El conde Sámuel Teleki de Szék (Dumbrăvioara (Sáromberke), Transilvania, 1 de noviembre de 1845 - Budapest, 10 de marzo de 1916) fue un noble y político húngaro recordado por haber dirigido una expedición de exploración en África, en el norte de Kenia, en la que fueron los primeros europeos en ver, y nombrar, el lago Rodolfo (hoy lago Turkana) y el lago Estefanía (actual lago Chew Bahir, en Etiopía).
Teleki nació en Dumbrăvioara (Sáromberke), un pueblo en el Reino de Hungría, Transilvania (en el actual Distrito de Mureş en Rumania) en el seno de una prominente familia húngara activa en la política y la cultura. Su bisabuelo Sámuel Teleki (1739–1822), antiguo canciller de Transilvania, había fundado la Biblioteca Teleki en Târgu Mureş (Marosvásárhely), una de las primeras bibliotecas públicas húngaras, que se inauguró en 1802 y que alberga en la actualidad más de 200.000 volúmenes de incalculable valor.
Teleki cursó estudios de mineralogía, geología, astronomía y geografía. Hasta cerca de los 40 años, fue «un jovial aristócrata húngaro de inmensa riqueza», que se dedicó a administrar sus propiedades y activos y que comenzó una carrera política como miembro de la Cámara Alta del Parlamento húngaro en 1881. Cazador entusiasta, estaba fascinado por los primeros exploradores africanos. En 1886, aceptó la sugerencia de su amigo y benefactor, el príncipe heredero Rodolfo de Habsburgo, hijo del emperador-rey austrohúngaro Francisco José I de Austria, de incorporarse a un safari por el África oriental que estaba planeando para explorar los territorios al norte del lago Baringo. Se trataba de explorar las tierras más allá de las que el explorador escocés Joseph Thomson había alcanzado, con el fin de encontrar el lago del desierto, unos rumores que anteriores viajeros habían oído, basados en leyendas locales, sobre la existencia de un mar que se extendía más allá del desierto, rodeado por tribus de gigantes e islas habitadas por monstruos y fantasmas.
El conde Teleki y su compañero, el teniente Ludwig von Höhnel, un oficial de la marina austriaca, dejaron la ciudad costera de Pangani (Tanzania) en febrero de 1887 con cerca de 400 porteadores, remontando el curso del río Ruvu (o Pangani). Fueron los primeros occidentales de los que hay constancia que reconocieron una gran parte del Rift de África Oriental. Teleki fue el primero en llegar a la línea de nieve en el monte Kilimanjaro, a 5.300 m, y el primer explorador en poner pie en el monte Kenia, subiendo hasta cerca de 4.300 m. Más tarde se dirigieron hacia el norte, siguiendo el sistema fluvial interior, para descubrir el 5 de marzo de 1888 el último de los Grandes Lagos de África, conocido como el mar de Jade por el conde Teleki, que lo nombró después en honor de su amigo como lago Príncipe Rodolfo. El lago fue renombrado en 1975 como Turkana por la tribu que habita en sus orillas. Las partidas de Teleki y von Höhnel en el sur de Etiopía también dieron a conocer un lago más pequeño, Stefanie (nombrado por la princesa Estefanía de Bélgica, esposa del príncipe), que ahora se llama lago Chew Bahir.
Teleki y Höhnel realizaron muchas observaciones sobre el clima, la flora y la fauna de los territorios visitados. También recogieron más de 400 objetos etnográficos, la mayoría de ellos procedentes de las tribus masái y kikuyu, y regresaron con una valiosa colección de plantas y animales. Una de las plantas gigantes de lobelia que se encuentran en el cinturón afro-alpino del monte Kenia fue nombrada Lobelia telekii en honor del conde Sámuel Teleki.
Durante el regreso a la costa oriental de África, a donde llegaron en Mombasa, en octubre de 1888, siguiendo el cauce seco del Turkwel, Teleki descubrió un volcán activo (el volcán de Teleki) en el sur de Kenia. En su camino de vuelta, se detuvieron en Aden, donde aparentemente Teleki tenía la intención de explorar en el futuro las tierras altas de Etiopía y la región de los grandes lagos del norte.
En 1895 Teleki volvió de nuevo a Kenia en un esfuerzo infructuoso de escalar el Kilimanjaro.
Teleki escribió en húngaro Diarios de África oriental entre 1886-95, siendo traducido al inglés. Los resultados científicos del viaje fueron publicados por von Höhnel en un libro titulado El descubrimiento de los lagos Rodolfo y Stefanie (traducido al inglés como The discovery of lakes Rudolph and Stefanie).
Después de la expedición, Teleki volvió a su vida aristocrática en Hungría y murió en Budapest tras una larga enfermedad.
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