cadetes Navales. Según el historiador naval, capitán de fragata (r) Jorge Ortiz Sotelo, Saldías basó su planeamiento con la siguiente pregunta: ¿Qué queremos que sepa el egresante de la Escuela Naval del Perú? La respuesta a esta interrogante la enmarcó en cuatro áreas, las cuales el futuro Oficial debía conocer la cabalidad: navegación y maniobra, artillería, ingeniería mecánica e ingeniería eléctrica. También se aplicaron cambios al sistema preparatorio que en poco tiempo permitió de seis años a cinco la permanencia en el alma mater del Cadete, quedando a partir de 1944 establecido el régimen en un año de aspirante y cuatro de cadete. Otra de las mejoras que se gestaron bajo el liderazgo de Saldías fue la creación de la lista del Director que tuvo la finalidad de estimular a los Cadetes que alcanzaban el mejor rendimiento en el semestre académico.

El Almirante Saldías manifestó constante preocupación por el nivel de educación, cultural y valores morales que debía traer consigo el joven se convertiría en Cadete Naval. Según su concepto debían ingresar a la Escuela Naval aquellos candidatos cuya formación recibida en el hogar fuese perfectamente compatible con el idóneo Oficial de la Marina que Saldías se había propuesto entregar a la sociedad peruana, es decir un individuo modelo de conducta al servicio de la Nación. De ahí pues la rigidez y dificultad de aquella entrevista, que con el tiempo se convertiría en una barrera tan difícil de franquear como los exámenes escritos de selección. La razón de esta particular exigencia era sencilla: Al Almirante Saldías se había propuesto, sobre la base del ya ganado prestigio institucional de primer orden, hacer del cuerpo de Oficiales de la Marina una elite, y lo consiguió sobradamente.

El Contralmirante Roque Saldías Maninat asumió por tercera vez el Ministerio de Marina el 31 de octubre de 1948, cuatro días después de que el general de brigada Manuel A. Odría iniciara en Arequipa una revuelta militar que derrocó al presidente Bustamante y Rivero y que lo colocó al frente de una Junta Militar que gobernaría el Perú hasta 1950. Ese año se realizaron elecciones presidenciales de las que salió ganador Odría para ejercer como presidente constitucional hasta 1956, en un proceso de elecciones irregular, donde el único oponente a la candidatura odriísta fue la del general Ernesto Montagne Markholz, quien se hallaba encarcelado por ser opositor a la Junta Militar de Gobierno.

Iniciada la gestión del nuevo ministro de Marina, se impulsa la modernización del poder naval adquiriendo unidades de combate de mediano tonelaje, puesto que Saldías estaba convencido de que aquel era el tipo de buque más convenía para la Marina. Para Saldías, el destructor era la unidad de superficie idónea, tanto por aspectos económicos derivados del mantenimiento, gasto de combustible y de sostenimiento en la mar, así como por su flexibilidad para llevar cabo operaciones independientes en cualquier área del dominio marítimo nacional. Por lo tanto es muy probable que Saldías no estuviese de acuerdo con que nuestra Escuadra fuese dotada de grandes cruceros, luego de haberse hecho evidente su vulnerabilidad durante la Segunda Guerra Mundial. Había que considerar además el alto coste del mantenimiento de estos buques, y de otros factores como el número significativo de unidades escolta que se necesitaban para brindarle efectiva cobertura antiaérea y antisubmarina, limitando así nuestro poder naval a hacer la guerra mediante la estrategia naval de la batalla decisiva.

En cuanto a la guerra submarina, es necesario precisar que Roque Saldías perteneció a una generación de oficiales que se mostraron escépticos ante el empleo de esta arma novedosa que había transformado la guerra naval, en contraste, la actitud de Saldías frente a los submarinos y los submarinistas fue diferente. Don Roque tenía mucho respeto por la especialidad y por los resultados positivos que había ido ganando al seno de la Institución y que poco a poco iba transcendiendo las fronteras del país. El Almirante quien a pesar de su dureza y radicalismo para manejar la Armada Peruana era un hombre de carácter jovial que solía decir en son de broma que el también era submarinista porque había sido dotación del BAP Lima en 1919, cuando la vieja cañonera cumplía funciones de Estación de Sumergibles.

Al respecto, el contralmirante Federico Salmón de la Jara, en un artículo publicado en la revista de Marina sobre la modernización de los R expresó lo siguiente: «El Ministro de Marina, Almirante Roque A. Saldías y el alto mando naval se esforzaban por obtener la cesión o venta de unidades más modernas provenientes de la Armada Estadounidense pero razones de política exterior en el Pentágono y limitados recursos nuestros hacían problemática toda adquisición. El Ministro trabajaba intensamente para obtener la dación de leyes especiales que otorgaran fondos para este objetivo. Esto llegaría después. Una vez más se tomó la acertada decisión de mantener una fuerza de submarinos operativa y adecuada a los nuevos desarrollos de la guerra bajo el mar. Y así se hicieron las primeras gestiones para prolongar y mejorar la capacitación operativa de nuestra división de Submarinos. La lógica aconsejable era utilizar los servicios de la empresa en cuyos astilleros fueron construidos con los R. El Ministro de Marina aprobó la propuesta y gestionó los fondos para enviar a los cuatro submarinos R a la base de New London Connecticut, Estados Unidos de Norteamérica, desde abril de 1950 hasta diciembre de ese mismo año».

El ministro Saldías adquirió a nombre del estado peruano nuevas unidades. En primer término cabe señalar la construcción de las cañoneras BAP Ucayali y BAP Marañón en Inglaterra, unidades que fueron incorporadas a la Fuerza Fluvial de la Amazonía el 4 de octubre de 1951. En ese mismo mes de octubre fueron transferidos los destroyers BAP Castilla, BAP Aguirre y BAP Rodríguez del Gobierno de los Estados Unidos a la Armada del Perú por un total de 62.098.227,02., que considerando el tipo de cambio de 14.85 soles por dólar en 1950, tenemos un total de $40,181.698,8, por las tres unidades de segundo uso con menos de diez años de haber sido puestas en servicio en la Armada de los Estados Unidos. A estas adquisiciones deben sumarse "la construcción de los astilleros de la Electric Boat en Connecticut, Estados Unidos de los submarinos Tiburón y Lobo más tarde BAP Abtao y BAP Dos de Mayo" respectivamente, a un coste promedio de quince millones de dólares por ambas unidades. Estos buques fueron incorporados a la Armada del Perú el 17 de febrero de 1954. Poco después "se encargó la construcción en los mismos astilleros de los submarinos Atún y Merlín más tarde BAP Iquique y BAP Angamos" respectivamente, por el mismo monto.

Otro hecho trascendente lo protagonizó el inicio de la construcción de la grada del Servicio Industrial de la Marina. Esa decisión permitió que el 7 de octubre de 1955, se colocase la quilla de BAP Zorritos que sirvió por más de cuarenta años en la Marina, llegando a participar en las operaciones navales del conflicto del Cenepa en 1995. Esto ubicó al Perú a la vanguardia de las construcciones navales en el Pacífico Occidental de América del Sur. "También fueron adquiridos los petroleros BAP Talara y BAP Sechura y el buque anfibio Chimbote, así como la draga Gaviota y un Dique Flotante para la Base Fluvial de “Santa Clotilde” en el Amazonas". Las adquisiciones también abarcaron torpedos, munición y armamento menor para las unidades de la Escuadra.

Dadas las nuevas incorporaciones de unidades, el Ministerio de la Marina gestionó la emisión del Decreto Supremo N.º 27 de fecha 30 de junio de 1952, con el cual se reorganizaron las fuerzas navales. En mérito a la resolución mencionada, quedaron establecidas la Fuerza del Pacífico, comandada por el Comandante General de la Escuadra y la Fuerza Fluvial del Amazonas, a cargo del Comandante General de la Fuerza Fluvial. Se disponía, asimismo, que la Fuerza del Pacífico quedaría constituida por una Escuadra e integrada por la División de Destroyers, la División de Fragatas, la División de Submarinos, la división de Cazasubmarinos y División de Transportes. También se pasó a la situación de Reserva al BAP Almirante Grau, BAP Coronel Bolognesi, y al BAP Villar.

En lo que respecta al establecimiento naval terrestre durante la gestión del vicealmirante Saldías al frente del Ministerio de la Marina, se construyeron la sedes de la Escuela Superior de Guerra Naval, la del Servicio de Entrenamiento Naval del Callao, la del Servicio Hidrográfico y Faros; se amplió la Base de Submarinos, el muelle de Submarinos; se construyó el muelle de Reparaciones, el Taller de Construcciones Navales y las Gradas de Construcciones Navales, ambos destinados a dotar el Servicio Industrial de la Marina, la Base Fluvial de “Santa Clotilde” en la Amazonía, la Dársena de la Escuela Naval, el Club de Oficiales de la Punta y, finalmente el Centro Médico Naval, gestado por Saldías e inaugurado al año siguiente de haber pasado al retiro en forma definitiva. Esta, sin duda, es una de las obras de mayor importancia para la historia de la Armada del Perú.

Sobre esto último, no se puede dejar de mencionar más al detalle lo relacionado con el Hospital Naval de Bellavista. Con esa construcción se pasó de un viejo hospital de un solo piso, ubicado también en Bellavista donde solo había atención para Oficiales al más moderno hospital del país. La construcción y puesta en funcionamiento del hospital, acompañado por un novedoso sistema de salud para el personal superior y subalterno, nos da un aclara muestra de preocupación que tuvo Saldías en mejorar los aspectos de bienestar de los miembros de la Armada del Perú como pocos lo han hecho. Años atrás, había hecho lo propio cuando estuvo al frente del Ministerio de Salud Pública durante el segundo gobierno de Óscar R. Benavides, régimen conservador que mejoró ostensiblemente la gestión pública y que promovió entre otros aspectos, el incremento significativo de las exportaciones del país.

No cabe duda de que la construcción del Hospital Naval de Bellavista ha sido la obra más importante del siglo XX en lo que se refiere al establecimiento naval terrestre. Para su diseño, el Ministro trajo expertos estadounidenses, puesto que su intención era dotar a la Armada a la que se daba por entero como han sostenido oficiales que vivieron su gestión, de un hospital moderno cuyos estándares fueran los más avanzados que existían en la época.

Para su financiamiento empleó ingresos del tesoro público y fondos que hoy se denominan recursos directamente recaudados, gracias a los aportes de Unidades Auxiliares como el BAP Pariñas y el BAP Callao, unidades que se dedicaban exclusivamente al cabotaje.

Sin embargo la preocupación del ministro Saldías iba más allá de la capacidad de recursos y de la definición del diseño del centro médico, sino en el personal médico que debía dotarlo. El ministro trajo médicos estadounidenses y buscó que médicos de primer nivel, muchos de ellos jóvenes con gran potencial ingresaran en la Marina, evidentemente atraídos por el prestigio de la Armada que se había incrementado sensiblemente y por la oportunidad que se les presentaba de poder ejercer su profesión en el hospital más moderno del país. Muchos de estos médicos, con el tiempo, se convirtieron en algunos de los más reputados y solicitados profesionales de la salud en el país en su época.

Otro aspecto de importancia lo constituye el Servicio Industrial de la Marina (SIMA). Saldías fue un pionero de la construcción naval en Sudamérica. Envío al SIMA a un grupo de oficiales que en su idea eran los más capacitados que tenía la Armada para impulsar la nueva organización, entre los que destacaban los capitanes de fragata Eduardo Vila Salcedo y Abraham Woll Dávila.

La gestión de Saldías como Ministro de Marina, significó la construcción de una Marina de Guerra moderna, basada en el crecimiento de los servicios en tierra, la incorporación de unidades navales, la repotenciación de otras, la mejora del bienestar, pero principalmente la modernización de la instrucción técnico –profesional del Personal Superior y Personal Subalterno.

En su reconocimiento a su importante labor, el Congreso de la República del Perú resolvió ascender al contralmirante Roque Saldías Maninat a vicealmirante de la Armada del Perú, el 24 de diciembre de 1953. Con ello, después de Carlos Rotalde, se convertía en el segundo oficial de Marina en alcanzar el grado institucional más alto en línea de carrera desde Alférez de Fragata, sin estar retirado, cual fue el caso de los vicealmirantes Manuel Villavicencio y Melitón Carvajal, ascendidos a ese grado cuando ya eran ancianos y tenían muchos años de hallarse en el retiro.

El vicealmirante Saldías, luego de cuarenta y ocho años de servicios, pasó en forma definitiva al retiro el 1 de enero de 1956. Al apartarse del servicio activo dejó la cartera de la Marina para asumir la de Hacienda, continuando al frente de la Presidencia del Consejo de Ministros hasta su renuncia en julio de ese año, pocas semanas antes de finalizar el gobierno de Odría, por estimar que éste había favorecido la elección de Manuel Prado Ugarteche, en las elecciones celebradas en junio de ese año.

Con su renuncia a la Presidencia del Consejo de Ministros, Saldías se retiró de la vida pública y no volvió a participar en ella.

Roque Saldías Maninat casó con María Teresa Bravo el 8 de septiembre de 1919 y tuvo cuatro hijos: Roque, que ingresó a la Marina y alcanzó el grado de capitán de corbeta; Raúl, que siguió la carrera de ingeniería; Carlos, quien siendo médico se asimiló a la Marina, pasando al retiro de Capitán de Corbeta; y Ana Luisa.

El vicealmirante Saldías Maninat falleció el 16 de mayo de 1974 en el Centro Médico Naval de Bellavista. Sus restos reposan en el cementerio de La Planicie. En ese lugar se reunieron sus familiares, amigos y allegados, así como la Marina de Guerra del Perú, representada por las principales autoridades de la época.

El diario El Comercio, con fecha 17 de mayo de 1974, informó del deceso del Almirante Saldías en los siguientes términos:

En nombre de la Marina de Guerra del Perú, el vicealmirante Luis López de Castilla, Inspector General de la Marina, frente al féretro del que fuera uno de los más destacados miembros de la Institución, pronunció las siguientes palabras de despedida «Vicealmirante Roque A. Saldías: Por todo lo que Ud. hizo y su decidida contribución al progreso y al prestigio de la Institución Naval, ésta, por mi intermedio, en su última despedida, os da una vez más las “gracias por los eficientes servicios prestados” y simbólicamente, a la vez que coloca pendones de luto en sus unidades y dependencias, iza al tope de sus mástiles la señal BRAVO – ZULÚ».


Graduación del COEM 1952. La actual Escuela Superior de Guerra Naval fue inaugurada en 1952.

El Centro Médico Naval del Perú poco meses antes de su inauguración en 1956

Ex USSNECUER de 741. El B.A.P. Rodriguez (D-63) fue adquirido en EEUU, durante la gestión del Ministro de Marina Roque Saldías

El Almirante Saldías rodeado de Oficiales peruanos y norteamericanos en la entrada principal del Centro Médico Naval de Bellavista, poco antes de su inauguración

El Vicealmirante Roque Saldías y el General Manuel A. Odría Presidente de la República (1948-1956). Ambos líderes compartían una visión política que buscaba la modernizar el país, donde se privilegiaba la educación, la salud pública y la seguridad nacional, así como la integración

La fuerza de Submarinos recibió gran impulso del Ministro Saldías con la adquisición en EEUU. de nuevos submarinos.

La Escuela Naval durante la gestión del Contralmirante Roque Saldías experimentó importantes mejoras



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